Hola a todos de nuevo!
Yo sé que varios de mis seguidores se estarán preguntando que paso con Ride? Bueno, tuve algunos problemas con la traducción, y la mezcla de la universidad con trabajos extraclases y definitivamente colapse. Cuando salga a vacaciones la volveré a publicar, arreglando todos los errores que encontré volviéndola a leer. Lo prometo.
Ahora continuando por este lado, esta historia es una adaptación de un libro del cual me enamore y espero que ustedes también lo hagan, toda la historia la leí imaginándome a Kurt y Blaine y ahora ustedes lo van a hacer.
Esta historia ya está terminada, así que no hablan retrasos en las publicaciones.
¿Qué días les gustaría que actualizara?
No siendo más, disfruten la historia.
PRÓLOGO
Junio de 1995.
Kurt Hummel salió corriendo de su última clase. Era el último día de su primer año en la escuela secundaria (1). Corrió hacia su casillero, vació todas sus cosas en su mochila y corrió hacia la entrada principal de la escuela. No se detuvo para decir adiós a ninguno de sus amigos, Kurt tenía una cosa en mente: salir a la calle y a Blaine.
Blaine Anderson estaba esperando en el parking de bicicletas. Kurt saltó fuera de la escuela, tropezando con sus pies y casi golpeándose la cabeza contra los escalones de cemento. Unos pocos estudiantes a su alrededor se rieron cuando se echaron a un lado para evitar ser derribados por él. Se agarró a la barandilla justo a tiempo, para evitar una mala caída. Enderezándose, Kurt miró a Blaine, que sacudió la cabeza divertido.
—Cállate. —Kurt frunció el ceño.
—¿Qué? Yo no he dicho nada. —Blaine caminó hacia Kurt y se dirigieron a sus casas, que estaban a diez minutos de distancia aproximadamente. Mejores amigos desde los dos años, habían estado en todas las clases juntos, todo el tiempo, incluso habían estado en la misma guardería.
El último día de clase siempre había sido un día importante para los dos, pero Blaine se trasladaba al otro lado del país, a Arizona, al día siguiente. El verano, que siempre había sido el mejor momento de sus vidas, ahora amenazaba con ser largo y solitario. Ninguno de los dos habló sobre el viaje de Blaine mientras se dirigían a la colina de su opulento vecindario en Lima, justo al noroeste de Ohio.
Llegando a casa de Kurt, dejaron sus bolsas en el porche y corrieron hacia el pequeño parque oval que separaba sus casas. Podían ver cada una de las puertas delanteras cruzando el parque y una vez habían ideado un teléfono improvisado con latas e hilo. Una cosa era unir casas vecinas, pero otra robar unos doscientos metros de cuerda y envolverla a través de los árboles y de un lado a otro de las calles habiendo estirado la paciencia de sus padres más allá de los límites normales. Cada uno de ellos había sido castigado por una semana, cuando un vecino se quejó de que la cuerda se había enredado en las ruedas de su coche.
Corriendo por el parque, cada uno se agarró a los brazos del otro, tratando de ganar su carrera hacia el árbol más grande del parque, el árbol al que habían subido desde que podían llegar a la rama más baja. El Árbol del Amor, corazones con iniciales dentro y flechas penetrando en ellos adornaban casi cada centímetro de la visible corteza.
Blaine agarró el brazo de Kurt y tiró con todas sus fuerzas, haciendo que Kurt perdiera el equilibrio y cayera al suelo con un estruendo y un gruñido. Ágilmente agarró la rama más baja con una mano, Blaine balanceó las piernas en el aire y se puso de pie.
Kurt se levantó y se sacudió el polvo. —Eres un idiota.
Blaine se rió de él, su amplia sonrisa iluminando su rostro. —Vamos princesa. Este árbol no es tan joven.
Kurt hizo una mueca y puso las manos alrededor de la rama, elevándose a sí mismo por lo que se quedó junto a Blaine. Aunque Kurt tenía una inclinación a ser torpe, El Árbol del Amor tenía un montón de ramas gruesas y robustas que hacía que caerse fuera bastante difícil. Una manta de felpa de hojas cubría cada rama, haciéndolos rápidamente invisibles a cualquier persona que caminara por debajo de ellos en el parque o en la acera.
Después de haber subido unos quince pies (2), Blaine se detuvo y esperó a que Kurt lo alcanzara. —¿Quieres parar aquí o seguimos subiendo?
