Hola, aquí yo de nuevo para este hermoso fic. Contenido de Age of Ultron. Así que habrá Spoilers y demás. Habrá de mi hermoso stony, un poco de brutasha y algo de clintasha & hawksilver. Esencia de Civil War en camino, así que no me apresuraré que este fic no durará tanto ni tendrá menos de 10 capítulos. Para que se hagan una idea. Mientras tanto, les dejo este primer capítulo. Disfrútenlo, y si dejan un hermoso comentario, se agradecerá demasiado.
| PRIMER CAPÍTULO |
Lost Stars. \ Adam Levine.
Parecía ser eterno el viaje. Clint había dicho algo sobre: un refugio. ¿A dónde nos llevaría? No podía pensarlo bien, mi mente, mis ojos, mi cuerpo reclamaban un poco de descanso. Nada de pensamientos bruscos, nada. Sin embargo, no podía cerrar mis ojos con tranquilidad. Lo que la brujita nos había enseñado, había sido un golpe duro. Thor, Steve, Natasha hasta Banner. Todos habían quedado perplejos, temerosos. Sí, no sabía qué les había mostrado, pero todos tienen un lado oscuro que esconder. Nos los culpo, ahora, por culpa de la visión que vi horas atrás, me reflejó lo que yo mismo podría provocar, ese lado que no conocía espantó el lado sutil y tolerable que tenía.
No, no podía cerrar mis ojos. Era como si entrara nuevamente a mi mente por cada pestañeo que daba. Esa sensación de ver muertos a tus amigos, a los Vengadores, era extraño y doloroso, ¿eso puedo hacer? Mi corazón palpitaba cada vez que recordaba la escena. Por algunos momentos, pensé que había desaparecido ese recuerdo del agujero de gusano, por unos escasos segundos pensé que no era real, que yo no podía hacer tal atrocidad. Ahora, sé que yo puedo generar esa visión que tuve. La extrañeza rondaba aún por mi cabeza, dándole vueltas una y otra vez, intentando calmar un poco los nervios y la preocupación que poco a poco se posaba en mi cuerpo.
Estaba cansado, no lo negaría. Intenté cerrar mis ojos por unos minutos, para poder descansarlos. Mis pupilas estaban dilatadas, ojos cansados y pequeñas bolsas negras comenzaban a formarse en mis atentos ojos. Respiré profundamente. Calmar las ansias, calmar la preocupación. Me mantuve así no por más de quince minutos que fueron eternos para mí. La repentina escena llegó a mi cabeza como un recuerdo, como un sueño, como la realidad absoluta. Hulk, Thor, Widow, Legolas y el Capitán. Todos sobre una enorme montaña de escombros, no podía ver, estaba oscuro pero resaltaban sus cuerpos que yacían sobre las rocas. No, no otra vez. Esa sensación de vacío comenzó a invadirme despiadadamente. Sentía cómo mi respiración se agitaba por cada segundo que me quedaba parado en esa posición esperando lo peor, sin embargo sentí una repentina sacudida que alejo esa oscuridad, de pronto sentí una zarandeada más sutil y delicada probando que poco a poco abriera mis ojos; lo hallé enfrente de mí, mis ojos siguen cansados y la silueta que alcanzo a percibir es borrosa.
A lo lejos alcanzo a escuchar unas palabras. La verdad, no me importa. Asiento con mi cabeza y vuelvo a cerrar mis ojos esperando que esta vez no sea lo mismo que hace unos segundos atrás. Y por suerte mía, no sucedió. Descansé a la perfección, al menos me sentía con más ánimos que la noche anterior. Era de mañana, podía sentir el frío adentro de la nave. En algún momento sentí que algo me cobijaba, ¿una manta? Observé a todos lados, Thor parecía un tronco: no se movía para nada; Steve se encontraba sentado recargando su cabeza en donde podía; la cabeza de Natasha se hallaba en recargada en el hombro de Bruce que se ladeaba poco a poco por el movimiento de la nave.
