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Agotado. Así es como se sentía Peter mientras decidía sentarse y tomarse un respiro. Sabía que tenía que seguir viaje, pero creía que iba a ser incapaz. Reconoció que se trataba de uno de esos momentos en el que la fe por lo que estaba haciendo desaparecía. Ya no confiaba en que todo eso tuviera algún sentido. Estaba seguro que todo volvería a repetirse, que por mucho que hiciesen, ya no habría vuelta atrás. Ella seguiría muriendo, los dos universos seguirían muriendo, todo sería igual, el dispositivo sólo aceleró el proceso.
Entonces ¿Por qué continuaba sufriendo de aquella forma? Lo único que quería era reunirse con la mujer que amaba, con Olivia. ¡La echaba tanto de menos! Y temía olvidarse de ella, de hecho ya no recordaba su voz, ni siquiera su sonrisa.
Sólo tenía aquella foto estropeada que no dejaba de mirar fijamente, donde Olivia posaba para la ficha del FBI sin expresión alguna. Si lo hubiera sabido se habría llevado muchas más. Incluso algún vídeo pero… ¿Dónde recargar las baterías? A veces pensaba que desvariaba, que estaba a punto de volverse loco, y no le faltaba razón ¿Quién soportaría aquella tensión? No tenía nada en lo que refugiarse. Ni siquiera podía revivir aquellos momentos en lo que fueron felices. Y tuvieron muchos durante aquellos 15 años juntos.
Sólo tenía presente las escenas más duras, donde ella sufría por la muerte de la gente que quería, por su propio engaño, aquella imagen de Olivia muerta y que no dejaba de ver. Y no podía quitárselo de la cabeza, se mortificaba una y otra vez con ella. Por eso, para intentar seguir adelante, se esforzaba en visualizar recuerdos agradables, el día de su boda, la felicidad de Olivia cuando fueron declarados marido y mujer, como la amó durante su breve luna de miel.
Intentaba rememorar la suavidad de su piel, la calidez de su cuerpo. Incluso como se despertaba antes que ella para verla dormir, acariciar su rostro con delicadeza. Se sonreía cuando pensaba en todos los intentos frustrados para llevarle el desayuno a la cama. Ella siempre aparecía en la cocina sorprendiéndole "Algún día lo conseguiré, te lo prometo cariño". Si, durante un segundo recuperaba el ánimo, se sentía bien, pero los pensamientos oscuros eran más fuertes y los ojos de Olivia se llenaban de lágrimas y sólo oía aquellas palabras "Ya no quiero estar contigo". No, no podía continuar de esa forma.
No sabía cuánto tiempo duraría esa situación, cuanto tiempo aguantaría de aquella manera. No soportaba seguir olvidando a Olivia. Aunque había tenido la oportunidad de recordarla de otra forma. Durante su viaje se había encontrado con mujeres muy parecidas a ella. Aún sentía la furia de la griega cuando interrumpió su ritual. O aquella otra en la Alemania de 1147. Cuando la vio fue como si Olivia hubiese vuelto a vivir, ella estaba allí, en persona, sus mismos gestos, su pelo rubio, todo. Y aún no sabe cómo lo hizo, pero en un momento estaba a su lado, acariciando su mejilla y ella seguía allí, sin rechazarle, sin asustarse de su osadía, dejó que la tocase con su áspera mano sin dejar de mirarle curiosa. Y cuando le sonrió fue como si nada hubiera pasado. Estaban los dos juntos de nuevo. Podrían retomar su vida y seguir adelante. Empezar otra vez.
Pero la realidad le golpeó bruscamente. Se dio cuenta de que se mentía. Aquella mujer no era Olivia. Había mirado en sus ojos y lo que vio en ellos era totalmente diferente a lo que esperaba. No, no podía engañarse así, no podía traicionarla de nuevo. No importaba que estuviera muerta. Él seguía vivo y nunca se lo perdonaría. Por eso se marchó dejando a aquella mujer con la sorpresa en la cara.
Y a pesar de que se encontró con algunas más, procuró mantenerse alejado, apartarse de su camino, ya se sentía demasiado culpable y su conciencia ya estaba muy castigada. Aún se sentía culpable por su muerte, por haberle ocultado que su padre le había dejado una señal para que fuese a verle, por no contárselo, por mentirle. Si no hubiera sido por eso, ella seguiría viva. Sólo le quedaba terminar lo antes posible con su trabajo. Aún quedaban algunas piezas por marcar y procuraría completar su misión, costase lo que costase. A pesar de su cansancio, de la desesperanza que invadía su corazón, se levantaría y continuaría con su castigo. Pues eso es lo que era.
No sabía cómo iba a terminar todo aquello, sólo esperaba que sirviese de algo para que Olivia pudiese tener una vida mejor. Entró entonces en el agujero de gusano, desconociendo cuál sería su próximo destino. Ya no le importaba donde iba a aparecer. Sólo pedía que no hubiese una batalla. No le entusiasmaba la idea de tener que ir esquivando proyectiles, ya fueran balas, bombas o incluso flechas. Sólo quería tranquilidad. Ya no se trataba del mismo Peter que viajo hasta Irak buscando vivir emociones fuertes. No, ya no anhelaba eso. Lo único que deseaba era descansar en paz.
Apareció en un lugar muy conocido para él. Demasiado. No salía de su asombro al ver que su siguiente parada era el mismo Boston. Y no se trataba de los inicios de la ciudad. Se encontraba en el año 2011