Kurt podía decir que Blaine quería seguir subiendo así que simplemente le pasó, abriéndose paso más arriba en el árbol. Después de que subieron a unos setenta pies (3), Kurt sugirió que estaban lo suficientemente arriba. Él se echó hacia atrás, a caballo entre una rama gruesa y apoyado contra el tronco. Blaine lo siguió de cerca, a caballo entre la misma rama y agarrando una rama más pequeña por encima de la cabeza para mantener el equilibrio. Una ola de tristeza pasó por Kurt mientras contemplaba a Blaine. Yo no quería que se fuera. No podía recordar ninguna cosa sin Blaine a su lado. Era como un hermano, pero sin ningún tipo de rivalidad o agravamiento del que muchos de sus amigos se quejaban. Su amistad era una aventura tras otra, una especie de Jess y Leslie de su libro favorito, Bridge to Terabithia de Katherine Paterson. Excepto que en vez del bosque, El Árbol del Amor era su lugar secreto donde la magia y los sueños se hacían realidad. Eso, y que ninguno de ellos había muerto.
Blaine le dio una ligera patada en la espinilla, como si pudiera sentir su mal humor. —¿Qué estás pensando?
—Es un asco que te vayas lejos. Muy, muy lejos. No es como si te estuvieras yendo a unas pocas ciudades de distancia o incluso un estado. Os vais a ir a miles de kilómetros de distancia.
Blaine se mantuvo en silencio, con una expresión pensativa en su rostro. —Es una mierda grande. Siempre seremos los mejores amigos, ¿verdad?
Kurt trató de sonreír. Por supuesto, siempre seremos amigos. Se encogió de hombros, su resentimiento por la situación seguía siendo crudo y doloroso.
En cuanto a Kurt, Blaine finalmente sonrió. Él siempre se las arreglaba para alegrar un momento oscuro. —Así que en vez de poner mala cara, vamos a conseguir lo mejor de este día. —Antes de volver a hablar, se levantó y miró a su alrededor, mirando a través de los espacios en las hojas, viendo pero no siendo visto—. Hey Kurt, ¿alguna vez pensaste que es lo que quieres ser cuando seas mayor?
Kurt miró a Blaine como si hubiera perdido la cabeza. —¿Por qué diablos iba a pensar en eso? Eso está como a 700 años de aquí.
Blaine se echó a reír. —Si. ¿Pero nunca te has puesto a pensar en todo lo que te gustaría ser cuando seas mayor?
Al darse cuenta de que Blaine no estaba jugando un juego y que era realmente curioso, Kurt pensó la pregunta. —No, no he elegido un trabajo ni nada, pero quiero hacer algo relacionado con los ordenadores y algo creativo, algo donde pueda usar mi mente. Me aburriría mortalmente si hiciera algo estúpido o repetitivo. —Levantó la mirada a Blaine que simplemente asintió con la cabeza.
—Eso tiene sentido. Siempre has sido creativo y experimental. No durarías mucho tiempo en un trabajo de oficina o haciéndole la declaración de impuestos a la gente —Blaine se mantuvo en silencio después de su comentario.
Kurt decidió romper el silencio. —¿Qué quieres ser cuando seas mayor?
Blaine se sentó en la rama de nuevo. —Eso es fácil. Quiero ser profesor. Quiero enseñar a niños de la escuela primaria.
La respuesta sorprendió a Kurt. —¿En serio? ¿Por qué quieres seguir con la escuela una vez que termines? No puedo esperar hasta que yo no tenga que ir a la escuela.
Blaine se echó a reír. —Me gusta la escuela, Kurt. Siempre he conseguido buenas notas, he hecho muchos amigos… —Kurt asintió. Él ya sabía todo esto—. Pero, — Blaine continuó—: cuando pienso en la escuela, sobre todo pienso en ti. Nos conocimos el primer día que mi mamá me dejó en la guardería. Eso no es realmente la escuela, pero es algo parecido. Hemos pasado por todo juntos. Supongo que asocio la escuela con mi mejor amigo y siendo feliz.
Kurt tomó una respiración profunda cuando un nudo se formó en su garganta. Su corazón se retorcía dentro de su pecho y el zumbido de la sangre corriendo detrás de sus orejas momentáneamente ahogaba todos los demás sentidos. Blaine siempre había sido mejor en la expresión de sentimientos y emociones, pero nunca nada como esto, tan sincero y revelador. El hecho de que se abriera a sí mismo, que compartiera un pensamiento tan íntimo, obligó a su tristeza a salir una vez más. ¿Por qué tiene que irse?