— Hey, tranquilo Stark. ¿Todo bien? —preguntó alzando una ceja y mirándome fijamente, observando si no tengo algo extraño. Disimulo a la perfección mi duda y traga un poco de saliva antes de retirarse nuevamente al asiento delantero. — ¿Te encuentras bien? Por la noche… pensé que tenías algo. Alcé la primera manta o algo caliente para que te mantuviera así. Espero que con eso, estés mejor. —explicaba con tono serio, demandante. Legolas. Clint parecía preocupado, y antes de poner preguntar, él ya estaba atento al camino de nubes blancas. Sí, mi duda seguía existiendo, ¿qué carajos hice?
Quería volver a cerrar mis ojos, pero no podría tolerar nuevamente esa escena. Me quedé viendo un punto fijo de la nave, y antes de que pudiera decir o reclamar algo. Clint se levantó del asiento posando una sonrisa que no podía percibir qué quería emanar. Me mira por unos segundos antes de repetir en voz baja "Hemos llegado." Bostecé, tenía sueño, pero sé disimular lo que me pasa internamente. Persuadir es lo que yo diría.
Se abrió la compuerta de la nave mientras que el viento frío de la mañana entró rápidamente. Me hizo tener un escalofrío que no quisiera volver a sentir en mi corta vida. Me levanté con cuidado, un dolor de cabeza terrible comenzó a invadirme. Mierda. Lo que necesitaba.
En menos de dos minutos todos comenzaron a levantarse, o en este caso despertarse. Clint veía con disimulo los grandes árboles que teníamos enfrente. Pensaba cosas que ni yo sabría explicar. Agente experto, debe esconder sus emociones. Relamo mis labios, la sed comenzó y mi garganta estaba desierta. Efectivamente, necesitaba una taza de café caliente y cargado. No podría pedir más. Con una sonrisa mediocre le doy los buenos días a Steve y Thor, no me apetece hablar con nadie. Crucé mis brazos y veo las infinitas hileras de árboles, todos con diferentes tamaños, algunos robustos otros sin hojas, yo… yo era ese árbol sin hojas, sin vida. Ya nada que me pudiera mantener vivo, era un monstruo. Creé a Ultrón por razones que ni yo sabría explicar, y esa linterna mágica… ¡¿Qué carajos hice?!
Momentos después, observo cómo Clint se da media vuelta agarrando demasiado aire, tal como si quisiera agarrar valor. Yo me quedo observando el panorama, mirando fijamente la caída de las hojas de algunos árboles. Agarro un poco de aire, un aire limpio que me hizo sentir lleno una vez más.
— Es hora. Este lugar no esté un radar aproximado, así que… No creo que venga alguien por estos rumbos. Estamos a las afueras de todo alcance de ciudad. Sólo es por hoy. —comenta Clint a lo lejos. Yo suelto un cansado suspiro. He vivido esto, alguna vez…
Escucho el zapateo de varias pisadas andando a la compuerta para salir. Me quedo estático, sin moverme, escuchando el delicado sonido de las pisadas. Trueno mi lengua y me volteo un poco para darme un vistazo a la escena adyacente a mi panorama. Algunos se encontraban bostezando, otros alistándose, mientras que otros la verdad no importaba.
Después de unos minutos, salimos de la nave para encontrarnos con una casa. Sin lugar a duda, una casa hermosa podría comentar. Un buen diseño, una buena estructura. ¿Por qué Barton nos guiaría hasta aquí? Caminamos hasta la entrada de la casa; Barton ayudaba a Natasha, pues el golpe que recibió ella fue duro, por lo que parecía, Thor no había hablado con nadie, mientras que Steve…
Llegamos a la puerta principal, Clint la abrió con facilidad, dejándonos entrar de uno en uno por la pequeña puerta. Mi impresión no fue más que la de los demás, Banner para nada se quedó sorprendido, mientras que Thor se hallaba confuso y Steve ¿incómodo? Natasha, digamos que sus secretos son de Barton también, no podría quejarme ante eso. Una mujer apareció de entre la cocina y el comedor saludando a Clint, plantándole un dulce beso. Espera, ¿qué?
