Hey~
Cuando empecé a escribir esto me di con la sorpresa de que últimamente hay mucho ZoRo.
No, no puede ser (?)
Bueno, no hay que exagerar, pero es que buscaba Yaoi. En fin, me dieron ganas de escribir algo, pero como no estaba segura de qué pareja, decidí hacer esto: ya que quiero algo con Law decidí que su pareja será escogida por ustedes. Al final del capítulo está la lista para evitar confusiones. No habrá nada romántico hasta que el número disminuya, por eso voten, ¡voten por el que menos quieran con Law (?), al final elegiré entre los dos finalistas! Bien, creo que primero debo esperar que les guste la idea, así que a leer.
Disclaimer: One Piece tiene los años que yo, ¿creen que podría ser mío?
Capítulo 1 — Nuevos vecinos
Aquel era un día al que Trafalgar Law podría llamar feliz.
Después de haber terminado sus estudios de Medicina y especializarse en Cirugía, podía dejar libremente su casa y dirigirse a la ciudad: cerca de más tecnología, más posibilidades de trabajo y, especialmente, menos probabilidades de verle la cara a…
— ¡Visítanos pronto, pequeño!—gritó un hombre terriblemente alto cubierto de plumas rosas. Las personas de la estación no dejaban de mirarlo.
—Sabes que me voy para no verte—respondió ya acostumbrado a que su tutor llamase tanto la atención.
—Tienes suerte—una tercera voz se escuchó detrás de Doflamingo; era un hombre de cabello negro engomado con una gran cicatriz horizontal sobre la nariz y un puro en la boca—yo también quisiera alejarme de este idiota.
—Eso no dijiste anoche, fufufu~—recordó el rubio en un tono insinuante, sonriendo ante el jadeo de la señora que se sentaba cerca de Crocodile y rápidamente se alejó. El mayor no dijo nada.
"Favor de alejarse de la línea amarilla, el tren está a punto de partir. Favor de…"
—Ya es momento, Law~—Donquixote volteó dispuesto a darle una última despedida a su protegido, pero este ya había entrado al transporte desde hacía un rato.
—Adiós—dijo antes de sacarle el dedo medio y cerrar la ventana.
—Crecen tan rápido…—suspiró de forma dramática mientras el tren se alejaba.
Law dio los últimos pasos para llegar frente a la que de ahora en adelante sería su vivienda. Verificó la dirección antes de tocar el timbre y unos segundos después una mujer robusta y pelirroja salió a recibirlo.
— ¡¿Qué rayos quieres?!
—Buenas tardes, soy Trafalgar Law, el nuevo inquilino—respondió sin saber si debía darle o no explicaciones. De pronto, el rostro amenazador se volvió más ameno.
— ¡Oh, claro! Pasa, pasa—pidió para poder cerrar la puerta—Yo soy Dadan, la casera, mucho gusto—se presentó dándole la mano—había olvidado que llegarías hoy, pero no te preocupes, tu habitación está lista—explicó mientras subía las escaleras en espera de que el moreno le siguiera. No hubo más charla hasta que llegaron al cuarto piso y se detuvieron frente a la habitación 404—por las mañanas no suele haber nadie ya que están en clases o trabajando, pero de seguro te los encontrarás más tarde.
— ¿Vive mucha gente aquí?
—Tenemos casi treinta habitaciones y hay algo de diez sin dueño.
— ¿Y son ruidosos?—preguntó temiendo un poco la respuesta: no quería empezar una nueva vida rodeada de subnormales que no le dejaran ni pensar.
—Bueno…—rió nerviosamente—no mucho—respondió al final, aunque Trafalgar no supo si creerle—como sea, tengo cosas que hacer, llámame si tienes algún problema—y sin esperar una respuesta, se marchó.
Al pelinegro no le importó mucho, así que ingresó a su espacio rentado. El pasillo era corto y tenía tres puertas en total: una al frente y otras dos a los lados. Abrió la primera y descubrió el baño: pequeño, pero capaz de contener una tina suficiente para una persona. La siguiente puerta, la que estaba a la mano derecha, era una cocina y tenía un refrigerador, una estufa de dos hornillas, un microondas y una alacena.
