Los personajes los pido prestados sin fines de lucro, originales de Light Novels de sensei Tomo Takabayashi.
Chocolate
Por Tlacuilo
El gran reino de Cacao se notaba tranquilo y lleno de gente feliz. Las casas de colores, blancos, café claro y oscuro; con sus tejas limpias hechas de cacahuate, almendra y nuez, se veían activas por los que habitaban en ellas.
El río de chocolate líquido, arrastraba algunas colaciones y tranquilos peces de gomita, nadaban en este.
En el castillo de cajeta dura, con torres de cocada, el batallón del príncipe Yuuri Cacao, se estaba alistando para hacer su recorrido por las fronteras y si bien el país era muy pacifico no faltaba que los guerreros oscuros hicieran sus rondas diarias cerca del reino del norte… El reino de Caramelo.
Yuuri notó que sus soldados ya tenían sus sables listos y ordenó:
–¡Batallón, marchen!
El grupo de soldaditos de chocolate, avanzaron sonriendo. El grupo salió del pueblo, marchando por los caminos de mazapán.
A tiempo llegaron a las fronteras para revisar y como si se hubiesen puesto de acuerdo el némesis de Yuuri con su regimiento, avanzaba en dirección hacia ellos, pero del otro lado de la frontera.
Wólfram Glas, el tercer hijo de la reina Caramelo, miró con disgusto al moreno.
–Regresa por donde viniste Cacao.
Yuuri negó y sonrió.
–En un momento. Solo estoy vigilando mi frontera, Glas.
Glas se molestó y se notó un sonrojo en su piel de azúcar blanca. Los soldados un poco menos claros que su líder, miraron a este, esperando la orden. Y como el príncipe Cacao no pareció querer ceder…
–¡A ellos, a todo lo que sea de chocolate! –ordenó Wólfram Glas.
Los soldados avanzaron y Yuuri dio un paso adelante, más Wólfram que ya iba en su pos, le dio un coscorrón que lo hizo caer.
El Príncipe Cacao se levantó y no quería hacerlo, pero por fin le dio un aventón a Glas. El níveo no pudo detenerse y cayó de sentón.
Los soldados -de ambos lados- no supieron cómo actuar, aunque la verdad es que estaban por sonreír discretamente al ver como el rubio cayó en el suelo… Más Yuuri hizo silencio y corrió hasta Wólfram y lo levantó sacudiéndolo.
El azúcar cayó de Wólfram, pero Yuuri lo calmó:
–No es nada, es tu ropa. Que se ensució.
Wólfram asintió y lo miró con algo de enojo o…
–Eso dolió henachoko.
–Lo siento.
–No debes tratar así a tu prometido.
–Lo mismo digo.
Wólfram sonrió y besó la tez oscura de… su prometido, aclarando…
–Pero recuerda quien lloraba malteada, porque yo no quería casarme con él.
Yuuri sonrió tímido. Y es que era muy cierto; se enamoró de Wólfram Glas cuando lo conoció, pero convencerlo para ser su esposo y unir a los reinos, le costó mucho tiempo y trabajo.
Los batallones de azúcar y chocolate, se unieron al ver a sus capitanes felices y de ese modo, marcharon.
A Yuuri y Wólfram les gustaba verse diario en su recorrido y para los soldados de ambos, ya no era raro verlos jugar un poco antes de reunirse. Esos dos se amaban y en segundo plano quedaba la unión de los reinos, después de todo aún había otros príncipes –en los dos reinos– que podían cumplir con eso.
Si Conrad Chantilly aceptó la propuesta de Shori Cacao… es otra historia.
Fin
…
Por supuesto basada en las canciones: El soldado Trifaldón de Tikitiklip y El Rey de Chocolate o Bombón I. del orgullo mexicano: Cri-Cri.
No sé qué me fume para escribir esto jajajaja Espero que les haya gustado.
