Me pareció horriblemente adorable y tenía que escribirlo.
Disfrutad de la lectura
Unos muy conocidos murmullos se podían escuchar desde fuera de los dormitorios comunes, aunque tenían un tono diferente al habitual. Todos dejaron de hacer lo sea que estuviesen haciendo para mirar la puerta cerrada. Pocos minutos después esta se abrió de golpe, chocando contra la pared.
Midoriya Izuku entró arrastrando los pies, con el cabello más revuelto de lo habitual y unas notorias ojeras negras. Palabras sin sentido salían de entre sus labios mientras mantenía los ojos a medio abrir. No parecía estar mirando a nadie en particular.
Uraraka se levantó para acercarse al chico, realmente preocupada por su obvia falta de descanso -Deku… ¿Te encuentras bien?-. Con este pareció despertar un poco, la observó durante unos largos segundos para luego arrastrarla al sofá más cercano y hacer que se tumbase.
La chica se sonrojó profundamente mientras sentía como el pequeño brócoli se acomodaba contra su pecho para después caer dormido profundamente. Escuchó algunas risas, pero nadie vino en su ayuda. Sólo le quedó abrazarle mientras esperaba a que despertase.
El resto de la clase 1-A se asomaba curiosa a los pasillos mientras disfrutaban del inusual espectáculo frente a ellos. Un Iida Tenya en pijama arrastraba por la muñeca a un visiblemente irritado y cansado Midoriya Izuku.
Este último todavía sostenía uno de sus cuadernos de análisis y un bolígrafo mordido y gastado. Deku iba refunfuñando sin demasiadas ganas, diciendo algo sobre trabajo pendiente.
De pronto el mayor se detuvo en frente de una puerta y empezó a gesticular de forma exagerada -¡Midoriya-kun, no debes descuidar tu descanso! ¡Como presidente de la clase es mi deber cuidar de ti!-.
Momo, quien era la más cercano a la pareja, estaba a punto de argumentar lo equivocado de esa afirmación pero desaparecieron rápidamente en la habitación de Midoriya.
Si al día siguiente encontraron a ambos chicos acurrucados uno contra el otro, nadie comentó nada.
Todoroki Shoto era conocido por ser un adolescente increíblemente serio, estoico y frío con cualquier ser vivo que se le acercase. Siempre era visto con una expresión en blanco, sin sentimientos.
Por esto mismo fue un shock completo cuando le encontraron durmiendo con un rostro tranquilo, casi feliz. Más sorprendente fue la mopa de color verde que sobresalía de debajo de la manta que cubría a los dos cuerpo.
No era ningún secreto que el rollito de canela de la clase se había estado acercando al Todoroki, pero nadie podía sospechar que ya compartiesen tal nivel de intimidad. Era inusualmente lindo, por lo que se tomaron varias fotos y almacenaron con mucho cuidado.
-Midoriya-kun parece cansado, Ribbit-. La chica rana se llevó su dedo índice a los labios mientras observaba cabecear a su amigo y compañero de clase. No era un secreto las noches que el chico salía a escondidas para entrenar.
Varias cabezas se giraron para mirar al mencionado -Se esfuerza mucho-. Concedió Mina mientras le sacaba fotos discretamente y las guardaba en su galería secreta sobre el adolescente.
Tsuyu se levantó de su sitio aprovechando que Aizawa se había refugiado en su saco amarillo y no estaba atendiendo a la clase -¿Midoriya-kun?-.
Casi graznó de la impresión al sentir que unos brazos rodeaban su cintura y era arrastrada sobre unos muslos adoloridos -Ribbit-. Pasó los dedos por su cabello, mientras le dejaba dormir en paz.
Contrariamente a lo que todos pensaban, Yuga Aoyama era capaz de pensar en algo más que no fuese en sí mismo y se daba cuenta de lo que pasaba a su alrededor. Como ahora mismo observaba a distancia los pequeños gestos de dolor, los moretones y los ojos cansados de Deku.
Tamborileó con los dedos contra la mesa, meditando para si mismo ¿Por qué tenía esa necesidad de sobre esforzarse por encima de todos ellos? ¿Era por su quirk que todavía no lograba controlar? Aunque no lo mostrase, esto le preocupaba profundamente.
Aprovechó que Uraraka se levantó de su lado en el sofá para deslizarse discretamente a su lado -mon amour, tu sembles fatigué-. Aunque sabía que no le había entendido, le atrajo hacia su pecho e ignoró sus débiles protestas.
