Buenas tardes, estimados lectores.

De manos del autor que les trajo "La Impredecible magia del amor" llega esta nueva historia. No necesariamente una secuela de la historia anterior. Sino más bien un spin off que sigue una línea de tiempo diferente. Solo finjan que no leyeron el epilogo y todo estará bien.

A quienes no leyeron mi otra historia, no se angustien. Con excepción de este capítulo, trataré de que el resto de la historia se entienda por sí misma. Pero si se les hace muy confuso será mejor que lean la otra historia primero.

Así pues, los invito a seguirme en este viaje que estará lleno de romance, drama, venganza y lujuria. Y recuerden: No me hago responsable de daños colaterales de ningún tipo.


CAPÍTULO 1

Al ponerse el sol

¿Cuánto tiempo había pasado desde que Equestria hogar de los ponis e Ikaruga dominio de los dragones se unieron en una alianza eterna y gloriosa?

¿Cuándo fue la última vez que visitó su amado pueblo Ponyville, ahora una enorme metrópolis conocida como Cannan?

¿Cuándo fue que tuvo que usar por primera vez un brazalete de Mahakala para poder entrar en su propia casa?

¿Cuándo fue que dejó la política para dedicarse a las armas?

¿Cuándo y cómo fue que la deidad de del amor desposó al rey de las criaturas más afines al arte de la guerra?

Sencillamente, ¿cuánto había cambiado el mundo a su alrededor desde que besó por última vez a su amada esposa?

Twilight Sparkle era su nombre. "La Cósmica" la llamaban. Guardiana de la armonía, que junto a cinco amigas sirvió, protegió y salvó a Esquestria en múltiples ocasiones. Lo cierto es que en vida Twilight Sparkle y sus amigas habían logrado hazañas dignas de leyenda. Pero esta no es su historia, ni la de sus amigas.

Esta es la historia del los eventos ocurridos en el mundo que ella y sus amigas ayudaron a crear y que a su tiempo dejaron atrás. De los individuos cuyas vidas fueron tocadas por Twilight Sparkle. Destacando especialmente a su amado esposo y el amor de su vida.

El no era un Príncipe. Pero su fama equiparaba la de muchos. Y su poder hacia al de otros palidecer. Lord Spike "El impulso Espectral". Capitán del Ejército de Equestria. Viudo de Lady Twilight Sparkle "La Cósmica". El protagonista de nuestra historia.

Aquella noche Spike dormía plácidamente en la habitación de su penthouse en Canterlot, luego de haber celebrado la despedida de soltero de Damocles, su mejor amigo. Un dragón serpiente de escamas azul marino, y color rojo cobrizo para su vientre. Spike no era muy devoto a la bebida, pero definitivamente esa noche se le había pasado la mano con las margaritas de arándano en la fiesta, con lo que dormía como un tronco y probablemente llegaría tarde al trabajo a la mañana siguiente.

¿Pero acaso no nos estamos adelantando un poco en la historia? Probablemente.

Así que viajemos un poco al pasado para comprender mejor como es que nuestro héroe terminó con demasiado alcohol en su sangre, ser un militar distinguido con un lujoso departamento en Canterlot y de paso a tener una relación de amigos con derechos con la gobernante de un reino que alguna vez hubiese jurado enemistad eterna con Equestria.

Esperen ¿Aún no llegamos a esa parte, verdad?

Para comprender como nuestro estimado Spike terminó en semejantes condiciones, primero debemos viajar al año 70 después de la alianza entre Equestria e Ikaruga, con la trágica muerte de su esposa Twilight Sparkle, quien falleciera a la edad de noventa y cinco años. Para su esposo de noventa y un años era el fin del largo viaje al lado de su esposa con quien había compartido casi la totalidad de su vida, incluso antes de su feliz matrimonio. No hace falta decir que para él, el viaje había terminado demasiado pronto.

Devastado e inconsolable, Spike visitó Canterlor a petición de la Princesa Celestia quien compartió con él su sabiduría y sus propias amargas experiencias acerca de la partida de seres amados. Aquella noche la princesa abrió su corazón sin reservas ante el dragón llorando desconsoladamente como una niña. Conmovido por la sinceridad y sufrimiento de su diosa, Spike decidió que seguirá adelante con su vida sin importar que ya no tener a su amada esposa a su lado y que por difícil que parezca, volvería a ser feliz. A petición de Celestia, pasaron la noche juntos arropados por su amistad y su amor.

-Hace un amanecer especialmente bello el día de hoy- dijo a la mañana siguiente Spike, estando al lado de la princesa que levantaba el sol solo lo suficiente para que este enviara sus primeros rayos del alba.

-La belleza de mis amaneceres a veces cambia, dependiendo de mi estado de ánimo- respondió ella.

-¿Alguna razón por la que haga un amanecer tan bello entonces?-

-Solo que anoche recordé que no podría pedir un amigo mejor que tú. Y estoy muy contenta por eso- respondió alegremente, recargándose en la figura de él.

-Además dormí con una comodidad como no imaginas. Ojala hicieran colchones de Spike- bromeó.

