Hola bichejos, aquí os dejo una historia que llevo escribiendo desde hace unos días. Los primeros caps vendrán prontito, pues ya los tengo escritos, luego no sé cuando podré actualizar pero intentaré no tardar mucho. Espero que la disfrutéis como yo he disfrutado escribiéndola. Un besi.


Regina se encerró en el baño, necesitaba un momento para respirar. En la celebración de la vuelta de Neverland todo el mundo estaba intentando ser simpático con ella pues había salvado a sus héroes. Había intentado ser lo más correcta posible, por Henry, por el bien de todos. Solo se sentía cómoda con Tink, así que cuando esta se había ido, decidió huir de la conversación sobre cocina con Granny. Se miró al espejo y suspiró, solo estaba allí porque cierta rubia la había convencido con su mejor cara de cachorrito y al ser igual que la de su hijo, no había podido negarse.

Miró el reloj, era casi media noche y no se había dado cuenta, era hora de volver a casa e intentar descansar "hacer de héroe agota" pensó y sonrió irónica. Cuando fue a abrir la puerta, alguien lo hizo bruscamente por ella. La cabeza de Emma golpeó su nariz, haciéndola retroceder un par de pasos. Se llevó las manos a la cara con un "aw".

-Oh, mierda Regina, ¿estás bien? Mierda, mierda, mierda… -Emma cerró la puerta tras de sí y se acercó más a Regina, intentando ver si estaba bien.

Regina apartó las manos de su cara, mirándose al espejo. Su nariz empezaba a hincharse y sangraba, se había manchado sus manos. Echó la cabeza hacia atrás y habló con voz nasal.

-¿Tanto me odias?

-¡¿Qué?! No, lo siento… -La rubia no podía sentirse peor.- No pongas la cabeza así, te tragarás la sangre. –La morena hizo una mueca de asco e hizo caso al consejo.

Emma cogió el papel y cuidadosamente puso un tapón n la nariz de Regina, intentando no hacerle daño. "Más" pensó. Tampoco quería que la otra mujer la matase. La morena simplemente se dejó hacer, separando las manos de su ropa con las palmas abiertas pues aún estaban manchadas.

-Voy a por hielo, no te muevas de aquí… por favor. –La rubia volvió a desaparecer cual torbellino, mientras Regina se lavaba las manos y cambiaba el papel de su nariz que había parado de sangra prácticamente pero seguía hinchada y le dolía bastante.

Dos minutos más tarde, Emma estaba de vuelta con el hielo. Se encontró a Regina apoyada en el lavabo, haciendo aire con la mano hacia el lugar del golpe. La mujer más joven ofreció a la morena un cubito en una pequeña bolsa de plástico, ésta la cogió y lo presionó despacio contra el lugar del golpe, suspirando.

-Lo siento, estaba enfadada y no te vi… -Emma habló un poco avergonzada, Regina rodó los ojos, lo que hizo que la nariz le punzase de dolor. Dejó escapar un leve quejido, si no estuviese tan agotada de su viaje a través de portales, se hubiese curado ya con magia, pero a esas alturas ya no tenía fuerzas.

Emma se acercó a ella y le quitó la bolsa de la mano, cuando Regina se iba a quejar la cortó con un "calla" susurrado. Sacó el hielo de la bolsa y con la otra mano cogió su barbilla y le giró la cabeza suavemente, pasando el hielo como si fuese un pincel por la zona inflamada. La morena cerró los ojos y estuvieron en silencio durante unos minutos, hasta que el hielo acabó por derretirse y Emma retiró la mano. Regina abrió los ojos a disgusto, no queriendo perder la cercanía con la otra mujer. Recordó el viaje a Neverland, la rubia no le había dado tiempo para que se sintiese sola y esto había hecho que se acostumbrase a ella, pero en el pueblo era otra historia. Ni siquiera habían podido hablar en toda la noche, a pesar de que estaba allí por ella.

-Gracias. –Emma sonrió suavemente hasta que la morena siguió con la frase.- Deben estar esperándote fuera.- La rubia rodó los ojos y frunció el ceño.

-Y por eso mismo no pienso salir hasta que todos se vayan.

-No puedes esconderte aquí para siempre, además Snow vendrá a buscarte. –Un silencio incómodo empezó a formarse. Regina carraspeó y volvió a hablar.- ¿Por eso estabas enfadada? –Emma asintió y resopló, empezando a dar vueltas por el cubículo, enfadada.

-Snow se ha pasado toda la noche diciendo que le haría muy feliz tener otro hijo y sé que no debería molestarme, pero… -Regina observaba en silencio.- Luego Hook y Neal no se dan por enterados de que no voy a salir con ninguno de los dos, Henry se ha dormido y David se lo ha llevado a su apartamento así que no tenía manera de escapar de ellos. Menos mal que Tink ha logrado hacer que me dejen en paz. Y al final, cuando he ido a buscarte no estabas… -Emma cogió aire y la miró arrepentida.- Has venido por mi culpa y no he podido siquiera saludarte… Lo siento. –Regina escondió una sonrisa.

