Los personajes pertenecen a la gran Rumiko, yo sólo los tomo prestados.
Esta historia es méramente para entretener
El sonido sordo de unos pasos sobre el suelo rocoso, se hacían presente levantando polvo y un poco del pasto por donde pasaba, eran apresurados pero con ritmo. Mientras más se acercaba más podía distinguirse de quién se trataba; Un hermoso caballo blanco y de perfecto crin, un animal imponente y de mirada pura. Se agazapó ante un hombre. La dueña que montaba aquel animal no entendía a qué venía ese actuar, dirigió la mirada hacia donde su gran amigo se había postrado y pudo divisar a un hombre, el cual portaba una trenza, era de rasgos físicos fuertes y fornidos. No pudo aguantar la curiosidad, algo por dentro le decía que ese hombre y ella se conocían, se lo corroboró su corazón, aunque ella no lo admitiera.
- ¿Quién eres?
- Búscame… - le decía aquel hombre, del cual sólo se le veía la silueta.
- ¿Pero quién eres? necesito tu nombre.
- No puedo… llegado el momento lo sabrás y todo cambiará.
- ¿Cambiar, para qué? ¡Sólo te pido tu nombre! – demandó.
- No importa… pero cuando llegue el momento sólo mírame a los ojos y sabrás la respuesta.
.
.
.
Witchcraft
Capítulo 1
El invierno amenazaba con llegar este año más rápido de lo habitual, el aire gélido se podía sentir desde muy temprano, era tan helado que hasta calaba los huesos. Una joven de 17 años, con cabello largo y negro, tan negro que a la luz del sol emitía reflejos azulados, caminaba apresuradamente sobre el pasto de aquella área descampada. Disponía de pocos minutos para que el ocaso hiciera su presencia y el lugar se fundiera en la oscuridad de la noche. Se agachó ante un montículo de piedras perfectamente ordenadas y escondidas entre algunos matorrales, entre sus manos llevaba un ramillete de flores blancas.
- Hola mamá, siento no haber podido venir antes. Estos días han sido un poco de locos, papá y Nabiki discuten a todas horas, sabes que a ella le cuesta acatar las reglas. Kasumi como siempre mediando entre ellos y yo, sin nada nuevo que contarte. Te echo mucho de menos… sigo soñando con ese chico todas las noches desde que nos dejaste. Nunca consigo verle la cara… sé que me has dicho en mis sueños que no me preocupe, que ya lo entenderé todo pero me pone nerviosa no tener el control de la situación. Pensaba venir mañana a verte pero algo en mi interior me ha dicho que viniera hoy - la chica escuchó el ruido de una ramita partiéndose. Alguien merodeaba a su alrededor. - ¿¡Quién anda ahí!?
- Lo- lo siento… no quería interrumpirte. Parecías muy concentrada y a la vez triste - un chico pelinegro con el cabello largo y atado en una trenza baja, habló con voz entrecortada a la peliazul. Él estaba paseando por allí cuando escuchó la voz de la chica. Algo dentro de él no le permitió controlarse y cuando se dio cuenta llegó donde estaba ella.
- ¿Quién eres? ¿Te conozco? - Ella lo miraba con suspicacia. Su padre desde pequeñas les dijo que no podían fiarse de nadie.
- Me llamo Ranma Saotome, vivo en Nerima. Sólo estaba dando una vuelta, no era mi intención escucharte.
- Estás un poco lejos de tu pueblo para pasear, ¿no crees? - la chica se levantó y comenzó a caminar en dirección contraria.
- Podría decir lo mismo de ti. ¿Qué hace una chica sola a estas horas en medio de un bosque? - Ranma comenzó a andar detrás de ella - te acompañaré para que no te pase nada - No sabía qué era lo que le atraía hacia aquella chica . Algo en su interior le decía… PROTÉGELA.
- Lo que haga o deje de hacer no es de tu incumbencia, además, yo puedo defenderme sola - la peliazul seguía caminando cada vez más rápido.
- ¡Mira que eres borde! Sólo intentaba ser amable, no me extraña que nadie te haya querido acompañar si a todo el mundo lo tratas así - ¿qué demonios le pasaba a esa chica? - ¡Espera! ¿Te he oído decir que llevas mucho tiempo soñando con un chico? ¿Algún amor imposible?
La peliazul se paró en seco ante la pregunta de su "acompañante forzado " y un sudor frío le recorrió todo el cuerpo.
