Los personajes no me pertenecen..

Capítulo uno de- "Idiota tú,idiota él."

1-"El principio".

Un joven de estatura alta,cabello negro,con uniforme de kokuyo. Se encontraba coriendo por las calles de namimori,en unas de sus manos sostenía un uniforme masculino de la misma de kokuyo.

Mientras sonreía victorioso por la pequeña broma,que acaba de hacer.

—¡ESTÚPIDO!,¡VUELVE DE INMEDIATO!.-el pobre joven,que se encontraba persiguiendo al otro joven,gritaba de coraje.

Con la respiración algo agitada,gotas de sudor corriendo por su rostro sonrojado; Kazuki Susuki,un joven de cabellos azabaches,dos grandes ojos redondos color azulados,con tan solo catorce años,muy chico,para su edad este joven es...en pocas palabras es bipolar.

—¡Maldito,bastardo!,¡Vuelve de inmediato!.-seguio gritando como podía,sin importarle como se encontraba en esos instantes.

—¡Atraparme si puedes!-se escuchaba a lo lejos.

—maldito.- murmuró con enojo.

El joven pelinegro,doblo a la izquierda desapareciendo de la vista del chico.

Corrió,como pudo,ya que se encontraba descalzo y el muy infeliz lo hizo correr,ya que este no tenía buena condición física,y eso se le dificultaba.

Mientras tanto,en otra parte.

—VOII, estúpido. Cómo se les ocurre.-grito molesto y molestando los demás.

—Tranquilízate~.-hablo de manera calmada y divertida,un joven alto con lentes.

—Silencio basuras.-hablo molesto,un joven alto con cabello negro.

Regresando con Kazuki.

El nombrado ya más que estresado,se detuvo con ambas manos se agarra ambas rodillas,tratando de respirar.

Ya cuando pudo tranquilizarse,sus cabellos azabaches tapaban sus ojos,con una de sus manos quito su cabello haciéndolo para atrás,dejando al descubierto esos dos grandes ojos azulados.

Miró a la gente pasar,el joven ladeó la cabeza frunciendo las cejas un poco,sin entender porque la gente lo miraba.

"Son una bola de raros..."- pensó,sin interés alguno.

Observo a su izquierda donde un gran vidrio se encontraba,reflejando su apariencia.

"Q-que!?...MALDITO BASTARDO." -se asombro por unos instantes,para luego cambiar su asombro por coraje.

Veía detenidamente,su reflejó, frunciendo el seño.

¡Ciao-ssu!

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