Cuando Ochako volvió, no pudo evitar hacer un ruidito y sacar una foto del rostro dormido de Midoriya. Tras una rápida promesa de pasarle después la imagen, la chica fue a buscar una manta mientras el adorable chico se acurrucaba más contra el excéntrico rubio.
Aunque hoy habían dado una de las clases preferidas de Deku por excelencia, este no había asomado ni un mechón de su revoltoso cabello. Esto había preocupado hasta al mismísimo All Might, quien por cierto disimulaba muy mal.
Media hora después, un tropel de alumnos de la clase 1-A medio corría hacia la habitación de Midoriya para saber si estaba enfermo o no. Hubo un mini ataque de pánico generalizado cuando no pudieron encontrar al pequeño brócoli.
Revisaron todas los rincones hasta finalmente llegar hasta la habitación de Fumikage Tokoyami, para encontrar a ambos chicos profundamente dormidos en la cama. Izuku estaba acurrucado en el costado izquierdo del cabeza de pájaro mientras un brazo le mantenía cerca del otro cuerpo.
Todos suspiraron de alivio mientras les concedían tan merecido descanso.
Midoriya estaba teniendo multitud de problemas para poder dormir por las noches. Aunque nadie le dijese nada, sus violentas pesadillas solían despertar a sus compañeros de habitación más cercanos. Le oían llorar violentamente e incluso vomitar en los baños comunes. Hoy era una de esas noches.
-¡Jodido nerd de mierda!-. Una puerta fue azotada violentamente contra la pared, mientras Bakugo iba hacia su rival. Las cabezas de Denki, Eijiro y Sero se asomaron a la misma vez, pudiendo reconocer la preocupación debajo de toda esa ira.
Un par de segundos después, Katsuki pasó con Deku sobre su hombro, en dirección a su propia habitación. Pudieron escuchar débiles susurros frenéticos seguidos de un par de pequeñas explosiones -¡Cállate y duérmete, nerd de mierda!-
A la mañana siguiente, fotos de ellos dos acurrucados circulaban por toda la clase 1-A. Sólo les quedaba rezar para que "Kacchan" no lo descubriese y su "tsunderismo" quedase oculto para siempre.
Hoy había sido un día realmente terrible para el pequeño ser más inocente de la academia de héroes y, como consecuencia de esto, se encontraba sollozando contra el pecho de Eijiro Kirishima mientras le intentaban consolar.
Absolutamente nadie sabía lo que le había ocurrido, sólo que había aparecido en ese estado, acompañado por la policía y que esta se había quedado hablando con Aizawa-sensei.
-Sh… Venga, Izu-. El pelirrojo acarició su cabello lentamente, mientras le acomodaba mejor en su regazo -¿Qué ha ocurrido?-. Un círculo se había formado alrededor del angustiado joven, incluso Bakugou tenía una mueca de preocupación. Tras limpiarse la nariz con la manga y sollozar un poco más, pudo explicar lo que había sucedido.
Volvía de pasar el fin de semana con su mamá, quien no había podido traerle en coche por su trabajo y en su viaje en metro, se había encontrado con dos villanos de poco calibre que le habían acosado sexualmente. Por suerte, la policía había intervenido antes de que la situación fuese demasiado grave. Cuando terminó las reacciones no se hicieron esperar, siendo la ira la más generalizada ¿¡Cómo se atrevían a intentar corromper a su rollito de canela!?
Más tarde, en esa misma noche, un sonrojado Midoriya se acercó a Eijiro para preguntarle si podrían dormir juntos, pues no se sentía seguro. Kirishima no dudó en aceptar.
Para su noche de chicas contaron con una presencia masculina, aunque a ninguna parecía importarle particularmente. Midoriya era como una más, compartiendo valiosos consejos aprendidos de su madre e incluso cooperando con algún chisme.
La pijama, entre películas y cotilleos, se alargó hasta bien entrada las 5 de la madrugada, momento en el que muchas ya cabeceaban o directamente habían caído dormidas en donde estaban.
Para diversión de Mina, la más trasnochadora, Deku se balanceaba tiernamente mientras se frotaba los ojos -Aww, mi bebé brócoli-. Le atrajo en un abrazo sin recibir ninguna queja por ello, es más el chico la usó como su peluche personal.
