Inside
N/A.- Esta historia ocurre dentro del mismo universo de Never Surrender.
Por su atención, gracias.
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En aquellos momentos, no había nadie más a quién culpar excepto a sí mismo.
Todo lo que había ocurrido hasta ese momento podía decirse que era por causa suya y ante la mirada estricta de su padre sabía que todo desliz que hubiese tenido estaba empezando a llevar consecuencias demasiado grandes como para controlarlas del todo; los registros de sus fracasos, de todo lo que hacía mal, de todo lo que terminaba explotando en sus manos en cuanto lo tocaba eran prueba más que suficiente como para corroborar el hecho de algo que los altos mandos ya sabían pero que no solían decir para evitar que los subordinados se saliesen de las filas:
Que el hijo del rey Enma Daiyo no estaba capacitado para el puesto que ostentaba como segundo al mando en las Puertas del Juicio.
Para Koenma que técnicamente continuaba siendo un niño aquello era ponerle todavía más presión sobre los hombros y parecía que por más que se esforzaba para mantener el órden y el control de las cosas, menos capacidades tenía para mantener todo bajo control.
Siempre estaba aterrado.
Aterrado de sus equivocaciones, aterrado de meter el pie en grande, aterrado cada vez que alguien le señalaba sus fallas y sus tropiezos y tenía que responder por delante de su padre con una seriedad y compromiso que no debían de corresponderle a alguien de su edad.
Pero era el príncipe de aquel lugar.
Y un príncipe nunca debía de flaquear o dar lugar a que los demás pensaran menos de él, debía de mantener su compromiso y sus emociones controladas y encerradas en el interior de su pecho, en lo más profundo de su alma donde no fueran capaces de ver la luz y dónde no fueran a causar daño alguno; para el exterior, Koenma era una imagen de autoridad y conocimientos que podía guiar a toda la horda de onis para atender y llevar a las almas de los muertos a donde serían juzgadas y despachadas según lo que hubieran hecho en vida, quitándole un gran peso de responsabilidades a su padre que siempre tenía ocupaciones más imperantes, como mantener el órden entre el Makai y el Ningenkai.
Sus decisiones y su poder eran ley en aquel palacio y se había forzado a siempre tratar de mantener el tipo, por mucho que en alguna ocasión saliese del balance normal.
Pero por dentro…
Por dentro…
Era un verdadero caos oscuro de bordes afilados por el cuál no era capaz de trepar o de salir de ninguna manera.
Todo su miedo, toda su inseguridad, todos esos pensamientos desesperados y el cansancio de tener que estar al pendiente de todas las cosas para evitar un castigo duro por parte de su progenitor permanecían por debajo de todo, intocables y donde solo el propio Koenma era herido por sus sentimientos cuando en la noche y sobre su cama, estos asomaban la cabeza para recordarle que después de todo, las murmuraciones y sus irresponsabilidades podían ser capaces de destruirlo.
En esos momentos, tan solo se encogía y se cubría la cabeza, aguardando por un nuevo día para meterse de lleno en sus obligaciones y poder regresar de nuevo sus demonios internos a la oscuridad.
Una oscuridad prohibida para los dirigentes del Reikai.
Y era por ello que cada día se levantaba, se preparaba y entonces se dirigía a sus trabajadores con gesto orgulloso y firme, sonriendo de vez en cuando para estos cuando hacían algo bien y dejándoles ver a su perfecto y autoritario príncipe.
Su líder.
Koenma con su figura humana y dentro de aquella cabina VIP en el estadio donde se llevaba a cabo el Torneo Oscuro se pasó una mano por la cabeza y se hizo el cabello hacia atrás.
Algunos gritos de los espectadores y levantó la vista para observar al muchacho humano que en aquellos instantes se encontraba luchando con sus fuerzas en contra de los demonios que tocaban según la selección al azar de combates, con una seguridad que internamente envidiaba; finalmente, sonrió de lado y dejó escapar una risa dolida que traicionaba mucho de lo que era y lo que solía mostrar, con sus ojos castaños siguiendo una de las esferas de energía que Genkai le había mostrado como potencializar.
Yusuke…
Cómo se tomaría Yusuke la noticia de que en años humanos, Koenma era menor que él?
Nunca se lo había comentado y para variar o por milagro de la situación parecía que Botan había olvidado por completo ese detalle. Bendita memoria de colador que tenía la guía espiritual para ese tipo de cosas, porque… cómo le dices a tu Detective Espiritual que sus burlas de inicio tenían todo el maldito sentido del mundo y le habían dolido, no por quién las soltaba o el cómo sino porque tenía toda la razón de hacerlo? Como le explicas a las personas que confían en ti que se encuentran en las manos y las decisiones de un chiquillo colocado en una posición de responsabilidad porque en su mundo, desde niños se les instauraba la carga de saber lidiar con lo que enfrentarían cuando fuesen adultos!?