-Dímelo a mí. Me encantaría tener un cobertor de Celestia. Serían un éxito-

Ambos amigos rieron un poco, para luego guardar silencio y contemplar el amanecer.

-Así amanece un nuevo día- musitó Spike.

-Tu viaje está muy lejos de terminar tesoro. Ni siquiera yo sé que encontrarás en él. Pero sin importar lo que pase siempre podrás contar conmigo. Con mi apoyo y mi amor- juró solemnemente.

-Lo sé. Gracias Celestia. Tú también contarás conmigo siempre- respondió Spike, besándola en la mejilla.


Cinco años después de la muerte de su esposa, Spike decidió que la vida de soltería y su carrera política ya no eran suficientes para entretenerlo y debía buscar algo que le garantizara una rutina diaria más activa o de lo contrario terminaría volviéndose loco del aburrimiento. Con noventa y seis años, y en compañía de su leal compañero Peewee, Spike se mudó a Canterlot donde decide enlistarse en el ejército de Equestria.

Si algo probó la invasión Changeling durante el fisco de la Boda Real, es que el ejército de Equestria era pequeño y débil. Ahora gracias a la influencia de la raza guerrera de los dragones, Equetria poseía un numeroso, poderoso y bien organizado ejército que albergaba ponis, dragones y claro, Kirins. Siendo un graduado con honores de la academia militar de Shinto, Spike logró entrar a las filas del ejército de Equestria con facilidad con el grado de Sub-Teniente. Apenas seis años después, Spike había logrado ascender hasta el puesto de Capitán.

Corría el año 81 después del Amanecer Dorado. Spike, de 102 años de edad, disfrutaba de sus alimentos en el comedor de una base militar de avanzada, diseñada para abastecer y apoyar a los puestos de vigilancia fronterizos de Equestria, situados en el extremo norte del país. Es entonces que se acerca a su mesa un Cabo, con noticias de un encuentro que cambiará su vida para siempre.

-Permiso para hablar Capitán-

-Estoy comiendo Cabo. Hable con el Teniente Burn, que está de turno-

-Él me ha enviado Capitán. Se trata de una situación muy… inusual-

-¿Y qué es tan importante que es motivo para interrumpir que yo disfrute del martes de medallones de cerdo?- respondió con desinterés.

El cabo se acercó a Spike para darle la noticia en secreto.

Momentos después, Spike corría presuroso hacia el lugar donde debían encontrarse los visitantes. Dentro se topa con sus dos tenientes y segundos al mando, un sargento y un escuadrón de soldados. Frente a ellos está el grupo de visitantes. Un grupo de changlings, formado por cinco soldados, alguien con cara de burócrata y una figura alta, tan amenazante como hermosa.

-Esperaba mejores modales para tan distinguido miembro del ejército de Equestría. Nos ha tenido esperando un largo rato, Capitán- bufó la Reina Changeling, levantándose de la silla donde estaba sentada.

Spike entró lentamente, parándose al nivel de sus colegas, con la boca medio abierta de su gran impresión.

-Reina Chrysalis- murmuró Spike.

-En persona. Un gusto volver a verlo, mi Señor Spike- dijo cortésmente.

-Capitán, perdone mi atrevimiento. ¿Pero acaso no asesinó personalmente a esta mujer y entregó su cuerno a…- inquirió el Teniente Burn.

-Déjenos solos- interrumpí el dragón.

-¿Ordene?- dijo confundido el teniente.

-Lo que él dijo. Ustedes también caballeros- dijo la reina, ordenando a sus escoltas salir de la habitación.

Ellos obedecieron, como también los subordinados de Spike, menos el Teniente Burn.

-Señor no creo que deba quedarse solo con…-

-¿Está cuestionando mi autoridad Teniente?- cuestionó amenazante.

-.. No Capitán- respondió, bajando la cabeza y saliendo de la habitación.

Spike giró su vista de regreso a Chrysalis que lo veía sonriendo.

-Jamás me habría esperado volver a verte en estas condiciones- dijo Spike.

-Dímelo a mí. Yo tenía esperanzas de que nuestro reencuentro fuese algo romántico- bromeó.

-Corta el humor Chrysalis. ¿A qué has venido? ¿Y exactamente cómo recuperaste tu corona? Pensé que habías dicho que tu propio pueblo te había expulsado-

-Y fue mi propio pueblo quienes pidieron mi regreso. Versión corta de la historia: luego de que fuera exiliada de Midgar, hubo una guerra civil gracias a las casas de los nobles. Los revolucionarios del nuevo gobierno y los conservadores del viejo imperio. Por desgracia, casi todos los grandes funcionarios políticos murieron en la contienda y de los que quedaron vivos, o no eran de fiar o no tenían la capacidad para dirigir al país. Ahí es cuando entro yo. Y ahora eme aquí- explicó tranquilamente.

-Está… Bien… ¿Y por qué has venido a Equestria?-

-Mi pueblo se muere de hambre Spike- respondió cambiando su semblante a uno más serio y triste.

