¡Hola! ¿Qué tal? Antes de dejarles leer la historia me gustaría aclararles que esta historia es invención mía. La usuaria de esta cuenta nueva, solo la estoy reeditando por un pequeño problema que les explicare en "notas de Autora" en la parte de abajo al finalizar este capítulo. Desde ya muchas gracias por leer .
Esta historia la escribo por diversión y sin recibir nada cambio, todos los personajes pertenecen a watsuki-sensei y no estoy cometiendo plagio
"Kaoru quiere que le demuestren cariño y un antiguo amigo no tiene problemas en demostrárselo… ¿podrá el mejor amigo de Kaoru soportar los celos de un ex hitokiri? ¿Podrá ver kenshin las cosas como son y no como se las imagina?"
-diálogos-
-"pensamientos"-
%%%%%%%%%% cambio de escena
A ti te amo, a él lo quiero.
Capítulo 1: Un anhelo y recuerdos de mi infancia.
El sol brillaba en una nueva mañana en la ciudad de Tokio, las calles se iban poblando poco a poco, los niños salían a jugar y algunas amas de casa barrían las puertas de sus hogares.
Todo era paz y tranquilidad, pero había un pequeño problema, el calor. El maldito calor.
Kaoru caminaba fastidiada, sentía como sus vendas se iban humedeciendo por la transpiración que esta vez no tenia nada que ver con hacer ejercicios.
Caminaba por un sendero solitario donde la luz solar la golpeaba sin piedad, encegueciéndola. Iba mascullando maldiciones, hasta que por fin entró en el bosque, suspirando de alivio agradeció que los árboles fueran tan altos y pomposos para dar tan exquisita sombra. Todos los días eran el mismo recorrido para ir a trabajar, su vida se había vuelto muy rutinaria, para colmo el calor en verano y el frio en invierno, no hacían su tarea muy grata.
Siempre era trabajar, trabajar y trabajar. Debía tener dinero para que sus amigos pudieran comer bien, para reconstruir el dojo, que de por sí ya estaba viejo, quedaba peor por las constantes batallas que habían en él y por ultimo si llegaba a quedar algo, unas pequeñas sobritas de ese dinero, debía guardarlo bajo siete llaves para poder comprarse algo para ella o ahorrarlo para salir de vacaciones con todos juntos, pero eso era muy difícil porque de una manera u otra Sanosuke lograba convencerla para que se lo preste y está de más decir que nunca mas volvería a ver ese dinero.
Ella se esforzaba mucho y los resultados no siempre eran tan buenos, si tenemos en cuenta que Sanosuke comía como un poseído sin consideraciones y se la pasaba destruyendo el dojo. Yahiko comía haciéndole competencia a Sano, a ella no le tenía ni el más mínimo de respeto, se la pasaba insultándola y lo peor de todo es que se quejaba de su condición de pobres. Y por ultimo estaba Kenshin… bueno, kenshin era un punto aparte, él era el que más la ayudaba. Quizás de vez en cuando destruya el dojo pero no lo hacía apropósito, además era el único consiente del poco dinero que ella podía aportar.
Kaoru dio un largo y sonoro suspiro.
No era que se estuviera arrepintiendo de tenerlos en su casa o de estar manteniéndolos porque lo hacía de corazón, pero a veces no se sentía querida o valorada.
No pretendía que le agradecieran sus esfuerzos a cada cinco minutos, ni que la llenen de halagos y de aplausos, pero por lo menos podrían darle un abrazo ¿no?
Había días en los que de verdad los necesitaba. Cuando se sentía triste, cuando estaba frustrada, incluso hasta cuando estaba de mal humor o cuando recordaba a su padre.
Su papá… desde que había fallecido no había vuelto a sentir el calor de una persona, no más una caricia, un beso en la mejilla, un abrazo con cariño sincero.
Kaoru se detuvo al darse cuenta que sus ojos estaban llenos de lagrimas, las seco rápidamente con las mangas de su gi y dejo suavemente sus cosas en el suelo para tranquilizarse mejor.
Hace un par de semanas que se sentía tan sensible, un poco sola y olvidada. Cada vez que kenshin y los demás se juntaban ella quedaba observándolos, mirando como reían, como se demostraban cariño a lo bruto. Se sentía un poco fuera de lugar.
Kaoru frunció el sueño eh hizo una mueca, recogió rápidamente sus cosas y retomó su camino regañándose por pensar tonterías.
Po supuesto que ellos la querían, la cuidaban mucho. Esa es muestra suficiente ¿no? Pero como le gustaría que Yahiko le diga te quiero o la abrazara de vez en cuando o que quizás Sanosuke… o tal vez kenshin.
-kenshin ya me abrazo y lo único que hice después fue llorar-
No era justo. La única muestra física de cariño que le dio su amado pelirrojo, había terminado rompiéndole el corazón. Había sido una muestra de afecto, si, pero también de despedida cuando se fue a Kioto. No había casi, debía conformarse de cómo iban las cosas, después de todo ella no podía obligarlos
-"lo que no nace, no crece…"- pensó.
