N.A. En mi vida he escrito muchas cosas absurdas, pero creo que esta se lleva la palma xD A mi me pareció gracioso y me reí mientras lo escribía, pero claro, el humor es algo relativo y yo soy de esas personas que se ríen con lo más estúpido o sin razón aparente. Por eso, agradecería enormemente que alguien me dijera si debo continuar mostrando esto en público y hacer que otros se rían o enterrarlo en un pozo y fingir que nunca ha existido. Thanks.

Pd. Finalmente me decidí a completar la historia de la princesa Yu con el segundo capitulo (o más bien me acordé, por que este fic lleva mucho tiempo en mi ordenador con la historia completa), y le he cambiado el formato y añadido algunos detalles al primer capitulo. Espero que guste más así. De nuevo, gracias por leer.

Un cuento para Miranda

Las olas cantaban suave y melódicamente, meciendo el barco como si de una gran cuna se tratase, a la luz de la luna creciente.

La sal que transportaba el aire embotaba sus sentidos, y sentada en la incomoda silla de madera, la exorcista permanecía con los hombros caídos, aburrida, con los ojos cansados siguiendo el descenso de una gota de cera por la superficie de la vela.

- ¡Miranda!

Dio un ligero brinco, poniendo la espalda tensa, volviendo la cabeza a su alrededor con alarma.

- Ah, Lenalee, Lavi…- musitó, al descubrir a los dos jóvenes que se habían acercado hasta ella.

- ¿Estás bien Miranda? parecías a punto de caer dormida – preguntó Lenalee con preocupación.

Miranda se dio una fuerte palmada en la cara para despertarse, sintiéndose culpable. Estaba siendo en exceso descuidada, las vidas de todos dependían de ella y de su capacidad para mantener invocada su Inocencia, ¡y había estado a punto de dormirse! ¡Imperdonable! ¿Qué pasaría si el barco volvía a su estado anterior?

Lenalee y Lavi observaron incrédulos como Miranda continuó golpeándose la cara, dejándose las mejillas coloradas.

- Lo siento…- susurró finalmente, apretando con fuerza la tela de su uniforme.

- No te disculpes.- sonrió Lenalee, poniéndole una mano en el hombro – Llevas ya tres días sin dormir, es normal que estés cansada, para eso fue que hicimos turnos para que estuvieras siempre acompañada.

Miranda asintió, al tiempo que veía a Lavi acercarse.

- Pero parece que no fue buena idea dejar que Kuro-chan se encargara solo de esto.- dijo el aprendiz de bookman, dándole golpecitos en la mejilla con el dedo a Krory que dormía a pierna suelta con la cabeza encima de la mesa.

- Parecía muy cansado – trató de excusarlo Miranda – Yo le sugerí que durmiera un poco, no es culpa suya…

- Está bien, dejémosle dormir.- sonrió Lenalee – Lavi, déjalo ya…

El pelirrojo suspiró y dejó al hombre seguir durmiendo, mientras él iba a tomar asiento frente a Miranda.

- Bien, entonces es nuestro turno de mantenerte despierta – sonrió Lavi - ¿te apetece algún espectáculo en particular?

- ¿Espectáculo? – repitió Miranda, sin comprender.

- Sí, ¿qué te gustaría que hiciéramos? ¿Echamos una partida de ajedrez? ¿Cartas? ¿Solo hablamos? ¿O quieres admirarme durante toda la noche? Que conste que no hago streaptes si no hay mucho alcohol de por medio…

Miranda observó al pelirrojo ligeramente cohibida, y Lenalee rodó los ojos.

- Con…con hablar está bien, no tenéis que preocuparos tanto…

- Um – Lavi se rascó la barbilla un instante - ¡Ya sé! – exclamó de pronto – Miranda ¿te gustan los cuentos?

- Eh…sí, supongo que sí…

- ¿Vas a contarnos un cuento, Lavi? – inquirió Lenalee, sonriendo. - ¿Un cuento de hadas, quizás?