Koenma le había dado pistas más que suficientes a Yusuke cuando le revelase que vivía 50 veces más que él, pero bueno, era Yusuke y suponía que con suerte sabría sumar un poco. Cualquiera con buenos datos se daría cuenta haciendo la equivalencia entre sus 670 años y lo que correspondía pero si lo pensaba bien y de forma relativa era normal que no lo considerasen del todo así, ni siquiera Kurama con su gran capacidad de comprensión: después de todo, incluso los yokais solían crecer a una velocidad desigual pero por general de una forma parecida a la humana por lo que nadie se podría imaginar que no era lo mismo para el Reikai y que su tasa de crecimiento era tan lenta como correspondería para alguien que tenía que crecer docenas de metros.
Se apoyó de lado en una de sus manos observando aquellas peleas y dio un largo suspiro tendido.
-Realmente debo de estar muy aburrido si me pongo a pensar en estas cosas- musitó para sí mismo haciendo una mueca mientras que movía el chupón hacia otro lado de su boca para luego, emitir un gemido fastidiado- no me gusta acumular trabajo… pero tampoco me gustan las vacaciones, ahora que lo pienso
Cerró los ojos y se apoyó mejor en la silla donde se encontraba.
A veces olvidaba también que los asuntos del Torneo Oscuro eran su responsabilidad por mucho que los miembros del BBC sintieran que era su poder lo que los tenía ahí; aún si Yusuke no hubiera sido forzado a ir junto con los demás, él habría tenido que mandar a alguien para observar que todo se llevase en órden y estar al pendiente del deseo de los ganadores en caso de tener que intervenir por control. Quizás seguía siendo obligatorio el cumplimiento de los deseos pero no por eso significaba que el Reikai no tomara medidas de protección.
Todavía recordaban al último simpático que había deseado la destrucción mundial en general y se habían tenido que meter en unas negociaciones pesadas en las cuáles todo había culminado con la destrucción de una ciudad específica.
Habían intentado salvar a una parte de la población pero al final, de todas maneras habían ocurrido una gran cantidad de muertes con las que él tuvo que lidiar.
Clavó sus ojos durante unos momentos en el techo.
Qué fastidio.
El crujido de la puerta al girar la perilla y abrirse alertaron al encargado de los espíritus en el Reikai y Koenma cerró los ojos dando un nuevo suspiro antes de fruncir el ceño en la misma posición.
-Jorge… -se quejó el chico de mala gana- no me vas a decir otra vez que había una cola larga para la comida, verdad? Estoy seguro de que te has quedado a comerla de nuevo por tu cuenta para no dejarme nada y se te olvida que soy yo quien está pagando…
Los pasos se movieron suaves y ligeros hasta estar detrás de él, lo que le inquietó en parte porque los pasos de su oni eran pesados y torpes y era como para que ya hubiera dicho algo, una disculpa o una excusa. Quizás era sencillamente que estaba pensando en qué le diría por acabar con los bocadillos sin dejarle ninguno; el sonido de la batalla de Yusuke continuaba elevándose a pesar de que los gritos de los espectadores hacía retumbar en cierta forma el palco VIP.
-Jorgeeeee…- volvió a llamar el príncipe aún con los ojos cerrados y las manos entrelazadas, comenzando a molestarse- no estoy de humor para…
-Aún no te has deshecho de ese inútil sirviente tuyo? Tampoco es que me sorprenda que no lo hayas hecho pero esperaría que después de las últimas circunstancias al menos tuvieras una guardia más amplia…
Los ojos castaños de aquel espíritu se abrieron de golpe y con pánico pero antes de siquiera poder enderezarse de su silla una mano grande y fuerte se había colocado en su hombro y le había mantenido en su lugar; sudor frío cayó por un lado de su rostro y apretó su chupete entre los dientes intentando calmar su mente y razonar acerca de lo que estaba ocurriendo o el porqué estaba pasando. Por la forma en la que su corazón latía de manera tan fuerte y rápida contra su pecho, parecía que se había tambaleado al borde de una caída.
Pudo sentir el rostro de aquel hombre inclinarse por un lado del suyo y su respiración tan cerca, que simplemente la reacción le estaba impidiendo pensar claramente.
