ADVERTENCIA: Ni Naruto ni sus personajes me pertenecen. Hago esto sin fines de lucro y por pura diversión.
Historia basada en una telenovela llamada "Corazón Gitano", en una novela llamada "La Gitanilla" y en parte del "Jorobado de Notre Dam".
--- --- --- (cambio de escena)
I
¿Duque?
Ser noble no era sencillo. Siempre tenía deberes y casi nunca tenía tiempo para sí mismo. Y para rematarla, sus padres querían que contrajera matrimonio con alguna noble, y, si eso no era posible, que por lo menos se quedara comprometido, como su hermano mayor, que estaba comprometido con una condesa. Suspiró, mientras que los sirvientes arreglaban sus ropas.
Sus ojos negros se desviaron momentáneamente hacia una chica que lo atendía. Desde hacía mucho tiempo la venía observando, pero por ser ella del pueblo y el de la aristocracia, habían muy pocas probabilidades de que estén juntos.
Esa muchacha, con su cabello castaño claro, con sus ojos azules, era una beldad, pero el se resistía a sus deseos carnales, para no arruinar la vida de la plebeya.
Cuando todos los sirvientes se marcharon, ella se quedó rezagada, pues se le cayó el pomo de agua de colonia. Él miró cómo ella se avergonzaba y asustaba. Cuando ella se agachó para recoger el frasco, su mano se topó con la mano de él. Ella retiró la mano de inmediato.
-Lo lamento, su alteza – dijo la muchacha, sujetando el pomo que él le ofrecía y volviéndose rápidamente para salir de la habitación.
-Moah – llamó -, no tienes por qué pedir disculpas. Yo soy humano, tanto como tú.
-Pero usted es de la aristocracia – dijo Moah, aún sin voltearse -, usted no es cualquier humano. Usted es el duque Uchiha Sasuke…
-Humano, al fin y al cabo – contestó Sasuke.
Moah se volvió levemente, para luego volver a fijar su vista en la puerta y salir precipitadamente por ella. Sasuke suspiró. No tenía por qué hacer eso. Ella era libre, a diferencia de él. NO le iba a quitar esa libertad por más que él quisiera. Además, sabía que ella estaba enamorada de un muchacho del pueblo.
Mientras caminaba hacia la ventana y observaba las afueras del palacio en donde vivía, se preguntó cómos ería la vida fuera de él. Si él fuera un simple aldeano, con libertad para todo. Dio media vuelta y se dirigió hacia el comedor, pues se le había ocurrido una idea y quería desayunar antes que nada. En el camino, se cruzó con varios empleados, que le dedicaron sendas reverencias mientras el pasaba.
Abrió las puertas del comedor y encontró a su hermano, a su padre y a su madre, a punto de desayunar. No le preguntaron el porqué de su demora, simplemente guardaron silencio.
-Sasuke – dijo su madre, de repente -, ¿qué planeas hacer el día de hoy?
-Planeaba ir a visitar el pueblo – dijo Sasuke, mirando la mirada de seriedad por parte de su padre y la mirada de asombro de su madre -, quiero ver cómo viven los aldeanos.
-Ellos viven a la mar de bien – dijo su padre -, no necesitas ver cómo viven para saber que est´pan bien.
-Pues yo no opino lo mismo, padre – dijo el hermano de Sasuke -, apoyo la decisión de Sasuke en ir a visitar el pueblo, pero que se vista como aldeano, es de muy mal prestigio que él vaya vestido como duque.
-¡Itachi! – exclamó su madre - ¿Pero qué dices? ¡Es muy peligroso!
-Madre – dijo Sasuke -, soy un duque que maneja armas. Creo que estaré bien.
-En todo caso, anda con tus vestimentas, porque de esa forma de respetarán – dijo su padre.
-No, concuerdo con Itachi – dijo Sasuke -, más tarde saldré.
Y no volvió a abrir la boca, aún cuando su padre lo fulminaba con la mirada por llevarle la contra. Cuando terminaron de desayunar, se levantó y fue rumbo a su habitación. En el camino se tropezó con Moah.
-Moah… - la llamó, pues ella estaba mirando por una ventana. Se sobresaltó al oir su nombre -, no deberías esta aí, sabes que si mi padre te ve, te castigaría.
-Lo sé, lo lamento mucho, su alteza – dijo Moah.
-Te quería pedir un favor – dijo Sasuke, rodando los ojos. No le gustaba que lo llamaran "Alteza".
-Dígame – dijo Moah.
-Necesito ropa de aldeanos, pues iré al pueblo vestido así….