— Ella debe ser un agente. —comenté entre los pequeños grititos provenientes de las escaleras. ¿Hay más? Mi confusión no era más que confusión absoluta que crecía cada segundo. Dos niños aparecieron de la nada. —Y esos deben ser mini agentes. —señalé a ambas criaturas. No, esta vida no sería mía. Miré a Clint por unos segundos antes de que ¿Laura?, y sus pequeños nos observaran detenidamente. Así que la vida de Barton estaba bien resguardada. Su esposa sonrió, y comentó algo que me erizó los vellos. Así que Legolas había comentado sobre nosotros, su esposa sabía sobre su vida como un vengador. Funcionaba, al menos para mí.
Entre algunos saludos, poco formales, nos ofrecieron un cambio de ropa para la comodidad. Y ¡perfecto!, no tenían algo que me quedara bien, pero la ropa de Clint está un poco estirada, así que la ropa de él me quedaba un poco guanga, no me importaba en lo absoluto. Ya a esas alturas, no importaba cómo vestía o con quién me encontraba, el punto de disimular que todo estaba bien era mi reto. Y como en cada granja, hay tareas que hacer, Rogers y yo nos encargamos de cortar troncos de madera para leña. Así que la ropa que nos dieron, se acoplaba para la enorme tarea que teníamos ambos.
No quería nada de contacto visual. Sentía que podrían ver lo que realmente siento y eso es lo que temo en momentos así. No tenía por qué tener alguna queja con respecto a la ida repentina de Thor, y el único que sobresale en esa trágica ida es Steve, obviamente no tenía la decisión de preguntar.
Al llegar al dicho lugar donde cortaríamos los troncos, las hileras de troncos se encontraban allí, esperando nuestra llegada. Las hachas se encontraban clavadas en aquellos troncos más grandes. Sin contacto visual, lo recordaba a la perfección la única tarea que tenía en esos momentos, sin embargo mi incesante duda apareció de la nada, ¿a dónde había ido Thor? Y fue así como la discusión comenzó. Pregunté con algo simple para llegar a un pequeño estancamiento entre ambos bandos, entre ambos criterios y suposiciones. ¿Qué no es ese el propósito?, ¿no es el porqué del pelear para terminar la pelea y luego ir a casa? Decía entre pequeños lapsos, sin vacilar, tenía que sacar todo el dolor que había cometido, no quería que él ganar. Mi confrontación con él no había terminado aún. Cada vez que se quiere ganar una guerra que no ha empezado, mueren inocentes. Mierda. Ahora lo que necesitaba, una contradicción a mi confirmación. Y no, no es la primera vez que sucede este tipo de discusiones entre nosotros. Y antes de que pudiera reclamar ante lo dicho, Laura llegó intentando romper el ambiente tenso que se formó. Me quedé observando a Steve antes de retirarme.
Laura me dijo que el tractor se encontraba dañado y quería que lo reparara. No había problema, quería salir de esa incomodidad al estar cerca de Rogers. No, simplemente no. Llegué a donde se hallaba el tractor. Sí, al menos algo de mecánica me tranquilizaría un poco los nervios y el repugnante sabor agrío que me había dejado la plática anterior. Estaba revisando el motor, mientras en la lejanía del otro extremo del lugar, la voz aguda de ese señor hizo un gran eco en mis oídos. Mi cara de gusto y disgusto se concentró en mi expresión. El del parche tuvo que llegar. Sabía a la perfección que me daría un par de consejos. Platicamos la tragedia que cometí en aquella visión, no era problema suficiente conmigo sino que también con Ultrón y los Maximoff. Estúpidas visiones. Me quedé pensativo algunos minutos antes de terminar la plática y volver, con él, a la casa donde pondríamos las cartas en el asunto.