- ¿Me-me estabas es-espiando? Has debido escuchar mal… yo no he dicho eso y ahora si me disculpas mi familia me espera, además no es algo que te interese - dicho esto comenzó a correr. Ranma no satisfecho con la respuesta corrió detrás de ella.
- ¡Yo no te espiaba! ¿¡Quieres hacer el favor de parar!? - de un salto acrobático se posicionó en frente de la chica, a ella no le dio tiempo de frenar por lo que chocó con el pelinegro cayendo encima de él.
Ambos se miraron fijamente a los ojos durante 10 segundos, incapaces de moverse. Sentían que esa persona con la que estaban teniendo contacto no era desconocida. Los ojos azules de él no podían dejar de mirar los marrón chocolate de ella.
- Yo- yo lo siento… sólo quería que pararas… - Ranma habló muy bajito, con las mejillas sonrosadas, ella se apartó de un salto del ojiazul. Su cara estaba muy muy colorada. ¿Qué era esa sensación que había experimentado?
- Ten-tengo que irme… - La chica comenzó a correr de nuevo. Su corazón latía a mil por hora. ¿Qué le pasaba? Era como si conociera a ese chico de toda la vida. Eso la asustó.
- ¡Oye! ¿Cómo te llamas? - fue inútil, la joven peliazul se perdió en la oscuridad. La cabeza de Ranma era un hervidero, estando en su casa horas antes visualizó esa zona del bosque, sabía que debía estar allí justo hoy, a esa hora, pero por qué. ¿Quién era esa chica? ¿Por qué tenía ese instinto de protección hacia ella?
No paraba de darle vueltas a su cabeza, intentaría hablar con su madre. Ella era muy sabia, aunque tendría que tener cuidado de que su padre no se enterara de nada o seguramente tendrían problemas, tanto su madre como él.
.
.
.
- ¡Estoy en casa!
- Akane, hija mía ¿dónde te habías metido? - un señor que rondaría los 50 años de edad, corría hacia la chica peliazul desesperado y con lágrimas en los ojos.
- He ido a ver a mamá y se me ha hecho tarde - todas las hermanas de la familia Tendo eran víctimas de la sobreprotección de su padre, especialmente Akane. Ella suponía que por tratarse de la más pequeña pero nada más lejos de la realidad… además, era la única que sabía artes marciales, su padre empezó a entrenarla poco después de la muerte de su madre. Por eso no entendía por qué era más severo con ella a la hora de salir de casa sola.
- Ya sabes que no me gusta que salgas sola, pero tú insistes… entre tú y tu hermana Nabiki vais a hacer que me dé un infarto. Es noche cerrada ya, deberías haber vuelto hace horas.
- Me distraje cuando regresaba, lo siento - la peliazul le dio a su padre un beso en la mejilla, no quería hacerlo enfadar pero ella ya tenía casi 18 años y no soportaba que la siguiera tratando como a una niña.
- Que no vuelva a ocurrir, por favor. Iros preparando para la cena - y dicho esto el patriarca de la familia salió de la estancia.
- Por fin en casa hermanita, no sabes los llantos que hemos tenido que soportar. La próxima vez avisa de dónde vas - una chica de pelo castaño corto y 20 años de edad se apoyaba en el marco de la puerta con media sonrisa burlona hacia la peliazul.
- Si tanto os preocupaba haberle pedido a Kasumi que os dijera cómo estaba.
- Ya sabes que papá no quiere que usemos nuestros poderes y Kasumi es de lo más obediente… pero necesito que me ayudes en una cosa.
- ¿Me va a costar algo? - Akane se cruzó de brazos delante de su hermana.
- Qué mal pensada eres… deberías agradecerme que gracias a mí está prácticamente todo ya en su sitio. Las mudanzas son un caos y llevamos semanas intentando organizar todo. Aún no he podido ni darme una vuelta en condiciones por el pueblo. Aunque contigo aquí hubiera sido todo mucho más rápido y menos pesado.
- Está bien, lo siento… desde que regresamos aquí no sé qué me pasa, mis sueños son más frecuentes e intensos… sentí que debía de visitar hoy a mamá.
- ¿Vuelves a soñar con ese chico? ¿Ya habéis intimado? - la castaña soltó una gran risotada.
- ¡No tiene gracia Nabiki! No sé para qué te cuento nada, siempre te burlas de mí - Akane se dirigía a su cuarto a grandes zancadas.
