▀▄▀Un novio para Navidad▀▄▀
Cap1: Sorpresas
Maldito gato y mis alergias. Y mi perra Campanita, va detrás del muy soso como si fuera la comida más deliciosa. Yo trato de retenerla y alejarla pero ella se empeña en seguirlo. Es una San Bernardo blanca, muy mona y guardiana.
-Lily, nos iremos a patinar al Parque Central..¿Vienes?-me grita mi querida madre desde abajo.
Mmm..Patinar, lo que más me gusta en esta horrorosa época del año, pero no me apetece en este momento, sabiendo que va Pet y su estúpido cerdo-novio.
-No mamá, Gracias pero no!
Oigo los pasos de mi madre sobre la escalera y suspiro. Abre la puerta y me lanza una mirada extrañada
-¿Por qué no quieres venir? Si te encanta patinar.
-Cuando no va Pet ni el chancho, madre-respondí extasiada-Sabes como odio sus expresiones de miedo o de repugnancia.
-Entiendo hija, pero dentro de poco Pet se casará.-me recordó con una caricia en mi brazo
-Ese será el día más..
-¿Emocionante? Vamos Lily! Sé que la quieres, detrás de todo-espetó con una sonrisa que convencía a cualquiera. Yo asentí y besé su mejilla-Regresaremos dentro de dos horas.
-Patina por mi...y si puedes, haz de Vernon se caiga y moje su gordo trasero.
Ella me miró molesta y salió. Juro que escuché una carcajada floja cuando la puerta se cerró.
No me he presentado. Lo siento, es que entre tantas cosas que odio, me he puedo idiota. Soy Lily Evans, y estando en el mes de Diciembre, estoy peor que nunca por que odio la Navidad, odio Año Nuevo, odio el muérdago, los adornos estúpidos, estrellas brillantes, la nieve y esos gordos vestidos de rojo.
Soy alérgica al muérdago, cuando olfateo pinos comienzo a estornudar y pues, creo que Navidad es puro comercio. Es una festividad tonta, donde te reúnes con miles de familiares que no te ven hace siglos, y te abrazan como si te quisieran mucho. Además, de ese siempre tío borracho que te menciona cuán crecidita estás, te invita a que lo vayas a visitar de vez en cuando y te toca el trasero con una lasciva sonrisa, mientras su esposa, los mira divertida y va fumando el décimo cigarrillo de la noche.
¡Detesto a esos gordos ebrios que les mienten a los niños con un traje rojo que más que Santa Claus, parecen hormigas atascadas de comida! Les mienten, les llenan de ilusiones y les dicen que les traerán regalos si se portan bien.
"Santa Claus está en todos lados, él puede ver si te portas bien o mal" solía decirme mi madre, y yo, siempre muy inteligente, le decía que sabía que ella era Santa y que no creía en esas boberías.
Siempre trató, junto a Pet y a mi padre, de inculcarme el espíritu navideño de villancicos, ponche, el viejo árbol y la guerra de las bolas de nieve. Pues les digo que odio a la gente que va de puerta en puerta cantando canciones que carecen de sentido, odio los árboles de navidad ¿Cómo puedes entrar a tu casa un árbol que estuvo fuera todo el año y trae consigo quién sabe cantidad de insectos y bacterias? No soy desquiciada de la limpieza, pero quiero mantener mi salud. Además, de pequeña me lanzaron una bola de nieve al rostro con tanta fuerza, que se me fracturó la nariz. Fui a parar al hospital en Noche Buena, siendo esa noche la mejor Navidad de mi vida: Estaba completamente sedada.
En cuanto desperté, claro, le pegué un gran puñetazo al novio de Pet en ese entonces. Desde ese momento no me gustaron las guerras de bolas de nieve, ni hacer angelitos, ni los muñecos esos en los que te calas las manos de fríos por nada.
Como es una festividad den vano, puramente hecha para los comercios y vendedores, nunca regalo nada, aunque me agrada recibir regalos.¿Qué les puedo decir? Soy materialista en ello, no les voy a mentir.
Campanita me lame el pie y yo me carcajeo por las cosquillas. Ella es mi única amiga fuera del colegio, y en estas pocas vacaciones, me siento algo sola. A pesar de charlar largo rato con mi madre, tomando té o cosiendo vieja ropa, y con mi padre, sobre lo que dice el periódico local o yo contándole cosas del mundo mágico que lo fascina, me siento algo aislada.
