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Sumary: AU Lo que es incapaz de ser escuchado por los humanos en esencia es la sublime pureza, esas son las últimas voces del paraíso.

Resumen: En ocasiones la vida nos llega con algún impedimento físico, sin embargo, la misma debe afrontarse tal y como es sin importar nada más. De esta forma podemos decir entonces que realmente estamos vivos. Más aún cuando vemos que los más desamparados son los que luchan por existir en un mundo donde todo se les es negado.

Al incauto que crea que se trata de algo relacionado con cantar y cosas por el estilo déjenme lo desanimo. Hay algo muy particular en el porque el sumary y el título por ende, es una alegoría irreal sobre un tema poco tratado y que me ha parecido muy interesante. Lean y comprenderán las razones de todo.

Card Captor Sakura y sus personajes no son de mi propiedad, le pertenecen al grupo Clamp. Como dato extra, la otra historia estará edita hasta que logre recuperar la secuencia que deseo en el desenvolvimiento.

Genero: Drama/Romance

Clásificación: K+


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Voces del paraíso

Por Ireth I. Nainieum

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Prologo

Haz silencio a tu alrededor si quieres oír cantar tu alma.

-Arturo Graf-

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—Mamá me dijo que tengo la voz de un ángel –hablo con fuerza-

Se ufano ante su amigo de la infancia como una niña pequeña. Acerco bastante su rostro a él y miro fijamente los labios del hombre delante de ella. Estaban sentados en el casi húmedo pasto en el jardín, justo detrás de ellos se alzaba una imponente e inconfundible figura a los ojos de cualquiera.

—Eso lo se –susurro con templanza- tu madre era una mujer excepcional Tomoyo –susurro-

A la par de las acciones de sus labios, agitó sus manos para responderle a la chica. Movimientos coordinados y precisos a fin de que ella fuese capaz de comprender sus actos y tratar de continuar con la conversación de manera silenciosa.

Finalmente el otoño había llegado a la pequeña ciudad de Tomoeda. Las hojas de los abedules comenzaban esparcirse descuidadamente por sobre el suelo, provocando en el ambiente un deje de nostalgia por el fin del verano. Juntos en un parque, frente a una enorme resbaladilla con forma de pingüino, ambos jóvenes conversaban afanosamente a pasar de la obvia limitación de su acompañante. El par no pasaba de sus trece años, unos niños a los ojos del mundo en general, más sin embargo, ambos no necesitaban a nadie más.

—Realmente eres una ángel –pensó- creo que de ser etéreos, tú debes ser lo más cercano a estos seres celestiales

Ella le sonrió con dulzura, él la imito. Acto seguido la preadolescente se levanto con presteza del suelo y se dirigió hacia el pequeño puesto ambulante de helados. Su vestido carmín ondeo pasivamente con el viento otoñal, un conjunto elegante de tres piezas; saco, blusa y falda por mencionarlo con brevedad y unas hermosas botas. Lo más inconfundible de ella, eran sus hermosos ojos amatistas y esa larga cabellera grisácea. Él se recargo contra el tronco de un árbol que hacía unas horas los previó de sombra, la miraba con atención. Contemplando un gran tesoro a sus ojos. Con señas le indica al hombre maduro lo que deseaba, el sujeto parecía hasta cierto punto confundido por las acciones de la joven. La chica no le hablaba. Pocos minutos después regreso algo cabizbaja con un par de helados, primero le entregaba el que chocolate, cuando iba a tomarlo con celeridad se lo intercambio por el de vainilla. Río con suavidad por su acto, así era ella. Siempre tan frágil como un cristal a punto de romperse, era la imagen que ella evocaba a quien posase sus ojos en tan vulnerable ser. Él movió sus manos.

—¿Quieres ir al cine? –la miro con atención-

Tomoyo cabeceo en respuesta. Observo hacia el atrás y vio como el heladero la prestaba atención, pudo distinguir en su rostro un deje de pena por ella. Molesto él adolescente se irguió del suelo, tomo su mano y la llevo consigo lejos de ahí. Ella estaba sorprendida por sus acciones tan bruscas, algo no usual en él. Bajo su cabeza con tristeza, siempre era así, al saber la gente de su incapacidad invariablemente la tristeza por su situación eran más que evidentes. Mientras caminaban con prisa, devoraron sus helados.

¿Por qué la gente es así?

El sol comenzaba a ocultarse, para darle la bienvenida al manto nocturno de las estrellas. Se detuvieron junto a un faro, que acababa de encender las luces. Hacía un largo rato que ambos habían terminado con su golosina, Tomoyo aún se mostraba desanimada. El la miro con una enorme dulzura y le sonrió como solo él podía hacerlo para ella, retiro algunos mechones que cubrían su rostro y luego levanto su barbilla con lentitud para obligarla a mirarlo; dio un paso hacia atrás.

—Tú tienes algo que yo y los demás carecemos –indico con sus manos- eres capaz de ver más allá de lo físico, hasta que te adentras en los sentimientos. Puedes ver aquello que la mayoría no es capaz de percibir, porque tú... –dudo- puedes ver la esencia del alma, la sinceridad del corazón

Sus ojos se tornaron cristalinos, por las palabras expresadas en silencio. Lo miro con seriedad por primera vez en ese día, a su amigo de infancia. Ahora era más alto que ella, de carácter fuerte y determinado, algo indeciso en ocasiones, pero la persona más importante y especial para ella.

—Gracias

Movió sus labios sin pronunciar ninguna palabra. Lo abrazo y lloro en silencio, él siempre sería su guía, se lo había prometido.


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Se que algunos dirán que es imposible las situaciones que he descrito sobre el hecho de que al principio menciono que habla y luego no. Me he basado en el tipo de sordera que correspónde a: la pérdida auditiva conductiva, para el desarrollo de la introducción.

Dudas, quejas, dejen un comentario.

HISTORIA EN PRUEBA