Al parecer la inspiración ha estado de mi lado y me ha permitido desempolvar algunos proyectos que tenía atrasados. Ojalá no los harte con tantas historias sosas de mi parte.
Disclaimer: Inazuma Eleven y sus personajes no me pertenecen, son propiedad de Level-5; yo solo los utilizo para crear historias sin fines de lucro.
I
We might as well be strangers
"Love is rare, life is strange. Nothing lasts and people change."
—¿Estás listo? —preguntó Matsukaze Tenma a su amigo Taiyou Amemiya, prácticamente ya con su maleta en mano.
—No estoy seguro de ir —replicó el pelirrojo. Soltó un suspiro antes de continuar—. Todo este tiempo he evitado recordarlo, pensar en él y ahora estoy a solo horas de probablemente verlo después de tanto tiempo.
—Tú lo has dicho, probablemente —le refutó el chico de cabellos castaños—. Además, tarde o temprano deberás confrontarlo.
—Lo sé —respondió el otro, resignado a realizar el viaje y al fatídico e inevitable encuentro—. Vamos, se nos hará tarde.
Matsukaze sonrió levemente y asintió. Taiyou tomó sus cosas y salieron de la casa de este hacia la estación de trenes.
—Kyousuke, ¿estás seguro de que es una buena idea? —cuestionó Yuuichi Tsurugi a su hermano menor—. Tenma dijo que solo tú fueses a recogerlo.
—Ya te dije que todo estará bien —respondió el menor, bufando un tanto molesto por la actitud de su hermano—. A Tenma no le molestará verte, sabes bien que te adora.
—No lo dudo, pero-
—Nada de peros, hermano —cortó abruptamente Kyousuke—. Te he dicho que está bien, punto.
Yuuichi suspiró hondamente.
—¿Siempre te sales con la tuya, hermanito? —dijo el mayor divertido.
—Sí, siempre. Lo sabes bien.
Ambos hermanos subieron al auto de Yuuichi y partieron para recibir a Matsukaze en la estación.
Cinco años no pasan en balde, Amemiya Taiyou lo sabía muy bien. Fueron los años más difíciles para él en toda su corta vida. Con apenas 15 años vivió su primer amor, su primera decepción. Justo a esa edad también se mudó a otra ciudad, debido al empleo de su padre –algo que terminó por agradecerle–tuvo que empezar casi desde cero en aquel sitio desconocido para él. Si bien, no contó con el hecho de que allí se reencontraría con su amigo de la infancia, Matsukaze Tenma.
Le sorprendió bastante encontrarlo en Okinawa, pero este le explicó que en realidad era su ciudad natal y ahora que su padre había sido designado gerente de la editorial en la que llevaba años trabajando, tuvo que regresar. Pasó un tiempo antes de que le contase a su amigo las razones por las cuales cambiar de ciudad le agradó –Tenma estaba seguro de que Amemiya amaba vivir en Inazuma–, más fue mayor su sorpresa al enterarse de que Kyousuke, el hermano de Yuuichi, era su novio.
Taiyou trató de persuadirlo para terminar su relación con él, insistiendo que solo jugaría con sus sentimientos como Yuuichi hizo con los suyos. A Tenma le causó un poco de molestia aquella situación y amablemente le pidió que dejara de decir esa clase de cosas. Ya que había conocido al mayor de los Tsurugi y le había parecido una buena persona. Incluso se habían hecho amigos cercanos.
El pelirrojo no tuvo otra opción más que desistir en sus intentos y aceptar que hasta cierto punto su amigo tenía razón en enfadarse. Quizá Yuuichi si hubiese cambiado y ahora fuese un mejor ser humano y no el monstruo que hizo trizas su corazón. No había tenido la fortuna de conocer en persona a su hermano menor pero al verle en las fotografías que el castaño le mostró, parecía ser un chico serio pese a que su manera de vestir denotaba cierta rebeldía. Todo lo contrario a Yuuichi –al menos en apariencia.
El viaje para los Tsurugi parecía durar una eternidad, debido al tráfico lo cual no era de extrañarse, ya que estaban en pleno período vacacional. Kyousuke no había dejado de maldecir durante la mayor parte del trayecto –especialmente en los tramos carreteros donde el caos era menor–, detestaba tanto bullicio. Sin embargo, en el fondo sabía que el viaje valdría la pena ya que al fin podría ver a su novio después de tanto tiempo.
Él también se había sorprendido cuando supo que Tenma era el mejor amigo del exnovio de su hermano y eso le había hecho estar consciente del odio que aquel chico pelirrojo le profesaba a Yuuichi. Un odio injustificado, tal y como le había hecho ver al castaño a quien pasó horas explicándole cómo habían sucedido realmente las cosas.
Pese a la inicial renuencia por parte de su pequeño novio, al final este terminó por creerle y le prometió que le ayudaría a reconciliarlos. Si bien, no podía asegurar que serían novios nuevamente, pero intentaría que al menos fuesen amigos.