-Sé que no lo harás… pero de todas maneras me permito sugerirte que no hagas ninguna tontería… -los ojos del recién llegado mostraban diversión mientras que ahora observaban el cristal delante de ellos desde donde se percibían las cabezas de los demás demonios más abajo que alentaban a la muerte del equipo Urameshi- no queremos llamar la atención y que de repente alguno volteé a vernos…
Koenma entornó los ojos viéndole de lado y respiró profundo recuperando lo que podía de auto-control.
-No pueden vernos desde esta posición y creo que eso ya lo sabes- musitó con un tono de voz bajo y cruzó una pierna de forma elegante para dejar ver que estaba en bastante control; quizás por dentro fuera un caos, quizás mentalmente estuviese en pánico y estuviese dándose de golpes de cabeza en sus paredes mentales queriendo comprender qué hacía esa persona en aquel lugar pero si había algo que había aprendido en todos sus años, era a actuar de una manera aunque pensara otra.
O estuviera nervioso, ya puestos.
El hombre al lado de su rostro sonrió un poco más y dejó escapar una pequeña risa fría y burlona, lo que tensó un poco más al otro con molestia hasta que pudo ver como el recién llegado movía una mano cerca de su mejilla y se ahí, le secaba un poco de sudor de la sien.
-Nunca fuiste bueno para mentir –el humano volvió a reír y se enderezó ante la mirada dura de quien continuaba en la silla y que terminó por dejar escapar un gruñido- o para fingir. Menos conmigo.
-No sé de qué estás hablando
Aquella persona se enderezó con suavidad y ladeó la cabeza mirándole de lado con curiosidad, casi como si sintiera un gran gusto el verle pero Koenma dudaba que fuese así.
-Bueno… quizás las personas que no te conozcan o las más ingenuas podrían creer todo lo que digas o lo que les muestres, pero alguien con mi experiencia sabe leerte como si fueras un libro- dijo el hombre con voz suave y tranquila, metiéndose las manos en los bolsillos del pantalón- ha pasado mucho tiempo ya…
-Diez años…- suspiró el de ojos castaños sin dejar de ver con gesto frío al otro
-Me alegra ver que llevas la cuenta de eso- se rió levemente el humano sin dejar de verle con satisfacción mientras que el otro permanecía estoico en su silla, aún con las manos entrelazadas sobre sus piernas como si con aquello pudiese controlar el miedo que él sabía que quien tenía delante debía de estar sintiendo- eso significa que sigo siendo importante para ti…
-Shinobu –cortó Koenma con un tono de voz firme y autoritario que hizo que el aludido alzase una ceja- qué quieres? Qué haces aquí?
Nuevamente, aquella risa pero un poco más alta que hizo que nuevamente el regente espiritual entrecerrase la mirada hasta que finalmente el hombre de pie suavizó la mirada y un poco su sonrisa, como si aquello fuese algún tipo de conversación casual.
-Me agrada cuando adoptas esa figura…- dijo despacio el ex detective espiritual dándole un recorrido con la mirada al otro, que alzó una ceja- ya saben tus amigos que la otra forma no es la verdadera en realidad y que la tomas para poder mantener un gesto menos interpretativo? –el temblor en el cuerpo de Koenma ya comenzaba a ser un reflejo bastante perceptible de su rabia y Sensui se llevó una mano a la barbilla- supongo que no. Me siento halagado, significa que solo has confiado en mí para eso…
-Tú…. –comenzó a decir el de cabello castaño pero entonces el que seguía de pie alzó un dedo y empezó a mecerlo hacia los lados mientras que rechistaba
-Tsk, tsk, tsk… te dije mil veces que cuidaras ese lenguaje, tu padre ya te lo ha dicho antes –cortó el de ojos azules con el gesto de un padre quien intenta corregir a sus hijos. Koenma giró su silla para quedar enfrente del otro y apoyó las manos en el borde de los descansabrazos, mostrando un aspecto mucho más firme
-Mi detective espiritual está aquí y si le hago llamar…
-Olvidas que puedo destruir este estadio y a todos los demonios en este con tan solo un movimiento- replicó el hombre moreno lo que provocó un tic ligero en el ceño del otro- cosa que honestamente, lamentaría tener que hacer porque no es lo que quisiera –la mirada de este entonces se viró hacia la ventana, observando con interés a los yokais que estaban en el exterior- además… me parece que tu "detective" está ocupado en estos momentos como para acudir hasta aquí… por no decir que es tan solo un niño…
Ladeó la cabeza
-Tú también lo fuiste en su momento- musitó Koenma por inercia y se tensó un segundo después ante la mirada curiosa de Sensui, que sonrió con diversión
-Si… parece que siempre nos eliges con el mismo patrón, cierto? –inquirió el ex detective para luego, aligerar la voz y alzar la cabeza- no pongas ese gesto, te vas a hacer daño en el rostro…
Koenma resopló un poco sin dejarse intimidar y sin modificar su pose, sabía que cualquier movimiento que hiciera podía ser tomado por debilidad por el otro; pero…
Se resistió a morderse el labio inferior, sabía que el hombre que tenía delante de todas maneras no se iba a impresionar, se viese como se viese aunque intentaba a su manera de demostrarle que había cambiado, que aún diez cortos años también podían hacer diferencias en él.
