Aloha~, hoy vengo con un mini-fic de seguramente 3 capis como máximo para un reto de 'Hazme el amor', espero y lo disfruten.
Disclaimer:Inuyasha no me pertenece. Crédito a su propio creador.
I. Cambios
Con la pistola en sus manos, caminaba silenciosamente con Sango cubriéndole las espaldas. Aquel asesino no se escaparía de la justicia, y mucho menos si Kagome, una de las mejores policías de la ciudad de Tokyo, estaba allí para detenerlo.
Kagome giró su cabeza hacia su compañera, que estaba decidida a cubrirle las espaldas, y sonrió. A pesar de que era más joven que ella, iba por buen camino y sería una gran policía en unos años. Quizás incluso la alcanzara a ella. Luego oyó un grito.
— ¡Kagome, cuidado! — Sango intentó empujarla pero era demasiado tarde; el asesino había disparado de lleno en una de las costillas de la pelinegra, y había huido. La mujer cayó al suelo de dolor. La bala no le atravesó, pero sí había roto algún que otro hueso, y la sangre empababa su camisa.
Sango sacó su walkie-talkie y se comunicó con la central rápidamente: — Tenemos un herido, repito, tenemos un herido... Necesitamos una ambulancia rápido. — Su voz sonaba nerviosa y difícil de entender para Kagome, que no estaba aún inconsciente lamentablemente. Gruñó al intentar moverse, pero al darse cuenta que no podía dejó que se la llevaran en una ambulancia que llegó lo más rápido posible.
...
Sintió un par de manos recorrer la parte lastimada de sus costillas y sintió unas ganas enormes de reírse y llorar a la vez, así que abrió los ojos, y se encontró con unos de color dorado casi irreales. Al levantarse, chocó contra su frente y emitió un quejido.
— Pstch. Mocosa, trata de tener más cuidado el levantarse. — Refunfuñó el hombre peliblanco.
Kagome frunció el ceño mientras se sentaba, y no sentía casi apenas dolor, sorprendida su boca formó una 'o'. El hombre de ojos dorados tomó una pose algo orgullosa y se levantaba.
— Prueba a caminar. — Ordenó, y la pelinegra de mala gana lo hizo. Primero se levantó de la camilla, y se ponía de pie sin mucho esfuerzo. — Ahora mueve tu cadera. — Volvió a hacer lo que le pedía. — ¿Te duele? — Preguntó sin tacto, más bien sin que le importara, como si llevara diciendo eso durante mucho tiempo.
Kagome negó con la cabeza. A decir verdad, apenas le dolía. La herida había seguramente, cicatrizado gracias a ese tipo de espalda ancha, que le caía como el culo.
Se puso las zapatillas que estaban allí y se sentó en la camilla, de nuevo.
Bostezó a la vez que decía: — ¿Y bien? ¿Me puedo ir ya? — El hombre sólo empezó a caminar hacia un cajón de la sala y sacó varios medicamentos que entregó a Kagome, encogiéndose de hombros.
Luego, abrió la puerta.
— Los del FBI querían ver como estabas. — Respondió con dureza. — Querían comentarte algo sobre un cambio. No es que me importe, pero si no te lo decía me traería problemas. — Kagome se sorprendió. ¿Él también estaba en el FBI? ¡Increíble! Sería un traslado porque no lo había visto en mi vida. Da igual, ¿qué me querrán decir ahora los jefes?
Tragó saliva y se fue por la puerta dejando a un lado los medicamentos, encontrándose con uno de los jefes mayores.
La pelinegra se acercó. — Higurashi Kagome, ¿cierto? — Asintió. — Queríamos comentarte que habrá un cambio de equipo puesto que Sango era un nivel demasiado bajo que el tuyo. Estarás con Taisho Sesshomaru. — Le dijo. Kagome se tapó la boca con las manos. ¿No será que ese tal Sesshomaru... es el tipo que me curó? Pensó. Al ver como ese tipo salía de allí, y el jefe lo saludaba, lo supo. ¡Él sería su nuevo compañero!
Vale, no lo va a negar. Es sexy pero, parece un malcriado, arrogante, idiota, estúpido e insensible.
El jefe, se despidió con la mano y se fue, dejándolos solos.
Sesshomaru se acercó un paso a Kagome.
— Más te vale hacer bien las cosas, mocosa. No quiero acabar como tú. — La pelinegra frunció el ceño.
Con la poca dignidad que le quedaba, se fue dando fuertes pisadas, lejos de ese tío, fuera del hospital. Quería llegar a su apartamento, tirarse en la cama y dormir.
...
Sesshomaru no se sorprendió por su actitud, es más, le pareció muy común. Siempre que abría la boca salían palabras que quería decir, pero que su madre 'adoptiva' insistió en que no dijera. De todas formas, le daba exactamente igual el que se llevara mal con Kagome, ni siquiera iba a esforzarse en caerle bien. Se encogió de hombros, como si nada, y caminó hacia la salida también.
Empezó a llover, así que cogió un paraguas antes de salir del hospital, y lo abrió. Lo que iba a ser un chapoteo terminó convirtiéndose en una fuerte lluvia que no habían predicho ese otoño. — Jodido tiempo y maldita mujer del tiempo. — Refunfuñó por lo bajo un par de insultos más hasta llegar a su coche.
Abrió la puerta rápidamente y la cerró, con los ojos un poco menos roñosos al notar la calidez que irradiaba el interior del coche. Arrancó el coche y empezó a conducir, sin mucho tráfico por esa lluvia.