No tengo vecinas muggles, y la única que tenía se mudó. Siento un vacío en mi corazón, pero eso es otra cosa, por que se trata de algo más fuerte.
Tengo muchos amigos y conocidos en Hogwarts, el colegio donde aprendo magia y me formo para salir este año, el último. Después de eso, creo que me rentaré un apartamento cerca de aquí y me dedicaré de lleno a estudiar Auror, algo así como policía o detective, para que se den una idea. Mis padres me han dicho que temen por mi y que no es un profesión para chicas, pero los he ignorado y he decidido entrar a la academia por esa carrera.
Les estaba hablando de ese vacío, si. Siento que tengo ganas de enamorarme, tener un compañero con quien hablar, salir y bromear, y que no sean mis amigas o Campanita. La mayoría de mis amigas tienen novios, affaire o alguien comiéndose por ahí, pero yo, nada.
No pretendo casarme o algo exagerado, solo alguien que me guste, que me agrade con quien pasarla bien.
A todo esto, debo arreglar la ropa recién planchada que mi madre ha dejado sobre mi cama, la cual está sin tender y debo terminar de leer el capítulo de Duendes de la Antigua Holanda que el aburrido Binns nos dejó para leer. Les aseguro que soy la única que hará esos larguísimos deberes de vacaciones que solo al trastornado fantasma se le ocurrió darnos. Mientras mis compañeros deben estar comprando botas para llenarlas de chocolates y caramelos o de pedazos de carbón, si te portaste mal, yo estoy leyendo el tomo entero.
"Los duendes eran regordetes, con barbas blancas y túnicas de colores vívidos como el rojo, el cual recordaba la sangre de los antecesores derramada en la guerra contra los duendes bárbaros, y el verde, en alabanza a los colores de los bosques.
En su religión, no creían en hadas, las cuales significaban malos augurios como muerte, enfermedad o guerra. Sí creían en un diós del cual se desconoce su nombre, pero que se encontraba en el cielo. Muchos estudiosos de las lenguas de los duendes, creen que en las oraciones a su Diós, los duendes lo llamaban Nicolás, haciendo alusión a San Nicolás, uno de los santos holandeses del momento.
Se dice que solían pedirle deseos, tales como el amor, la salud y la paz, escribiéndolos con tinta roja y verde sobre un papel bien arrugado, el cual indicaba la intensidad, la fuerza y el deseo con que lo pedían. Mientras más arrugado el papel estuviera en las manos del que pedía, más rápido se cumpliría.
Luego de arrugarlo, se lo ataba con cintas rojas y verdes y se lo quemaba, mirando al cielo y pensando en el deseo pedido. Otras culturas europeas, los enterraban, pero los holandeses los quemaban como señal que purificación."
Menudos idiotas estos duendecillos, aunque me caen bien los de Gringotts. ¿Pero que puedo perder haciendo esta taradez? Levanté las cejas, sorprendida. ¿Yo haciendo esta estupidez? Soy una incrédula de la magia navideña, y de ese viejo borracho ataviado en ese gordo traje. ¿Les había contado que un reno me mordió de pequeña? Ahí tienen otra causa de por qué odio la navidad. ¡Es peligrosa! ¿Y esos pequeños inocentes que escriben cartas pidiéndole un sin fin de juguetes, o que sus padres se reconcilien? No tienen idea de la mentira a la que están sometidos. Quisiera poder gritarles toda la verdad, pero arruinaría la sonrisa de sus rostros, por eso no lo hago.
Tinta roja, verde, sí. Cintas rojas y verdes, sí. Papel arrugado, una vez, dos, tres, cuatro y..Cinco. Lo quiero con todo mi corazón.
Mmm..ya sé como comenzarla. Sin insultos, pero no mentiré.
Querido Santa Claus, o supongo que Querido impostor:
No sé por que diablos te estoy escribiendo, pero las indicaciones del libro dicen que debo hacerlo. Además, estoy aburrida y no quiero ordenar mi cuarto. Te cuento que sé toda la verdad en cuanto ti, que llenas de ilusiones a pobre niños que se sientan en tu falda, y no quiero pensar que le gusta que se sienten allí. Te detesto, pero tampoco para pensar que eres un pedofílico.
Odio la Navidad por que es una festividad falsa, comercialista y que solo le importa el dinero.
Perdona si he sido hiriente, para esta altura ya debes haber dejado de leer la carta, pero seguiré.