-He hecho todo lo posible por reconstruir Midgar, pero el fuego de la guerra ha destruido la moral de mis changelings y marchitado la tierra. No te hablo de falta de animales a qué robarles los sentimientos. Te habló de comida normal. Verduras, frutas, ganado, esa clase de comida. Casi no hay comida, y hay muchos más enfermos que doctores para atenderlos, y ni se diga de medicinas para curarlos. Es contra los deseos de las casas nobles que queda, pero he venido a suplicar la ayuda de Equestria-

-¿Crees que Celestia y Luna te quieran ayudar?- preguntó levantando una ceja.

-Después de lo que les hice, no mucho, pero ya he tratado con los minotauros y los grifos. Ninguno moverá un dedo. Las hermanas alicornio son famosas por su inmensa generosidad y bondad. Si han de castigarme por mis cuentas pendientes, lo aceptaré. Solo espero que… logren al menos compadecerse de mi pueblo-

-¿Y qué ayuda esperas obtener?-

-¿Tengo cara de poder ponerme exigente? Tomaré lo que sea su voluntad. Comida deshidratada, medicina, mano de obra. Lo que sea, ¿Pagándola con qué? Con lo que sea que podamos darles. Incluso si ese algo es mi propia… Ejecución por mis crímenes- respondió bajando sus orejas, en señal de miedo y tristeza.

Spike se compadeció y posó su mano derecha en el hombro izquierdo de ella.

-Celestia nunca podría ser tan cruel. Estoy seguro de que se dará cuenta que aquello fue solo un acto desesperado y les dará aunque sea un poco de ayuda-

Chrysalis miró al dragón y sonrió con nostalgia.

-No has cambiado nada ¿Sabes?-

De repten la reina se irguió en sus cascos traseros para estar a la altura del dragón parado frente a ella. Lo besó fugazmente en la mejilla y lo abrazó, antes de que la sorpresa le hiciera alejarse.

-Le eché de menos, mi Señor. Me alegra mucho volver a verle- susurró con toda honestidad.

Cuando por fin salió de su asombro, Spike sonrió y devolvió el abrazó a la changeling.

-También me alegra verte otra vez Chrysalis- respondió suavemente.


-Esto tiene que ser una maldita broma- dijo el Rey Ragnarok, sin ocultar su desagrado.

Él era el Rey de Ikauga. Señor de los dragones, Ragnarok "Explosión de fuego Infernal". Un dragón rojo, alto, de prominente musculatura. Con una amplia cresta circular en su cabeza de la que brotaban tres grandes cuernos, haciendo parecer que usaba dos coronas.

-¿Por qué ayudar a un país en problemas sería una broma Rey Ragnarok?- inquirió Luna, calmadamente.

-¿Necesito recordarte lo que esa bruja estuvo a punto de hacerle a este país? ¿O cómo humilló a tu hermana mayor enfrente de todo mundo? ¿¡O cómo tuvo prisionera a mi esposa durante semanas en una cripta?!- respondió con furia.

-Mi amor calma- dijo Cadence su Reina. Con quien se había casado hace más de veinte años.

-¿Cómo puedes pedirme qué me calme? Después de lo que te hizo. A todas ustedes. ¿Por qué debería importarles que el pueblo de esa bruja se muera de hambre?-

-Porque somos Ponis Ragna- respondió serenamente Celestia.

-No hemos olvidado lo que Chrysalis nos hizo o lo que intentó hacer. Pero ahora sabemos que tuvo sus causas de fuerza mayor. Y aunque no fuese así, no se nos crió para hacernos de la vista gorda cuando alguien sufre frente a nosotros y podemos hacer algo para calmar su dolor- continuó.

-Y de todos modos aunque ahora seamos naciones hermanas, no tienes injerencia en nuestros asuntos Ragnarok. Si hemos de darle o no a los changelings nuestra ayuda es problema nuestro nada más- dijo Luna.

-¡Es problema mío porque ustedes son mi familia, par de ingratas!- respondió levantándose de su silla.

Las dos princesas quedaron sorprendidas de la afirmación del rey. No habrían esperado esa reacción, ni que él tuviera esos motivos para desaprobar lo que planeaban hacer.

-Cariño…- musitó Cadence, posando su casco en la mano derecha de su esposo.

El la miró en silencio y volvió a sentarse sin soltarle el casco.

-Yo tampoco estoy muy convencida de todo esto. Pero es parte de nuestra cultura poni. Debes aceptarla. Tal y como yo acepté, y como todas aceptamos tu naturaleza dragón. Ciertamente no hemos olvidado lo que Chrysalis hizo aquí en Equestria. Pero eso fue hace más de cincuenta años y no podemos dejar que todo su pueblo muera solo por un crimen de su reina. Tú lo entiendes ¿Verdad mi amor?-

Viendo en los ojos amatista de su esposa, la ira y desprecio del rey se disolvieron por completo.

