Capitulo UNO

Afuera la lluvia martilleaba contra las ventanas, el cielo tan gris que parecía predecir una catástrofe, el aire corría a grandes raudales esa tarde de mayo que marcaba el comienzo de su historia.

Adentro el escenario no era muy diferente una mujer se desgarraba en lagrimas, jadeos y gritos de dolor; la causa, su inminente maternidad, a pesar de llevar ya doce horas en trabajo de parto el heredero de la familia aun no había hecho acto de presencia, la situación tenia a mas de la mitad de los habitantes de la casa en una completa inmersión, los criados inmersos en sus rezos y suplicas al señor de los cielos, los familiares inmersos en la incertidumbre, en el deseo de saber si el linaje podría extenderse una generación más.

Sobre la cama, la sutil belleza de la joven madre se había transformado en un rostro pálido y demacrado por el esfuerzo del alumbramiento Nadeshiko Kinomoto había iniciado el trabajo de parto desde prácticamente el amanecer, ya era casi media noche. Catriona, antigua niñera de nadeshiko y ahora su sirvienta, se retorcía las manos angustiada.

—¡Está agonizando, señora¡Saque al bebé lo antes posible!

La partera, apretó los labios. Le molestó que se pusiera en duda su competencia

—A menos que tenga usted experiencia trayendo niños al mundo, le sugiero que se guarde sus consejos. Los partos son complicados, siempre hay peligro. No sé porque al señor se le metió en la cabeza que diera a luz aquí.

A pesar de su tono firme, la mujer sentía pánico. Justo en aquel momento, agarró un pequeño hombro y tiró de él con decisión.

El heredero de Fujitaka Kinomoto llegó al mundo justo antes de la medianoche y, afortunadamente, la madre perdió el conocimiento. La partera entregó el bebe a Catriona.

—Lávelo y muéstrelo a su padre inmediatamente. El pobre hombre ya ha esperado demasiado.

Una fuerte exclamación salió de los labios de catriona, el horror en su rostro se hizo evidente y tanto la partera como una par de sirvientas que se encontraban ayudando en el parto se percataron de que algo no andaba bien.

-es.. es una niña.. no.. no puede ser, el señor quería un niño no una niña¿como se lo vamos a explicar?

-menuda decepción se va a llevar, creo que debería sentirte satisfecho agregó con tono hosco la partera.

- pero es que usted no entiende….

- mire Catriona, atienda a esa niña es tan ser humano como cualquier hombre, "malditos hombres –pensó- machistas y anticuados"

Mientras Catriona lavaba a la pequeña, la examinó con detenimiento. Era el bebé más hermoso que había visto en su vida, con el pelo castaño y un poco rizado y unas largas pestañas casi negras ribeteando sus ojos de un verde esmeralda poco común.

-mi querida niña no sabes lo que te espera, todo sería mas fácil para ti si fueras un varón, ahora que le diremos a tu padre.

en la biblioteca el padre se encontraba envuelto en una nube de humo azulado de un puro, Fujitaka se levantó del mullido sillón de piel de un salto al escuchar abrirse la puerta, catriona entró en la habitación con un bulto en los brazos.

-¿es varón?

—señor, me temo que no. Es una niña, una niña sana y hermosa, catriona se acercó temerosa abriendo la manta para mostrar su trofeo.

Los ojos de Kinomoto brillaron de rabia, se Meso los cabellos con desesperación.

-se da cuenta de lo que significa eso, no catriona.

-si señor, pero como usted dice: "las deudas de juego son deudas de honor".

Flash back

-oh vamos kinomoto, sabes que eres incapaz de darle un hijo a tu mujer¿cuanto tiempo llevan casados¿Cinco, seis años? si no te hubieras puesto en mi camino la bella Nadeshiko ya estaría rodeada de niños.

-da la casualidad que MI esposa me eligió a mi, y contra eso no puedes hacer nada….

-¿sabes? aun no he renunciado a tener a una mujer como nadeshiko en mi familia, si llegas a darle una hija a tu esposa la quiero para mi hijo de tres años.

- ¿estás loco? no voy a entregarte a mi hija nonata y menos para un hijo tuyo, además ya no estamos en la edad media para concretar matrimonios.

- ¿porque no lo decidimos en una partida de cartas? la mitad de mi fortuna contra tu hija nonata, ah, pero si es tu primogénita quiero la mitad de tu fortuna, mas o menos como dote. ¿Qué piensas?

-¡Qué estas loco! yo no podría, aunque es mucha la tentación…

-¿seguro?...

- ………..

fin del flash back

-¿como se encuentra Nadeshiko? ha de estar devastada se contestó así mismo.

-a decir verdad aun no sabe que es una niña, se desvaneció en el momento dar a luz, por el momento esta profundamente dormida.

-¿Quiere tomar a la niña señor?

Fujitaka se volvió pues se encontraba observando los ángulos rectos de la ventana, con la mirada atormentada intentó esbozar una sonrisa, que solo resultó ser una mueca.

–por supuesto- Catriona lentamente avanzó hacia el y le tendió el precioso bulto

–déjenos solos Catriona, SAKURA y yo tenemos que hablar de negocios.

