¡Hola lectores! Bueno aqui traigo una nueva historia de Inuyasha en un universo alterno, donde Kagome entra a la universidad y... Bueno veanlo por ustedes mismos.

Inuyasha no me pertenece, le pertenece a su respectico autor.


Red de engaños. Capitulo 1

—Hija, estamos tan orgullosos de ti. Te extrañaremos mucho, pero sabemos que es lo mejor para ti, mucha suerte —estas fueron las últimas palabras que menciono una señora, la cual, con lagrimas en los ojos, se despedía de su hija en el aeropuerto.

—Sí mamá. No te preocupes, estaré bien y por supuesto los extrañare muchísimo —dijo una joven japonesa, alejándose de su familia para abordar el carro que la llevaría hacia su destino.

Su nombre es Kagome Higurashi, alumna recién egresada de la preparatoria de Kanto en Tokio. Tenía la oportunidad de estudiar Derecho en una de las más prestigiosas universidades del mundo, Todai.

—¡Hay! Por fin ha llegado el día… —decía la chica cerrando la puerta de la minivan.

—Bueno aquí estoy. Si algún Dios existe, que hoy me ampare —se deseo suerte, mientras caminaba por la multitud de jóvenes que entraban a la universidad.

—Salón 9. El de filosofía.

Reviso que fuera el salón correcto, y entró. Tomo su lugar. Al sentarse observó a otros jóvenes que entraban, entre ellos, un chico de cabellera larga y blanca, el cual le llamo la atención por lo apuesto que era.

Su concentración por aquel sujeto fue interrumpida debido a una voz que la saludo a su lado.

—Hola, mi nombre es Sango, estaré a tu lado el resto de semestre así que espero que podamos ser amigas —dijo amable la voz de una chica. Kagome volteo a verla, la tal Sango era una chica guapa, con un gran físico y apariencia amable.

—Ho… hola, mi nombre es Kagome Higurashi. Por supuesto que podremos llevarnos bien —contesto algo nerviosa.

—¿Higurashi? Tu apellido se me hace familiar —mencionó recargando su brazo en el mesa banco y sonriendo curiosa.

—¿enserio? Pues yo no conozco a nadie de aqui—dijo la japonesa soltando una risa apenada.

Luego de la pequeña charla, Sango volteo hacia la puerta y vio entrar a un joven algo apuesto, este al verla, agacho la cabeza tratando de esconderse.

—No puedo creerlo, ¿El aquí? Como logro entrar, tendré que lidiar con el otra vez —decía la chica tratando de esconderse detrás de Kagome.

—¿Quién es él? —pregunto tratando de entender.

—Es un chico que en la preparatoria me buscaba, salí con él un tiempo pero es un mujeriego y grosero. Esperaba no volver a verlo —le contesto resignada, al ver que el joven se sentaba atrás de ella.

—Hola Sango. No me vas a presentar a esta linda señorita ¿Ni me vas a saludar? —preguntó el joven haciendo que Sango y Kagome voltearan a verlo.

—Hola, ¿Qué milagro? —saludó sarcástica —. Ella es Kagome Higurashi, viene desde Japón a estudiar Derecho.

—Con que japonesa ¿eh? Había escuchado que no eran atractivas y que tenían ojos pequeños; pero tú, eres hermosa. Sin mencionar que tienes los ojos preciosos —le dijo el joven —Por cierto, soy Miroku, mucho gusto —acerco la mano hacia Kagome para estrecharla.

—Bueno no sé si lo que me dijiste tomarlo como un cumplido, pero mucho gusto —correspondió el gesto con una sonrisa en su rostro.

—Arg… tan temprano y ya vas a empezar a acosar a las nuevas —se oyó una voz acercarse.

Los tres jóvenes voltearon a ver quien se acercaba y vieron a un joven moreno y con pose de galán sentarse a un lado de Miroku.

—¡Kouga! Pensé que ya no llegarías —dijo Sango saludándolo contenta.

—Como crees que no llegaría, pues es el primer día de universidad, hoy es el día de conocernos —contesto entusiasmado el joven.

—¿Conocerse? ¡Pero si a mí me parece que ya todos ustedes se conocen! —comento Kagome interrumpiendolo.

—¿Perdón? ¿Y tu quien eres? —le interrogo Kouga con un tono algo pedante.

—Soy de Kagome Higurashi, mucho gusto —se presento con seriedad al escuchar el tono de voz que utilizo el joven.

—Bueno señorita Higurashi, yo soy Kouga. Espero podamos llevarnos bien —saludo el joven con un tono más amable.

—No te molestes, si te habla algo feo, suele ser un poco creído y gritón. Bueno así son los herederos de empresas —comentó Sango terminando con una risa burlona.