-Es suficiente- la voz del espíritu era más templada y calma, finalmente logrando incluso suavizar el gesto molesto de su cara.
Sabía lo peligroso que era el hombre delante suyo, le conocía lo suficiente como para saber cuándo podía estar en peligro de ser atacado pero nunca antes Shinobu Sensui lo había hecho… al menos, no le había golpeado directamente. Quizás solo una sola vez… una vez en su vida, le hubiese hecho algo de daño pero no de la misma manera en que atacaba a los yokais, además, lo que tenía de fuerte para su lucha contra los demonios lo tenía de astuto para el habla, o al menos, muchas veces había sido así cuando discutiesen sobre sus misiones… o acerca de asuntos más triviales…
Suspiró.
-No creo que hayas venido a saludarme después de tanto tiempo- dijo con suavidad el príncipe del Reikai juntando las yemas de sus dedos, finalmente consiguiendo la atención total del humano- y no me parece que hayas venido a confrontar a Yusuke o a conocerle…
-Ah! No, de hecho si vine para verle- aseguró el de cabello negro lo que hizo que Koenma alzase una ceja- podrías decir que mi principal interés para venir a esta isla era ver al muchacho porque he escuchado bastante acerca de él últimamente… quería ver un poco de cómo era luchando y cómo trataba a las criaturas de aquí…
-Quieres pelearte con él? –preguntó rápidamente Koenma algo tenso pero entonces, Sensui volvió a reírse con fuerza
-No, no aún…- suspiró profundo y luego, le miró con un gesto que hizo que el otro se removiese incómodo en la silla por inercia, un acto que no había pasado desapercibido por el ex detective y que seguramente, el espíritu no había conseguido retener- esta vez tardaste un tiempo en encontrar mi reemplazo…
-Bueno… si quieres que admita algo, es que eras bueno en lo que hacías y necesitaba un detective adecuado… afortunadamente apareció Yusuke, así que…
-Claro, no te culpo. Es un chico lindo –se encogió de hombros lo que hizo que el de ojos castaños le viese confundido- es joven, es fuerte y tiene carácter por no decir que entra dentro de tu rango de edad –la mirada del otro continuaba siendo de extrañeza y Sensui hizo una mueca de lado- cuánto tardaste en acostarte con él?
-QUÉ!?
La voz de Koenma había salido mucho más alta de lo que habría querido y ello provocó esta vez carcajadas en el hombre de pie delante suyo; el de menor tamaño se puso de pie de golpe y la silla cayó con fuerza hacia atrás, producto del temblor de rabia y horror que corría por el cuerpo del espíritu que cerraba los puños y mordía su chupete con fuerza. Sus ojos relampagueaban en dirección de Sensui, dejando ver que aunque se había impresionado de principio por su presencia no le temía en lo absoluto.
Quizás era precavido… quizás había sido cobarde en algunas ocasiones aunque dentro de su cabeza a veces era parte de la diversión al estar con las personas en las que confiaba, lo que al final terminaba provocando risas entre todos…
Pero era algo muy diferente cuando le provocaban directamente y de cara, especialmente sin motivo alguno. Esa ofensa ardía como las llamas del infierno y vaya que sabía de eso.
Y encima involucrando a Yusuke que no tenía ni idea e ignoraba todas esas cosas…
-Cómo… cómo te atreves siquiera a sugerir que yo haría algo tan…!?
-Lo hiciste conmigo, lo olvidas? –el rubor tiñó de golpe las mejillas del príncipe del Reikai que abrió más los ojos por la sorpresa de aquellas palabras, dejándole unos momentos sin habla- cuando tenía catorce años no lo pensaste mucho y entonces…
Koenma cerró los ojos y sacudió la cabeza un par de veces.
-No entiendo que tiene que ver eso- terminó de decir todavía más frío que antes, dándole una mirada que aún reflejaba irritación pero que no era capaz de ocultar que se había sonrojado hasta las orejas, cosa que hizo reír entre dientes al hombre que se cruzó de brazos y dio un paso hacia el otro- fue algo completamente distinto y tú…!
