¡Hola! bien aquí con una nueva historia, esta vez quise hacer algo más interesante por así decirlo. La historia está basada después del RE6 (6años para ser exactos) espero que sea de su agrado.
Aclaraciones:
Letra normal. –Narración general.
Letra en negritas. – Notas de autor, algunos pensamientos de los personajes.
Letra en cursiva. –Recuerdos, algunas frases.
Esta historia es para Core Nakisawa, espero que te guste sobre todo a ti.
Disclaimer: La saga de videojuegos no me pertenecen, son propiedad de CAPCOM, únicamente la trama de esta historia es mía.
Sin más ¡comencemos!
Sorority Row
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Capítulo I: El comienzo del mal.
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Miraba con determinación a las personas que caminaban por las calles en la obscuridad, ajenas a la destrucción que se avecinaba, desde su laboratorio tenía un buen plano de la ciudad de Madrid, nadie se atrevería a entrar, el lugar había sido abandonado desde los sucesos en China durante el atentado del año dos mil trece, justo cuando todo comenzó.
Su mente viajó hasta ese momento.
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Su cuerpo se retorcía por el dolor, la sangre se le escapaba del cuerpo arrebatándole la vida lentamente, esos bastardos no alcanzaron a asegurarse si seguía con vida. Solo se marcharon.
El dolor en su cuerpo se hacía profundo hasta el punto que ya no sentía dolor. Aquello era simplemente extraño. Se giró para tocar la profunda herida de su cuello cuando notó que ya no había sangre. Ni rastros de la herida.
El virus estaba mutando nuevamente de su cuerpo. Lo sentía, quemándole la piel superior hasta que no hubiera dolor alguno.
Abrió sus ojos cuando ya no sentía su corazón latir fuertemente, no habían raspones, ni heridas profundas, ni sangre.
Su cuerpo estaba regenerado.
Se incorporó del suelo, notando lo rápido que había sido a pesar de estar a un paso de la muerte.
Era completamente humano, sin mutaciones. Su estructura genética se había adaptado completamente. Justo como antes.
Decidió esconderse de los inútiles por si regresaban, caminó rápidamente hasta llegar a un edificio alto con mucho lugar para no ser visto.
Se quedaría el tiempo necesario, que todos creyeran que había muerto. Sentía un nuevo poder recorrer sus venas al igual que otra sensación
La sensación de venganza.
Ya tendría tiempo para hacer pagar a los que se atrevieron a meterse en su camino.
Chris Redfield y Leon Kennedy eran su primordial objetivo.
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Cinco años le había tomado reconstruir su laboratorio, tomando como base una de las antiguas instalaciones de Umbrella que aún quedaban de pie aisladas del mundo. En ese lapso de tiempo se infiltró con personas del mercado negro para reiniciar su plan de venganza que en unas pocas horas llevaría a cabo.
Desvió su mirada hacia una de las pizarras de su laboratorio, el cual tenía muchas noticias de periódicos pero solo dos estaban subrayadas con marcador rojo
"Nace el hijo del agente de la B.S.A.A. Chris Redfield y la agente Jill Valentine"
"Leon Kennedy contrae nupcias en Versalles, cuidad donde radica hace más de 2 años. Parece que nuestros héroes al fin son felices, por fin la paz ha llegado al mundo"
Idiotas. Si supieran que nunca habían estado en paz, pero pronto se darían cuenta de lo equivocados que estaban todos al pensarlo.
Caminó unos pasos más atrás de su pizarra admirando con deleite las máquinas que trabajan en su nuevo experimento. Tres filas de capsulas contenedoras hacían su principal aparición con cuerpos dentro flotando libremente, ataviados de cables que monitoreaban signos vitales. Esos eran sus experimentos de prueba en control mental y al fin saldrían a la luz. Se acercó con pasos firmes al hombre rubio que examinaba una de las ultimas capsulas.
– ¿Marcus, cómo van los experimentos? – preguntó con interés. Marcus Douglas era su nueva inquisición, un investigador que trabajaba para la corporación Umbrella cuando Albert Wesker estaba al Mando. No era como si nunca se hubiesen conocido cuando solía ser lo contrario. Y no había sido complicado hallarlo o convencerlo. Marcus siempre le seguiría.
