Mentiroso

Lo miraste directamente a los ojos. Las lágrimas amenazaban con desbordar en cualquier instante.

"¡Detente! ¡Es suficiente!" Le gritaste desesperadamente una y otra vez ganando solamente la perdida de tu frágil sentido del tiempo. A él no le importaba sacrificarse, porque te quería en demasía, porque eras su querido hermano y nadie ni nada le arrebataría el efímero placer de sentir tu aprecio en tu semblante insano.

Sonreía débilmente al estar a tu lado, analizando los complicados cálculos que exigía pilotear un Knightmare Frame sin darles mucha importancia. Tu corazón se aceleraba más y más. Tus manos temblaban al igual que tus labios en tanto el temor devoraba tu conciencia. Jamás habías tenido tanto miedo en tu vida.

La destrucción invocaba la danza del viento y las bellas joyas ardientes causantes de dolor. Lo ignorabas todo, únicamente enfocado en su pequeña silueta. El temblor en toda la anatomía del vehículo te acercaba más a su lado, como una escusa estúpida para detenerlo.

Las luces cegaban tus ojos, dejándote el resplandor fastidioso de una tragedia.

Sólo sentiste como tu cuerpo era presionado cerca de él. Intentabas no lastimarlo más, deteniendo el peso de tu cuerpo con los brazos, acortando la distancia entre ambos cada vez más.

Los movimientos habían cesado, más no la preocupación de verle débil.

"Te amo Rolo," dijiste tranquilamente sin parpadeo alguno. En tanto él se estremeció en tus palabras y tembló sin la necesidad que el frío azotara su piel.

"Sé lo suficiente de ti Lelouch, ni-san... como para saber que mientes," pronunció desgarrando su garganta, otorgándote una sonrisa débil. Lo viste caer sin energías rendido en la debilidad de tu cariño. Su pálido rostro parecía desaparecer en aquellas marcadas ojeras y su cabello parecía haber perdido el brillo frente al sol. No atinaste a decir más, anhelabas guardar profundamente aquellos secretos tan crueles, pero no habría más mentiras, todo había terminado.

Su universo fueron siempre mentiras, siempre ocultándole la verdad al otro. Mientras él se encargaba de vigilarte estrictamente, le obligabas sutilmente a ayudarte en tus propósitos. Le otorgaste un pedazo de humanidad y el te entregó tu salvación.

Acariciaste con el pulgar sus labios, grabando en tu memoria la suavidad y el tono rosado que los adornaban en hermosa inocencia. Acercaste tu rostro, y como la primera vez, tomaste presa su boca, humedeciendo con tu lengua el vano recuerdo de toda una existencia. Recorriste sus mejillas como en aquellos días de verano en que solían compartir sonrisas implacables y miradas cómplices frente a su reflejo en el agua.

Recargaste tu cabeza encima de su pecho sintiendo como se humedecían sus ropajes lentamente.

"Es verdad Rolo, tu hermano es un mentiroso."


Ya sé que es una escena bastante triste la que escribí pero sentía la necesidad de hacerlo. Ojalá les haya gustado. Por favor, ¡reviews!