No sean tan despiadados

Autora: yo

TODOS LOS PERSONAJES FUERON CREADOS POR MASASHI KISHIMOTO (exceptuando a dos)


Capítulo uno

-Besa la lluvia-


A Sakura se le caía el hombro.

Había estado corriendo en el pavimento congelado con su pesado novio inconciente recargado en ella durante horas.

-Estúpido Naruto- susurró, tomando la mano colgante del joven.

El chico estaba alarmantemente herido.

Si hubiera dejado las provisiones en las manos de la pandilla de bándalos sin luchar, estaría protegiendo a su adorada del frío insoportable.

Sacar la navaja para proteger la última comida que les quedaba, era un gesto muy valiente. Pero claro que eso se convertía en una completa estupidez si estamos hablando de diez inmensos contrincantes.

Los enamorados se encontraban en aquella posición porque se habían fugado de su ciudad natal.

Se amaban demasiado, desde su adolescencia.

En la "prepa" eran la típica parejita inseparable, los tortolos enamorados, la envidia de los noviazgos que acababan en tragedia.

Pero claro que no siempre fue así.

En la secundaria, Sakura, sencillamente no volteaba a ver a Naruto; le parecía un puberto tonto e inmaduro, que le hacía perder su tiempo con diálogos sin una pizca de inteligencia y que además no era para nada atractivo.

Por su parte, Naruto siempre observaba a la entonces colegiala; sus pupilas color cielo se posaban en cada paso que ella avanzaba sin ganas de clases, en cada adorable risa durante el almuerzo, en cada rayo de sol que chocaba con su cabello rosa claro, en cada brillo de alegría que reflejaba sus ojos verdes, en cada dulce insulto que le dirigía…

Estaba perdidamente enamorado de ella, por eso cada vez que se le acercaba para hablarle, terminaba comportándose como un idiota.

No fue hasta en la preparatoria donde se gustaron.

En el tiempo que no se vieron, Sakura había conseguido un cuerpo de toda una mujer y en sus ojos había un extraño rastro de experiencia, su cabello largo estaba reducido hasta los hombros y su carácter ya no era tan difícil como el chico lo recordaba.

Naruto había estado practicando una buena variedad de deportes y a través del saco negro del uniforme, se distinguía cierta musculatura. Había crecido bastante como para tocar el techo del aula sin ponerse de puntitas (aunque tenía que estirar bastante el brazo, pero eso sí, la cabeza de su chica llegaba apenas a su hombro), se habían reafirmado sus facciones y en toda su cara se veía una notable madurez.

Intercambiaban miraditas en las clases del plantel de educación superior y conforme se conocieron, llegaron a tener una buena amistad, que duraría muy poco.

En el tradicional baile de fin de cursos, él, condujo a la pelirosa al kiosco de la escuela, que estaba adornado con nochebuenas para la ocasión, enredaderas y foquitos navideños.

Los Hueledenoche cumplían su propósito principal mientras las luciérnagas flotaban por el aire alrededor de la parejita (las maravillas que ofreció esa noche el club de jardinería).

Allí fue donde Naruto tomó el valor de declarársele, haciéndole la gran pregunta.

La enamorada, totalmente roja, aceptó ser su novia.

Naruto no sabía si besarla, agradecerle, sorprenderse, correr por toda la academia o llorar de la felicidad, pero optó por la primera, le entregó su corazón por los labios.

Lamentablemente, los padres de Sakura Haruno no ocultaron su desagrado contra el joven Uzumaki y le exigieron que no se acercara a él, cosa que ella, por su puesto, no obedeció.

La muchacha soltaba unos tremendos estornudos mientras buscaba una casa con luces encendidas, dispuesta a humillarse por un poco de pan y una cama caliente para dormir.

El viento era horrible y había comenzado a llover en medio de la oscuridad.

Si no encontraba algún refugio estarían perdidos.

Hinata tomó su taza de chocolate caliente y se la llevó a los labios.

Acurrucada en el moderno sillón de terciopelo, leía un romance del siglo XVII.

