FIESTA EN LA SALA DE MENESTERES

Rezaba el cartel en cada sala común, sólo podían ingresar mayores de edad. ¿Por qué Hermione y Ron no se oponen? Porque fue idea de Harry, para recordar el aniversario de la muerte de Dumbledore con alegría, y no con tristeza.

Muchas muertes se sucedían, tanto den el mundo mágico como en el muggle. Un aura sombría envolvía a Hogwarts, y los adolescentes creían que era casi inmoral sentir algo diferente a la angustia o al terror. Fuera de aquellos muros se libraba una guerra. Ganara quien ganara, muchos ya habían perdido seres que amaban.

Harry, con aquella fiesta, pretendía levantar la moral de sus amigos y sacarles algunas sonrisas. En la guerra, el amor también era necesario. El anciano director siempre había puesto énfasis en ello. También era necesaria la unificación entre las casas, ¿y qué mejor manera de hacerlo que procurando que se conocieran entre los estudiantes?

En otra sala común, había un rubio platinado mirando fijamente el cartel con sus ojos metálicos. Draco "el arrepentido" Malfoy, sopesaba la idea de escapar por un rato de la maldita realidad que lo condenaba cada día.

Luego de permitir la entrada de los mortífagos y procurar la muerte de Dumbledore, se había puesto bajo el ala protectora de la Orden del Fénix, pudiendo quedarse en el colegio con unos pocos Slytherin, cuyas familias se consideraban neutrales en la guerra contra el Señor Oscuro. El resto había huido junto a sus padres para engrosar las filas de Voldemort.

Pero el otrora niño mimado, era hoy un paria. Nadie parecía estar de su lado, salvo Harry, quien habiendo estado a punto de matarlo, sufrió una gran culpa, y al conocer las intenciones del rubio, acabó perdonándolo y logró que no lo castigaran por sus crímenes.

Aún así, no podía evitar que los demás lo trataran con desprecio, o como mínimo, lo ignoraran.

Harto de la situación, y con ganas de divertirse aunque sea por un rato, anotó su nombre en el anuncio. Lo que no sabía es que éste era un pergamino mágico con un pergamino gemelo en manos de Harry, quien sonrió al ver aparecer el nombre de Draco en la lista.