—¿Gritón?, ¡yo no soy gritón! y el que tenga dinero no significa nada, yo me considero una persona humilde —le arremetió enojado recargándose en la silla y cruzando los brazos. Esto provoco la risa de sus amigos.

—Buenos días jóvenes, tomen sus asientos y abran sus libros en la pagina 9 —entró al salón un hombre que no se veía tan grande de edad, unos 43 años tal vez; pero con la suficiente autoridad para hacer que automáticamente todos los alumnos tomaran sus lugares y abrieran en silencio sus libros —Para empezar soy su profesor de filosofía, mi nombre es Akira Kagami, espero no tener problemas con ustedes porque en mi materia soy muy estricto —dio su introducción el profesor, cuando lo interrumpió unos toques en la puerta. El hizo una señal de aprobación para que la persona que estaba afuera la abriera.

—Buenos días. Perdón por el retraso ¿Puedo pasar? —pregunto una voz femenina del otro lado de la puerta.

El profesor con la expresión una poco molesta le dio su aprobación

—Espero que sea la primera y última vez que llega tarde, ¿Señorita...? —dijo Amadeus esperando una repuesta.

—Kikyo, soy Kikyo, profesor —contestó la chica entrando al salón.

Al entrar al salón todos la miraron pasar. Kagome vio a una chica hermosa, de hecho, la más hermosa que había visto en toda su vida. Su piel pálida, su cabello largo y negro como el carbón, ojos medianos y alargados, con una expresión seria y enigmática que reflejaba a la vez un poco de tristeza. La miro sentarse a un lado de aquel chico de cabello blanco que había llamado su atención anteriormente, vio como se miraron por un segundo y después…

—Señorita de haya atrás, ya vio entrar a su compañera, ahora póngame atención —dijo el profesor llamando la atención de Kagome, pero esta no le hizo caso.

La mirada de Kikyo se dirigió a ella, sintió un escalofrió al cruzar su mirada con la de ella. Se sintió intimidada.

—Kagome, Kagome… te habla el profesor —le dijo Sango agitando su brazo. Cuando volvió a la realidad, vio al profesor, que solo arqueo su ceja, esperando a que esta se concentrara en clase.

— ¿Cuál es su nombre señorita? —preguntó el profesor.

—Kagome Higurashi —al contestar, se levanto de su asiento.

—Señorita Higurashi ¿Me podría decir que es lo que dijo Kant acerca del sumo bien? —le preguntó serio Akira a su alumna.

Kagome sorprendida por la pregunta, pensó por unos segundos su respuesta antes de contestar.

—Kant decía que la perfección no era posible para los humanos, que la perfección se lograba a partir de las virtudes, y las virtudes tomaban una eternidad ser perfeccionadas. Por eso el hombre no puede ser perfecto porque su vida es limitada, entonces el único ser perfecto es Dios, porque él es eterno y puede perfeccionar las virtudes, y es por eso que no hay humano completamente en este planeta —solo esperaba que la respuesta que dio fuera la correcta.

El maestro la miro fijamente y después llevo su mirada al joven que estaba sentado a un lado de Kikyo.

—Usted ¿Cuál es su nombre?

—Inu…Inuyasha —contestó el chico anonadado y un poco asustado.

—Joven Inuyasha, puede usted decirme si la señorita Higurashi está en lo correcto —ordenó el pedagogo a su alumno.

—amm… la verdad no se profesor —contestó agachando la cabeza.

—Pues espero que lo haya escuchado para que lo aprenda, porque está en lo correcto —contestó el maestro molesto por la actitud de su alumno.

Kagome soltó una sonrisa al saber que estaba en lo correcto, y después con un suspiro se sentó en su silla. Volteo a ver a Inuyasha, y al mirarlo se encontró con que el también la estaba viendo. Pero, mientras Kagome lo miraba con una sonrisa, él le dirigía una mirada molesta, que hizo que ella de inmediato quitara su mirada de él.

Al acabar la clase todos se dirigieron a la salida del salón. Al salir, a Kagome le pareció escuchar que alguien la llamaba.

—¡Higurashi! —se trataba del chico de cabello blanco. Kagome con un poco de timidez, pero con la cabeza en alto se le acerco.

—¿Ocurre algo?

—Pues solo te quería dar las gracias por hacerme quedar como un ignorante frente a todos —le reclamó enojado.

Kagome al escuchar su tono de voz, se molesto y no pudo contestarle correctamente.

—Pues si no contestaste lo que el profesor te pregunto, es porque no lo sabías. Eso quiere decir que si, eres un ignorante, y por favor evita hacerme estos comentarios, que si no quieres que te regañen por no saber, ponte a estudiar — le contesto bastante molesta por los reclamos de Inuyasha.

