Disclaimer: Los personajes de Naruto no me pertenecen.
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Drabble #39
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Perfectamente imperfecta
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―Dios, viejo. Ino es perfecta...
Sasuke Uchiha frunció el ceño y casi sin quererlo alzó la mirada hacia la entrada de la clase, donde Ino Yamanaka estaba hablando a gritos con sus amigas, sin hacer caso de su mirada.
―Nada podría interesarme menos― se limitó a responder con evasivas, regresando la vista a su cuaderno de matemáticas como si nada hasta que Kiba se hartó de su silencio y volvió a ignorarlo. Entonces volvió a levantar la cabeza un segundo y comprobó que la chica rubia seguía allí, riendo a los gritos como si quisiera que todos en el país la oyeran, y haciendo que cerrara los ojos con engorro con su voz chillona y molesta. Sasuke la miró de nuevo entonces, preguntándose qué en ella podía ser de algún modo perfecto. Tenía un cuerpo esbelto y lleno de curvas, era cierto. Pechos grandes pero no de forma exagerada, piernas kilométricas y una piel tan blanca y delicada como la seda. Eso no la hacía perfecta. Tenía el cabello largo y rubio, no artificial, sino que parecía miles de hilos de oro entrelazados entre sí; sus ojos eran claros, expresivos, y a veces solían verse del color del cielo, pero otras veces parecían un bosque en calma, generando así una polémica sobre el color de sus irises cada día. Eso tampoco la hacía de ningún modo perfecta. Bonita, guapa, quizás hermosa si a uno le gustaba ése tipo de belleza, pero no perfecta.
No, Ino Yamanaka no lo era bajo ninguna circunstancia. Era chillona, molesta, gritona; adoraba llamar la atención sin importar cómo, y por eso se le insinuaba a cada perdedor que se cruzaba en su camino, como Neji Hyūga o ese tal Sai del segundo año. Comía en exceso y lloraba por eso; no comía nada y lloraba de hambre. Vivía haciendo dietas ridículas y se encargaba de que todo el salón lo supiera para que la imitaran también. Jamás podía quedarse callada o quieta, ni aunque su vida dependiera de eso; sus proyectos nunca salían bien, y usualmente solían terminar en verdaderos desastres que arrastraban a más de uno a sus consecuencias.
Ino era la persona más inquieta, irritante e imperfecta que había conocido. Por eso le irritaba mirarla, oírla o hablarle. Le fastidiaba verla contoneándose cada mañana por los pasillos, llamando la atención de alumnos y maestros con su redondo (y perfecto, lo aceptaba) trasero. ¿Cómo una persona supuestamente perfecta podía hacer tamaño espectáculo de sí misma? ¿Cómo podía decir que lo amaba cuando se le insinuaba a cualquiera?
Nah. Yamanaka Ino tenía demasiadas fallas como para ser considerada de algún modo perfecta.
―Mira ese cuerpo, esas piernas y esas... Lo repito: es perfecta― insistió Kiba Inuzuka con su mirada lasciva.
Sasuke solo lo miró otra vez y pestañeó, levantando su cuaderno para esconder una pequeña sonrisa.
―Sí, claro; lo es― aceptó con burla, haciendo un leve sonido sarcástico con la garganta mientras recogía sus cosas y se echaba la mochila al hombro para salir del salón, dirigiéndole una rápida y fría mirada a Ino al pasar por su lado, que la muchacha respondió con una sonrisa coqueta.
Y mientras se alejaba por el vacío pasillo hacia la salida, Sasuke sonrió de lado.
Ino Yamanaka jamás sería perfecta; tenía un rostro y un cuerpo demasiado atractivos para eso, una voz demasiado chillona y un ja risa más molesta que mil martillazos en una mañana de domingo. Ella era todo lo contrario a eso. Pero, sin embargo, existía algo en lo que sí podía considerarse perfecta: en la imperfección.
Ella era, simplemente, perfectamente imperfecta en todos los sentidos.
Y a Sasuke le gustaba de esa forma.
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Gracias por leer.
Saludos!
H.S.
