Querida Ardwin,

Estoy muy contento de saber que te has reunido con la Dama Arwen y el Señor Elrond en Rivendel, el Bosque Negro, desgraciadamente, no es ya seguro en estos tiempos, ni siquiera para nosotros, los elfos de Mirkwood.

Nosotros, la Compañía del Anillo, bajo la autoridad y la guía de Mithrandir, hemos llegado cerca del valle de Nanduhirion, también llamado Valle del Arroyo Sombrío para entrar en las Tierras de Rohan, rumbo a Mordor.

Cada vez que escucho o pronuncio, o incluso, escribo, como ahora, este nombre, no puedo evitar pensar o acordarme de nuestro Gran Bosque tan verde, hace tanto tiempo, que ni tú, ni yo con nuestra edad lo hemos conocido, y como la negrura se ha instalado en él. Entonces pienso en la intensidad del Mal allí para conseguir transformar un bosque verde en un bosque negro, teniendo en cuenta la distancia de ambos territorios.

Sé que debería haberte dicho en persona que formaba parte de la Compañía en vez de decir a mi padre que te lo dijera, pero os conozco a los dos y hubierais hecho todo lo posible para que no fuera con ellos, pero creo que es mi deber, incluso mi destino.

Sé el tormento que te corroe ahora, sabiendo como sabes que he partido y a donde me dirijo, pero también sé que me comprendes mejor que nadie y que debía partir con Aragorn, mi amigo, y la Compañía.

Ahora, en Rivendel, Dama Arwen y tú podréis consolaros entre vosotras mientras nos juzgáis duramente a Aragorn y a mí mismo por haber arriesgado nuestras vidas en la Misión del Anillo, sabiendo que esos juicios son vanos puesto que ambas sabéis que debíamos partir.

Ya te dejo y te deseo la felicidad.

Hasta pronto, tu amigo

Legolas Greenleaf de Mirkwood.