Hoola gente ! Bueno, primeramente (siempre me pregunté si existía esa palabra ) quiero aclarar que los personajes principales son tomados de los libros de Harry Potter (si no se dieron cuenta, ustedes se llaman fans?!) y que no hay fines de lucro; el único objetivo de este fic es hacerlos reir... Bueno, al menos olvidarse por un rato que nuestros amados libros llegaron a su fin, y disfrutar de una historia con temas parecidos. Juro solemnemente que no me convertiré en una magocida como J. K. Rowling.

La historia de este fic fue escrita al principio por mí y editada por una amiga, quien me ayudó mucho a que no se duerman leyendo el relato a continuación.

Espero ir actualizando lo más rápido que pueda, ya que odio cuando me engancho con un fic y nuuuuuuuunca termina. Haré lo posible (:.

1º La casa de los Dursley

-Daaaaaale pa –James Sirius Potter puso cara de bueno- sabes que no queremos ir, ¿No es cierto?
-Es verdad –lo apoyó su hermana menor, Lily- odiamos ir a lo del tío Dudley.
-Ajá, concuerdo papá –Concluyó el ruego Albus Severus, el hermano del medio-.

Todos los veintidós de Junio era exactamente la misma historia; con los años Harry había mejorado la relación con su primo, por lo que iban a cenar a su casa para su cumpleaños.
Dudley Dursley había madurado un poco, se había casado con una chica, muggle naturalmente, de su antiguo colegio, y habían tenido dos hijos. Según James, Albus y Lily, eran tal cual les había descrito Harry a Dudley de chico: terriblemente molesto, bruto, y excesivamente mimado por sus padres. Por no decir que tenía una gran fascinación por la violencia, era insoportable y que producía unas intensas ganas de ahorcarlo cuando se lo conocía.

-¡Ey chicos! Que ustedes no ponen las mismas quejas para los cumpleaños del tío Ron, o George, o Percy...- "bueno tal vez este último sí" pensó Ginny.
-Corazón, ya entendí que prefieren a tu familia, incluso yo los prefiero a ellos.–Harry le sonrió a su esposa- Pero como buenos padres tenemos que castigarlos de alguna manera por lo que todavía no han hecho- aclaró James en voz más baja.
-Bueno...En ese caso…–le devolvió la sonrisa-.
-Entonces, ¿Tenemos que ir? –Volvió a intentar convencerlos James-.
-Sí, terminen de arreglarse que vamos a llegar tarde, y Lily, ¡Sácate esa gorra de go Riders de la cabeza!
-Mamaaaa, ¿dónde esta tu espíritu deportivo? Porque había gente aguafiestas como vos perdimos la liga estatal y… -Iba a agregar algo más, pero la mirada que su madre le dirigió la convenció de guardársela para otro momento-.

James, que estaba considerando seriamente en suicidarse, se puso serio, bueno... Al menos lo más cercano a serio que una persona como él podría llegar a estar:

-Padre- siempre es bueno empezar con algo de respeto- juro solemnemente que si este año no vamos a lo tío Dudley y con su asqueroso… quiero decir irritante hijo, prometo no volver a asustar a Al con que en Hogwarts te asesinan si no pasas la prueba del sombrero.
-¿Entonces no era cierto?- preguntó el inocente de Albus.
-Mi respuesta depende totalmente de la decisión que nuestros queridos y amadísimos padres tomen en este momento- y para rematar hizo la sonrisa más arrebatadora que pudo a su madre.

Harry le pego suavemente en la nuca, y le explicó que debían ir quisiera o no, al fin y al cabo eran familia, y por más que sean molestos, no eran "tan" malos.

Los tres niños fueron a su habitación a cambiarse la ropa por una más muggle, a petición de su bienamado tío, no quería que les llenen a sus hijos la cabeza con cosas raras. "Si es su hijo el que se parece a un cerdo antes de ir al matadero" solía decir James.
Cuando hubieron terminado, volvieron a la cocina, donde estaban sus padres decidiendo qué día irían al Callejón Diagon a comprarle a Albus las cosas que necesitaría ese año, ya que iba a comenzar primer año, mientras que James se encontraba en segundo.