Y así con los ánimos un poco caidos, Kaoru se fue a su ya tan monótono trabajo.
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En el dojo, un muy lindo pelirrojo estaba sentado al lado de su mejor amigo Sanosuke tratando de que este le prestara atención.
-en serio sano ¿no notaste algo raro en el compartimiento de la señorita Kaoru?-
-no, para nada- Sanosuke se encontraba tirado en el piso, estaba mas concentrado en abanicarse que en prestarle atención a kenshin.
-¿pensaste la respuesta antes de contestarme?- el pelirrojo lo miraba con una gota en la cabecita roja, algo le decía que no…
-¿contestarte qué?-
Kenshin dejó caer su cabeza dramáticamente, su amigo era un caso perdido. Hace varios días había tratado de establecer una charla con Sanosuke y Yahiko, el tema del debate: Kaoru.
Pero por mas que lo intentara los otros dos se cerraban diciendo que Kaoru estaba igual que siempre y que él se estaba volviendo paranoico y se imaginaban cosas que no eran. Era eso o que él se estaba inventando alguna excusa tonta para acercarse más a ella y disimular ante ellos.
Suspiró. Recordaba ese día… Se había vuelto más blanco que un papel cuando había escuchado ese comentario, realmente había pensado que habían descubierto una de sus "estrategias" para estar cerca de su Srta. Kaoru, pero las escandalosas carcajadas que se escucharon por parte de Sano y Yahiko, le dieron a entender que era una broma.
Se sonrojo levemente, a veces caía de forma fácil en ese tipo de bromas, pero volviendo a Kaoru, esta vez no era ninguna excusa y estaba tan cuerdo que daba envidia, a ella le pasaba algo.
Con solo verla se podía dar cuenta, estaba decaída, distante y algunas veces tenia la mirada perdida era muy frecuente pero aun así se estaba preocupando.
-"¿que será lo que le está pasando?- Kenshin frunció el ceño – "yo la ayudaría si me lo contara… ¿será que perdió la confianza en mi"?-
Estaba tan concentrado que no vio venir el abanico convertido en proyectil, que impacto sin piedad en su nuca.
-¡orooo! ¿Sanosuke porque hiciste eso?-kenshin se agarra la cabeza con las dos manos, tenia pequeñas lagrimitas en los ojos, de verdad que le había dolido. No era justo, atacar a un hombre con la guardia baja, especialmente si estaba pensando en la chica de sus sueños.
-están tocando el portón ¿Qué no escuchas? Ve a abrir-
Kenshin miro atentamente al muchacho que tenía en frente, perfectamente podría haber ido él. No podía creerlo, tan joven y tan vago. Se puso de pie resignado y apresuró el paso hasta el portón- ¡ya voy!- al abrirlo se encontro con el portero.
-¡buen día!… señor Himura-
Era impresión de kenshin o ¿el cartero parecía decepcionado? – buen día. Perdone la demora. ¿Qué se le ofrece?-
-Traigo una carta para la Srta. Kaoru ¿no se encuentra ella?- pregunto muy animado de repente.
-no, no está- contesto kenshin de forma cortante, no hacía falta ser adivino para saber las intenciones de este hombre.
-Es una lástima, pensé que hoy tendría suerte- dijo con tono lastimero. Buscó la carta en su morral y se la entregó a kenshin – está una semana retrasada, hubo problemas en el barco que las traía. Que tenga buen día señor Himura, hágale presente mis saludos a la Srta. Kaoru- haciendo una pequeña reverencia se marchó.
-si claro. Vuelva cuando guste…- y mirando con mala cara al cartero que doblaba la esquina, kenshin cerró el portón.
Genial, otro admirador mas ¿que no era suficiente con el lechero, el chico del puesto de frutas, el vendedor de escobas, el hijo del tipo que les vendía tofu, muchos de sus alumnos en el dojo maekawa? Y hasta había captado ciertas miraditas en los oficiales de policía en las calles y ahora…el cartero. ¿Qué tan difícil podía ser resguardar a su Srta Kaoru de tantos pretendientes? Muy, muy difícil. Es que había que tener en cuenta, que primero y principal, ella no tenía que darse cuenta y el no tenía que dejar muy en evidencia sus sentimientos, especialmente esos celos posesivos que lo único que hacían era perjudicar el autocontrol de hacer papilla a cuanto idiota preguntara por ella.
Para cambiar de tema, porque se estaba empezando a poner de mal humor, prestó atención a la carta.
-No tiene remitente y está sellada mmm... llega desde ¿¡Okinawa!?- kenshin estaba sorprendido, Okinawa estaba bastante lejos – ¿de quién podrá ser? La Srta. Kaoru no comento que tuviera algún conocido por ese lugar-
- ¡keeenshin! Las papas que pusiste a hervir se están echando a perder-
-¡orooo!- con cara de horrorizado, guardo rápidamente la carta en la manga de su gi y corrió desesperado hacia la cocina pasando de largo a Sanosuke que lo miraba raro.