Por supuesto que sabía la respuesta a la pregunta. La abuela de Blaine estaba enferma y necesitaba a su única hija cerca para ayudar a cuidar de ella. Aun así, él siempre había imaginado a los dos yendo al instituto, graduándose, y yendo a la universidad juntos. Con Blaine trasladándose y su plan destruido, no tenía ni idea de lo que iba a suceder en el futuro.
Por mucho que él no quisiera hablar de la mudanza, no podían evitar el tema para siempre.
Después de un momento Blaine continuó en voz baja. —Kurt. Eres mi mejor amigo en el mundo. Yo no sé lo que voy a hacer sin ti a mi lado.
Una sensación de alivio llenó a Kurt, sabiendo que Blaine tenía problemas con el cambio también. Su alivio pasó rápidamente a preocupación. No quería que Blaine estuviera molesto, sobre todo en su último día juntos. —No has creado la situación y no podemos hacer nada para cambiarla. Nos llamaremos, y nos enviaremos correos electrónicos, y podemos hablar a través de Skype. No va a ser tan malo. —La mentira ni siquiera le convencía a él.
Blaine frunció el ceño. —No es lo mismo. Quiero decirte algo, Kurt. Tú has sido el único al que le he confiado todo. Eres la primera persona en la que pienso cuando tengo un secreto para compartir o si estoy molesto por algo. Has sido el mejor amigo que cualquier persona podría esperar tener. —Kurt entendía que Blaine quisiera aliviar su dolor, pero las palabras lo cortaban—. Lo que estoy tratando de decir es que te quiero, Kurt.
La cabeza de Kurt se alzó. Amaba a Blaine también, pero nunca se había atrevido a decir las palabras temiendo que Blaine podría enloquecer y nunca hablar con él de nuevo. Su mente daba vueltas, preguntándose si lo que Blaine quería decir era que lo quería como un amigo o algo más. Se había dado cuenta de que sus propios sentimientos por Blaine eran más profundos que una simple amistad, algo que lo asustaba como una mierda. Sin embargo, Blaine tuvo el valor de decir las palabras. Kurt tenía que decir las palabras o se arrepentiría de no haber tomado la oportunidad de decir lo que realmente sentía.
—Yo también te quiero. Tú eres el que siempre me defiende cuando Dickhead Donald intenta golpearme. Tú eres el que levantas mi dolorido culo del suelo cuando me caigo. Es por eso que estoy tan disgustado. Nunca voy a encontrar a alguien como tú. Es demasiado tarde para empezar de nuevo. —La tristeza de Kurt se intensificaba a medida que el nudo en su garganta se hacía más grande y sus ojos comenzaban a desdibujarse. Casi se echó a llorar, algo que quería evitar a toda costa frente a Blaine, y tuvo que luchar contra las lágrimas.
La ternura cruzó el rostro de Blaine y él extendió su mano, tocando la mejilla de Kurt. Sorprendido, Kurt casi perdió el equilibrio. Aumentó la presión sobre la rama de encima y miró a Blaine, cuyos ojos estaban fijos en él. El rostro de Blaine no mostraba nerviosismo o vacilación mientras su mano se detenía en su mejilla, acariciando lentamente. Sin darse cuenta de lo que estaba haciendo, Kurt se inclinó sobre la mano de Blaine cuando una lágrima escapó de sus ojos y resbaló por su mejilla. Blaine usó su pulgar para detener la lágrima en su camino, tomó la parte posterior del cuello de Kurt, y se inclinó hacia él. Él cerró la distancia entre ellos y besó en los labios a Kurt. Kurt empezó a retroceder, por temor a que Blaine se enojara con él. ¿Cuántas veces había soñado con besar a Blaine? ¿Cuántas fantasías representadas en su mente?
El calor viajó hasta el lugar donde la mano de Blaine le tocaba. La habilidad de la lengua de Blaine, deslizándose contra la suya, provocó un hormigueo de electricidad a lo largo de su cuerpo, enviando corrientes por toda su piel y llevando la sangre a la ingle mientras su pene se endurecía dentro de sus pantalones vaqueros.