Finalmente siguió su camino hacia la que supuso sería su habitación. Esta era mucho más amplia que los dos anteriores espacios. Había un ropero, una cama y un escritorio, el resto del lugar estaba decorado con varias cajas que reconoció como sus pertenencias.
—Será mejor que inicie ya—se dijo antes de dejar su bolso en la cama e iniciar con la tediosa labor de desempacar.
Eran casi las siete de la noche cuando empezó a sentir hambre, pero no se detuvo hasta que todo estuvo en su sitio, detestaba dejar las cosas a medias. Cuando faltaban quince minutos para las ocho tomó una chaqueta y apagó las luces para salir del lugar; tendría que comer fuera aquella noche ya que aún tenía vacía la despensa.
Estaba buscando su móvil cuando el timbre sonó. Al principio no creyó que fuera para él (no tenía conocidos en aquel lugar), pero luego se dijo que tal vez Dadan había olvidado decirle algo. Se dirigió a la puerta y la abrió.
— ¡Bienvenido~!—no reaccionó ante el repentino grito pero sí cuando notó que había más de una persona ahí.
— ¿Quiénes son?
— ¡Yo soy Luffy!—exclamó el que estaba frente a todos, un pelinegro algo más pequeño que él— ¡Somos tus nuevos vecinos y venimos a comer!—enseguida se coló por el pasillo y encendió las luces que acababan de ser apagadas— ¡no te quedes ahí, tengo hambre!
—Yo también—pensó Law sin querer, pero luego se concentró en la situación.
— ¡Espera, Luffy!—el grito vino de una mujer pelirroja que llevaba la camiseta ajustada y escotada— ¡No puedes entrar sin permiso a las casas de otros!—regañó siguiéndolo hasta la habitación de Trafalgar; porque sí, el tal Luffy ya hasta se había sentado ahí.
—Tú también lo estás haciendo
—Esperen—otro joven, esta vez de nariz peculiarmente larga y cabello rizado, irrumpió en el lugar y, poco a poco, el grupo se instaló en su habitación (algunos decían con permiso, otros no), Law pudo contar ocho personas.
— ¡Oye! ¡¿No tienes una mesa?!—escuchó que le gritaban.
—Ya la encontré, Luffy, no grites—Usopp sacó la mesa desplegable (1) de debajo de la cama y la puso al centro. Al ser redonda facilitó el que se acomodaran.
— ¡¿Te vas a quedar ahí todo el rato?!—Trafalgar reaccionó y decidió cerrar la puerta para lidiar con eso, pero algo se lo impidió.
—Espera, espera—vio quién estaba en la entrada y se topó con dos personas más, ambas usaban sombreros—disculpa, llegamos tarde, pero es que Penguin tardó mucho en alistarse.
— ¡Hey, no me culpes, tú no encontrabas la llave!—reclamó el mencionado.
— ¡Oh, pero si son Chachi y Pingüín!—gritaron desde adentro.
— ¡Es Shachi y Penguin!—reclamó el que había hablado primero—en fin, no hay que quedarnos aquí, la fiesta ya empezó—dijo mientras Penguin cerraba la puerta y ambos arrastraban al pelinegro hasta el dormitorio.
— ¡Saca la comida, Sanji!
— ¡Aún no, te he dicho que te esperes!
—Tengo hambre…
— ¿Trajiste sake?—y las frases seguían siendo soltadas al aire, ninguno tomaba en cuenta al dueño de lugar.
—Creo que deberíamos empezar por presentarnos, nuestro nuevo vecino luce más que confundido—intervino con una sonrisa una pelinegra alta. Todos se callaron y miraron al susodicho.