- Perdona, es que te pones muy graciosa cuando te enfadas - continuaba sin poder parar de reír.
- ¡Ya está bien! Dime qué necesitas o me voy a mi habitación.
- Vale, vale…- hizo que su hermana la siguiera fuera de la casa - necesito que cortes esos troncos en pedacitos más pequeños y los metas en la casita de la leña. El frío amenaza con llegar antes.
- ¿Quieres que me ponga ahora a cortar leña? ¿Sabes la hora que es?
- Vamos hermanita… sabes que no tardarás nada… yo vigilo que papá no venga.
- Se dará cuenta de todas formas pero... sí que hace frío… está bien, tú ganas - la chica agachó la cabeza.
- Me encanta ganar, papá ha subido a bañarse. Es el momento, intenta no hacer ruido.
- Eso será más difícil pero lo intentaré.
Akane alzó lentamente una de sus manos hacia el árbol caído, miraba muy concentrada en esa dirección y con un leve movimiento de su muñeca, hizo levitar el hacha que muy rápidamente empezó a cortar el gran árbol en pedacitos. Al terminar la primera tarea depositó de nuevo el hacha en su sitio. Esta vez alzó los dos brazos e hizo que cada pedacito de árbol cortado entrara flotando por el aire en una pequeña cabaña destinada a amontonar leña. No sólo les servía para poder estar calentitos junto a un fuego, también les era necesario para poder cocinar.
Una vez finalizada la tarea, las dos hermanas entraron a la cabaña para ver el resultado.
- ¿No podías haberlos cortado más uniformes? Que poco mañosa eres, ni siquiera usando tu magia…
- ¡La próxima vez lo haces tú! - Gritó enfadada la peliazul.
- Cálmate hermanita, ¿acaso no te has dado cuenta de lo fuerte que te has hecho en este tiempo? Es como si estar aquí te otorgara un poder mayor.
- Pues no me había fijado, como papá apenas nos deja usar magia…
- Pues creo que ahí se equivoca, siempre nos dice que nos andemos con cuidado, que no nos fiemos de nadie. Creo que realmente teme por nuestra seguridad, pero no logro descubrir exactamente el porqué. Y si eso es así deberíamos practicar más para poder defendernos de lo que sea que nos protege. Aunque creo que tú practicas por tu cuenta - Nabiki miraba de reojo a su hermana menor - y no me refiero a las artes marciales…
- No sé de qué me hablas...me voy a cambiar para la cena, es tarde.
Las dos chicas salieron de la pequeña cabaña y se adentraron en su casa mientras unos ojos oscuros las observaban ansiosos...
- Por fin te encontré… te pareces tanto a tu madre… pronto nos veremos, Akane…
.
.
.
- La cena estaba deliciosa hija, cocinas exactamente igual a tu madre - se entreveía tristeza en las palabras de Soun Tendo. Se acercaba la fecha en la que hace 11 años le arrebataron a su mujer y él no pudo hacer nada… Era un simple aldeano sin rango alguno, no como la persona que mató a su querida Naoko. Ella provenía de una familia de brujas muy poderosas y sus hijas heredaron ese poder. Lo único que Soun pudo hacer por ellas en ese momento fue marcharse de su hogar ocultando a sus hijas y sus poderes. Sabía que tarde o temprano volverían a buscarlas. Las últimas palabras de su mujer fueron que cuidara de sus hijas, en especial de la pequeña Akane. Ella era clave para el futuro, por eso, Soun era especialmente protector con su hija menor.
- Gracias papá, sé que ella me guía cuando estoy cocinando. La siento conmigo - la hija mayor de Soun Tendo, Kasumi, de 21 años de edad, se había hecho cargo de todo lo relacionado con las tareas de una ama de casa a la muerte de su madre. Su padre estaba tan destrozado que incluso siendo una niña de apenas 10 años, sacó la familia adelante, siempre con una sonrisa en los labios.
- Pues mamá también podría guiar a Akane cuando hace un intento de cocinar algo - de la risa que le entró a Nabiki ante su propio comentario casi se atraganta.
- ¡Nabiki! No digas esas cosas de nuestra hermana, no a todo el mundo se le puede dar bien todo.
- Pobre del que sea su esposo… - a Nabiki le encantaba hacer rabiar a su hermana menor.