Cuando se despertaron e Izuku notó que se había dormido acurrucado con la chica alienígena entró en un pequeño ataque de pánico mientras se disculpaba una y otra vez con ella. El "incidente" se saldó con una sesión de peluquería como "castigo"-
Un pequeño gemido se pudo escuchar desde dentro de la puerta cerrada, lo que al principio no llamó la atención de nadie. Cuando otro más sonoro se hizo notar, varias cabezas se acercaron curiosas. Al tercer llamaron a Jiro para saber lo que estaba ocurriendo con exactitud.
Nada más conectar uno de sus auriculares se sonrojó con fuerza por lo que oyó -Son Hanta, Denki y Deku… Creo que están…-. Un ruido que pareció sacado de una peli porno barata les puso los pelos de punto. Su inocente Izuku Midoriya, su brócoli, su rollito de canela… ¿¡Estaba perdiendo su inocencia en un trío!? Tras una serie de frases muy mal sonantes, como "no lo empujes tan duro", "M…Me duele" o "¡N…No, los dos a la vez no!".
El grupo decidió entrar en tropel para detener esa barbaridad que estaba ocurriendo justo delante de sus ojos. Parpadearon ante la vista y se sintieron como monstruos por pensar que algo como Eso podía estar ocurriendo. Justo estaban liberando la pierna de Deku de donde se había quedado enganchada entre dos muebles.
Tras unas amenazas que los dos idiotas no entendieron sobre romper la pureza de Izuku, les dejaron que pasasen la noche acurrucados en los brazos del otro.
Jiro Kyoka era muy consciente de su pecho casi plano y sabía lo que los imbéciles de sus compañeros más pervertidos susurraban a sus espaldas. Aunque ella siempre lo ignoraba, sabía que nunca llegaría al mismo nivel que Yaoyorozu pero todavía le quedaban esperanzas de que su pecho creciese.
Aparte de ella, parecía que había otra persona a la que no le importaba en absoluto el tamaño de sus tetas, pues solía usarlas como almohadas para dormir. Claro que esto había empezado como varios accidentes aislados seguidos de muchas lágrimas y disculpas.
Y así llegaban a su situación actual, con un montón de pelo verde haciéndole cosquillas en la barbilla y con Midoriya acurrucado como un bebé contra su busto. De Verdad que no le podría importar menos.
Midoriya Izuku era profundamente gay y tenía un crush en Bakugo, Todoroki y posiblemente Iida, eso era de conocimiento común. Aunque a nadie se le escapaba su amor por los pechos grandes y las tímidas miradas que le daría al escote de Mei, Uraraka e incluso la propia Momo.
Contrariamente a la opinión generalizada, a Yaoyorozu no le importaba y a veces se sentía incluso alagada. Con Deku tenía la seguridad de que no tenía malas intenciones, simplemente… le gustaban.
Por eso, el día que tras volver de una agotadora pruebas el pequeño brócoli se desmayó contra su busto, le ayudó a acomodarse inconscientemente hasta que fue la hora de despertarle. Momo nunca le confesaría al vergonzoso chico que hasta se le escapó un poco de baba.
La cola de Ojiro era grande, musculosa y fuerte y su propietario no podía estar más orgulloso de ella. Aunque a veces le molestase en su vida diaria o le hiciese tirar cosas sin querer.
En cambio, si le preguntabas a Izuku que opinaba sobre la extremidad él te diría que era suave, calentita y que amaba el pelo del extremo. También te confesaría en un susurro que soñaba con saber como era dormir aferrado a ella.
Pero el pequeño rollito de canela era demasiado tímido como para pedirle a su amigo que le dejase hacer algo tan extraño y sólo la admiraba desde la distancia, fantaseando.
Su oportunidad apareció por pura casualidad, cuando una noche tuvo que dormir junto al rubio y amaneció completamente enredado en su cola. Era bastante mejor de lo que había esperado y amó cada segundo de ello.
Si a partir de ese día, los dos se veían "obligados" a dormir juntos muy a menudo, nadie dijo ni una palabra.
Sin duda y sin pensarlo demasiado, Midoriya declararía a Mezo Shoji como su preferido para cuando necesitaba dormir abrazado a otro cuerpo caliente.
Quizás fuese por lo caliente de su cuerpo o por sus muchos brazos o por lo musculoso que era o por la maravillosa sensación de absoluta seguridad que recibía, pero lo que estaba claro es que él siempre era su número uno en la lista de personas a las que aferrarse en su sueño.
Siempre que se acercase al otro chico con una tímida sonrisa y un sonrojo, Mezo ya estaría yendo a por las mantas necesarias. Hasta ahora nunca se había negado a compartir una cama con él.