Te escribo por que quiero una cosa que me puedes traer y que no es una mascota o un hermano molesto. Quiero un regalo de navidad más especial, más para mi, como un juguete o algo parecido, quiero un novio.
No es para que nos casemos o algo serio, solo por diversión o para que me haga compañía hasta que vuelva al colegio. Que me ayude a sobrellevar estos días odiosos que me quedan en esta casa.
Sé que debajo de ese traje no hay más que un ebrio sin afeitar adicto al tabaco, pero siento que debía pedirte esto, por que nunca te pedí nada.
¡Ah! Y si puedes desaparecer a Vernon-cerdito, mejor o que Pet adelante su boda.
Si me dieras el regalo, sería muy lindo o no lo espero, de todos modos.
Lily
PD: Espero no haber sido muy negativa. Estoy con mi periodo.
Cintas rojas y verdes, y lo arrugo una vez más. Otra y otra vez aún más fuerte. A ver si se me hace el milagrito o trabajito, mejor dicho.
Miró al techo estampado en fotos mías y de mis amigas, y luego arrojo la bola de papel al aire, para quemarla con mi varita. El pedido está echo, y no me lo cumplirá el gordo ese vestido de colorado maricón, pero con jugar no pierdo nada.
¿Tender mi cama o no hacerlo?¿Ordenar mi armario o no hacerlo? Esa es la cuestión, pero como nadie resolverá mi cuestión, lo voy a hacer a regañadientes.
Cuando termino me dispongo a bajar, tomar una buena taza de café alemán junto con un buen libro de mi padre. ¿Mencioné que el hombre posee una detona biblioteca? De ahí mis genes. Y de ahí que se le pierdan muchos libros, inexplicablemente.
Estoy por entrar a la cocina, cuando el sonido del timbre me detiene. ¿Será que tan pronto vuelven? La idea de que Vernon cayó en la pista de hielo y la quebró, me vino a la mente y me hizo reír.
Abro la puerta, sin la precaución de mirar por el rabillo o preguntar quien es, segura que eran ellos, pero mis ojos se abren con gran desmesura al verlo parado allí.
Era..era..¿James Potter? ¿Qué hacía ese gran capullo frente a mi puerta, bañadito, con una chaqueta a lo chico malo que no le sentaba y un ramo de flores? ¿Qué hacia el más detestable, insistente y pesado frente a mi puerta? ¡Era el colmo!
-¿Qué quieres?
-Eso me lo dirás tú-me dice con la tan significativa arrogancia, estampada en su boca, su marca personalizada
-No tengo ánimos para tus juegos, Potter.
-No juego a nada-enfatiza mostrando sus dientes-Tú me pediste y aquí estoy.
-¿De qué hablas?
-Qué soy tu pedido.
-¿Qué?-pregunto con una ceja en alto. Sabía de lo que estaba hablando, pero quería asegurarme.
-¡Que soy tu pedido navideño! ¡Tu encargo!-exclama entusiastamente. Me asusta.
-¿Mi qué?-pregunto horrorizada. Cuando la fantasía se vuelve realidad, hay que temer.
-Soy tu regalo de navidad..¿No habías pedido un novio? Pues aquí estoy-abre sus brazos y me estruja con intensidad, yo me aparto y levanto la mano pero él me detiene-¡No me vuelvas a poner una mano encima si no quieres morir en épocas festivas!
-Tienes razón, voy apresurado..Es que cuando me llamaron me emocioné mucho-exclama con llanto fingido.
-Un momento, un momento-indico con la mano abierta frente a su rostro-¿Te llamaron?¿Quienes?
-Santa Claus, por supuesto.
-¡Vamos, Potter! Eres grandecito para creer en esas cosillas..¿Acaso tu madre no te explicó la verdad? Por qué si quieres yo puedo..
-Lily, la sé-me detiene con una sonrisa que me corta el discurso. ¿Pero que se cree y qué demonios me pasa?¿Estoy nerviosa?-Es por eso que me mandaron también, Santa quiere que te enseñe lo que es realmente la Navidad.
-No quiero saber nada de esto, Potter, por favor, vete.
-No, no puedo irme..Me enviaron y debo cumplir mi misión-indica tranquilo y me entrega el ramo de flores que yo le rechazo. Él entra a mi casa sin permiso, sorprendiéndome.
-¿Pero que te crees para entrar así?