—Cierto, cierto—era la pelirroja que había entrado en segundo lugar—disculpa las molestias, pero es que queríamos darte la bienvenida—inició. Ya todos estaban sentados, no todos alrededor de la mesa (no era tan grande) pero eso no evitaba que se quedaran mirando a Trafalgar—ahora iniciaremos con las presentaciones. Yo soy Nami, tengo 18 años y hace poco inicié mi primer año en la Universidad, estudio Climatología—ya todos se habían callado, así que Law podía escucharla a la perfección—vivo en el 301 junto a Robin—aclaró señalando a la pelinegra de hace un momento. Ella siguió.
—Nico Robin, tengo 28 años y soy arqueóloga—dijo brevemente.
— ¡Yo soy Luffy! ¡Monkey D. Luffy! Vivo en el 302 junto a mi hermano Ace, tengo 17 años y me gusta mucho la carne, ¿tienes un poco? ¿Quieres ser mi amigo?
—Esa no es una presentación—regañó Nami dándole un golpe.
—Yo soy Usopp, vivo en el 401, también tengo 17 años y estudio junto a Luffy desde primaria. Mi sueño es convertirme en Inventor.
—Soy Sanji, 19 años, estudio Gastronomía y vivo en el 403 —dijo señalando hacia donde estaba su habitación—no te preocupes, no soy un vecino muy ruidoso.
—Eso espero.
—Zoro, 19 años, trabajo en un dôjo cercano y también vivo al lado, en el 405.
— ¡Yo soy Tony Tony Chopper!—aquel era el más joven del grupo, con el cabello castaño y unos ojos grandes y marrones—Tengo 15 años y quisiera estudiar Medicina. Vivo en el 303 con mi mentora, la Dra. Kureha.—¿Kureha? Ese nombre le sonaba de algo.
—Yo soy Shachi—se presentó el pelirrojo de hace un rato—tengo 22 años y estudio Veterinaria.
—Y yo Penguin, misma edad y carrera, somos amigos de la infancia y vivimos en el 304.
—¡Eustass Kidd!—Law notó que el pelirrojo era el último que faltaba presentarse—21 años, vivo en el 201 y estudio Mecánica—con esto todos se quedaron callados, mirándole expectantes. Trafalgar entendió que esperaban su turno.
—Mi nombre es Trafalgar Law, vengo de Dressrosa. Tengo 24 años y soy cirujano, vine después de conseguir un trabajo cerca de aquí.
— ¿Cirujano?—a Chopper parecían brillarle los ojos— ¡Genial! ¿Te importaría si te visito? La Dra. Kureha sabe mucho, pero no le gusta el campo de la Cirugía, así que…
—Chopper, tengo hambre…—interrumpió Luffy, esta vez con menos fuerzas y casi derritiéndose en la mesa.
—Luffy, no deberías interrumpir a las personas—Nami suspiró.
—No, tiene razón, me emocioné demasiado—se disculpó el más joven.
—Bueno, bueno, ¡que empiece la fiesta entonces!—exclamó Sanji abriendo la bolsa con la que había llegado. De pronto aparecieron botellas de zumo y sake en la mesa junto a bocaditos, tanto comprados como algunos hechos en casa (de seguro por el rubio). Unos minutos después todos tenían un vaso en la mano y, después de un brindis, empezaron a acribillar al nuevo con preguntas, desde si tenía novia hasta si compartiría su carne. Al rato dejaron en paz a Law y este pudo alejarse un poco mientras veía cómo se desenvolvía el grupo. Aún no se creía que hubiera tanta gente reunida ahí el día en que se mudaba y mucho menos que hubieran iniciado una fiesta tan inesperadamente. De pronto sintió que alguien se sentaba a su lado.
—Disculpa—era el pequeño, quien le miraba aún con un poco de admiración—sé que soy insistente y que de seguro tendrás un horario ocupado con tu trabajo, pero, ¿podrías pensar en lo que te dije?—todo lo soltó mirando al suelo y jugando con las manos.
El pelinegro no estaba seguro de cómo responder, lo último que esperaba era tener una especie de pupilo en su nueva vida. Quiso decirle que no, pero notaba tanta ilusión en él que asintió con la cabeza. No creía que causara muchas molestias, parecía ser de esos niños que obedecían al pie de la letra lo que se les decía.