- Oh, parece divertido.- comentó Miranda.

- En realidad iba a sugerir que lo contaras tú, Lenalee, pero por tu cara ya imagino que me tocará a hacerlo a mí ¿verdad? Bien, bien, si insistes... - Lavi se aclaró la garganta luego arrugar el entrecejo, aparentemente, pensando qué clase de historia contar – Veamos. Érase una vez en un reino muy, muy lejano, una hermosa princesa que…

- ¿Cómo se llamaba la princesa? – interrumpió de pronto Lenalee.

- Eeeh…- el pelirrojo puso gesto pensativo un instante – La princesa se llamaba… Yu.

- ¿Yu? – repitió divertida.

- Si, Yu.- afirmó el pelirrojo, sonriendo con malicia.

Lenalee contuvo una carcajada. Miranda los observaba a ambos sin comprender el chiste.

Lavi se aclaró la garganta, y empezó de nuevo.

- Érase una vez…

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Érase una vez, en un reino muy, muy lejano una hermosa princesa de nombre Yu. Era una muchacha hermosa, tanto, que una malvada bruja abrumada por su belleza la secuestró siendo muy joven, y la encerró en una alta torre sin puertas en lo más profundo del bosque donde sólo ella pudiera admirarla.

Como la torre no tenía puertas, la bruja solo podía trepar hasta la ventana para entrar, así que llamaba a la princesa desde el exterior.

- Yu, tu trenza deja caer.- gritaba la bruja a la muchacha, para que ella lanzara su larga trenza oscura por la ventana y la anciana pudiera trepar por ella.

Entonces la princesa Yu se asomaba y exclamaba.

- ¡Ni muerta!

Y es que la princesa tenía muy malas pulgas y nunca dejó que la bruja tocara su bonito pelo, y siempre amenazaba con cortarle los brazos si se atrevía.

Así que la bruja se compró una escalera…

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- Que princesa tan brusca- comentó Miranda mientras Lenalee se reía por lo bajo.

- ¿Tu crees? – sonrió Lavi – Espera a conocerla en persona.

- ¿En persona? – repitió Miranda confundida.

El pelirrojo amplió su sonrisa, pero no respondió, y continuó con la narración.

- Sucedió entonces que un día un joven príncipe que pasaba por allí vio a la hermosa princesa Yu que descansaba junto a la ventana…

- ¿Cómo se llamaba el príncipe? – interrumpió tímidamente, Miranda.

- Eeeh…- Lavi miró a su alrededor como si buscara la respuesta en algún lugar del camarote, antes de resolver. – El príncipe se llamaba…Komui.

- ¿Komui? – Lenalee habló arqueando una ceja.

Lavi carraspeó

- Sí, eso es, y ahora continuemos con el cuento…

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Sucedió entonces que un día el joven príncipe Komui que pasaba por allí mientras realizaba un experimento con los pobrecillos insectos del bosque, vio a la hermosa princesa Yu que descansaba junto a la ventana mientras insultaba a los pajarillos que cantaban y no la dejaban dormir.

Y entonces el príncipe, prendado de su belleza, se enamoró perdidamente de ella.

El príncipe Komui quería rescatar a la princesa y llevársela a su reino para casarse con ella, y para ello necesitaba entrar en la torre, así que espió a la bruja y vio como esta siempre le pedía a la princesa que dejara caer su trenza.

Claro que nunca se quedaba a ver como la princesa Yu le respondía con insultos a la bruja, obligándola a utilizar una escalera para subir. El príncipe no era muy listo de todos modos.

Entonces, una noche, el príncipe Komui se acercó a la torre y llamó a la princesa con voz chillona.

- ¡Yu, deja tu trenza caer!

Y la princesa se asomó a la ventana y exclamó.

- Piérdete imbécil.