Música de violines, procedentes del estereo deban cierta ambientación a la lectura.

la chica de pelo lacio, negro azulado y largo, cambiaba las páginas del grueso libro que apoyaba en sus piernas. Tenía una piel casi de porcelana, muy cuidada gracias a las

cremas que tenía la capacidad de comprar, una figura mediana y curvilínea, que podía distinguirse en la bata blanca de seda que traía puesta.

Era la primera noche que pasaba en su nueva casa, regalo de su padre por su cumpleaños número veintiuno.

Se sentía algo extraña, pero le encantaba ser independiente. Una vida ahí significaban no más momentos incómodos con su padre ni con su familia, no más regaños, no más castigos, no más tener que soportar a los pervertidos socios de Hiashi Hyuga.

En ese enorme y estupendo espacio podría descubrirse a sí misma, disfrutando y siendo quien era, sin que el señor Hyuga dijera cualquier cosa.

¡Pues claro!, ¿Quién no podría pasársela bien en una enorme construcción con tres recámaras, un piso de servicio, tres baños (dos sencillos y uno con jacuzzi), biblioteca, estudio, cuarto de televisión, azotea, sótano, cuarto de juegos, gimnasio, cuarto histórico (para la genealogía familiar), piscina techada, terraza, balcón, sala, comedor desayunador, recibidor, sala de estar y cuarto de huéspedes?

Y además, si se sentía muy sola podía llamar a Neji y a Hanabi (su primo y su hermana, en casa de su papá) y hospedarlos en las dos habitaciones extras.

Aunque era muy poco probable que se sintiera falta de compañía, ya que tenía tres sirvientas muy amables y a sus órdenes; una de las cuales había hecho su confidente. Tal vez se debió porque tenía casi la misma edad de Hinata y era una excelente cocinera. Su nombre eraTenten y se había ganado la confianza de la muchacha por su capacidad de guardar secretos.

Si, en aquel momento la vida de Hinata parecía estar de color rosa, pero no se imaginaba como se iba a derrumbar la suposición de la paz que tenía planteada desde aquel momento, ¡y todo por dos notas musicales!

El timbre de la puerta sonó: Ding, Dong

-¿Quién toca las puertas a estas horas?- se dijo a si misma mientras apartaba los ojos del libro- No vaya a ser mi padre, que se arrepintió y ahora quiere que regrese a su casa.-puso sus perlados ojos en blanco y se aproximó a la puerta.

Mientras se incorporaba del sillón, le vino a la mente una imagen de la cara estricta de su padre señalándole el auto y a ella misma de rodillas, rogándole que la dejara quedarse en ese paraíso de tranquilidad.

Tenía problemas con los cientos de pasadores y seguros que habían agregado a la puerta principal para su protección

¡Eso ya no podía pasarle!, ya era una mujer y ningún padre con rostro severo podía arrebatarle la dicha que ahora tenía con su regalo.

Al abrir la puerta todo sucedió muy rápido.

En el momento en que la peliazul terminó con la seguridad, Un chico cayó a sus pies, con un rebote y un fuerte sonido de impacto en el suelo, lo que ocasionó que la chica Hyuga pegara un brinco.

Muy confundida, miró hacia al frente y se topó con la silueta de una muchacha totalmente empapada y con el cabello alborotado por toda la frente, pegado a ella por el agua que escurría.

Producía unos temblores de frío perturbantes por todas las partes su cuerpo y estaba pálida como la cera, sus párpados tomaban un color morado por el frío al igual que sus labios.

Cuando Hinata examinó sus ojos llenos de desesperación y cansancio, la chica murmuró una frase.

-Algo…para comer.

Contenta por su logro, Sakura se derrumbó juntó a Naruto.

En ese mismo momento a Hinata le pasaron tantos pensamientos en la cabeza que no supo con cual quedarse y solo se le ocurrió gritar: -¡Tenten, Anita, Kazega!- se rodeó el rostro con las manos- ¡Vengan a ayudarmeeee!

Como si las tres mucamas tuvieran poderes sobre naturales, acudieron al llamado en unos segundos, claro, en pijama, pantuflas y Anita con un peluche de perro.