-¿Sakura¿Cómo los Cerezos?

-si, sakura como los cerezos…..

-perdóname hija mía, perdóname por haber vendido tus sueños y tus ilusiones, desde hace dos años que me lamento, y tenia la esperanza de que fueras un varón, pero desgraciadamente no podemos cambiar las cosas!! Solo podré tenerte 20 años, y después entregarte a ese maldito Clan, pero no te preocupes cariño, tus primeros 20 años serán los mas felices de tu vida, solo espero tesoro que puedas perdonarme, porque ni tu madre ni dios podrán hacerlo!!

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-no debería usted tener esa cara de funeral señorita, si me lo permite- dijo el chofer mientras veía a su pasajero por el espejo retrovisor –ánimo, es su primer dia de clases, debe estar rebosante de alegría.

- gracias Karl- dijo la joven intentando esbozar una especie de sonrisa, sonrisa que no llegaba a sus dulces ojos verdes, a pesar de que iniciaba sus clases en la universidad de Tokio, no podía creer que su permanencia seria tan solo de un año, su padre nunca quiso explicárselo pero al parecer su vida quedaría truncada al cumplir sus 20 años, ese era un secreto que conocían cada uno de los habitantes en kinomoto's menos ella, ni siquiera su madre pudo decírselo, su educación básica siempre había corrido a cuenta de profesores privados, nunca pudo acudir a una escuela publica ni aun en la preparatoria, sus amigas eran contadas, y por primera vez estaba frente a una escuela de verdad, sin embargo la situación no era muy halagadora, para que demonios quería estudiar un año una carrera que ni siquiera estaba segura de poder terminar, nunca se lo había preguntado a si misma, pero casi tenia la respuesta: "Libertad" un año de libertad antes de que el inminente suceso le cambiara la vida por completo, aunque ella aun no supiera de que se trataba.

-bien, ya estamos- un sonriente hombre de uniforme negro mantenía abierta la puerta del auto y sostenía en la mano un portafolios de igual color –vamos señorita kinomoto, yo sé que usted puede hacerlo.

-gracias Karl, creo que si voy a estar aquí por solo un año he de disfrutarlo ¿no?- dijo la joven mientras se encaminaba al interior del edificio, seguida por su ferviente chofer y guardaespaldas, -¿que tenemos que hacer primero karl? ilústrame con el itinerario de papá..

-bien, primero tendremos que presentarnos en la oficina del rector de la universidad, tengo que verificar los dispositivos de seguridad, después nos dirigiremos a la facultad de Economía donde comenzaran sus clases, voy a permanecer afuera mientras usted toma sus clases, a la 12 hrs., tomaremos el almuerzo y a las 13 hrs. deberá usted regresar una vez mas a clases hasta las 16 hrs. que finalizan.

-¿y eso es todo los días? –si no le parece señorita podríamos pedir que le reduzcan la carga académica, eso será muy fácil y ade….

–karl, me refiero a si estarás todo los días metido en la facultad.

-como bien sabe señorita esa es una condición irrefutable, su padre lo ordenó así…

-esta bien karl… tendré que volver a hablar con papá sobre ese asunto- perfecto ahora la jaula de oro se extendía a la universidad, ese no es el sentido de la libertad que ella hubiese deseado pero, por lo pronto seria todo lo que pudiese conseguir.

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-sabes esto me parece de lo mas estúpido que hemos hecho en la vida, de la Universidad de Cambridge a la Universidad de Tokio¿me puedes enumerar las virtudes de Tokio sobre Cambridge? dijo un Joven de cabellos negros azulados a su compañero, el cual mantenía la vista fija en el edificio de la facultad de derecho.

-conoces el motivo que me trae a Tokio, yo no te pedí que dejaras Cambridge Hirawizawa, sabes bien lo que yo busco en Japón, además el lugar no parece tan malo.

-¿alguien… aparte de mi… te ha mencionado que eres demasiado obsesivo?

-¿otra vez vas a enumerar mis virtudes?- dijo esbozando una sonrisa -obsesivo, obstinado, posesivo y por consiguiente celoso, entre las mas honorables claro está¿deseas agregar alguna otra?

-si… solo por no dejar… alguna vez, alguien te ha dicho… digo, no es que yo lo crea…. pero alguien te ha dicho que estas un poco… digámoslo así… LOCO?

Una carcajada resonó en el Mercedes negro aparcado en el estacionamiento de la facultad, -no, aun no, pero me parece que esa palabra es la que me identifica, si estoy muy loco, pero tú sabes cual es la razón.

-no ya, en serio Xiao, no te parece que esto es excesivo, vamos ni siquiera la conoces, y unas fotos de toda su vida no cambian la situación, y si es una bruja, y si esta mas loca que tu, y si tiene una enfermedad de esas que no se pueden curar, dijo el joven harto de la situación en la cual se encontraba su primo, y es que aunque crecieron juntos Patrick Li convirtió el tema que los atraía a Japón en una Doctrina para su hijo, desde su muy temprana edad a Syaoran Li le habían inculcado el amor a esa doctrina, creció conociendo lo que le depararía el destino, aunque en ocasiones envidiaba a su primo, en esa cuestión en particular tenia mucha pena por él, emanando un largo suspiro dijo -pero a fin de cuentas no es tu culpa, que es lo primero que haremos?