Después vio como aquella joven enigmática se posó al lado de Inuyasha.

—¿Sucede algo? —pregunto Kikyo con la expresión seria y un poco molesta.

—No, no pasa nada –contestó el joven dándose la vuelta y alejándose del lugar. La otra chica le miro por unos segundos, después siguió a Inuyasha dejándola desconcertada.

—Kagome, ¿Nos vamos? —pregunto Sango tomándola del hombro. —Oye, te vez mal, ¿Estás bien? —preguntó su ahora amiga.

—Si estoy bien, vámonos —dijo para después dirigirse a su siguiente clase.

Así pasaron cuatro clases más hasta que llego la hora del receso. Sango y Kagome fueron hacia la cafetería, donde estaban la mayoría de los de primer año. Se sirvieron el desayuno y se ubicaron en una una mesa vacía.

—Mira, Miroku está solo. Invitémoslo a comer con nosotras —pidió Kagome a Sango, ya que al ver al muchacho solo le causaba un poco de tristeza.

—¿Enserio? Bueno, no creo que pase nada malo —dijo Sango aprobando la petición de esta. Después Kagome le llamo feliz, y Miruku se sentó con ellas.

—Gracias por invitarme, por cierto ¿Dónde está Kouga?— preguntó el joven mientras miraba a su alrededor.

—Debe estar con sus amigos Hakaku y Ginta; ya ves que son el trió inseparable —dijo la joven castaña señalando en donde estaba Kouga.

—Por cierto, ¿Cómo es que todos se conocen? —preguntó Kagome curiosa, acercándose a sus nuevos amigos como si le fueran a contar un chisme. A lo que Sango contesto.

—No nos conocemos todos, yo solo conozco a Miroku y Kouga porque eran mis compañeros es la preparatoria. A Hakaku y Ginta no los conozco, solo se como se llaman por que Kouga me los ha mencionado, son sus vecinos creo. ¡Ah! Y de Kikyo he escuchado que es una estudiante prodigio y que en el examen de admisión tuvo una calificación perfecta, al parecer tiene una relación con Inuyasha, y a él no lo conozco —explicó entre bocados.

Kagome quedó sorprendida al escuchar lo de Kikyo, giro su cabeza hacia donde estaba sentada junto con Inuyasha. Se percato de que el joven la miraba fijamente, al ver que ella se dio cuenta de eso, se sonrojo y agacho la vista hacia su plato. Ella soltó una pequeña risa que el alcanzo a escuchar e hizo que se agachara mas.

—Hey…. ya te vi, te gusta el chico de cabello largo y plateado —afirmó Miroku, señalando con una sonrisa en su cara a Kagome. Sango dejo de comer y le dirigió la mirada a Kagome esperando una respuesta.

— ¡¿Qué?! No, bueno, solo se me hace guapo, pero nada mas —contestó la chica sonrojándose mucho y tomando un bocado grande.

—Hay que hermoso, primer día de clases y ya veo amor. Sabía que debía venir a esta escuela —comentó Miroku muy feliz y tomando con sus manos su rostro en señal de felicidad.

Las dos chicas se rieron simultáneamente.

—Pues por lo que veo, tú tampoco le desagradas, porque te está mirando constantemente— le dijo el chico cerrando sus ojos y cruzando sus brazos.

—¿En serio?, tú crees que ¿Debería hablarle? —preguntó la chica un poco ilusionada.

—Pues sí, háblale. Aunque ten cuidado, se ve que es un grosero. No vayas a salir lastimada —la aconsejó su amiga.

Al sonar la campana, todos se levantaron para irse a su siguiente clase. Kagome vio que Kikyo se separo de su novio y ella se dirigió a donde estaba Inuyasha. Se paró a su lado y lo llamo.

—Inuyasha ¡hola! —lo saludó ella haciendo que el volteara hacia ella.

—Higurashi, Hola, ¿Qué quieres? —el empezó a hablar amable para después terminar con un tono grosero, haciendo que Kagome se encogiera de hombros.

—¿Qué clase toca? —preguntó la chica aun amable.

—Forense ¿y a ti? —contestó el chico comenzando a caminar. Kagome comenzó a caminar junto a él.

—también. Que te parece si caminamos juntos hasta el salón —propuso con una gran sonrisa en su rostro.

Inuyasha la miro extrañado por su comportamiento y solo asintió con la cabeza.

—Solo no me hables, que pierdo mi concentración.

Al escuchar esto la chica arqueo una ceja y dio un pequeño empujón a él chico, este la miro extrañado. Kagome le sonrió, Inuyasha solo bufó. Continuaron caminando.


Espero les haya gustado, no olviden un review, para continuar esta historia.

Se despide, Liz.