Así que, viendo que no era una táctica muy efectiva, el príncipe Komui tomó prestada la escalera de la bruja y subió hasta la torre.

La princesa al principio se asustó por que nunca antes había visto a un hombre, y trató de cortarle la cabeza al príncipe Komui, pero él, luego de ofrecerle un buen plato de fideos para calmarla, le explicó que se había enamorado de ella y estaba allí para rescatarla.

- Por eso, oh mi hermosa princesa Yu, tomad mi mano y juntos escapemos de esta prisión.- exclamó el príncipe con dramatismo – Además, las cortinas no hacen juego con vuestros ojos.

Y la princesa Yu, sorprendida ante el discurso que conmovió su corazón, sonriendo dulcemente respondió.

- Métete en tus asuntos y lárgate.

La princesa rechazó el amor del príncipe pero éste no quería que todo su esfuerzo fuera en vano, así que le pidió al menos un beso de despedida, a lo que la princesa accedió con tal de quitárselo de encima.

Pero entonces, cuando el príncipe Komui besó a la princesa Yu apareció una misteriosa nube de humo y el príncipe, que había sido presa de un malvado encantamiento, se convirtió de pronto en un terrible monstruo, tan grande que su cabeza chocó contra el techo y sus muchas patas atravesaron las paredes destrozando la habitación de la princesa.

Era el temible monstruo Komrin.

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- ¡Oh! – interrumpió Miranda, uniendo la manos en una suave palmada - ¿Era tan terrible ese monstruo de verdad?

Lavi apoyó la barbilla sobre la mesa y puso las manos como garras para dar más dramatismo a sus palabras.

- El malvado monstruo Komrin era capaz de destruir ciudades enteras en unos minutos, y cuando veía a chicas bonitas las secuestraba para convertirlas en hombres

- Que espanto…- exclamó Miranda, horrorizada, completamente inmersa en la narración.- Pero entonces ¿qué le hizo el monstruo a la princesa Yu?

Lavi sonrió, aparentemente satisfecho con la atención que había obtenido de su audiencia. Lenalee se preguntaba cuantos detalles familiares más iba a tener aquella historia.

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El monstruo Komrin tomó por sorpresa a la princesa Yu y la mordió, inyectándole un sedante muy fuerte, tan fuerte que la hizo dormir durante mucho, mucho tiempo... Durante años, las enredaderas crecieron sobre la torre, y el monstruo Komrin permaneció guardando el lugar de los intrusos mientras la princesa Yu continuaba sumida en un sueño del que no parecía que fuera a despertar.

Hasta que finalmente, un día, un valiente príncipe que había escuchado la historia de la hermosa princesa Yu fue a enfrentarse al monstruo para rescatarla.

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- ¿Y cómo se llamaba este nuevo príncipe? – preguntó Lenalee, con la cabeza apoyada sobre las manos.

- Eeeeh…se llamaba Allen.- resolvió rápidamente el pelirrojo.

- ¿Allen? – Miranda parpadeó, curiosa por la elección.

- Sí, es un buen nombre ¿no os parece? – dijo Lavi – El príncipe Allen que se enfrentó al malvado monstruo Komrin y lo venció, y montado en su fiel corcel…

- ¿Cómo se llamaba el corcel?- interrumpió entonces Lenalee, divertida.

- Esto…¿Timcampy? – sugirió con una mueca.

- Ese nombre me suena de algo…- musitó Miranda, ahora que el golem amarillo había surgido de pronto y revoloteaba sobre sus cabezas.

- Bien, continuemos.

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El príncipe Allen montado en su brioso caballo Timcampy venció al monstruo que ya estaba bastante oxidado, y entró en la torre (con la escalera) para encontrarse con la princesa durmiente Yu, que seguía tan hermosa como el día en que se durmió.

El príncipe conmovido por su belleza, la besó y como consecuencia del shock la princesa Yu despertó, y trató de cortarle los brazos a quien había osado besarla.