-Sí lo entiendo… No lo apruebo, pero lo entiendo-

-Ten fe en nosotras Ragna. Hemos hablado con Chrysalis y sus intenciones parecían sinceras. Velo de esta forma. Si es un truco para conquistar Equestria, será la oportunidad perfecta para que tu pueblo desempolve sus armas- alentó Luna.

-Solo espero que podamos acabar la guerra antes de que los fuegos de los campos de batalla quemen a Equestria- respondió sínicamente el dragón.

-Todo estará bien. Tengo fe en la Voluntad del universo-dijo Celestia.

Casi un año después Equestria acordó socorrer a Midgar. Se negoció el intercambio de medicamentos y alimentos no perecederos a cambio de que Midgar compartiera sus hallazgos en magia, medicina y conocimientos barios de distintas ciencias. Los changelings que entraran en territorio equino para el intercambio de bienes deberían llevar en todo momento un collar de supresión de magia. Los mismos usados por los dragones para contener a sus prisioneros.

Aunque las cosas estuvieron muy tensas por un tiempo y hasta se temía que estallaría la guerra, la convivencia se dio con resultados muy productivos. Los resultados de la ayuda brindada por Equestria a Midgar fueron ampliamente reconocidos y agradecidos por el pueblo changeling, quienes además atesoraron a su reina por haber tomado una decisión tan sabia al pedir la ayuda de los ponis.


Era el año 88 después del Amanecer Dorado. Día en que se celebraba la unión entre Equestria e Ikaruga.

Aquella noche de otoño Chyralis, junto a un grupo de políticos estaban de visita en Canterlot, para celebrar la presente prosperidad de Midgar, lograda gracias a la ayuda de Equestria. Pero Luna no era de las que dejan pasar un oportunidad para montar una buena celebración. En los jardines del palacio se había montado el equivalente a un pequeño carnaval con entrada abierta a todos los residentes de la ciudad. Aunque solo militares y mandatarios se acercaban a la Reina extranjera.

Chyrsalis llevaba un vestido gótico verde turquesa hecho de cuero, segmentado en barias capas. Cada capa marcada por encajes negros en los bordes. Llevaba además un collar negro con una gema en forma de rombo color magenta y aretes del mismo color. Llevaba zapatillas negras, también de cuero, hasta el nivel de las rodillas. Por último se había recogido el cabello en una cola de caballo, aunque se dejó su clásico mechón de pelo entre los ojos. En resumen, si no fuera porque aún inspiraba mucho temor o recelo en ellos, probablemente cada corcel soltero en el carnaval habría estado buscando la forma de cortejarla.

Spike como buen amigo, decidió que la acompañaría durante la velada para asegurarse que no hubiera poni o dragón que la trataran con desprecio. Spike solo llevaba una capa negra en el exterior y rojo en el interior. Además de una hombrera de plata en la que lucía su insignia de Capitán de Equestria.

-¿No crees que ya has bebido suficiente?- preguntó Spike a Chrysalis que se empinaba otro tarro de cidra de manzana.

-¿Adivina qué tan seguido puedo disfrutar de una bebida como esta en casa?- respondió defensiva.

-¿Qué no puedes surtirte por las exportaciones?- preguntó con una ceja en alto.

-Celestia no lo permite. "Cero material para actividades recreativas" dijo. Solo puedo hacerme de pequeños surtidos de mis viajes a Equestria en fechas como esta-

-Está bien. ¿Pero qué pasará si bebes demasiado y terminas haciendo algo de lo que te puedas arrepentir?- preguntó suspicaz.

-Para eso lo tengo a usted para cuidarme. ¿No es verdad que estoy a salvo en sus garras mi Señor?- dijo pestañándole provocativamente.

Spike se sonrojó y apartó la vista.

-Ni que fuera tu papá- respondió.

-No. Eres mi amigo. Por eso confío en ti-

Spike se sorprendió con la respuesta y miró a la reina que le sonreía con toda sinceridad. Spike suspiró y posó sus ojos en el tarro vacio de la reina.

-¿Te pido otra?-

-¡Te estaría muy agradecida!- respondió alegremente.

Un par de horas más tarde, Spike caminaba erguido en sus patas traseras, por los pasillos vacios del palacio, con la Reina changeling tomada de su brazo derecho para no perder el equilibrio.

-Te dije que no debías beber tanto- la reprendió.

-Y yo te dije que era tu deber cuidarme. Cosa que ahora estás haciendo por cierto. Así que ¿De qué te quejas?- respondió a la defensiva.

-Además, si no necesitara de ayuda para caminar no tendría una excusa para estar tan cerca de ti- dijo recargándose más en él y poner su cabeza en el hombro del dragón, mientras seguían caminando.

-Estás ebria-

-En ese caso date prisa y llévame a mi habitación- respondió, no queriendo ser sermoneada.

Spike solo suspiró y continuó su paso, con una sonrisa en los labios. Desde que Equestria y Canterlot firmaron los acuerdos de comercio, Spike se había convertido en el primer contacto de Chrysalis con el reino equino. Casi su vocero, a pesar de no pertenecer a su país. Y en función de tal cercanía con la reina, Spike había formado un lazo con Chrysalis que rápidamente se transformó en amistad.

