Los personajes no son de mi propiedad, pertenecen a J.K y todo aquel que haya comprado sus derechos. La historia la hice sin ánimo de lucro, sólo como diversión.
Es un drabble sobre el final de HP.
Cuando estás a punto de morir toda tu vida pasa por delante de tus ojos, los momentos buenos y los malos, sobre todo los malos. Y es en ese instante cuando llegas a entender lo que significa vivir…lo que significa morir.
—¿Últimas palabras, Potter?.—Su voz resuena por todo el claro del bosque.
Si te encuentras inmovilizado, arrodillado ante aquel que destruyó tu familia y tu infancia, con la varita lo bastante cerca como para verla pero lo suficiente lejos como para no poder alcanzarla y rodeado de todos aquellos que te apoyaron hasta el final y desde el principio.
Si sabes que alguien va a venir a ayudaros pero no cuando ni si será suficiente.
Si toda la rabia acumulada por los años da paso al miedo inmenso de morir y algunas lágrimas resbalan por tu cara.
Entonces se te pasan por la cabeza millones de palabras que podrías decir, desde las más oscuras blasfemias hasta las plegarías más desesperadas pero el Salvador del Mundo Mágico debería decir algo memorable, que perdurara por los siglos de los siglos.
—Sigo esperando.—Gruñó Voldemort.
Levanté la cabeza para mirarle a los ojos, se estaba divirtiendo. Desvié la mirada y me encontré con George, hizo una media sonrisa, seguramente aún no había perdido la esperanza. Después estaban Tonks y Lupin, mirándose, ellos no merecían morir de esta forma, nadie lo merecía. Ron estaba muy alterado y continuaba removiéndose en el sitio.
Me gustaría decirles algo a cada uno, de manera individual y personal aunque la mayoría ya sabrán lo que significan para mí.
Pero quedaba una persona, la única con la que no había sido sincero: Hermione.
Ella tenía cortes en las cejas, mejillas y en el labio, sujetada por la espalda por un mortífago mantenía la cabeza alta.
—Se acabó tu tiempo.—Voldemort alzó su varita.
Y en ese instante comprendí que sólo había una cosa que quería decir, que necesitaba decir. Me temblaba todo el cuerpo, no conseguía regular mi respiración y tenía miedo, por eso no deje de mirarla ni un solo instante. Estaba decidido, no iba a morir como el gran Harry Potter, el niño-que-vivió. Lo haría como Harry, un chico normal que fue demasiado cobarde como para decir la verdad.
—Hermione,— ella abrió los ojos sorprendida—te quiero.
Una luz me cegó, un chillido desgarrador me atravesó y sentí todo mi cuerpo colisionar contra la tierra húmeda.