-Bueno… pensé que quizás ya me habrías olvidado…- dijo despacio Sensui sin dejar de sonreír mientras que se movía hacia Koenma que pareció titubear un segundo entre retroceder o permanecer firme- tal vez ya me habías reemplazado…- alzó ambas cejas y la boca del espíritu comenzó a abrirse y a cerrarse en espasmos incrédulos y sin que saliera alguna palabra entendible de estos- por eso en cuanto pude ver a Urameshi, tuve que comprobar si ustedes dos estaban juntos, ya sabes…
Le miró con una expresión de pretendida ternura que consiguió hacer que Koenma volviese a apretar los dientes con tanta fuerza, que casi partió su chupón en dos.
-Así que tienes razón. No vine a saludar… vine a verte porque tenía que hacerlo. Tenía que saber si había algo entre ustedes dos o si estabas viendo a alguien más, uno nunca sabe…- se encogió de hombros y continuó avanzando hacia él pero esta vez, su gesto se volvió algo oscuro y sus ojos azules parecieron cambiar de luz infinidad de veces –pero… hay cosas que siempre están ahí. Y uno tiene que saber hasta dónde llegan ciertos límites y permisos…
-Límites y permisos? –repitió Koenma con un tono de voz un poco más agudo y enojado, sintiendo el cambio en el ambiente dentro de aquella cabina y la forma en que aquel hombre avanzaba hacia él, acortando la distancia entre ambos –quién te crees que eres para hablarme a mí de límites y permisos?
Sus ojos se movieron casi de golpe en dirección de la puerta al tiempo que muchos pensamientos le golpeaban a la vez, entre la probabilidad que había de hacer algo, un ruido, correr o pedir ayuda. Una cosa era que fuera cobarde, otra que tuviese autoridad y una muy distinta el que no fuese consciente del poder de aquella persona. Quizás no le había visto en años pero era capaz de calcular que si ya en su juventud era poderoso…
Él jamás se había entrenado en batalla, ni tenía conocimiento alguno como para pelear de mano a mano con Shinobu Sensui.
-Ya deberías de irte- dijo finalmente en un tono que pretendía ser mucho más severo y sus ojos volvieron a buscar quizás con algo de alarma la puerta- Jorge…
-No va a llegar en un muy buen rato –cortó Sensui con una pequeña risa sin dejar de caminar hacia el otro de forma que cada vez estaban más cerca- Itsuki le está entreteniendo así que puedes estar seguro de que estaremos solos el tiempo suficiente…
-Sería mejor que te fueras, en verdad…- gruñó Koenma de mala gana cuando un nuevo movimiento repentino de Sensui le tomó por sorpresa, finalmente retrocediendo dos pasos para alejarse de él y topándose con la silla que se encontraba tirada en el suelo detrás de él.
La había olvidado por completo.
La parte trasera de una de sus piernas se topó con la dura pata de metal de aquel asiento, lo que hizo que con lo brusco de su movimiento su cuerpo se fuese de espaldas y comenzase a caer, dejando escapar un grito de sorpresa; al menos hasta que a mitad del movimiento una mano fuerte le tomó de la parte delantera de su traje hasta que finalmente le empujó con fuerza contra la pared lateral del palco, percibiendo algunas luces brillantes delante de sus ojos por el golpe dado con la parte trasera de su cabeza.
Le dolió y le costó unos momentos entender del todo lo que estaba hablando Sensui puesto que a duras penas le veía los labios, ya no se dijese escucharlo.
-Supongo que tendré que recordártelo…- había suspirado con una decepción fingida el humano sin dejar de sostener al otro por la parte frontal de su túnica para que no pudiese moverse de la pared, pero para Koenma en aquellos momentos el dolor de cabeza zumbaba como miles de abejas punzando su nuca
-Shinobu… -empezó a decir con un ojo cerrado por la molestia y aún un gesto irritado, aún recordaba los motivos de la última vez que le hiciese eso al menos hasta que el humano delante suyo le sostuvo con mayor fuerza y retirándole el chupete para arrojarlo al suelo, tomó su boca con sus labios, provocando que abriese sus ojos grandemente con desconcierto y un temblor continuo del que ahora era preso su cuerpo por lo que estaba pasando mientras percibía como forzaba su lengua al interior para tocar la suya.
Recordaba… claro que lo recordaba…
Claro que sabía mucho de lo que estaba alegando Sensui y por un segundo, intentó recordar porqué aquel acto le estaba hiriendo tanto que el recuerdo de lo perdido no le dejaba reaccionar y al mismo tiempo, algo más gritaba con fuerza de puro dolor.
Solo que la situación era un poco más diferente, ahora el humano delante suyo era muchísimo más grande que él, demasiado fuerte, demasiado agresivo, todavía más que cuando se quebrase incluso…
Su corazón palpitaba con la fuerza de mil bombas.