La noche, la delicada y dulce noche. Y yo con dardos en mano en una granja afueras de la ciudad, escuchando las dulces quejas de Fury. Estaba equilibrando toda mi concentración a ese punto del centro del blanco, sin embargo, cada que lanzaba uno quedaba en un número bajo o cerca del centro. Cada palabra que alcanzaba a escuchar, era un ataque a mí, lo presentía, lo sentía inmediatamente, y eso afectaba a mi concentración. Y tenía razón el señor del parche: éramos lo único que le quedaba, ahora era tiempo de salir a pelear. Lo que faltaba.
Terminamos con una plática poco placentera para mí y para acabarla, lo que me dijo Clint arruinó toda la noche.
— Compartirán habitaciones. Y así quedarán: Nat con Banner y tú con el Cap. —decía con decisión en sus palabras. Obviamente no me quedaría con Rogers, en una habitación y en una cama. ¡Para nada! —Te enseñaré la habitación.
Al caminar por los pasillos y subir las escaleras al segundo piso, encontré distintas puertas. Por mala suerte mía, la habitación se encontraba en medio de dos puerta que creo que una era una habitación y otra era un baño medio, lo que tenía en mente no era quedarme en una habitación compartida. Enfrente de ellas se hallaban dos habitaciones más, y parecían ser las habitaciones de los niños con otra compartida.
Clint abrió la puerta que se hallaba después del sanitario. Al asomar mi cabeza, encontré que la habitación era demasiado amplia, así que me podría dormir en el suelo o viceversa. Solté un cansado suspiro y nuevamente ese cansancio que no quería sentir, volvió a controlar mi cuerpo y ese dolor de cabeza comenzó nuevamente. No me había dolido desde la mañana. Sacudo un poco mi cabeza para calmar el dolor el cual calmó segundos después. Clint se despidió para cerrar la puerta detrás de él.
La habitación era grande, amplia. Había un clóset, así que con paso decidido caminé para abrir la puerta, esperando encontrar un par de cobijas más y una almohada, pero mis esperanzas se esfumaron al encontrar sólo una cobija extra para la cama que se posaba con tranquilidad al lado de la ventana con unos pequeños muebles a los lados, y uno de éstos tenía una lámpara. Todo se encontraba en orden, tan ordenado que no creía que esa era la casa de Legolas.
Escucho la puerta abrirse y antes de que pudiera decir una cosa o formular una oración, cesé las ganas me quedé con la boca entre abierta. En la entrada se encontraba el susodicho. Rogers. Me miró, lo miré. No dijimos nada. Nos quedamos mirando atentamente a cada acción que hacía el otro. Sin contacto visual, recordaba las palabras que había pensado. Pero fueron en balde, pues Rogers comenzó a romper el hielo.
— Así que ambos. —lo miré de reojo. Estaba mirando la cama. Tan pequeña. —Si podremos dormir aquí los dos. — ¿está bromeando? ¿Cómo carajos quiere que nos metamos en una cama tan pequeña?
— Prefiero dormirme en el sofá. Sólo tengo que agarrar esa cobija y te quedas con la cama. —no, ni en sueños me quedaría con alguien como él. No, simplemente no. Prefería quedarme en el sofá, o en el suelo aunque enfermara después. Realmente no me importaba en lo absoluto. Volví al clóset para agarrar la cobija. Admiro más la pared, para encontrarme con una puerta de un baño completo. Perfecto. Compartiría baño con él, con el virgen que espera demasiado.
— ¿En el sofá? —preguntó con sorpresa. ¿De verdad ese era el Capitán América? —Stark, no creo que te sientas cómodo en el sofá, aparte, Fury fue amable en quedarse allí y darnos las habitaciones. —mierda, tenía razón. Nicky se había quedado también.