-¿Qué se le ofrece, señorita?- dijo Kazega, que era la mayor de las tres, con ojos entrecerrados y voz ronca, pero se le abrieron los párpados como platos al ver la dichosa escena.

-¡¿Qué pasa aquí?!- Dijo Tenten, con su largo cabello castaño suelto para varear, corriendo hacia la chica junto al rubio y arrodillándose a su costado - ¿¡Quienes son ellos!?- no esperó respuesta y levantó la cabeza de el inconciente con cuidado.

-V- vaya- dijo Anita (La menor con apenas 16 años), andando perturbada hacia el par de novios, con su hermosa piel morena y sus pestañas rizadas.

-¿Qué hacemos?- Hinata las vio a las tres arrodilladas, tratando de levantar a los exhaustos, lo que le hizo pensar que su pregunta era muy estúpida.

Les tomó tiempo cargarlos – y vaya hazaña que lo lograron- y llevarlos hasta los sillones; los bañaron, vistieron (Hubo cierta incomodidad con el chico, Hinata se puso totalmente roja al apenas tocar su pecho firme y salió corriendo de la habitación, al final la única que pudo brindarle esos cuidados fue la señora Kazega, que no le afectaba nada, ya que, como dijo, para eso mismo trabajaba y además el joven le recordaba un poco a su sobrino) y los llevaron cada quien a las habitaciones que habían sido destinadas para las visitas de su hermana menor y su primo.

La señora Kazega limpiaba las heridas del pobre muchacho con un trapo caliente y limpio humedecido en una tetera que reposaba en el buró, al lado de la cama, donde dormía el chico.

Hinata, que estaba pasándose de una habitación a otra para revisar si todo iba bien, miró con algo de sorpresa el pecho del joven repleto de heridas.

-Creo que estas no son cicatrices simples- afirmó la ahora enfermera Kazega, se detuvo a mirar el abdomen del desmayado y se dirigió a Hinata – necesito unas gasas. ¿Puedes cuidarlo mientras voy a buscar algunas en el almacén?

Hinata asintió y la mujer cruzó rápidamente la puerta

Se sentó al lado de la cama y cogió el pedazo de tela que la mucama había dejado en la tetera, con cuidado (y sin tener idea de cómo se hacía) comenzó a acariciarle las heridas en con el dedo envuelto en la punta del trapo, resistiéndose a mirar el amplio pecho del herido.

Naruto sentía inconscientemente como lo curaban, hablándose a sí mismo desde que salió del baño caliente que alguien le había dado.

Esto se siente muy bien- pensaba- si tan solo pudiera abrir los ojos para agradecerle a Sakura lo que hace por mí.

"Todo ya pasó.. Donde quiera que estemos mi novia se está encargando de mis cortadas."

Tuvo una sensación extraña cuando la suave mano doctora le tocó su costado; movió su brazo para encontrarse con el rostro de la chica. Y luego sostuvo su mentón entre sus ahora cálidas palmas.

Pronunció su nombre y levantó su espalda para apretar sus labios con los de ella.

Le rodeó el cuello con un brazo y obligó a que se recostara arriba de su cuerpo. Tomó su esbelta cintura y sintió como sus misteriosos pechos ahora crecidos se apretaban cerca de su cuello.

Recorrió sus manos por el cuerpo de la chica y se posaron en su trasero, donde él empezaba, por alguna razón a apasionarse.

Hinata, por su lado, estaba completamente espantada. El chico que unos segundos antes parecía inconsciente, ahora la besaba y la acariciaba por toda su figura. Trataba de moverse, pero los fuertes brazos la retenían, abiertos los ojos, miraban los parpados relajados del besador. No pudo evitar ponerse roja como un tomate cuando tocó su trasero y besó sus senos.

-Te amo, Sakura.- dijo con una temblorosa voz mientras la sujetaba y tomaba otra posición en la cama.

-KYAAAAAAAAAAA- gritó la pobre Hinata, aterrorizada a más no poder.

