Hey, vuelvo durante un corto período de tiempo a Hogwarts, de ahí me traigo esto. Aviso que esto no es como La Respuesta Incorrecta, no hay un final dulce. Pero lo dejo en incompleto. Asique quizás escriba continuación...

Disclaimer: Los personajes no son míos (aunque en ningún momento los nombro ya sabreís quiénes son...) pero la idea si me pertenece

Verdad

Tenía miedo.

Mucho.

Años de mentiras hacia ella misma y hacia el resto hacían la tarea imposible.

El mismo miedo que le había atenazado durante tanto tiempo, ese mismo miedo que se había hecho dueño de su voz cada vez que había intentado hablar, ese mismo terror que había parado sus manos cuando éstas estaban a punto de cometer el error de tocarla, la sensación de ahogo que la invadía cada vez que pensaba en ella... todo ello se había vuelto contra ella, de nuevo.

Pero no podía dejar que el miedo la controlara más, no podía dejarse a merced de ese viento caprichoso.

Porque cada vez que la veía moría y resucitaba. Moría por decirle que la amaba, resucitaba para poder ver su sonrisa aunque solo fuera una vez más. Qué contenta se sentía cuando ella sonreía, cuando su risa se hacía oír, cuando sus ojos comenzaban a brillar.

Y que desgraciada se sentía cuando lágrimas de tristeza empañaban su mirada, cuando se boca se trocía en una mueca, cuando su voz se tornaba triste y sin fuerzas, cuando ella no se consideraba lo suficientemente buena para nadie.

Porque ella era buena.

Era más que buena, era increíble, era mágica,era una visión.Y esa visión estaba muy lejos de sus posibilidades. Tan... tan lejos.

Había practicado durante años frente a su espejo, años en los que su cabeza solo pensaba en ella, años de sueños dulces y despertares amargos, años de mañanas crueles y anocheceres benignos, años de lágrimas tragadas y risas falsas. Años de mentiras, años de terror, de duda.

La amaba.

Y ella no la correspondería. Jamás.

Pero necesitaba decírselo, susurrárselo. Que ella lo oyera, que supiera la verdad. Sin edulcorantes, sin medias verdades, solo la verdad.

Aunque eso significara perderla.

Ya no podía vivir entre los algodones de las mentiras, su pecho pesaba ya demasiado por el dolor nunca admitido, por las lágrimas jamás vertidas y por el amargo sabor de la certeza.

De forma que tomó aire y la llamó. Susurrando su nombre como una oración.

Sabía que la oiría, estaban las dos una al lado de otra en clase.

Y ella lo hizo, y se volvió.

- Despues... después quiero hablar contigo.

Ella no preguntó, solo la miró con esos ojos que ella había dibujado en los márgenes de mil hojas cientos de veces. Y asintió.

Suspiró, la suerte estaba echada, después de cientos y cientos de granos de arena, de tiempo, de sueños, la suerte saldría a la luz.

Porque la verdad es amarga, sí, pero liberadora

Y bien? Muy malo? Muy bueno? Punto intermedio? Review me please. Aviso a quien le interese que el décimo capítulo de Reescribiéndonos estará escrito el viernes dieciocho . Justo a tiempo para el esteno de cierta peli...