¿Y cómo no hacerlo? Ambos tenían muchas cosas en común. Su sentido del humor era similar. Ambos eran sarcásticos y prácticos. Aunque ella era mucho más sínica que el. Pero además, ella era muy exótica. No… bella. ¿Qué va? ¡Era hermosa! ¡Muy hermosa!

No era de extrañar que ningún poni en Equestria lo viera. Aún después de tantos años le temían. ¿Y cómo culparlos? No solo por como lidero una invasión a gran escala contra Canterlot, sino por cómo había derrotado a la hasta entonces invicta Diosa del Sol, en un duelo de magia. Pero igual que con Luna y Celesta, Spike había visto a través de la fachada que al reina mostraba al resto del mundo y había visto su verdadero ser.

Como buena invitada de la princesa, a Chrysalis le habían dado una lujosa habitación en una de las torres de huéspedes. Dejó al dragón abrir la puerta con la llave que le habían proporcionado y cerró la puerta cuando ambos estuvieron adentro.

-Dame un momento. Deja que me pare yo sola- dijo apartándose del dragón.

Dio un gran e indecoroso bostezo y se acercó a su cama, sobre la que se desplomó, hundiendo su cara en el colchón.

-No pensarás dormirte con ese vestido puesto-

-Claro que no, no seas ridículo. Pero estoy "Ebria" ¿Recuerdas?-

-¿Entonces qué propones?-

-… ¿Me ayudaría a quitarme el vestido, mi Señor?- musitó en un tono seductoramente tímido.

Spike sintió que se le secaba la garganta un instante antes de recobrar la compostura, reconociendo el sentido del humor de Chrysalis.

-Está bien, está bien- dijo acercándosele para recorrer la cremallera de la espalda de su vestido, pero la reina se dio vuelta boca arriba.

-Despacio galán. Las botas primero- dijo extendiendo una de sus piernas traseras frente al dragón, casi golpeándolo en la barbilla en el proceso.

Spike la miró con suspicacia antes de iniciar su labor.

-Verás que un día nos acordaremos de esto y reiremos- dijo la reina al tiempo que levantaba su segunda pierna.

-Sin duda. Y será de cómo estabas tan borracha que necesitaste de mi ayuda para desvestirte- respondió él.

-Ho… ¿Acaso no gozas desvestirme?- inquirió sugestivamente.

Spike se detuvo en seco un momento antes de continuar su labor. Cuando por fin le retiró las botas y las medias, solo quedaba quitarle el vestido.

-Date vuelta por favor-

Ella hizo lo que el dragón pedía. Quitó el broche y comenzó a deslizar la cremallera del vestido que se extendía desde la base de su cuello, hasta su espalda baja.

-Levántate un poco- dijo una vez extendida la cremallera, para ayudarla a deslizarse fuera del vestido.

Lo removió con un cuidado casi artesanal, cuidando no lastimar las alas de la reina y luego le ayudó a sacar sus piernas delanteras de las mangas, para continuar con el resto de su cuerpo. Siempre cuidando no tocar nada indebido o de forma indebida. La reina rió un poco en el proceso.

-Usted si sabe cómo hacer que una dama se sienta parte de la realeza, mi Señor-

-Eres una reina Chrysalis ¿lo olvidaste?- respondió, comenzando a sentirse incómodo.

-No. Pero tú eres el único barón que conozco que no necesita recordarlo, para tratarme como tal- contestó sin demora.

Finalmente Spike terminó de desvestir a la reina. Quien con su magia deshizo la trenza en su cabello y agitó la cabeza, haciendo a su melena agitarse majestuosamente. Con la luz de la luna traspasando las ventanas y enmarcando la figura de la reina, Spike fue incapaz de evitar sonrojarse.

-¿Ve algo que le agrade, mi Señor?- preguntó seductoramente la Chrysalis, mientras se quitaba su collar y los aretes.

-Solo una reina Changeling que necesita dormirse ya- respondió Spike, tratando de permanecer calmado y alejándose de la figura de la reina, que lo detuvo al sujetarlo de su mano derecha con ambos cascos.

-Pero no puedo-

-¿Y por qué no?-

-Hace mucho frío- susurró, desbordando un doble sentido.

-T-te traeré un cobertor más grueso- dijo Spike con intenciones de alejarse de la cama.

-Estaba pensando que tenerlo junto a mí para arroparme entre su pecho y sus brazos sería mejor, mi Señor- continuó en el mismo tono, haciendo cada vez más evidentes sus intenciones.

-Chrysalis… No estás pensando claro…- dijo el dragón, antes de ser arrastrado al medio de la cama donde fue arrojado boca arriba, con la reina encima de él.

-Dime algo cariño, ¿En verdad te creíste eso de que estaba medio ebria?- preguntó, haciendo notar que estaba plenamente lúcida.

Spike rápidamente comenzó a entender que estaba pasando. Es decir, en realidad qué estaba pasando.

-¿Pensarías que soy tonto si digo que sí?- respondió nerviosamente.

Esto provocó una pequeña risa de la reina.