-YO, voy a observarla, a conocerla, primero de lejos y después de cerca, se supone que no sabe nada de mi, y aunque creas que soy un tonto por aceptar lo que mi padre preparó para mi, déjame decirte que te equivocas, tengo muchas dudas, y estamos aquí para disiparlas.

Y así era, toda su vida desde que tenia uso de razón supo que su vida cambiaria en cuanto tuviera 25 años, ahora a sus 24 las dudas de su adolescencia las cuales quedaban abolidas por su enamoramiento hacia la chica de la foto habían resurgido, y es que ahora no era un adolescente, esa niña dulce que había visto infinidad de veces cada dia, se convertía en una hermosa mujer, y a pesar de que se encontraba mas que satisfecho con su aspecto, para él no era suficiente, él quería ver que había dentro de esa hermosa superficie, aunque su padre siempre le había dicho que lo único importante de una esposa es que fuera bella por fuera, él no creía así.

tenia entendido que Sakura Kinomoto no sabia de su existencia, y tampoco sabia las condiciones de su compromiso y mucho menos como había sido concebido, si a él no le había gustado saber que su padre había "adquirido" a una mujer para el por medio de una partida de cartas, muy poco probable era que a sakura le gustara saber que su padre la había apostado por codicia cuando ni siquiera sabia si podría existir, y esa era una realidad muy cruel, según lo que él sabia era que Fujitaka Kinomoto y Patrick Li había sido muy amigos en la juventud, hasta que ambos se fijaron en la misma mujer, compitieron por ella y al final fue fujitaka quien se quedó con Nadeshiko, pero su padre no había quedado satisfecho, y tras una muy buena oferta hizo apostar a kinomoto a su hija aun no concebida contra la mitad de la fortuna Li, en esa ocasión fue Patrick quien ganó, y cada dia se mostraba mas satisfecho por su "adquisición", pero dada la casualidad que no era patrick quien tenia que vivir con la chica kinomoto sino él, no se había conformado con conocer solo su aspecto, tendría que comprobar por si mismo si la dulzura y la inocencia que se reflejaban en esos ojos era real.

Talvez si a la señorita no se le hubiera ocurrido acudir a una universidad en la cual estaría rodeada por hombres él estaría completamente seguro que esa hembra sería solo suya, pero cuando se enteró no pudo evitar ponerse irremediablemente celoso, esa era una de las principales razones que lo habían traído al Japón, no podía permitir que una de las sonrisas que habían sido guardadas exclusivamente para él fuesen a parar a otro individuo.

De cualquier manera, si la chica no era lo que parecía, él no iba a renunciar a probar de ese manjar, si Sakura Kinomoto no resultaba ser quien él esperaba, definitivamente no se casaría con ella, pero eso no quería decir que él no fuera a cobrar la apuesta, a fin de cuentas a la larga, era su patrimonio el que se había apostado hacia 20 años y ya que su padre ganó para él. Esa niña se iba a convertir en mujer en sus brazos.

-¿no es esa? preguntó de repente Eriol al ver a una joven de cabellos castaños y ojos verdes, para el la aludida no era la gran cosa, solo era una chica como cualquiera, o al menos eso había pensado de cada una de las fotografías que Syaoran atesoraba, pero ciertamente ninguna le hacia justicia a la joven que tenían a escasos metros.

Para Syaoran era muy evidente que la situación era muy parecida, pues se había quedado estático, no se movía, ni siquiera parpadeaba, y al parecer se había quedado sin respiración, y es que en su mente se agitaban todas y cada una de sus ilusiones y fantasías, recordó cada sueño, cada plan a futuro, y es que no era para menos, sobretodo cuando el objeto de cada uno de esos sueños se encontraba cerca de el, riendo como una niña pequeña, sus ojos brillaban mucho más, platicaba con una chica, y se le veía muy entusiasmada, recorrió su cuerpo de arriba a bajo y viceversa, una y otra vez, eso le hizo recordar sus otros sueños, no tan inocentes como los primeros, pero igualmente anhelados¡diablos! ni siquiera podía recordar cuantas veces había soñado cubriendo su cuerpo con el suyo, esa boca pequeña con la suya, solo sabia que cuando aun era un jovencito de doce años y ella apenas era una niña de siete, se imaginó como sería cuando fuese mas grande, la veía en cada chica de su edad, hasta que sakura cumplió los quince años, a partir de ese momento no hubo mujer que le borrara su imagen de la mente, ahora, sakura era una mujer tan apta para el amor como cualquiera, cinco años no eran nada, el único inconveniente era que a su edad él, ya ansiaba tener una familia, una esposa. . . corrección: a Sakura por esposa y niños muchos niños, necesitaba una familia propia, porque eso era parte de su carácter posesivo, quería una familia para el solo.

Notas de autora: Este es mi primer fic, asi que me encantaria que me dieran su opinión, buena o mala, ya que de ello depende que siga publicando