Los ojos azules del hombre brillaron, señalándole el progreso.
– Experimentos doscientos veinticinco, treinta y seiscientos cincuenta completados con éxito. –Informó el científico. – Todo marcha según el protocolo.
Ella siguió leyendo, pasando las hojas con los detalles.
– ¿Lograste despejar los virus?
–Fueron completamente extraídos, sin índice de error
Amplió la mueca. El famoso prodigio de Umbrella hacía su aparición, el lograr despejar un virus sin mutación pocas personas se daban el privilegio de hacerlo. Y él había hecho fáciles las cosas, las nuevas creaciones parecían casi perfectas y listas para comenzar.
–Excelente.
–Hay algo más, el virus que ordenaste ha sido modificado –llevó las manos hasta el bolso de su bata y sacó un objeto. –Aquí lo tienes.
Tomó el objeto que el rubio le tendía. Un ámpula pequeña mostrando líquido gris dentro y pequeño virus flotando dentro de él. Estaba listo.
–Dime la eficacia completa.
–Tenemos ochenta por ciento del daño.
– ¿Encontraste la enzima para aumentar el virus? -Alzó la ceja. Douglas asintió regresando el escritorio. Sacó del cajón una carpeta amarilla la cual examinó con rapidez. –La encontraste.
–Así es, para hacer resistente la fuerza del virus se necesita la enzima que dio origen a todos los sucesores si se quiere tener un daño colateral.
–Sabes dónde conseguirlo. –No sonaba a pregunta. Claro que él lo sabía.
–Sigue leyendo, esto te interesará
Llegó a la parte indicada, lo que vio le desconcertó brevemente.
"Mara Victoria Kennedy.
Edad: 5 años.
Versalles, Francia.
Portadora de la enzima BTK."
–Esto es una gran sorpresa, no perdieron el tiempo –Habló con furia, arrojando los papeles al suelo. Luego una sonrisa mordaz apareció en su rostro. –Hay que conseguirlo entonces Marcus, dado a que el original está muerto. Douglas, comenzaremos añade esta misión ¿Tienes los misiles preparados?
–Por su puesto.
–Perfecto, mañana Versalles será testigo de un ataque bioterrorista protagonizado por el mejor virus jamás creado. –Marcus asintió.
–Para agregarle la cereza al pastel, el experimento seiscientos cincuenta está saliendo del periodo de incubación – señaló hacia la salida. –, sígueme.
Ambos atravesaron el pasillo en silencio. La alarma de termino resonaba creando eco entre las paredes. Siguió al rubio pensando qué hacer con cada uno gracias a la nueva información del portador, pero todos serían útiles. Cada uno estaba hecho para rememorar heridas y seguirían lo planeado.
El proyecto de control había iniciado. Una perversa idea vino a su mente.
–Llegamos.
El rubio contempló la capsula que contenía el cuerpo prácticamente humano, sin ninguna modificación al deshacerse del virus que había plagado su cuerpo por muchos años. El líquido comenzó a disminuir y la alarma emitió un pitido, los focos azules tornaban una coloración rojiza mientras al fin veía indicios se vida.
"Experimento seiscientos cincuenta en funcionamiento. Signos vitales establecidos, ondas cerebrales al treinta por ciento"
El cuerpo empezó a sacudirse con violencia, arrancándose algunos claves que rodeaban extremidades. Golpeó la cápsula partiéndola al instante en trozos y cayó al piso. Pequeñas hileras de sangre lo recorrían y varios cristales se habían adherido a la piel creando nuevas heridas, aunque no era algo de qué preocuparse por el momento.
"Nivel aumentado, ondas cerebrales al sesenta por ciento" presión sanguínea y ritmo cardiaco en movimiento.
Comenzó toser, desprendiendo el agua de sus pulmones. Las manos intentaron procesar lo que el cerebro aún sería incapaz. Douglas se inclinó hasta quedar a la altura del hombre que yacía en el suelo. Buscó abrir los ojos lentamente y mostró un color verde intenso.