— Entonces… ¿planeas que nos quedemos en esa cama? —arqueé una ceja observando la cama aún con cobija en brazos. —Ni en sueños. Mejor duermo en el suelo. —esta vez no quería argumentar. Mi cabeza estaba a punto de estallar, pero él, él era el que hacía que me doliera.
— Sí, y no. Stark, debes dormir en algo cómodo y no pretendo dormirme en el suelo si es lo que piensas. —seguía sin mirarme. Y por un momento declaré en dormirme con él, pues no había dormido bien la semana anterior. Y ¡pum!, comenzó lo que no deseaba, Rogers comenzó a quitarse la playera que llevaba puesta con los pantalones para ponerse un short que le otorgó Clint como lo fue conmigo. Aparte de que el calor invadía un poco por esa zona, lo preferible era tener la menos cantidad de prendas posibles.
En mí, renació algo que no sentía con Pepper. Ese hormigueo en mi estómago. Rasqué un poco mi cuello para olvidar ese hormigueo y hacer lo mismo. Me quité la playera y me puse el short. Parecía que Rogers sabía cómo hacer la iniciativa, y eso me molestaba. Él se acostó primero dejándome el lado opuesto a la ventana. ¿Sin algún contacto visual? Eso era malo. Sin embargo, no podía darle crédito a él. Odiaba las granjas, odiaba a Clint, y principalmente a él, a Steve. Me tapé con la cobija que agarré anteriormente, pero algo me dijo que compartiera. Mierda. Mis ojos cansinos estaban en lleno ya, nos despertarían temprano y esa sensación de dormir al menos algunas horas, me harían sentir bien por la mañana.
Al cerrar los ojos, comenzó lo desafortunado. Entre pequeños sollozos se hallaba el nombre de Steve. Sentía cómo agarraba la almohada, tal como si ésta fuera un escudo para mí, como si ella detuviera ese dolor que tenía. La escena oscura, esa pesadez, esa escena dolorosa. El lugar en donde solía estar el reactor, comenzó a doler, tal como si me quemara internamente. Los sollozos no terminaban, ver a mis amigos muertos era una visión dolorosa que llevaría conmigo hasta terminar con todo esto. Ultrón, la brujita y ese niño extraño que es súper veloz.
¿Por qué?, ¿por qué lo hice? Este no era mi plan desde un principio. ¿Rogers?, ¿Rogers?, ¿Steve?, ¡por favor Steve! Prometo… Prometo protegerte a toda costa. No, no. Yo fui el creador de esta escena, simplemente soy un monstruo.
Podía escuchar una voz diciendo mi nombre, pero no entendía qué deseaba. En un momento desesperado por no ver el agujero de gusano en mi sueño, desperté con un corazón palpitando rápidamente, con sudor en mi frente y unos ojos azules mirándome con preocupación. Me toqué mi pecho, no dolía. Me recargué en la cabecera de la cama sin saber que aún estaba siendo observando. Me volteé para matar la curiosidad y esa incomodidad.
— ¿Tony? —esa primera palabra. Preocupación, tristeza, tantos sentimientos en una sola palabra. Una delicada sonrisa se posó en mi boca y negué con mi cabeza.
— Nada. —fue lo último que dije antes de observar con detenimiento la ventana y simultáneamente a Steve. Mi sonrisa nunca se esfumó. — Lo siento. —dije antes de sentir unos brazos rodear mi cintura, algo extraño en mi cuerpo sentí, aunque algo interno me dijo que estaba bien. Sentí una brisa caliente estallar en mi hombro, la respiración de Steve. No, no tenía por qué preocuparme ahora. Una de mis manos llegó a la cabellera de Rogers y la acaricié para calmarme, mientras que poco a poco mi corazón disminuía la intensidad de su palpitación. Era un simple sueño. Nadie lo sabe más que él.