-Por el contrario Spike. Es esa inocencia tuya y tu oportuna caballerosidad dos de las cosas que tanto me encantan de ti- respondió alegremente.

-Yo… ¿Yo te gustó?- preguntó confundido.

-… Está bien… considerando la situación, esa si es una pregunta muy estúpida ¿No te parece?-

-Pero… ¿Por qué?-

Chrysalis suspiró.

-Otra pregunta estúpida. Pero la responderé igual. Piense un poco, mi Señor. ¿Quién es el responsable de que yo dejara de vivir en esa apestosa selva en el ano del mundo? ¿Quién me ofreció su perdón, respeto y amistad, pese a las cosa horribles que yo había hecho en contra de su país y sus seres queridos más cercanos? ¿Quién me dio la fuerza para ir en busca de mis esperanzas y sueños? ¿Y quién facilitó que yo pudiera salvar a mi pueblo, cuando vine a Equestria a suplicar ayuda?-

Para la serie de preguntas, Chrysalis se había quitado de encima de Spike y había comenzado a caminar alrededor de él sobre la cama. Spike solo se sentó en la cama, escuchando sorprendió a la reina, quien continuaba rodeándolo como una fiera a su presa.

-Pero mi deseo de llevar lo que ambos sabemos para esta noche no es solo cuestión de gratitud por tus buenas acciones. Después de todo eres atractivo, muy atractivo. Eres apuesto, rico, bien ubicado socialmente hablando, y sobre todo poderoso- musitó haciendo gran énfasis en la última parte.

-No hay mujer en este mundo que se resista al seductor encanto de un hombre poderoso. Ese día en la selva… Tu batalla contra lo wargos… Nunca vi semejante despliegue de poder y devastación. Y pensar que te has hecho más poderos con cada día que ha pasado desde entones solo te hace aún más irresistible-

-¿Has tenido mucho tiempo para planear esto, verdad?- preguntó con una ceja en alto, el dragón.

-No tanto como crees. Pero si he tenido mucho tiempo para anticiparlo. Para añorarlo- continuó, deteniéndose detrás de Spike.

Spike sintió los cascos de la reina posarse sobre sus hombros, lo que hizo al dragón tensar su cuerpo.

-Por favor… por favor Spike… Mi Señor- susurró seductoramente.

Spike sintió el aliento de la reina en su oreja.

-Solo por esta noche permítame ser suya. Completamente suya. A cambio solo pido que me deje beber de vuestro amor-

Spike guardó silencio.

-No es solo porque lo quiero. Es porque te quiero. Te has convertido en uno de los personajes más importantes en la historia de mi vida. Deja que te demuestre lo importante que eres-

-Pero Chrysalis… Yo ya amo a alguien- protestó, débilmente a Spike.

-Y yo no sería capaz de pedirte que dejes de amarla. No quiero que dejes de amarla. Y no quiero que me ames a mí porque, seamos honestos, No funcionaría- dijo burlonamente en la última parte.

-Solo pido que me dejes mostrarte mi gratitud. Déjame mostrarte lo mucho que me importas. Y que a cambio me des tan solo un poco de tu amor. Amor que te aseguro, no pienso tomar, más allá de aquel que desees darme- continuó susurrando, esta vez abrazando al dragón por debajo de las axilas.

Spike guardó silencio. Cerró los ojos y envolvió los cascos de la reina en su pecho con ambas manos. Ella temió que esto sería una señal de rechazo, pero el dragón no hizo más movimientos. Así que ella esperó pacientemente su respuesta.

Spike estaba confundido. Por decir lo mínimo. En otros tiempos la lealtad a su esposa, le habría sido motivo más que suficiente para asquearse de la propuesta de la reina y arrojarla por la ventana (literalmente). Más ahora veía las cosas de modo muy distinto a cuando era un recién casado. Ahora era un adulto de más de cien años. Y situaciones como en la que estaba metido en ese momento ciertamente eran parte del mundo de los adultos. Pero ello no evitaba que Spike se preguntara ¿Estaría traicionando a Twilight si aceptara la invitación de Chrysalis?

Twilight Sparkle había sido su único gran amor. Su esposa por más de 70 felices años de matrimonio. Pero ese matrimonió había terminado hace más de una década. Y ella le había dado su bendición para volver a amar. ¿Pero no era amor, AMOR lo que se ponía sobre la mesa en esta situación o sí? Amor era lo que la reina le pedía. Y amor podía darle. Tanto emocional como carnal. Después de todo, él compartía la idea de que Chrysalis se había convertido en una valiosa y querida amiga suya. Una amigar a la que consideraba muy atractiva además. Y que mentiría si dijera que no había considerado alguna vez en saborear los manjares de su cuerpo.

El no entendía por qué la reina hacia esto realmente. Claro, estaba familiarizado con el concepto de "Amigos con derechos". Pero esto no era ni remotamente algo tan sencillo ¿Verdad? No, y sin embargo no podía deshacerse de la idea de que lo estaba haciendo más complicado de lo necesario. Él también quería esto. Él también la quería a ella. Y sabía que no estaba traicionando a su esposa, de quien la muerte ya lo había separado hace tiempo. ¿Qué era lo que lo detenía?

