Los personajes e historia de Slayers le pertenecen Hajime Kankaza y a Rui Araziumi.
Esta es una pequeña historia aparte sobre Amelia y Zelgadis, viajando juntos. Espero que les guste!
Problemas de viaje
Mi nombre es Amelia Will Telsa Seillun! Soy una luchadora de la justicia y mi objetivo es esparcir mi mensaje de paz al mundo entero. Con el mazo de la justicia, aplastaré…
-Que estas haciendo, Amelia?- la princesa se dio vuelta sorprendida al ver el rostro de desconcertado de su compañero quimera.
-Qué te parece que estoy haciendo?!- respondió algo confundida, para luego proseguir con su usual tono vivaz- Propagando mi mensaje de humanidad y paz para el mundo!
Ella no entendía que lo tenía tan consternado, desde el día que la conoció la vió hacer sus discursos sobre la justicia!
El hechicero dio un suspiro…
-Pero a quien se supone que esta dirigido?- respondió ya algo turbado, viendo que a su alrededor no había ningún bandido o victima en peligro. Y con su tacto de siempre, señalo- creo que tu trastorno por la justicia te ha empezado a afectar severamente, Amelia…- lo peor de todo, es que lo decía en tono completamente serio, y se podría decir que las gotas de sudor mostraban un poco de preocupación
- Zelgadis-san! – le aclaró ofendida- mi discurso va dirigido a él (o ella?)!- señalando un especie de "bolbassor" totalmente aterrado. Se encontraba en el medio de un río sostenido de una liana que estaba por romperse en cualquier momento.
-Se te ha cruzado por la cabeza que un animal… o lo que sea eso- mirando extrañado al raro espécimen- no puede entender ninguna de tus palabras?
-Pero un acto heroico no queda genial sin un discurso emotivo que lo acompañe!
- …- esa fue la única respuesta del joven quimera. Mientras la princesa de Seillun utilizaba su magia para desplazarse hacia donde estaba la criatura en cuestión, para rescatarlo de su terrible fortuna
Ella veía los ojos vidriosos del pobre animal, fijados en ella. Amelia esbozo una tierna sonrisa para reconfortar al animal, mientras volaba rapiradamente en dirección al él -No te preocupes, Amelia Hill Telsa Seillun, te ayudara, pequeño amigo! Ya verás como descansarás en mis brazos sanos y sal…
bueno, o no tan salvo…
Cuando pensó que lo iba a alcanzar, el animal se cayó al agua, llorando desconsoladamente.
Ay...no debía quedarme tanto tiempo hablando con Zelgadis...
El rió era precipitoso, de fuerte correntada. El animal parecía no estar en ningún lado. La joven princesa, viendo que su acto heroico estaba casi en la ruina empezó a desesperarse...pero, rápidamente, volvió en sí. Ella era la heroína! no es momento y como tal debía mantenerse firme ante las circunstancias.
Pero Amelia sintió como su hechizo de levitación se cancelaba...le había venido.
Tal vez ese momento, si iba ser una excepción…después de todo…
Zelgadis que estaba tomando agua de su cantimplora, esperando de manera impaciente a que su compañera terminara de una buena vez con su locuras; echo un vistazo para chequear si ya estaba por regresar pero en lugar de eso vió como la pequeña princesa caía de martillo al agua.
La heroína estaba empezando a perder la calma por completo, pero algo la hizo sentirse reconfortado: el pequeño bicharraco estaba en un rango de su vista, siendo impulsado por la corriente río adentro. Amelia no podía dejar a medio terminar su trabajo, y menos podía dejar al pobre animal que se ahogará. La princesa utilizó todas sus fuerzas para alcanzar a la pobre criatura. Sin embargo, la corriente era muy fuerte y sus ropas de sacerdotisa hacían su nado más lento. El animal se alejaba cada vez más, y ella no podía ir más rápido. No iba a poder salvarlo! No podía aguantar más la respiración, pero no podía rendirse viendo esos ojitos pequeños rogando por su auxilio
No! Mi honor como princesa, como justiciera y, sobre todo, como persona, no me permitía rendirme. Estaba dispuesta a ir más allá de los límites de su cuerpo pero sus pulmones hicieron que se detuviese. El aire, ya se había acabo…ya no tenía fuerza, ni siquiera para levantarse a la superficie...Era el fin. Había luchado contra demonios temibles, vencido a la estrella oscura y la había terminado matando el agua! Si… es una patética manera de morir, pero al menos lo había echo con honor…
Pero, un momento! Por qué aún no si había ahogado?!
-Respira!- al escuchar la orden, la princesa la siguió instintivamente. Sintiendo sus pulmones llenos de aire nuevamente, miro atentamente al frente para encontrarse aún debajo del agua pero pudiendo respirar. No podía ser otra cosa. Miro a su costado, donde se encontraba su amigo quimera, que había invocado una burbuja y se sumergió a socorrerla.