"Experimento seiscientos cincuenta terminado, ondas cerebrales al noventa por ciento"
–Bienvenido de vuelta, Burnside.
Versalles, Francia. 2018.
Ark Thomson recorría el cielo matutino de Versalles en su helicóptero admirando el perímetro en cuestión, habían recibido rumores acerca de contrabando de armas biológicas en un mercado negro. Eso era extraño ya que no se habían reportado avistamientos de criaturas extrañas en los últimos seis años. Rick Parker, presidente en turno les aseguró que el mal biológico había desaparecido de la tierra y al fin la paz había llegado. Leon Kennedy, su amigo de muchos años le había confiado la misión ahora siendo del DSO. El y su esposa estaban en Madrid atendiendo sus pendientes en el gobierno. Mara, su hija se encontraba al cuidado de Chris Redfield, el padrino de la pequeña mientras regresaban.
Miró con detenimiento el cielo que extrañamente estaba tranquilo, el vello en su nuca comenzaba a erizarse, tenía un mal presentimiento que decidió ignorar y concentrarse en su misión. No quedaba mucho espacio a registrar cuando la zona parecía ser confiable y no un blanco para los terroristas.
Un sonoro ruido llamó su atención. Giró el rostro, encontrando a la misma altura un misil de impacto atravesando el territorio Francés.
– ¿Qué diablos hace eso aquí? –se preguntó al verlo avanzar con rapidez. Entonces entendió, la información era cierta.
El asalto impactó contra el edifico edificio más alto y liberó lo que parecía ser una neblina negra. Los ruidos aparecieron. Las personas habían comprendido la magnitud y corrían buscando refugio. Thomson se paralizó e intentó capturar la situación. Sus ojos se abrieron del pánico. Había leído en alguna ocasión el informe del atentado relacionado al virus C y ahí narraban sobre ese tipo de neblina infernal.
Estaban atacando como hacía seis años.
Sentía su corazón latir violentamente contra su pecho. Sus nervios no ayudaban. Estaba solo, no había equipo cerca ni equipo para comenzar.
– ¡Diablos! –Masculló, ahí estaba la evidencia. Las personas ya habían mutado convertidas en zombis, arrasando con las personas que corrían desesperadas mientras ellos les seguían el paso. –Maldición, no cuando todo estaba bien.
–Ark Thomson reportándose a la central ¿me escuchan? –llamó.
Aquello no debía estarle sucediendo a él.
– ¿Hay alguien? –El silencio reinó una vez más. Suspiró frustrado y casi perdía las esperanzas de no ser por la voz que contestó la radio.
–Chris Redfield atendiendo desde la central, qué sucede.
El aire pareció regresar a los pulmones del soldado. Ark decidió decirle sin tacto la noticia, no había tiempo para perder. Si la infección se propagaba, podría ser tarde para cuando llega el refuerzo.
–capitán, Versalles sufre en atentado en este momento.
Esperó la respuesta.
– ¿Dijiste Versalles? –Escuchó el sonido del puño del capitán impactando contra algo. – ¡Jill está en ese lugar con Alexander y Mara! Escucha bien Ark, debes encontrarlos mientras voy hacia ahí.
– ¿Tienes idea de su última ubicación?
–Sí, te he enviado los datos al móvil. Mantenlos con vida Thomson, no tardaré en llegar.
El castaño sacó el móvil verificando la ubicación, al parecer se encontraban en el edificio O´ders cerca del parque. Según el mapa, tampoco estaba lejos de su posición y le alivió saberlo. Así las probabilidades de encontrarlos estables aumentaban, aunque Jill era una activista y sabía manejar la situación un poco de ayuda no parecía mal.
–Déjame esto a mí Chris, las cosas no está muy bien por aquí.
Estar en el aire le daba cierta ventaja, pero una ver pisado el suelo se volvería un blanco fácil sin equipo especializado.
–Entendido, le avisará a Leon. Chris Redfield fuera.
El soldado cortó la comunicación buscando un edificio para aterrizar cercano al punto de encuentro. Encontró su objetivo y empuñó el rifle semiautomático dispuesto a atravesar la horda de infectados. Corrió hasta la escalera, apuntó el arma y comenzó a disparar haciéndolos caer uno a uno. Ark sabía que el ruido atraía más de esas cosas y no tenía tiempo o municiones para perder.