Por qué?... cómo era que había terminado de esa manera, cómo era posible que algo que iba tan bien se hubiese fragmentado de manera irreparable?
::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::FLASHBACK:::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::
Reikai. 13 años antes.
Koenma se encontraba detrás de su escritorio como siempre, revisando papeles y separándoles de aquellos a los que impondría su sello y esos que requerían de una segunda revisión para no recibir la sentencia equivocada o una decisión apresurada.
El chiquillo hizo una mueca con el chupete en su boca y alzó un papel para observarlo más de cerca para luego, emitir un gemido cansino.
Había días como aquel en el que el trabajo no dejaba nada de satisfacciones, pero a veces costaba demasiado discutir con los otros seres que soltaban esa cantaleta de "con 657 años, tu mentalidad debería de estar más que formada para poder con todo este papeleo"; por supuesto, era fácil decirlo cuando no eran ellos los que tenían que pasar por una infancia alargada de forma kilométrica porque eso era lo que le permitiría reunir la suficiente energía espiritual para seguir creciendo y aumentando su poder.
A veces se desesperaba y le preguntaba a su propio padre si no había forma de hacerle crecer más rápido, al menos a un estado más adulto pero Enma Daiyo tan solo le veía y le decía "todo a su tiempo".
Claro… ojalá recordara el "todo a su tiempo" la siguiente vez que un demonio como Yakumo hiciese un desastre y él tuviese que ayudarlo volviendo a utilizar su Mafuuken, gastando toda su energía y sintiéndose tan enfermo que solo porque tenía las órdenes contrarias hubiera quedado en cama al menos por seis meses; claro que ahora era más fuerte y su poder se había incrementado al grado que estaba seguro de que cuando se diese el período oscuro en Japón, podría contener lo que llegase con su Sello… pero de todas maneras, creía que si al menos fuese capaz de crecer un poco más su resistencia sería mucho mejor.
Ni hablar.
Gruñó y dejó caer el papel delante suyo, terminando por recargarse de espaldas con las manos entrelazadas por encima de su vientre redondo y volvió a dejar escapar un suspiro; Yuuria, su asistente en aquellos momentos solía decirle entre risas que él era del tipo que nunca estaba satisfecho.
"O se queja de que hay demasiado trabajo o se queja de que no hay suficiente" decía.
Y bueno, era verdad. No era fan del tiempo libre porque eso significaba que iba a tener demasiado tiempo para deprimirse y volverse un poco más sombrío pero a veces el trabajo en sí era tan problemático que se preguntaba que tanto hacía su padre que necesitaba que él lo suplantara por tanto tiempo, siendo que era tan joven; claro que se sentía halagado y honrado, cualquier espíritu en su posición querría con ansias ser digno de ser considerado por el propio rey Enma para tomar su lugar y el poder de las decisiones, pero…
Dejó escapar un gemido y se pasó una mano por el cabello debajo de su gorro ceremonial.
-Porqué precisamente yo?
Preguntó al aire y entonces, unos pequeños golpes con los nudillos le hicieron volver a la realidad, bajando la mirada en dirección de la puerta y sin demasiados ánimos por recibir a nadie. Pero trabajo era trabajo.
-Adelante
Un jovencito asomó la cabeza con gesto curioso, como si se preguntase en silencio si era un buen momento pero de todas maneras parecía tranquilo de estar ahí. Koenma parpadeó un par de veces al ver a quien entraba y hacía una inclinación de cabeza leve a modo de saludo, con una pose ahora rígida que era antinatural en los cuerpos vivos.
-Ah! Sensui! –el pequeño mandatario se enderezó en su asiento y colocó ambas manos en el borde de los reposabrazos con un gesto un poco más despierto –a qué debo la sorpresa?
-Terminé el trabajo que me encargaste –respondió con sencillez el chico mientras que avanzaba hasta quedar por delante del escritorio de su jefe, que abrió bastante los ojos con asombro
-En verdad? –respondió Koenma impresionado para luego, alargar una mano hasta una de las pilas de papeles y rebuscar hasta sacar una pequeña carpeta y abrirla- realmente es algo extraordinario, pero tratándose de ti, ya debería de comenzar a acostumbrarme- los ojos del líder se cerraron en finas líneas y asintió una vez- buen trabajo. Nunca habíamos tenido un detective espiritual tan efectivo para lidiar con este tipo de cosas… espero que sigas así por mucho, mucho tiempo.
El joven Sensui hizo una mueca con la boca como si pretendiese sonreír y luego inclinó la cabeza un par de segundos de forma firme y respetuosa.