Naruto abrió los ojos, espantado por el lamento y en vez de encontrarse con su rostro amado, presenció la carita de una chica con las mejillas ardiendo y los ojos cerrados con fuerza.

Por un momento se miraron asombrados y luego se alborotaron.

-¿QUIÉN ERES TU?- se exasperó Naruto mientras se levantaba como un rayo de la cama.

La chica, acostada en el colchón no contestó y se puso a llorar aún asustada y roja.

-¡¿Dónde estoy?!- miró alrededor confundido- ¡¿Cómo rayos llegué?!- palideció- ¿DONDE ESTÁ SAKURA?

Entraron tres mujeres en pijama sobresaltadas.

-Vaya, ¡ya despertó!- dijo Anita frunciendo el seño y rascándose la cabeza.

- NOOOOOOO ¿en serio?- dijo con sarcasmo Tenten acercándose a Hinata- ¿Qué te hizo, Hinata- sama?

Hinata recargó su cabecita en el hombro de Tenten.

Naruto, extrañado y confundido preguntó:

-Oigan, ¿Do…?-

-Oímos- dijeron las tres al mismo tiempo.

-Tu y la chica de cabello rosa (por cierto, ¡que lindo cabello!) llegaron aquí a pedir comida, pensamos encargarnos de ustedes hasta que despertaran y alimentarlos. Si decidíamos que eran de fiar, los hospedaríamos, pero como ahora Hinata-Chan está en ese estado, creo que lo más prudente será correrlos.- Anita se encogió de hombros y le dirigió una mirada severa a Naruto.

- Pero yo no le hice nada malo- explicó Naruto- Es solo que la confundí con mi novia…

- ¿Qué fue lo que exactamente le hiciste a Hinata?- entrecerró los ojos Kazega, pasándole la bata que estaba doblada en la silla, Naruto se dio cuenta que estaba con el pecho descubierto e inmediatamente se la puso.

- Me besó- dijo Hinata un poco más relajada, secándose las lágrimas- y me abrazó.

-ah- entendió Anita- supongo que no es un error tan grave.

-¡Por su puesto que es un error grave!- dijo Kazega- ya conoces a la señorita, es muy sensible, y eso la puede incomodar lo suficiente para no tenerlos aquí.

-N-no, Kazega-san- dijo Hinata levantándose del lecho- pueden quedarse aquí por lo menos una noche, f-fue una equivocación y yo lo entiendo- dijo apacible, mientras le dirigía una mirada dulce a el muchacho. El le sonrió.

-Bueno, si lo pones así…- dijo Kazega un tanto desilusionada.

Supongo que quieres ver a tu novia- dijo Tenten acercándose a él- está en la otra habitación. ¡Vamos!

Anita, Hinata y Tenten se encaminaron presurosas al pasillo pero la Señora Kazega detuvo al enamorado antes de la puerta.

- Escúchame- dijo directamente

-Escucho- dijo Naruto

-No te conozco y creo que fue un tanto apresurado dejarte dormir aquí sin saber nada de tu persona, pero no puedo hacer nada al respecto, así que solo te advierto que si le haces daño a mi patrona, te metes con nosotras… y con el padre de Hinata, que es ejecutivo de varias empresas internacionales, así que no te vayas a pasar de listo o toda la culpa va a caer sobre tu linda carita ¿Entendido?

-Entendido.

-¿Seguro?

-Como de que mi nombre es Naruto- dijo el, esbozando una gran sonrisa.

- Muy bien, yo soy Kazega, el ama de llaves.

Se encaminaron al pasillo que conducía a la habitación donde estaba la muchacha.

Naruto estaba arrepentido por sentirse todavía acariciando la piel de la chica cuyo nombre era Hinata, pero entusiasmado por ver a su hermosa y amada pareja.

Un sentimiento le hacía pensar que tal vez, solo tal vez, la vida con Sakura cambiaría en adelante.


¡Espero que les haya gustado!

Sepan que hice el primer capi con todo mi esfuerzo, algunos libros y mucha música de Yiruma. En este fic todas las parejas

Terminarán con alguna diferente que nunca se imaginaron.¡Espero sus respuestas!

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