-¿Mi Señor?... ¿Spike?- interrumpió sus pensamientos la débil voz de Chrysalis.

Spike giró la cabeza lentamente a su encuentro, pero aún no le salían las palabras de la boca. Chyrsalis rompió el abrazo y se alejó un poco del dragón con una triste expresión en el rostro, dándole la espalda.

-Imaginé que no aceptarías. Más debo preguntar ¿Por qué? ¿En verdad soy tan fea a tus ojos? ¿O aún no me he ganado la confianza o el afecto suficiente como para esto que te pido?- inquirió deprimida con las orejas caídas.

De pronto sintió la mano del dragón en su hombro derecho.

-Te equivocas Chrys- musitó en un tono casi seductor.

Inmediatamente las orejas de la reina se levantaron y sus ojos se expandieron en esperanza y sorpresa.

-Te has convertido en una de las damas más importantes que hay en mi vida. Y pese a lo que muchos ponis y dragones en Equestria puedan pensar… Tú eres hermosa. No porque yo lo crea, sino porque es verdad- explicó con toda honestidad.

-Mi Señor…- musitó llena de alegría.

-La verdad no entiendo bien qué está pasando. Ni qué o por qué ocurrirá lo que está por pasar. Pero debes saber que jamás he conocido más piel que la de mi ex -esposa… Y ciertamente estaré feliz y honrado de que seas tú la segunda dama que me admita en su lecho- dijo tomando su pezuña derecha y besándola.

Chrysalis sonrió enormemente al mismo tiempo que sus mejillas se pintaron de un intenso rubor rojo.

-Usted en verdad sabe hacer sentir a una dama parte de la realeza, mi Señor- susurró, acercando su rostro al del dragón para dar inicio a la noche.

-Y Chrysalis- la interrumpió.

-¿Sí?-

-Sé que es cosa de tu cultura. Pero llámame solo Spike cuando estemos solos por favor-

-Lo que tú quieras Spike- sonrió, al tiempo que unía sus labios con los de él.

El cuerpo de Spike recibió con gran alegría aquella mágica sensación que no había experimentado en más de una década. La sensación de un beso. Un beso que le era familiar. Sí, podía recordarlo. La primera vez que besó a la Reina. La primera vez que besó a una mujer mayor. Y ahora el destino lo había llevado a volver a besar a esa misma dama.

La suavidad de sus labios, el calor de su aliento, la humedad de su boca. Ambos podían recodarlo bien. Y revivían aquellas emociones con gran alegría, como cuando se recibe a un viejo amigo. Todo era tan familiar, y sin embargo tan nuevo y desconocido.

-Besas mucho mejor que la última vez- alagó ella, separándose un poco y tomar aire.

-He tenido tiempo para mejorar- respondió él.

La abrazó con relativa fuerza para atraer su cuerpo más cerca al de él y comenzó a acariciar su cuello y nuca. Ella igual lo abrazó y comenzó a acariciarlo por la espalda con un casco y tras el cuello con el otro. Spike descendió por el cuerpo de la reina con una mano, acariciando la suave piel de la reina. Piel que a diferencia de los ponis no estaba cubierta de pelo. Pero eso no la hacía de ninguna manera menos placentera al tacto.

-¡Ouch!- gritó la reina, rompiendo la cadena de besos.

-L-lo siento- se disculó rápidamente el dragón.

-Cuidado galán. Estas alas no son tan resistentes como las de una pegaso. No espera… Olvidé que solo lo habías hecho con tu esposa-

-En realidad… Una vez se transformó en pegaso como parte de su regalo de aniversario… Y lo repetimos barias veces después de eso- reveló algo apenado.

-¡Jajaja! Hay que probar cosas distintas para mantener viva la llama ¿No? Pero me temo que no podrás hacer con estas lo mismo que hiciste con aquellas. Así que para quitar la tentación y el peligro- miró a su espalda y sus alas se desvanecieron en el aire.

-Sorprendente-

-Ahora que eso está resuelto ¿dónde nos quedamos?- dijo pestañando.

-Creo que fue aquí- respondió volviéndola a besar, esta vez introduciendo su lengua en la boca de la reina.

¿Así que así es como se sentía explorar una boca llena de colmillos? Se preguntó Spike que solo había conocido la boca de Twilight. Y no solo eso, su lengua era diferente también. Chrysalis tenía una lengua más delgada, más flexible y al parecer también más larga que la de una unicornio. Y le gustaba. Spike posó ambas manos sobre el pecho de la chageling y la empujó suavemente. Ella entendió el gesto y rodeó al dragón por el cuello, recostándose sobre la cama.

Spike comenzó a recorrer más meticulosamente el cuerpo de la reina, pero sin avanzar a sus partes más íntimas. Chrysalis leal a su promesa, se dejó amar.