Antes de llegar a su bloque de apartamentos se encontró con que esa tal... Kagome, eso, estaba corriendo como una desesperada por el viento. Bufó. Si se quedaba enferma atrasaría su trabajo, y no es bueno, así que paró el coche, y abrió la ventana levemente.
— ¿Acaso quieres morir, idiota? Si no tenías un paraguas deberías haberte quedado en el hospital. — Le reprendió como si fuera su padre, y la chica le enseñó el dedo del medio. — Métete adentro, si no quieres atrasar mi trabajo por ponerte enferma.
Kagome meditó sus posibilidades de llegar a su edificio y de mala gana entró en el coche de Sesshomaru, en el otro asiento al lado de él, cerrando la puerta.
Soltó un suspiro de alivio al sentir la calidez del coche, y casi sonreía, si no estuviera con ese imbécil.
Miró hacia la calefacción. — Gracias. — Dijo entre dientes, y Sesshomaru empezó a conducir nuevamente. — ¿Seguro que quieres llevarme? Tardarás casi una hora. — Miró su reloj de muñeca. Eran casi las seis de la tarde.
Sesshomaru posó una mano en su frente, como si dijera 'idiota'. Más bien lo que dijo fue: — Deja de quejarte o te dejo en la calle. — Tragó saliva, sabía que iba enserio. — No me importa, de todas formas, tenía algo que comprar allí. — Explicó brevemente.
— Oye, emm, perdona por lo de antes. No es que no quiera trabajar contigo es solo... — Exactamente lo que acababa de negar, pero no quería llevarse mal con él. — Es solo que Sango me iba a ayudar a buscar ... algo muy importante. — Su mirada se tornó melancólica, y a cualquiera que la haya visto, debería haberle dado un vuelco al corazón. Bueno, cualquiera que no fuese Sesshomaru, a él no le dio nada.
Seguía con la vista fija en la carretera. — No es que me importe pero apuesto a que ese es el motivo por el que te uniste al FBI. — Afirmó, con la cara seria.
Kagome asintió, y empezó a hablar nuevamente.
— Eres muy bueno deduciendo cosas. — Admitió a regañadientes. — Pero al principio me uní al FBI porque me gustaba, luego... Asesinaron a Sôta. — Soltó, con los ojos aguados. — Era mi hermano pequeño. — Explicó. — Entonces me decidí a buscar al asesino y tomar la venganza por mi cuenta. Y Sango es mi mejor amiga.
Sesshomaru entrecerró los ojos. — Ya veo. — Movió la cabeza un poco para mirar por el espejo retrovisor. — No te pongas a llorar en mi coche. No quiero que se manchen los asientos de mocos. — Casi ordenó, con desagrado.
La pelinegra le gritó indignada: — ¡Eres un imbécil! ¡Te acabo de decir que asesinaron a mi hermano y me dices eso! — Se cruzó de brazos algo incómoda aún por la herida de las costillas.
— Eres tú la que me lo dijo sin pedírtelo. — Después de eso, todo el camino fue en silencio a veces interrumpido por el chapoteo de la constante lluvia sobre el capó del coche.
Hasta que Sesshomaru paró. — Hemos llegado. — Dijo, y abrió la puerta.
Kagome salió tras de él. — Eres un idiota, pero gracias. — Y se fue hacia la puerta del bloque de apartamentos, entrando. Sesshomaru, cuando la perdió de vista, volvió a montarse en el coche.
— Esa mocosa... — Suspiró y se frotó las sienes antes de volver a ponerse en marcha e ir hacia su casa, por fin. — No puedo creer que me de pena.
Sonó de repente su móvil, y tuvo que parar cerca de una gasolinera para poder contestar, de mal humor.
— ¿Qué mierda pasa?
— Sesshomaru... — Se paró por un momento la voz. — Enfin, tenemos un nuevo caso para ti y Kagome, ven rápido.
— Como sea. — Y cortó, conduciendo hacia el puesto.
Al final me voy a quedar sin gasolina con estos estúpidos viajes.
...
Cuando Kagome llegó por fin a su habitación y encendió la calefacción, fue al cuarto donde estaba una foto de su hermano pequeño, y después de rezarle, se levantó a hacerse un café.
Miró por la ventana y ya no estaba el coche de Sesshomaru allí. Realmente era un idiota, un poco agradable pero un idiota al fin y al cabo.
Rozó con la punta de sus dedos el marco donde había otra foto de ella y Sôta juntos, sonriendo.
— Te juro que voy a dar con tu asesino. — Le prometió nuevamente. — Te lo juro, hermanito. — Suspiró y sorbió el café, mirando por la ventana como las gotas de agua se deslizaban sobre el cristal.
Después de tomarse repentinamente el café de un solo trago, cogió el móvil y esperó a que la lluvia parase, que fue en media hora, más o menos, para cambiarse y salir a la calle nuevamente.
Pero alguien la llamó antes de que pudiera abrir la puerta de su casa.
— ¿Sí?
— Kagome, necesito que vengas rápido. Sesshomaru ya está aquí, tenemos un nuevo caso para los dos.
— Voy para allá. — Respondió.
Me gustaría volver a repetir que será un minific, que no tendrá más de 3 capítulos, así que a los que se ilusionen, lo siento xD
¡Me alimento a base de reviews, así que denme de comer!