-Cálmate hombre, son solo papas, no exageres- y se metió a la cocina para burlarse de kenshin que daba saltitos tratando de sacar las papas del fuego.
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Ya pasaba del medio día y Kaoru iba llegando a su dojo con un paso muy lento, se detuvo al ver a dos niños jugando a las canicas concentradísimo –"ya quisiera yo que Yahiko tuviera esa concentración para el esgrimo"- pensó, mientras sonreía suavemente. Haciendo un poco de memoria, recordó que en su niñez ella jugaba también a las canicas con los niños que vivían por esa cuadra, eran una barrita de niños de casi la misma edad y no importaba si eras niña o niño todos terminaban siendo buenos amigos. ¡Ah pero qué tiempos aquellos! Cuando se es niño te importan tan pocas cosas, todo es diversión y ves las cosas como quieres. ¿Qué habrá pasado con todos ellos? Lo único que recordaba era que cada quien se iba mudando con sus respectivas familias porque eran afectados o beneficiados por el nuevo gobierno. Y así de a poco, las calles iban quedando solas. Ahora había familias nuevas con las que se llevaba bien, pero ya no era lo mismo.
-¡eres un tramposo! ¡Hiciste trampa!-uno de los niños le apuntaba con el dedo a su compañerito.
-¡no puedes! ¡No puedes! ¡No puedes ganarme!- canturreaba el otro mientras le sacaba la lengua.
Kaoru se había quedado observando esta escena y al instante su memoria reacciono trayendo a alguien a su mente. No había pensado en él hacía ya bastante tiempo –"Keita"- su amigo de la infancia, el ultimo en marcharse y ¡el que se robaba sus canicas! Cuando se vio sin amigos, se unió a ese chico burlón que andaba de aquí para allá con sus dos amiguitos gemelos, que al final, también se fueron. Y solo quedaron ella y el.
Estaba difícil la convivencia al principio pero se supieron sobrellevar y comenzaron una curiosa pero linda amistad, hasta que le toco el turno de irse a él también.
-su padre iba abrir un negocio de mercaderes ¿pero en donde?- Kaoru se esforzaba por recordar- era en… ¿Okinawa?- la chica se había quedado parada, tomándose el mentón, en plena pose pensativa.
-¡Me voy a almorzar! ¡A la tarde veras que te gano!- a todo grito, uno de los niños salió corriendo hacia su casa, esto provoco que Kaoru saliera de su ensoñación y se diera cuenta de la hora que es.
-¡es verdad, el almuerzo! Kenshin se va a preocupar si llego tarde- y retomando su camino un poco más deprisa, Kaoru se marcho un poco extrañada por haber recordado tantas cosas, hace mucho que no recordaba su vida de niña. Una enorme sonrisa apareció en sus labios –"quizás pase algo especial"- pensó. Realmente esperaba que pasara algo especial, en estos momentos realmente los necesitaba.
Mientras tanto, en el puerto, se encontraba un joven sentado sobre un improvisado banquito hecho con sus propias maletas, miraba hacia todos los lados tratando de reconocer a la persona que iría por él, de a poco el puerto estaba quedando vacio y a él, le estaban empezando a rugir las tripas, pero ni modo, no recordaba nada de la ciudad así que esperaría pacientemente, solo tenía la esperanza que ella no tardara tanto, por lo menos no otras cuatro horas.
Fin del Capitulo.
Notas de la Autora:
¿Y qué decir? Que soy la más grande de todas las zopencas del planeta por haber perdido el correo y contraseña de mi anterior cuenta. Por este motivo es que abrí esta. No quiero abandonar mis anteriores fic (tampoco es que tenga una cantidad descomunal XD ) pero no quiero hacerlo, de corazón. Pueda que para muchas personas que leyeron esta historia, ya varios años atrás, esperaran la continuación desde el cap. 11, pero me parece que sería algo muy desordenado arrancar con esta cuenta desde un capitulo tan adelantado.
Pido perdón por dejar pendientes tanto tiempo esta historia.
Mi Nick era KIREI-BELL pero ahora soy KIREI-BELL02 …toda una proeza conseguir ese nombre jajá.
Espero que para las personas nuevas que les interese leer esta pequeña historia sea de su agrado y me puedan mandar comentarios hace años que no escribo nada de nada , así que conjunto a esta historia iré subiendo otra que aun está en proceso a ver si no perdí el toque :P jajá.
Leyendo "notas de la autora" del capítulo original, me dio risa al ver mi entusiasmo por poder subir mi primera historia y lo difícil que fue porque no entendía la pág. de fanfiction XD jajá que lindos recuerdos.
Esto se está haciendo muy largo así que aquí nomas las dejo.
¡Nos estaremos leyendo pronto! ¡Hasta la próxima!