-Si te consuela, mi noche no ha ido mucho mejor. –Con una mano señaló su nariz y Emma volvió a disculparse.- Puedo sacarte de aquí sin que te vean, si quieres. –La rubia la miró esperanzada y se acercó a ella.

-¿Harías eso por mí? –La morena asintió y bajó la vista algo sonrojada. –Muchas gracias, de verdad.

-No es nada querida, pero no puedes respirar mientras cruzamos el local. –Emma asintió y Regina respiró hondo, concentrando en sacar fuerzas para hacer funcionar su magia. –Agarra mi muñeca y no te sueltes.

La rubia hizo lo dicho, no puedo evitar desviar la mirada a sus labios hasta que ésta se movió hacia la puerta. Emma respiró hondo y aguantó el aire. Regina abrió la puerta y cruzó el local a paso ligero pero sin llamar la atención, notaba como la rubia apretaba la muñeca conforme se quedaba sin aire. Cogió ambas chaquetas discretamente y salieron. Cuando estaban fuera del recinto del local Emma respiró agitadamente, Regina la dio su chaqueta y recibió un murmullo que supuso era un gracias.

-Podías haberme sacado en tu nube morada. –Dijo, intentando calmar su respiración.

-Ni que fuese un taxi, además ni tengo fuerzas ni me hubiese divertido. –Emma rodó los ojos y Regina se encaminó hacia su casa. –Buenas noches Srta Swan.

-Espera, te acompaño. –La alcanzó y al ver la mirada interrogante de la mujer, se sonrojó.- Porque soy la sheriff y no puedo permitir que vayas a estas horas sola.

Caminaron en silencio hacia la casa de la alcaldesa, Regina podía sentir los nervios en la otra mujer. Emma sentía la mirada de la morena clavada en ella y sentía que se le iba a salir el corazón."Emma que no tienes quince años" pensó "actúa normal, sin no te ha matado por el golpe, pedirle salir no puede ser tan terrible." Respiró hondo intentando reunir el valor suficiente, desde el viaje a Neverland sabía que quería estar con Regina y había conseguido que confiase en ella. Se prometió a si misma que si salían de aquel viaje con Henry, le pediría salir a Regina y aquí estaban.

Los nervios de la morena se estaban crispando contagiados por los de la rubia y no puedo aguantar más el silencio.

-¿Estás bien? –Emma asintió y siguieron en silencio hasta el porche de la mansión.

Ninguna sabía bien que hacer, pues no querían separarse, Regina no quería estar sola y Emma no quería perder la oportunidad de preguntarle. Estaba aterra, pues con aquella mujer era todo o nada, no había puntos medios.

-Siento lo del golpe. –Dijo nuevamente, mordiendo su labio inferior.

-No le des más vueltas, ya te llegará la venganza. –Bromeó la morena, Emma rió nerviosa, esperando que no fuese en serio. –Buenas no

-¿Quieres salir conmigo? –La cortó la rubia, bajando la vista y sonrojándose ante la mirada ojiplática de la otra mujer. Ni siquiera dejó tiempo de hablar a Regina cuando empezó a responderse a sí misma. -No quieres, vale, lo entiendo, si es que…

-Srta Swan… -La alcaldesa intentó que la escuchase, pero la rubia ya se estaba dando la vuelta y murmurando cosas sin sentido. "Idiota" pensó Regina, rodando los ojos y sujetándola del brazo. –Emma. - La rubia se giró, evitando la vista de la otra mujer, esperando un comentario sarcástico o un insulto. –Sí. –Dijo sin más y Emma sintió que se le escapaba el corazón de alegría.

-¿En serio? –Preguntó sonriendo involuntariamente, no podía estar más contenta.

-¿Me ves cara de chiste? –Emma no puedo evitar reír y Regina sonrió de medio lado.

-No te vas a arrepentir, lo prometo.

-Ya lo estoy haciendo. –Ambas sonrieron tontamente. –Buenas noches Emma.

Emma sonrió dulcemente y se despidió con la mano, caminando alegremente hacia la calle. Regina esperó a que saliese de su jardín para entrar en la casa. Cerró la puerta y se apoyó tras ella, llevándose las manos a la cara para esconder la sonrisa estúpida que se le había quedado. "Regina compórtate" se regañó a si misma. Subió a su habitación y antes de poder darse cuenta de cuánto había echado de menos su cama, estaba dormida bajo las mantas.


Podéis criticarme y tal por comentarios y PM, os prometo leer todas las opiniones xD