La princesa sonrió contenta y estaba por darles las gracias efusivamente, pero el joven quimera cortó la emotiva atmósfera con uno de sus comentarios secos
-No crees que has ido demasiado lejos…- afirmo con un tono de voz bajo pero seco, con sus ojos cerrados y ceño fruncido. Pero no aguantó mucho para observar a la princesa con ojos disgustados y exclamar en un tono notablemente fuerte- Que rayos estabas pensando, Amelia?!
- Lo-lo siento, Zelgadis-san- respondió la joven sacerdotisa, acurrucada en un rincón de la burbuja
- Pedir perdón no basta, niña!! – gritó ya el quimera perdiendo su compostura completamente, haciendo a la princesa achicarse más del temor. Observándola aún disgustado, pero un poco incómodo de verla tan aterrada, se dio vuelta y continuo con una voz seria- Si no usas tu cabeza, vas a terminar generando más problemas!
La princesa trago saliva…
Zelgadis-san era duro a veces, pero si que tenía razón…termino siendo salvada en lugar de la salvadora! Aunque no le disgustaba tanto la idea de ser resctada por el mago-guerrero, no le gustaba que fuera por obligación!! Zelgadis podía ser muy centrado en sí mismo, pero era una buena persona en el fondo, por lo que jamás permitiría que se ahogara. Realmente se sentía mal por causarle tantas molestias a Zelgadiss. Realmente estaba enojado por estorbarlo de esa manera...
Y quien más no lo estaría! Reclamó que voy a hacer un acto de justicia con toda mi galardenería para terminar un fracaso como este. Que bochorno!
Estaban volviendo para la orilla, cuando paso el cuerpo del bizarro espécimen, frente a ellos. La princesa estaba avergonzada de abusar de la amabilidad de su compañero, pero tampoco quería ver al pobre animal ahogarse.
-Zelgadis-san, puedes…- comenzó a decir, pero Zelgadis dio un suspiro sabiendo lo que diría y le respondió antes de que se lo preguntara
-Iré por él…- dijo irritado pero cumpliendo sus palabras. La princesa se alivio al ver que su amigo tenía compasión por la extraña criatura.
Dirigió la burbuja hacia el animal y Amelia lo acogió entre mis brazos. Cuando salieron del agua, el animal estaba totalmente aterrado y nervioso, al verlo detenidamente tenía una grave herida. La sacerdotisa conjuró un hechizo de "recuperación" sobre ésta, mientras Zelgadis se dirigió a donde ellos estaban. Se notaba aún disgustado pero más calmado (aunque no le duró por mucho tiempo).
- Mira, Amelia- le dijo con sus ojos cerrados y su ceño fruncido- Si, lo de hoy fue por "verse bien para la justicia", sobrepasaste los límites de tu cordura. Ahora, respóndeme honestamente (aunque tema por la respuesta): En que lógica absurda te pareció buena idea cancelar tu hechizo de levitación y tirarte a un rió de fuerte correntada a salvar a quien-sabe-que-rayos-es-esa cosa?!
- Es que… no es por heroísmo, yo no lo cancelé…- la princesa titubeaba en la respuesta, y el quimera estaba aún más impaciente e irritable. Amelia se ruborizó y respondió mirando hacia un costado- se me canceló el hechizó…
- Como?! Por…- Zelgadis iba a apresurarse a preguntar pero su respuesta la vio en el rostro avergonzado de la veo – ya veo…- ahora él estaba rojo. El quimera tosió y contestó en tono mucho más calmo (que de costumbre si quiera), mirando hacia un costado- Ahem! Lo siento…si lo hubiera sabido…
- Esta bien, Zelgadis-san- contestó la princesa, también mirando hacia otro lado- en verdad, fui un poco lejos. Si tu no me hubieras venido a rescatar, probablemente me hubiera ahogado. Por eso…te agradezco por tu ayuda y siento haberte causado tantas molestias
- Pues, la próxima vez, intenta tener más presente ese…esos detalles- el quimera se ruborizó aún más – para no tener que meterte en problemas.
Pero un gemido irrumpió su charla. El estrambótico ser se había despertado. Realmente era extraño… pero tenía unos ojitos pequeños y brillosos que causaron gran ternura a la joven princesa
- Kawai!!
-Realmente te parece esa cosa tierna? Pero si es horrible- observando a la criatura peyorativamente.
-Zelgadis-san, no seas injusto! tú más que nadie sabes lo feo que es que te miren con desprecio por tu apariencia
-Me-me-me estás comparando con esa cosa…- miró con ojos recelosos que la princesa ignoró por completo, juguetando con el raro pero tierno espécimen. A veces no sabía si ella lo quería alegrarle o hundirlo más en una severa depresión.
- Que te parece si lo adoptamos?- le sugerió sin esconder su entusiasmo que, obviamente, Zelgadis no compartía
El sabía lo que se esperaba cuando aceptó viajar con ella. Sabía que se metería en problemas por su búsqueda de la justicia, involucrándolo en alguna de sus andanzas. Si, con pesar, sabía lo que le esperaba…Pero si que no esperaba esto!