Tuvo un momento de pánico, pero entonces Kurt recordó que Blaine había iniciado esto. Él permitió que Blaine tomara la iniciativa, relajándose cuando Blaine puso su otra mano sobre el hombro de Kurt. Lo que comenzó como un casto beso se convirtió rápidamente en apasionado. Blaine pasó la lengua por los labios de Kurt y por instinto, Kurt la abrió para Blaine, sus lenguas explorando la boca del otro. La boca de Blaine contenía un toque de sabor a naranja, probablemente del almuerzo, pero su olor era puramente Blaine. El fresco olor del aire primaveral y de las hojas nuevas flotaba entre ellos, haciendo que su cabeza girara cuando Blaine les acercó más, profundizando el beso, presionando sus labios con fuerza.
Tuvo que agarrar la rama por encima de su cabeza para evitar caerse. Las manos de Blaine vagaron por el cuerpo de Kurt, tocando suavemente los pectorales, rozando los pezones, y apoyándose en su cintura, dejando un rastro de hormigueo de emoción a su paso. La visión de Kurt concentrado hasta donde sólo ellos dos existían, los colocaba alto en las ramas de El Árbol del Amor.
Después de unos minutos que parecieron años, se separaron y se miraron fijamente. —Whoa. —La sangre corrió a la cabeza de Kurt y tuvo que agarrarse a la rama con ambas manos para estabilizarse—. No puedo creer que hayas hecho eso.
Blaine se echó a reír. —¿Quieres que te lo devuelva? He querido hacer eso por un tiempo, y no podía dejarte sin al menos besarte una vez. Realmente te quiero, Kurt.
Kurt no sabía qué decir. A pesar de que había comenzado a cuestionar sus sentimientos por Blaine, nunca había imaginado que en realidad lo besaría de verdad. Ahora que se habían besado, se maravilló de lo increíblemente bien que se había sentido. Era casi cruel. En el día que tenía que decir adiós, descubrió que podrían haber sido mucho más que mejores amigos. El descubrimiento fue agridulce y la ironía provocó que otra ola de dolor pasara por encima de él.
El momento se fue. Se quedaron en silencio, cuando se cambiaban de rama hasta que Blaine habló por fin. — Vamos, probablemente deberíamos salir del árbol. Estoy seguro de que nuestros padres estarán enojados si llegamos tarde para la cena que planearon para nosotros. —Kurt asintió con la cabeza y comenzó su camino de regreso bajando por el árbol.
El resto de la noche transcurrió en una nebulosa. Kurt no podía dejar de pensar en el beso con Blaine. En los momentos libres cuando sacaba el pensamiento de su mente, recordaba que Blaine tenía que irse la mañana siguiente, sustituyendo la emoción de su beso con la depresión. Cuando terminaron de cenar, todos se abrazaron y se despidieron.
Esa noche en la cama, Kurt repitió el beso una y otra vez. A pesar de que era un primer beso, no conocía a nadie más que pudiera haberlo hecho sentir de la manera Blaine lo hacía. En un instante, se dio cuenta de lo mucho que amaba a su mejor amigo y también había descubierto algo mucho más importante acerca de sí mismo. Las lágrimas comenzaron a rodar por sus mejillas y Kurt se giró hundiendo la cabeza en la almohada, sollozando.
A la mañana siguiente, Kurt se despertó antes de lo habitual. Tenía la cabeza pesada por no haber conseguido una buena noche de sueño, pero él saltó de la cama de todos modos, se puso sus vaqueros y una sudadera, y salió corriendo. Blaine estaba a punto de entrar en su coche.
—¡Blaine!
Blaine se detuvo, volviéndose hacia Kurt. El tiempo se detuvo, antes de que Blaine corriera hacia él, lo agarró en un abrazo apretado. Kurt envolvió con sus brazos alrededor de Blaine, derramando ardientes lágrimas en sus ojos. Cuando se separaron, Kurt miró a Blaine y vio que sus ojos estaban llenos de lágrimas también. Blaine se limpió la cara y sollozó. —Te llamo cuando lleguemos allí.
Kurt asintió, pero no dijo nada, su pena le hacía muy difícil hablar. Cuando Blaine volvió al coche y se subió en él, un trozo de Kurt se cerró con la misma finalidad que la puerta del coche. Corrió durante media manzana una vez que el coche empezó a alejarse, agitando frenéticamente los brazos, que miraba por la ventanilla hacia él. Y entonces el coche dobló la esquina. Blaine se había ido.
(1) En el primer curso de la escuela secundaria tienen 15-16 años.
(2) N de T: 4.57200 metros.
(3) N de T: 21.3360 metros.