-Mi motivo de estar en este mundo es el de acabar con todo mal y considero un honor que el Reikai me haya visto con el potencial de hacerlo- respondió el chico de cabello negro y Koenma asintió una vez.
-Y nosotros sentimos lo mismo respecto a ti.
El príncipe de aquel sitio emitió un ligero suspiro para volver de nuevo a su trabajo, imaginando que el otro se daría la media vuelta y se retiraría… pero solo tardó unos segundos en lo que había tomado uno de los papeles que necesitaba revisar y el darse cuenta de que el chico seguía parado delante suyo, con una expresión que parecía que estaba luchando con algo en su interior.
-Sensui? –llamó lentamente el espíritu- sucede algo?
-Koenma-sama… -comenzó a decir despacio y luego, le miró de frente- no es mi intención faltarle al respeto. Espero que entienda eso y no considere que soy demasiado entrometido…
El aludido parpadeó con curiosidad un par de veces y volteó muy levemente la cabeza, sin entender qué sucedía.
-Somos amigos, no sucede nada… lo que tengas que decirme, puedes hacerlo- contestó finalmente el pequeño Enma sonriendo un poco por entre el chupón en su boca- nunca me has faltado al respeto, así que…
-Muy bien –Sensui tomó aire profundo y dio un paso más hacia el otro, viéndole a los ojos- porqué está así?
Una ceja se alzó en el rostro de quien estaba en su asiento, sin comprender la pregunta.
-Disculpa?
-Esa figura…- Sensui pareció titubear unos instantes pero entonces, dejó escapar el aire como un quejido y negó un par de veces con la cabeza- porqué siempre luce de esa forma?
-No entiendo exactamente lo que quieres…
-Yo sé que usted es diferente…- Sensui dio un paso más como si empezara a sentir un poco más de seguridad y apretó un puño cerca de su pecho- yo… puedo ver el aura que corre a su alrededor y que le mantiene en un capullo. Esta figura… -sacudió un poco la cabeza- ya lo he visto antes de la otra forma. Porqué insiste en verse así?
Ambos se vieron a los ojos por unos momentos, el humano con un impulso de energía casi desesperado y el otro… solo había abierto la boca sin saber qué decir. Nunca nadie había detectado que sus transformaciones entre una figura y otra eran fachadas intencionales… y he aquí, que el chico prodigio que habían escogido para suplantar a Kuroko simplemente llegaba un día y le plantaba de frente que siempre había sabido ese secreto que mantenía tan escondido de todos. Ninguno de todos los anteriores detectives lo había notado antes…
Un escalofrío lo recorrió pero decidió ignorarlo.
Las habilidades de Sensui eran supremas y si las encaminaban bien podría hacer grandes cosas… quizás algún día, sería capaz de capitanear al Escuadrón Especial de Defensa del Reikai como el primer humano con el nivel para hacerlo…
Pero estaba soñando muy lejos y mientras tanto, el chico delante suyo le observaba esperando una respuesta.
Koenma suspiró.
-Me gusta más tu forma humana.
El pequeño regente había cerrado los ojos pensando en una manera de responder de forma adecuada, una respuesta que lo dejara satisfecho y que no tuviese que exponerlo a revelar datos de más… cuando el chico delante suyo había dicho aquello, sorprendiéndole por lo inesperado de ello y por las palabras que había utilizado; su boca se había abierto de forma graciosa y estaba seguro de que sus ojos debían de verse igual pero el detective de turno tan solo le veía sonriendo muy levemente.
De esos pocos momentos donde le veía hacer ese gesto.
-Usted es bastante agradable y esa figura en realidad lo resalta más- Sensui se encogió de hombros mientras cerraba los ojos un segundo antes de volver a ver al otro- no tengo nada en contra de verle así, si eso es lo que le hace sentir más cómodo… pero de la otra manera, de alguna manera olvido que somos tan diferentes- por unos momentos, el chico parpadeó algo confundido como si él mismo no entendiese si había sido incorrecto lo que había dicho para luego, sacudir un poco la cabeza- dijo que éramos amigos. Y bueno… simplemente… creo que me gusta de esa manera. Se siente más cercano a nosotros.
Inspiró profundo y luego, observó a quien tenía delante que continuaba en silencio como si no supiera qué decir o cómo expresarse a continuación.
El espíritu no solía recibir cumplidos y halagos de nadie, a menos que fuera de los oni pero por lo general estos estaban casi obligados a hacerlo por el hecho de que trabajaban para él y como subordinados, siempre intentaban hacer sentir felices a quienes estaban arriba de ellos; en el caso del muchachito delante suyo las cosas eran completamente diferentes, si, Sensui lo respetaba como respetaba a rajatabla a cualquier autoridad pero aún así nunca había visto que este sintiera la inclinación o la necesidad de adularlo o decirle algo como aquello.