-Las llevaré enseguida a su dormitorio – le contestó Moah, yendo rápidamente en dirección hacia los cuartos de los empleados.
A las diez de la mañana, un muchacho de pelo negro salía furtivamente del palacio. Quien no lo conociera, no reconocería en él a uno de los hijos de uno de los duques más poderosos de Konoha. Sasuke llevaba, escondido entre su ropa, un cuchillo largo, con muy buen filo, guardado en su funda. Llevaba monedas de oro y plata en un pequeño bolso. Luego de mucho caminar, se perdió entre los edificios, las casas. Veía caras alegres, aunque algunas personas estaban con rostros algo caídos y se les notaba la expresión de cansancio.
En eso, escuchó una música, de panderetas y tambores. Se aproximó a unas cuantas personas que estaban rodeando, lo que parecía ser, el origen de la melodía. Le preguntó a uno de los aldeanos qué era lo que ocurría. El que le contestó era un anciano.
-Es una gitana con sus amigos – le dijo -, pero no se acerque. Son gitanos, le robaran todo. Así son ellos, y no hay nada que hacer.
Sasuke sintió incrementar su curiosidad, así que, internándose entre las personas, y, cuando pudo ver bien quiénes eran los gitanos, se quedó sin aire.
La muchacha, gitana, o gitanilla, como ellos quisieran llamarla, era, realmente, preciosa. No, eso quedaba corto ante esa muchacha. Aunque no era muy normal su aspecto. Su cabello era rosado y lo llevaba largo hasta la cintura, sus ojos, verdes como la hierba de los jardines del palacio…
Llevaba una falda, desde la cadera hasta poco antes de los tobillos; una blusa que dejaba ver parte de su cintura, varias pulseras en ambos brazos, una en su tobillo izquierdo y una vincha que cruzaba su frente y tenía como pedazos de plata que colgaban, en forma de círculos. Iba descalza. Bailaba de una forma que él no sabía y cuando ella dio una vuelta, sus ojos detectaron su rostro y una sonrisa hermosísima se dejó ver en su blanco rostro. Él se quedó sin aire. Ella hizo una seña con sus caderas, como invitándolo a bailar. Él la miraba embelesado, aunque ninguno de los presentes se dio cuenta de eso.
-¡Sakura! ¡Corre! – se escuchó una voz femenina gritar. Sasuke se dio la vuelta y vio a una muchacha rubia que pasó corriendo.
La muchacha de cabellos rosados dejó de bailar, y sus amigos dejaron de tocar, y se fueron corriendo. Los espectadores se fueron de ese lugar y ella cogió el sombrero con algunas monedas de cobre que estaban ahí y quiso escapar, pero unos soldados la detuvieron.
-A ver, gitana, ¿a dónde llevas ese dinero? - preguntó uno de ellos.
-Para su información, lo gané – le contestó ella, desafiante.
-Los gitanos nunca ganan dinero – dijo el que antes había hablado.
-Lo roban – dijo su compañero.
-Y ustedes saben sobre robar, por lo que veo – dijo ella.
Al decir eso, levantó tan alto la pierna que golpeó en la cara a uno de ellos, se soltó del que la sujetaba, pues este se había quedado mirando lo ocurrido con ojos muy abiertos, y echó a correr.
-Detenla – exclamó el que ella había golpeado.
Su compañero empezó a seguirla y ella, se levantó la falda hasta la altura del muslo derecho. Tanto Sasuke como los dos soldados se quedaron estáticos. Ella sacó una daga de una funda y la lanzó contra el soldado que la perseguía. Luego volvió a correr.
Sasuke reaccionó al cabo de unos segundos y empezó a seguirla. La descubrió poniéndose como un velo sobre su cabello y sacándose la vincha de su cabeza. Estaban en un callejón.
-Oye… - dijo Sasuke.
La muchacha se sobresaltó y lo miró fijamente. Había miedo en sus ojos, pero, por lo que pareció, lo reconoció de inmediato y sus ojos se ablandaron.
-Eres el chico que estaba viendo la danza – dijo quedamente.
Sasuke avanzó.
-Sí, lo soy…
-Debes de ser de otro pueblo – dijo ella.
-¿Por qué lo dices? – preguntó él, muy sorprendido.
-Por qué vi tu cara de asombro cuando esos soldados me querían detener – dijo ella, mirándolo directo a los ojos.
-Bueno, se podría decir que soy nuevo – dijo Sasuke.
La oji-jade lo miró, cerró los ojos sonriendo.
-Me llamo Sakura – dijo ella -, soy gitana, como ya te habrás dado cuenta. ¿Cómo te llamas?
-Sasuke – respondió él.
