Serie: Rebelde [Fic basado en la versión mexicana de la telenovela].
Disclaimer: Los personajes de Rebelde que aparecen aquí no me pertenecen, este drabble fue escrito solo por entretenimiento.
Pareja: José Lujan/Teo.
Advertencias/Aclaraciones: Posible OoC [fuera de personaje], Genderbend [MujerTeo, HombreLujan], trama sosa/cursi y narración de dudosa calidad. La verdad, hace mucho que no veo la telenovela y mi memoria de por sí es mala, por lo que la advertencia sobre el OoC debe tomarse en cuenta. En fin, MaleLujan se seguirá llamando así puesto que "José Lujan" para mí es un nombre muy unisex, sin embargo FemTeo paso a llamarse Elizabeth.
Quizá algún día
—L-lo s-siento.
—No importa.
José Lujan se encogió de hombros y acepto la penosa disculpa. Le resto relevancia al suceso, después de todo había sido un choque contra el cuerpo menudo y bajito de Elizabeth Palacios.
Miró como la grácil figura se alejaba a tropiezos, arqueó una de sus cejas, Elizabeth era una chica muy curiosa. Siempre mantenía la mirada baja incluso cuando le dirigían la palabra, apretaba la tela de su falda escolar y tartamudeaba, con sus mejillas pintadas de rojo temblando de los nervios, su voz bien podría pasar por susurros, tanto que no le extrañaría que difícilmente alguien pudiera identificar a Elizabeth si ésta hablara. Ella muy pocas veces demostraba valor, prefería no meterse en problemas y asentía a lo que otros dijeran, en una forma desesperada de evitar ser el centro de atención.
Como si buscara ser invisible.
Lujan se cuestionó si acaso a Elizabeth aquella soledad no le pesaría.
Por lo que, cada que se topaba con Palacios él intentaba ser amable y confiable, aunque esto al final no tuviera un resultado exitoso, después de todo José Lujan era alto, con un rostro que muchos consideraban de pandillero (su trato brusco y directo para con los demás solo empeoraban su reputación). Por lo que no era una sorpresa que Elizabeth siempre encontrará una excusa para alejarse de él.
Quizá debería probar el ser más sutil. No quería rendirse, Lujan realmente anhelaba por el día en que los ojos de Elizabeth correspondieran su mirada con colores de verano, con esa misma imagen tan cómoda y calmada que tenían cuando ella leía un libro y sonreía.
Pero mientras alcanzaba ese sueño, se daría ánimos imaginando en cómo sería que Elizabeth no le tuviera miedo.
¡Gracias por leer!