Por lo tanto… podía considerar que Sensui se lo decía de corazón. Cosa que de igual manera era extraña e inquietante puesto que el chico no solía abrirse de ninguna forma con nadie y por supuesto que Koenma no esperaba que lo hiciera con él tampoco.
No sabía por dónde tomar aquello.
Demasiados pensamientos venían a su cabeza y antes de siquiera meditar en lo que podría decir para defender su aspecto o simplemente, despachar al chico esperando que pensara en otra cosa su boca ya se había abierto, sorprendiéndose a sí mismo.
-Entonces preferirías que estuviera con ese aspecto?
-Estoy sobrepasándome? –los ojos azules del chico observaron las reacciones de su jefe que había cerrado los ojos como si estuviese pensativo- nuevamente está haciendo eso…
-Pero si no he hecho nada…- Koenma alzó una ceja y por un instante le pareció que Sensui alzaba la mirada con paciencia y algo de incomodidad. Cosa que se extendía a sí mismo también, no solía sentirse tan expuesto y ahora…
-Nuevamente está… pone esa cara…- el adolescente farfulló un poco para al final negar con la cabeza cerrando los ojos para después, inclinar la cabeza- me retiro, Koenma-sama. Que tenga un buen día, si necesita alguna otra cosa ya sabe cómo encontrarme
El chico se enderezó y se dio la vuelta, andando hacia la salida lo que provocó que el pequeño mandatario saliera de su sorpresa y entonces, se pusiera de pie en su asiento
-Sensui!
Pero el humano ya se había ido.
El espíritu volvió a dejarse caer y alzó la mirada al enorme techo sobre su cabeza mientras que mil y un pensamientos pasaban por esta sin un órden en específico. No sabía realmente qué deducir del chico, siempre era muy cerrado, muy correcto y firme, era muy poderoso, era un detective ejemplar y magnífico… y sin embargo, de alguna manera algo había pasado que se había animado a decirle que le agradaba; él le agradaba, realmente tomaba su palabra de que eran amigos y bueno… dentro de todo, Sensui le había dejado ver un pequeño destello de sus emociones y su interior que era consciente que no todos tenían la oportunidad de ver.
Como el hecho de que le hubiese sonreído un poco.
Como el hecho de que entre todas las personas, hubiera sido él quien viese más allá de lo que solía dejar ver…
Se bajó de su silla y se dirigió caminando hacia el amplio ventanal que estaba en su oficina y de poco en poco fue cambiando su aspecto hasta que finalmente cuando llegó hasta donde el cristal de la ventana le devolvía el reflejo, pudo verse a sí mismo con esa expresión cansada y algo vaga que solía detestar. Pero a Sensui le agradaba como lucía.
Pasó los dedos por la superficie del vidrio pensativo y entonces, se miró a sí mismo a los ojos.
Era algo riesgoso pero…
Por qué no intentar una vez para variar, tener un amigo? O hacer uno aunque fuera humano, vaya. Con ninguno de los detectives espirituales que solía elegir su padre había tenido una cercanía o una confianza decentes y cuando su padre le otorgase el honor de ser quien ahora estaría a cargo de esa parte de la seguridad que correspondía al control del Ningenkai, bueno…
Kuroko había sido agradable pero nunca habían abierto ninguno la brecha como para llevar una relación de amistad. Se hablaban bien, aún mantenían un poco el contacto pero no había nada que pudiera propiciar una relación quizás un poco más cercana o dónde pudiesen tener una conversación alejada de los asuntos del trabajo; tampoco había pasado con Sensui, con lo firme que era para los deberes y con lo que el chico consideraba los límites de lo correcto, era imposible que el príncipe del Reikai pudiera acercarse y por costumbre, no era tampoco que le interesara.
Pero ahora…
Sensui había dado un paso. Había ingresado levemente en esa línea imaginaria que solía separar al espíritu de los demás y parecía estar midiendo si podía ser posible algo un poco más social o abierto con él.
Hizo una mueca y agachó un poco la cabeza antes de comenzar a reír.
Menudo momento para comenzar a tener ese tipo de pensamientos tan fuera de lugar!
Pero al menos algo sí había ocurrido: y es que a partir de ese día, cada que se presentaba Sensui a recibir un trabajo o a presentarle los informes… Koenma se aseguraba de estar delante suyo con su aspecto humano para recibirlo y hacerle sentir más cómodo.
Habían sido unos buenos momentos.
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