-Que te parece si lo adoptamos?- dijo ella con un tono dulce y alegre, mientras sostenía con mucho amor a al espécimen en cuestión.
-EH??- El quimera gritó estupefacto. Bien, podía soportar que lo arrastrara a ser un héroe en cosas que ni le incumben, pero que lo convirtiera en niñera, ya era el colmo!
- Olvídalo, Amelia, no pienses que voy a cuidar a esa cosa!
-Pero, Zelgadis-san, míralo! Esta totalmente aterrorizado, necesita de alguien que lo cuide!
-Sólo aprendió que el mundo es un lugar duro y que para sobrevivir no debe confiar en nadie! Yo creo que esta más que preparado que nunca para el mundo exterior...
-Zelgadis-san, eso es horrible!- exclamó la princesa con ojos vidriosos, mirándolo por un rato. Como podía tener esa concepción del mundo?! La princesa encaró a la criatura, pero sin dejar de mirar a Zelgadis (cosa que el quimera ni se entero, pues estaba concentrado en que se deshiciera de esa cosa) y afirmó con su usual tono de discurso justiciero- Pensar que el mundo es así de terrible! Con más razón debo quedármelo! Con mi espíritu lleno de amor y pureza, voy a hacer que tenga confianza en sí mismo y vea el mundo con la belleza que posee- la princesa ya había empezado otra vez con sus discursos, haciendo sus poses características. Si que iba ser un animal sobreprotegido…pero el animal tampoco aguantó mucho la cursilería
El abrazó de la joven justiciera fue tan fuerte, que el animal se sentía peor que en el agua y se fue corriendo, con la cola entre las patas, sin mirar atrás. La princesa se quedo atónita y el hechicero simplemente hizo de cuenta que nada había sucedido.
-Vaya, siempre me va a dar el mismo efecto…- la sacerdotisa murmuró para sí, dando un suspiro muy triste.
El joven quimera vio el rostro de tristeza de su compañera, sin entender que le pasaba...
Después de un rato, la princesa pronto se puso de pie y exclamó con la euforia que la caracteriza- Vamos, Zelgadis-san! Hay mucho que recorrer y mucha justicia que esparcir!!- empezó a caminar con un ritmo acelerado y con entusiasmo. Realmente se recuperaba rápido…si que era única...
Si que Amelia se metía en problemas. A veces, resultaba un retraso... más que inconveniente. Pero aún así, había aceptado viajar con ella. Realmente ni él sabía bien porque lo hizo, siendo que solo iría más rápido…
Zelgadis interrumpió sus propios pensamientos al ver, que en ese momento, realmente estaba solo! Amelia había desaparecido
Hablando de problemas tsk! Se rascó la cabeza con pesar. Donde se habrá metido? Ella solía caminar más rápido que él, pero cuanto pudo haberse adelantado.
-Amelia!- gritó alto esperando que lo escuchase
-Que sucede, Zelgadis-san?- lo sorprendente fue que su voz no vino de adelante, sino que provenía de atrás suyo. Era algo raro pues la princesa, que siempre andaba con mucha energía y tenía un paso acelerado que el de él, estuviera detrás suyo. Pero eso no le paralizó hasta que se dio vuelta.
El rostro de la sacerdotisa estaba completamente pálido, sus ojos estaban levemente abiertos, como si le costase abrirlos y su respiración era entrecortada.
Los ojos de la quimera se abrieron por completo y no pensó dos segundos en darse vuelta por completo, para encararla.
- Estas bien, Amelia?!- la quimera exclamó realmente preocupado.
- De que estas hablando, Zelgadis-san? Estoy perfectamente…- su propia voz quebradiza la delataba
-Es por la regla?- preguntó, ignorando su falsa respuesta
-No, te dige que…ACHU- la princesa estornudo sin poder terminar. Ya su cuerpo lo hacía más que evidente.
El hechicero se acercó a ella con ojos muy serios, pero la princesa no quería causarle más problema a su joven amigo.
-Zelgadis-san, no creo que sea para tanto. Habré agarrado un poco de frió, nada grave- se adelantó con pasos apresuradas, simulando estar mejor- vamos yendo…
Pero la princesa se tropezó en uno de sus pasos y cayó desmayada al suelo. Zelgadis soltó un grito desesperado y la contuvo en sus brazos.
Sus respiración, su rostro…Estaba realmente enferma
La recogió entre sus brazos y mirándola con un rostro que demostraba estar preocupado pero ofendido a la vez. Por qué no había dicho nada?! Realmente quiso demostrarle que tenía la resistencia para seguir, aún estando enferma!
Pero otra deducción más turbia le vino a la mente. O acaso pensaba que el la iba abandonar...Si que era el hombre más solitario del mundo, pero jamás la dejaría abandonada estando enferma...
Aun mirando, consternado, el rostro débil de la princesa. Tanto querías ayudar a los demás, te olvidaste de ti misma...
Zelgadis empezó a moverse, cargando a la joven. Diciéndose a él mismo
-Estoy empezando a entender porque acepte viajar con ella…