El príncipe Allen estuvo muy feliz al ver despertar a la princesa y aprovechó, no fuera que la princesa le cortara la cabeza y ya no fuera capaz de hablar, para pedirle matrimonio.

Pero…

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- ¿Pero? – Miranda inclinada sobre la mesa, tenía los ojos bien abiertos, llenos de curiosidad.

- Pero llegaba demasiado tarde, el malvado monstruo Komrin ya había convertido a la bella princesa Yuen un hombre.

- Eso es terrible…- exclamó Miranda - ¿Y la princesa no podía hacer nada?

Lavi rió suavemente.

- Bueno, lo cierto es que al príncipe Allen no le importaba que la princesa no fuera una ella si no un él, e igualmente le propuso matrimonio.

- Oh, que príncipe tan comprensivo.- opinó Miranda, sorprendida.

- Por supuesto, siendo un príncipe de cuento, no se puede pedir menos. – dijo el pelirrojo con una sonrisa burlona.

- Oh… - la mujer asintió con la cabeza, sin estar muy segura de si a los príncipes de cuento se les exigía cambiar de orientación sexual en las historias que ella había leído.

- Sigamos entonces.

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La princesa Yu se negó a casarse, por que decía que el príncipe era demasiado bajito para su gusto. El príncipe protestó ante tamaña discriminación y le aseguró que podría hacerla feliz.

- Si me sigues molestando te cortaré en pedazos y te comeré para desayunar como el brote de soja que pareces. - siseó peligrosamente la princesa, mientras echaba mano a su espada.

Y el príncipe Allen la dejó marchar sin decir ni una palabra más.

Así, la princesa Yu escapó de la torre, resolviendo encontrar a un famoso duendecillo del que había oído hablar, y que concedía cualquier deseo, esperando que éste le devolviera su sexo original.

Este duendecillo vivía en una cabaña del bosque y era capaz de cumplir casi cualquier deseo, pero a cambio uno debía averiguar cual era su nombre, pues aunque era conocido como Panda, ese era tan sólo un apodo…

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Un sonoro golpe interrumpió la narración de Lavi.

- ¡Auch! ¡Eso ha dolido!

Tras el pelirrojo, se encontraba Bookman, armado con un grueso libro con el que acababa de atizar en la cabeza a su aprendiz.

- ¿Se puede saber que estás haciendo?

- No tienes que ponerte así, Panda. Solo les estaba contando un cuento.- exclamó el pelirrojo sobándose la cabeza para aliviar el dolor.

Bookman le volvió a golpear.

- Deja de hacer el idiota. Te dije que terminaras tus tareas y no has hecho nada, tú estúpido aprendiz.

- ¡Pero Panda, esto también es importante!

- Te he dicho mil veces que no me llames Panda. No soy ningún panda.

- ¿Seguro? – y ante el poco acertado comentario, Bookman volvió a atizarle.

- Parece que el final del cuento tendrá que esperar – sonrió Lenalee, observando como Lavi correteaba intentando escapar de la mano castigadora de su maestro.

- Que lástima, era interesante. – replicó Miranda decepcionada.- Realmente quería saber que fue de la princesa Yu…

Lenalee fue a responder, pero inesperadamente Krory, que hasta entonces había estado durmiendo, se incorporó repentinamente; al parecer despertado por el ruido provocado por el pelirrojo. El exorcista miró a su alrededor con expresión somnolienta.

- Buenos días Krory ¿has dormido bien? – saludó una sonriente Lenalee.

- Ah, buenos días…- Krory sacudió la cabeza – Sí, he dormido bien, pero he tenido un sueño de lo más extraño. Soñé que Allen rescataba a un hombre vestido de mujer y montaba un caballo amarillo…¿no es raro?

Miranda y Krory solo atinaron a parpadear cuando Lenalee se inclinó sobre la mesa, intentando aguantar las carcajadas.