-Listo, ¡Que empiece la tortura! –Exclamó James-.
Todos juntaron sus manos en lo que aparentemente era un zapato viejo y maltrecho, y antes de que pasaran 5 segundos, estaban girando en derredor del calzado.
Se hubieran mareado un poco menos con los polvos Flu, pero ver a 5 personas salir de su chimenea no era exactamente el sueño de los habitantes de la casa de los Dursley.
Harry tocó la puerta del número 537 de Rovenz Day, y esperó a que la esposa de su primo apareciera por la puerta, y dijera: -Harry, como me alegro de verte- con esa insoportable vos de pito que tenía.

-Harry, como me alegro de verlos –casi lo mismo- pasen, pasen, que hace frío allí afuera.
-Hola Rose, yo también me alegro de verlos -piensa- y los centauros vuelan -.

Una vez dentro los chicos saludaron a su tío, y le entregaron un paquete que contenía una corbata, ellos no entendían como una persona normal podía apreciar un regalo así, para ellos no había nada mejor que un juego de Snaps Explosivos, alguna escoba, un ajedrez mágico... ¡Había tantas cosas mejores que una corbata!
La velada transcurrió tranquila (por no decir monótona y aburrida), estaban la familia Dursley al completo y ellos. James, que era el más travieso de los tres, les propuso a los hijos de Rose y Dudley ir a jugar arriba, planeaba asustarlos o algo así, cualquier cosa mejor que escuchar a la vieja Marge hablar de sus perros y a Rose halagar a sus rechoncho primogénito.
Los otros chicos aceptaron, y pidieron permiso para retirarse de la mesa.
Subieron las escaleras hasta un playroom, y allí Zach Dursley se instaló frente a un enorme monitor con un control en la mano, que aparentemente movía a una persona dentro de la pantalla.

-Waww... Esto debe ser como un hechizo de control mental dentro de... ¿Qué es eso?
-Una Play 5, ¿No sabes que es? No tienes vida -a la pantalla- MUERE MALDITO ASESINO.
-Sigo sin entender... Pero estoy seguro que es mucho más divertido volar que mirar eso.
-¿Volar? ¿Tú vuelas? –Preguntó Sara Dursley curiosa-.
-Algo así... Me contrataron en el Ministerio de la Magia para eliminar muggles metiches con mi escoba-varita –inventó James-.
-¿Mugre? ¿Mugll... Qué?
-Muggles, son la gente... Aburrida, como ustedes dos.

Así siguió la charla entre los hermanos Dursley y James, mientras que Albus y Lily se reían de las ocurrencias de su hermano para molestar y asustar a Sara.

-Sí, si tú mientes aparece un rayo de mi varita mágica que te hará crecer cola de hipogrifo; y si me desobedeces, te convertiré en una acromántula, es una araña peluda, bien parecidita a tu hermano.

La conversación continuó, hasta que por suerte de los hermanos, que ya no encontraban tan divertido torturar a sus primos segundos, Ginny decidió que era tarde y debían irse, aunque lo cierto es que las ganas de abofetear a Rose estaban muy próximas a ganarle, por lo que se dio cuenta que sería más sano marcharse. Pero como buena Weasley dejó sin querer una de las ratas que había encontrado en La Madriguera.
Una vez que llegaron a su casa, Ginny fue a acostar a Lily, mientras que Albus se quedó despierto un rato más hablando con su padre, y James fue a leer un libro de Quidditch que le había regalado su tía preferida, Hermione.

-Pa, ¿Cómo es Hogwarts? Porque James me cuenta cosas horribles, y me da miedo.
-Es... Perfecto, cuando fui allí por primera vez no lo podía creer; el techo parece el cielo, con velas colgando, hay 4 mesas largas en el Comedor, una para cada casa, y...
-¿Y qué casa me va a tocar?
-Todavía no lo sé –le revolvió el pelo a su hijo sonriendo- pero apuesto a que irás a Gryffindor.
-¿Me odiarás si voy a Slytherin?
-¿Cómo haría algo así? No olvides que tu segundo nombre se lo debes a Severus Snape, una persona completamente "Slytherinzada".

Albus rió con esta palabra y abrazó a Harry para darle las buenas noches. Luego fue a su habitación, se acostó, y se quedó dormido pensando en aquel sombrero parlante que alguna vez su hermano mayor le había mencionado; y que parecía que al final no se convertía en una maquina asesina, tragándose todo lo que había a su paso si quedaba en la casa equivocada.