- ¿Y quién ha dicho que quiera casarme? - la peliazul ya no pudo quedarse más tiempo callada. Su hermana la sacaba de sus casillas.
- Bueno niñas, ya está bien. Nabiki, ayúdame a hacer cuentas para los gastos de este mes. Akane, ayuda a tu hermana a recoger la mesa. Después de esto quiero que os vayáis a dormir. Ya es muy tarde y mañana hay que madrugar.
- Sí, papá - Nabiki y Akane respondieron al unísono.
.
.
.
Kasumi y Akane se encontraban lavando los platos. La chica castaña de pelo largo atado a una coleta miraba atentamente a su hermana. Se la veía distraída, normalmente siempre le contaba todo lo que hacía en el día pero hoy estaba especialmente taciturna.
- ¿Quién es el chico de esta tarde? - preguntó la castaña sin dejar sus quehaceres.
Akane soltó el plato que estaba secando, el cual, cayó al suelo rompiéndose en mil pedazos. Kasumi sonrió levemente.
- ¿De-de qué chico me hablas? - la ojiavellana se agachó rauda a recoger los pedazos del plato roto.
- ¿Estás segura de que quieres jugar a esto conmigo?
- Ainsss claro que no, es imposible mentirte… - un suspiro salió de los labios de la peliazul - No sé quién es, estaba donde le llevo las flores a mamá. Fue muy extraño… me daba la sensación de que lo conocía y que a su lado estaría segura… ¿qué tontería verdad?
- Nada de lo que nos rodea es una tontería Akane. Sabes que yo estoy bastante desentrenada pero he sentido algo muy oscuro alrededor tuyo - Kasumi puso sus manos sobre los hombros de su hermana pequeña - sólo prométeme que tendrás muchísimo cuidado.
- ¿Crees que ese chico en realidad quiere hacerme daño?
- No lo sé… el caso es que en el momento que te encontraste con él sentí una energía muy poderosa pero no sé si es bueno o malo… ¡No tendría que haberle hecho caso a papá y seguir mi vida como una simple chica normal! Así no puedo protegernos…
Esta vez fue Akane la que tomó a su hermana de las manos.
- Has hecho más que suficiente por esta familia, tranquila que lo que sea que hayas sentido no nos destruirá, me mantendré alerta.
Kasumi abrazó a su hermana como hacía tiempo no lo había hecho, cosa que a la peliazul le sorprendió.
.
.
.
Ya en su habitación no paraba de darle vueltas al encuentro con ese chico y las palabras de su hermana. ¿Estarían equivocadas sus sensaciones? Ella no lo había sentido así pero en el mundo en el que vivían y después de todas las historias que escuchó, todo podía ser posible.
Dio una última vuelta sobre la cama y se quedó dormida, sabiendo que esa noche, el chico que aparecía en sus sueños desde que era pequeña, volvería a visitarla.
Continuará…
¡Hola de nuevo a todos! Aquí regreso con una nueva historia que espero os guste; me encanta todo lo relacionado con magia y brujería, de ahí la idea de este fic, y qué mejor manera de presentarlo que el día de Halloween… Espero que os distraiga un poco de la vida cotidiana.
Primero de todo darle las gracias a mi gran amiga Sailordancer7, la mente creadora de "Manon", que me está aportando muchas ideas para la historia. ¡Te quiero amiga! Me encantan nuestras meses redondas y lluvia de ideas.
Acto seguido darle las gracias a la peque, Hanna Note, coautora y la que está subiendo "Manon" para deleite de los lectores. Ella es la que da el último repaso antes de subir mis capítulos y le añade sal a las heridas antes de publicar, Acaba de subir un one-shot llamado "Melón pan" muy divertido, no os lo perdáis.
Y por último pero no por eso menos importantes mis #locasporeldiosgriego que siempre me apoyan y me dan ánimos para seguir escribiendo. Ellas son mis conejillos de indias antes de subir un capítulo. ¡Os adoro chicas, no sé qué haría sin vosotras!
Recomendaros el fic de SusyChantilly "Vainilla" no os va a defraudar, ¡soy totalmente fan de esa historia! Y la acoso constantemente para que haga el siguiente capítulo jijijiji.
Con esto termino y no os aburro más, intentaré publicar cada semana o como mucho cada dos. La gente que siguió "Corazones en llamas" sabe que soy cumplidora.
Espero no decepcionaros, un abrazo muy fuerte.
Sakura Saotome :)