—Claro, no le veo el problema—Tony sonrió a más no poder.
— ¡Genial!
—Por cierto—interrumpió su alegría—esa doctora que mencionaste…
— ¿La doctora Kureha?
—Sí… ¿hablabas de Doctorine?
—Claro, Doctorine—Law ya se lo había imaginado pero no podía creerlo, ¿la famosa Doctorine estaba ahí? Parecía mentira, había leído sus libros de medicina desde pequeño, fue gracias a su Introducción a la Biología que diseccionó su primera rana por sí mismo.
— ¿Crees que podría hablar con ella?
— ¡Por supuesto! Pensaba hablarle de ti en cuanto vuelva. Ahora se encuentra en una gira de conferencias, así que no volverá hasta dentro de un mes, pero de seguro aceptará en ese momento.
—Te lo agradezco—respondió con sinceridad.
—Oye, Torao…
— ¿Torao…?
—Sí, te estás perdiendo de la fiesta—reclamó Luffy.
— ¿Alguien dijo…fiesta?—la voz provino del pasillo— ¡Hola chicos, entré ya que la puerta estaba abierta!—era un pelinegro de pecas y sombrero vaquero— ¡Traje comida y bebida! ¡Hoy es viernes, así que podemos alocarnos!
— ¡Ace!—brincó el del sombrero de paja.
—Tú debes ser el nuevo—notó mirándolo y ofreciéndole la mano—Portgass D. Ace, hermano de Luffy y detective—Law asintió— Si quieres seguir a alguien, no dudes en preguntarme—agregó guiñando el ojo.
—Trafalgar Law, cirujano.
La celebración siguió su curso, pero cuando llegaba la medianoche Trafalgar se percató de que pretendían seguir las palabras de Ace al pie de la letra, así que se las apañó para echarlos (con ayuda de Nami y Robin) alegando que aún tenía muchas cosas que hacer el día siguiente.
Cuando las luces ya se habían apagado y él estaba recostado en la cama pensó en lo irónico que había sido irse de casa huyendo de alguien tan molesto como Doflamingo para finalmente encontrarse con un grupo aún más ruidoso que él. Pero, ¿por qué se sentía menos incómodo? ¿Tal vez porque eran más jóvenes? ¿O porque no les conocía del todo aún? Se dijo a sí mismo que no le interesaba llegar más a fondo en las relaciones con sus vecinos, pero también sabía, en el fondo, que lo iba a hacer quisiera o no.
No parecían ser de las personas que guardan las distancias y en unas horas lo había confirmado.
(1) No pude encontrar una imagen decente. Aun así, trataré de explicar. Me refería a esas mesas redondas de patas muy cortas que suelen tener los japoneses en sus dormitorios. Al ser bajas no se necesitan sillas, puedes sentarte en el suelo o sobre un cojín y ya. Debido a lo prácticos que son los japoneses, le agregué el detalle de ser plegable, lo suficiente como para guardarse debajo de una cama.
¿Qué tal? ¿Interesa un poco? Bueno, en este capítulo no introduje a todos los personajes que aparecerán, así que dejaré la lista de posibilidades:
Luffy–Ace–Chopper–Zoro–Sanji–Ussop–Kidd–Smoker–Bepo–Shachi–Penguin–Mihawk
En cuanto a Bepo, será convertido a humano como Chopper. No diré hacia qué pareja me inclino porque, como ya dije, está en sus manos. En cada capítulo se eliminará una persona y gracias a ello la historia irá tomando distintos giros, algo así como los videojuegos donde tus respuestas determinan el final (?)
Si has leído hasta aquí y te gusta la idea, ¿qué esperas? ¡Vota! Por más que sea sólo una persona la que comente, seguiré, no se preocupen (?)
Ahora, ¡nombra a quien menos quieras con Law! (aunque suene cruel)
Nos leemos,
Lis.
PD: Los comentarios acercan a nuestro querido Law a descubrir cosas que su kokoro-chan aún no siente (?)