Otro helicóptero apareció cargando lo que parecía un contenedor de gran tamaño atado con cadenas. Dejó caerlo sobre el centro, arruinando la fuente del parque, se abrió, dejando ver una criatura llena de cicatrices, sin ojos y el brazo metálico el cual recordaba a una cierra por el sonido que hacía. Lo reconoció rápidamente gracias a los informes nuevamente. El agente de China les había dicho sobre él.
Ustanak, e iba en dirección hacia el edificio de Jill, destruyendo todo a su paso creando explosiones por lo tanto debía apresurarse.
El infierno se estaba desatando.
–La operación fue un éxito, el virus A fue esparcido en su totalidad -Señaló Marcus Douglas a su acompañante. – Los J'avos fueron liberados rumbo a España y cuatro misiles más siguen su destino. Burnside lleva el mando como pediste.
– Muy bien, ahora vayan por Mara Kennedy –Ordenó a sus súbitos. –Marcus, tú iras con ellos.
Él asintió haciendo señas a los hombre con máscaras negras, siempre dispuesto a cumplir la misión. Así lo recordaba, siempre colaborador y dispuesto a destruir todo lo que sus manos tocaran. Gracias a él el virus se había expandido siendo Versalles la primera víctima. Y, teniendo otros en varias partes del mundo la venganza estaba cada vez cercana.
Seguía en el laboratorio de China, ya le daría tiempo para alcanzar a Douglas, el rubio jamás le fallaría en ninguna misión. Nunca.
Puso su atención nuevamente en las cuatro cápsulas de incubación. Los cuerpos seguían donde estaban, expectantes. Se centró en la última. Explorando varias viejas instalaciones alrededor del mundo durante seis años encontró una adquisición rara y valiosa, encontrada en las instalaciones de áfrica. Nunca conoció al hombre en persona, pero todas las personas vivas al menos sabían algo de él y su obra al mundo. Era una excelente arma, ambos portaban un enemigo en común al cual querían ver muerto.
El cuerpo masculino flotaba libremente rodeado de cables del mismo método utilizado con Steve Burnside, más este era diferente. Sus niveles vitales estaban bajos, a comparación del primer ejemplar. Aquel hombre había sido portador un virus nunca salido a la luz. Encontrado bajo lava ardiente y rostro irreconocible, la ciencia se dio el lujo de revivir al destructor de su tiempo. Aquel que vendió a los S.T.A.R.S y mató al creador del virus progenitor.
–Albert Wesker, fuiste de gran utilidad. Ahora te dejaré tomar venganza pronto. –Tocó el borde de la cápsula, sintiendo el frio contra sus yemas.
Ella también lo haría. Leon Kennedy y Chris Redfield no tendrían oportunidad contra dos seres como ellos.
Sonrió.
–Es momento de informar la noticia a los Kennedy.
Uno de sus ayudantes traía consigo una grabadora. La aferró, comenzando la grabación.
Ellos serían los primeros en sufrir de su lista. Y lo mejor era usar a su hija para hacerlo con los Redfield incluidos en ella.
La pesadilla apenas estaba comenzando.
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Y bien, eso es todo. Quería hacerlo más largo, de verdad, pero ando un poco ocupada, espero que aun así les guste. Para una introducción a la historia me parece adecuado.
Bien, ya medio ven la trama. Lo siguiente será el secuestro de Mara. ¿Ark Thomson logrará sobrevivir y llegar antes de que se la lleven?
¿Qué reacción tendrán los padres de Mara al enterarse del peligro en el que está su pequeña hija? ¿Chris llegará a tiempo? ¿Qué pasará con Jill y Alexander?
Todas estas preguntas serán contestadas en el siguiente capitulo, el cual prometo será largo.
Ahora bien ¿Qué les pareció este?
Dejen un Review con su opinión.
Un saludo.
Fatty Rose Malfoy.
Pd: Capítulo editado 4/11/15 para hacer más clara la historia.