-Soy tu regalo, Lily..Tú regalo-enfatiza dejando las flores sobre la mesa ratona y sentándose en un sillón-Y me quedaré contigo hasta que comprendas lo que es la navidad.
-¡A mí no me contagiarás tu estúpido espíritu navideño, ni tus alergias ni enfermedades, Potter!-espeto muy picada. Este chico sí que me saca, entre todos, me mandan a este troglodita del primer siglo.
-Lily, cálmate-me pide pausadamente-Soy tu regalo, me tendrás que aguantar
-¡Ya basta de este jueguito, Potter! Me estoy hartando y..
-Ya te dije que me quedaré aquí hasta que volvamos al colegio-me explica en tono maduro y serio. Yo lo miro atentamente, nunca había hablado ese tono antes.
-¿Cómo que hasta que volvamos al colegio?
-Sí, tú expresaste que querías compañía hasta que comenzaras el colegio.
-¿Y cómo que aquí? ¿Qué les diré a mis padres?-pregunto nerviosa.
Él me lanza una mirada insinuante que hace que le tire lo primero que encuentro, un almohadón.
-¡Ey! Tú eras la mal pensada, ni que ganas te faltan-Lo miro fulminante y añade, divertido-Estoy en un hotel, cerca de aquí.
-¿Te das cuenta que todo esto es una tontería? ¿O me estás mintiendo o..?
-Lily, no es mentira-me dice en el tono serio y maduro de antes. Malditos labios apetecibles.-Santa Claus apareció en mi casa, vestido de rojo, y me comentó tu deseo.
-¿Es decir..Que un hombre gordo, barbudo, que huele a pino se apareció en tu casa, con su sonrisa de eterna felicidad, ojos azules a lo Dumbledore y mejillas sonrojadas a lo Coca Cola, y te pidió, explícitamente, que fueras mi novio y me cambiaras la mentalidad con respecto a esta fiesta estúpida que la considero así por que es puramente comercial?
No sé como me queda aire después de esa pregunta. Gran pregunta.
-Eh..si, todo lo que dijiste-contesta confuso con un ojo entrecerrado-Bueno, mi misión es devolverte la ilusión navideña, además.
-Potter, no es gracioso..Todo esto es ridículo y..
-Lily, créeme. Puedo darte pruebas, lo sé todo.
Lo miro incrédula y él me comienza a mirarme de arriba abajo con su sonrisa insinuante, otra vez.
-Parece que Remus te ha contagiado lo lobuno-le digo abrazándome a mí misma. Me da miedo ese tipo de sonrisas de deseo-¿Qué es lo que sabes?
-Qué odias la Navidad por muchas cosas…Mmm..por ejemplo, que eres alérgica al muérdago, que a los ocho años fuiste atacada por un reno..y que..
-¡Ya, detente!-le pedí con la respiración atascada, estoy casi violeta-¿Cómo..como..sabes todo eso?
-Santa
Lo observo irritada y le lanzo un sonido gutural. Odio que sepan sobre mi, y odio que sepan más que yo.
-Potter, por favor, vete.
-No, no..Tú lo pediste, tú lo tienes, Evans.
Suspiro resignada y le bajo los pies de la mesa de un cachetazo.
-El que estés en mi casa no significa que te des la qué confianza-espeto molesta pero luego inspiro hondo, debo tranquilizarme y tratar de ver lo bueno del tipo, aunque dudo que lo tenga, para no salirme de control.-¿Café? Estaba por tomar uno
-Así se habla-me dice con un brinco y se pone de pie-¿Luego vamos a patinar? No sé hacerlo y a ti se te da muy bien.
-¿Cómo lo sabes? En Hogwarts no hay pistas-Levanto una ceja, escéptica.
-Sé que te gusta mucho por..
-No, no me digas. Santa.
Entro a la cocina, tratando de sacar toda vibra negativa y asesina que vaya contra el gordo rojo y Potter. ¡Y yo que esperaba que el maricón ese vestido de rojo no me trajera nada! Nunca me pedí un regalo, nunca le escribí una carta, y media vez que lo hago, me trae el bendito regalo.
Menudo regalo que aguantar, Santa.
No sé si agradecerte o golpearte. Creo que la segunda es mejor opción.
Espero que ls haya gustado!!! Es el primer capi de una idea de una película que vi hace algunos años, no se apega al guión de la misma, pero la idea de pedir un novio para Navidad es similar!
Es mi regalo para estas fiestas, y CRITIQUEN MUCHO!!MUCHO!!
Besos
Lauren
