Naruto y sus personajes no me pertenecen, yo no gano nada con esta historia y esto es solo una parida que se me ocurrio pensando lo guapas que se le quedan las cicatrices a Shikaku ;)


Era una obsesión extraña, y ella lo sabía.

Bueno, había que reconocer que sus gustos en cuanto al género masculino nunca habían sido lo que se dice normales, si así hubiera sido habría demostrado ya en sus tiempos de academia una cierta predilección o atracción por el afamado Uchiha Sasuke, pero ese nunca había sido el caso. Más bien todo lo contrario. Si según todas las chicas Sasuke era lo más próximo a dios que existía en la tierra, Naruto hubiera sido lo más parecido al genio maligno del que hablaba Nietzsche.

Aun en ese caso, su atracción por Naruto tampoco era algo descabellado, simplemente se podría decir que prefería lo gracioso a lo guapo, aunque nunca hubiera sido así de sencillo. Mas que atracción lo que sentía por Naruto era admiración, y en ese punto (aunque con unos cuantos años de retraso) todos coincidieron con ella después de la pelea con Pein. Si simplemente hubiera continuado con su amor platónico por Naruto…

Pero una vez más, ella misma se empeñaba en complicarse algo que ya de por si era difícil. Porque si hay algo más difícil que el estar enamorada para una adolescente de 16 años, es el hecho de estar enamorada del líder de otro clan, un hombre mucho más mayor que ella, mucho más fuerte, mucho más inteligente, casado y con un hijo de su misma edad que, maldita fuera su suerte, no estaba en su mismo equipo. Si ese fuera el caso al menos habría podido pasar a recogerlo por su casa con la esperanza de que su padre fuera quien abriera la puerta o que, por casualidad, saliera en ese mismo momento.

"El amor no tiene edad", "El amor es ciego", "Uno no elige de quién se enamora"… Podía traer a su mente todas esas frases trilladas acerca de amores imposibles, que en algún otro momento o con alguna otra persona podrían haberla ayudado, pero no en este caso porque su amor era REALMENTE IMPOSIBLE, con todas sus letras, con todo su significado.

Aun así nadie podía impedirle fantasear con un solo hombre, obsesionarse con un solo nombre: Nara Shikaku. Era una obsesión extraña y, lo peor de todo era que ella lo sabía.