-Bueno, Sasuke, ¿de dónde eres?
-De este pueblo, de Konoha…
-Pero…
-Nunca salí de mi… casa… - dijo él.
-¿Nunca? – preguntó ella, abriendo los ojos –Entonces deberé enseñarte todo el pueblo – dijo, sonriendo -. No nos juzgues por ser gitanos, nos desprecian siempre.
-¿Por qué? – preugntó.
-Para empezar, nuestros antepasados mintieron diciendo que venían de Egipto y que eran adivinos. Aunque varios de nosotros sabemos leer las líneas de las manos y podemos saber, más o menos, cómo es la persona.
-Pero…
-Ya sabes cómo son las personas – dijo Sakura, con una sonrisa pero con un tono de tristeza -, juzgan a todos por algo que su familia hizo…
-No tendrían por qué hacer eso – respondió Sasuke.
Sakura, sencillamente sonrió. Algo se agitó dentro de Sasuke. La miró y la miró, pero sencillamente no encontraba algún desperfecto. Quiso tocar su rostro y sentir qué tan suave era.
-Ven – le dijo ella -, te mostraré el pueblo.
Sasuke, simplemente, seguía a Sakura. Cuando pasaron cerca del palacio, ella suspiró.
-¿Qué sucede? – preguntó Sasuke.
-Ese lugar debe ser hermoso – dijo Sakura -,y sus habitantes deben de vivir sin preocupaciones… Mientras que varios de nosotros trabajamos sin descanso para conseguir pan.
Se quito el velo para acomodarse el cabello, pero fue un error. Uno de los soldados que casi la apresan la distinguió y varios soldados corrieron a apresarla. Ella se debatió y Sasuke quiso ayudarla, pero uno de los soldados lo empujó y empezó a burlarse.
-¡Suéltenla! – rugió Sasuke. Tanto los soldaso como Sakura lo vieron sacar un colgante -¡Es una orden del duque Uchiha Sasuke!
Los soldados, conocían a Sasuke, y como él se había sacado la capucha y enseñado su colgante que lo distinguía como aristócrata, se asustaron e hicieron una reverencia. Sakura abrió sus ojos y lo miró directamente.
-He dicho que la suelten – dijo Sasuke.
Los soldados soltaron a Sakura, ofrecieron disculpas a Sasuke y se retiraron a sus puestos.
-¿Eres un duque? – preguntó ella, muy sorprendida.
-Sí, lo soy – dijo Sasuke, mirándola.
-No me lo dijiste…
-No me habrías tratado como me has tratado hasta ahora…
-Pero… pero… - dijo Sakura. Sasuke percibió pequeñas lagrimas en sus ojos -¡Eres un duque! ¡Qué haces mezclándote con la gente del pueblo! ¡Y con una gitana!
Diciendo esto, ella dio media vuelta y se lanzó a correr por las calles. Sasuke se quedó estático en el lugar en donde ella lo había dejado. Luego de unos minutos, se dirigió a la entrada del palacio. En la noche, cuando estaba tomando un relajante baño en su tina de mármol, el agua caliente empezó a hacer que él estuviera somnoliento, haciendo que recordara a Sakura, una aldeana, una gitanilla.
Recordó su sonrisa y sus ojos, y la forma cómo bailaba.
Tocaron la puerta de su baño y entró Moah, con los aceites que usaba él para bañarse.
-Gracias, Moah – dijo Sasuke, con los ojos cerrados.
-De nada, su alteza – dijo Moah.
Sintió las manos de la muchacha limpiar su espalda y empezó a relajarse. Cuando ella terminó de lavarlo, él sintió dispararse su deseo hacia esa muchacha.
-Moah – dijo, al estar en su habitación y ella vistiéndolo.
-Sí, dí… ¿qué… qué hace? – preguntó ella, abriendo los ojos por sorpresa y por miedo. Sasuke se había aproximado a sus labios y estaba muy cerca de ellos. Pero luego de un segund, Sasuke pudo ver, en el rostro de Moah, el rostro de Sakura. Se separó inmediatamente de ella. MOah se había quedado paralizada.
-No te haré eso – murmuró Sasuke.
-Gra… Gracias – dijo Moah, y salió corriendo de la habitación.
Ahora él estaba confundido. Sólo tenía a Sakura en su mente, y se pregntó, ¿dónde estaría ella?
---------------------- -----------------------------------------------
Una nueva inspiración. Está ambientada en la época de los reinos, caballeros, etc. Espero que les haya gustado. En fin, no sé que tal haya narrado este primer capítulo de mi fic, así que espero reviews para ver que tal me quedó.
Continuará….