—Se nota que quieres mucho a Matsukaze —comentó Yuuichi al ver sonreír a Kyousuke, sabía muy bien que aquel muchachito de cabellos castaños era el causante de aquel gesto tan inusual—, hace tiempo que no te veía tan feliz.
—¿De verdad es tan extraño verme así? —inquirió el menor de los Tsurugi, al parecer su propia familia creía que sería un amargado por el resto de su vida.
—Sí. Pareciera que hemos invertido los papeles —respondió con tono divertido Yuuichi.
—Oh, vamos. No exageres. Tú no eres un amargado, el único que puede ser así soy yo —le contestó Kyousuke igualmente animado—. Son solo los años los que ya te pesan.
—¿Me estás diciendo anciano? —reclamó el mayor—Para tu información, apenas tengo 25 años y tú no te quedas atrás. Por si no lo recuerdas, acabas de cumplir 20.
Kyousuke rió ante tales palabras. Disfrutaba incomodar a su hermano con el tema de la edad.
—Creo que mejor dejo de hablar, solo te distraigo —dijo el menor—. No quiero morir tan joven. Aunque dudo mucho que eso ocurra, considerando que manejas como una abuela —agregó sin poder reprimir su risa.
—Jódete Kyousuke —refutó su hermano, antes de incrementar la velocidad. Le probaría que no era tan lento como pensaba.
—Ya se tardó bastante, ¿no crees? —comentó un tanto molesto Taiyou a Tenma. Llevaban poco más de dos horas en la estación. Al parecer la paciencia era otra virtud que había mermado en él.
—Ya no debe tardar, seguramente hay demasiado tráfico. Después de todo, mucha gente suele viajar en esta época por lo que es normal —le respondió, restándole importancia al asunto. No obstante, muy en el fondo había empezado a preocuparse por el retraso de Kyousuke.
—Aun así ya ha tardado demasiado. Estoy cansado de esperar.
Tenma estaba a punto de responderle, cuando reconoció a su novio entre la aglomeración de gente e inmediatamente también pudo apreciar que no había llegado solo. Yuuichi iba con él. Amemiya volteó justo en ese momento para ver qué había distraído a su amigo, solo para arrepentirse de inmediato. No daba crédito a lo que estaba viendo. Aquel bastardo, hijo de puta que había destrozado sus sueños tuvo el valor y el descaro de ir a recogerlos. Pese a que parecía estar bastante nervioso, Taiyou no dejaba de maldecir a su desdichada suerte. Le importaba poco que también el hermano de este hubiese ido, eso no aminoraba su descontento.
Tampoco es como si hubiese tenido tiempo de reclamarle a Matsukaze, ya que apenas este vio a su novio prácticamente corrió hacia él para arrojarse en sus brazos y abrazarlo como si se le fuese la vida en ello. Yuuichi, por su parte, también no pudo evitar desear que la tierra se lo tragara en ese mismo momento. Jamás le cruzó por su mente que Taiyou Amemiya iría con el castaño. Desde que él se había mudado, no había vuelto a saber nada de él. Si bien, le resultaba extraño que sí Kyousuke ya estaba al tanto no lo hubiese comentado nada al respecto. Sin embargo, por la expresión del pelirrojo –la cual intentó ignorar sin éxito alguno– le dejaba en claro que el otro no esperaba igualmente verlo allí.
Haciendo acopio del poco valor que poseía en aquel momento, dejó atrás a su hermano y a su novio y se aproximó para recoger el equipaje de los chicos. Sabía que tarde o temprano le vería nuevamente y, dadas las circunstancias, pretender que el otro no estaba en el sitio era prácticamente quimérico. Así que tuvo que hacer a un lado su expresión de desconcierto y cambiarla por una más afable. Después de todo, pese a ya no mantener una relación tan grata con el pelirrojo, este era amigo del novio de su hermano y no podía quedar mal con él.
—Taiyou, me da gusto verte de nuevo —saludó como si nada el mayor de los Tsurugi, sonriendo tímidamente—. Sé que no dirás lo mismo sobre mí, pero te he echado mucho de menos.
No obtuvo respuesta alguna, parecía que le había hablado a un muro. Amemiya ni siquiera se dignó a verle directamente y se limitó a tomar sus cosas para ir hasta donde estaban su amigo y su noviecito. No tenía ganas de lidiar con aquel estúpido y, por ende, de sostener una conversación con él. Fue en ese momento que Yuuichi se dio cuenta de lo difícil –y casi imposible– que le resultaría restablecer una relación cordial con Taiyou. Sin duda alguna, tenía un largo camino por recorrer. Y quizá ni siquiera con el apoyo de Matsukaze y Kyousuke lo lograría.
Tal parece que he adquirido el mal hábito de hacer capítulos cortos. De antemano, me disculpo por ello. El título de la historia fue tomado de un tema homónimo de una de mis bandas alemanas favoritas, Illuminate, mientras que el del capítulo es el título de una canción de la banda británica Keane.
Todo comentario constructivo es bienvenido.
Gracias por leer.