Para mantenerse joven y fuerte, Chrysalis tenía un equipo de "Concubinos" que le daban sus respectivas dosis de amor. Así es que sí, la reina tenía una vida sexual bastante activa. Pero ciertamente no era de lo más satisfactoria. Los zánganos tenían buen tamaño y respetable estamina. Pero eran demasiado formales, o peor, temerosos de su reina como hacer valer la noche. Casi invariablemente ella terminaba haciendo todo el trabajo y ello la dejaba muy insatisfecha, físicamente hablando.

Pero era obvio que eso no pasaría aquella noche. Spike ya había tomado la iniciativa y ahora se encontraba explorando muy meticulosamente el cuerpo de Chrysalis usando sus manos y boca. Él besaba su cuello, dando además suaves mordidas que hacían a la reina suspirar de placer.

-Spike… Dímelo de nuevo… Dime que soy hermosa- musitó la reina.

Spike dejó el cuello de la reina y rozando su nariz contra su piel, subió hasta su oreja izquierda.

-Chrysalis, eres hermosa- susurró sensualmente, lo que le erizó la piel a la reina.

-Dime más- dijo al tiempo que lo abrazaba con fuerza.

-Eres preciosa… Embrujas a los hombres con tu belleza- continúo el dragón, también abrazando a la reina contra su cuerpo y dándole una suave mordida en su oreja.

La reina se revolcaba en la pasión y la dicha. Nunca se había sentido tan bien haciendo el amor. Y no solo porque Spike la estaba acariciando como si él fuera un coleccionista y ella la última muñeca de porcelana del planeta. Sino porque a diferencia de cualquier otro barón con que hubiera tenido intimidad antes que él, el amor que Spike ahora le daba era sincero. No era amor por compromiso o respeto por ser ella reina. No era amor por temor a ser castigado. Era amor. Totalmente honesto amor.

De pronto una nueva sensación sacó a la reina de su trance. Algo caliente y sólido que golpeaba su abdomen.

-Ho… ¿Qué tenemos aquí?- preguntó pícaramente.

-Te lo dije. Me estás embrujando- acompañó en el mismo tono.

-Bueno, será mejor que me haga responsable ¿No crees?- dijo, pasando su casco derecho entre ambos cuerpos para sostener con fuerza la masculinidad del dragón, quien jadeó de placer.

-Ahora póngase usted boca arriba- dijo ella.

Entre risas y suspiró los dos amantes giraron al mismo tiempo hasta quedar en posiciones opuestas. Chyrsalis acercó su rostro al de Spike y le robó un beso.

-Relájese mi Señor. Déjemelo todo a mí- dijo seductoramente, bajando el rostro al encuentro del miembro el dragón.

Entre su placer, Spike logró registrar que la reina lo estaba llamando de nuevo en tercera persona y por su título. Pero estaba demasiado ansioso aquel tratamiento como el que no había recibido en mucho tiempo.

-Wow… Los ancestros le han bendecido, mi Señor- alagó Chrysalis, que estaba cara a cara con el instrumento sexual de su amante.

-Debe ser muy lamentable tener un arma tan poderosa y no poder usarla- continuó, jugueteando un poco con él, entre sus cascos.

Spike solo podía jadear y contorsionarse un poco ante la sobrecogedora sensación de los extraños cascos de la reina.

-Pero descuide mi Señor. Me aseguraré de darle una muy merecida retribución- musitó dulcemente, para plantar un beso en la punta de su miembro.

Chrysalis extendió su lengua fuera de su boca, dando un par de lamidas al pene de Spike, saboreando el líquido pre eyaculatorio que ya empezaba a escurrir de su apertura.

-Delicioso- murmuro.

Spike que tenía los ojos serrados, los abrió de golpe al sentir su miembro se envuelto por lo que bien podría describir como una serpiente. Efectivamente, al dirigir su mirada hacia su entrepierna encontró a la reina sonriéndole, con una lengua al menos tres veces más larga de lo que hubiera podido imaginar que se había enroscado alrededor de su pene como una boa constrictora.

-Debed shabed que esto no se lo hago a cualquieda- habló la changeling.

Y con eso comenzó a estrujar con gran ferocidad enorme, pero indefensa masculinidad del dragón. Spike arqueó la espalda y lanzó su cabeza contra la cama. Aquello no se parecía a nada que hubiera experimentado en su vida. Mayor fue su éxtasis cuando la reina engulló su miembro. Y sin detener el asalto con su lengua, comenzó a hacer presión con su boca como si tratara de succionarle el alma. Era demasiado. Sobre todo para alguien que como Spike no había tenido una sesión en barias décadas.

-Chrysalis… Voy a…- jadeaba en su ausente aliento.

Chrysalis sonrió para sus adentros y puso más empeño en su trabajo. Y tras unos instantes el dragón estalló. Spike arqueó su espalda, aprisionando, los cobertores de la cama, no queriendo tocar la cabeza de la changeling, pues temía aplastarle el cráneo con sus dedos. Chrysalis no cedió terreno ni un instante, succionando y bebiendo el elixir de vida del dragón.

Spike dio un enorme suspiro cuando su cuerpo finalmente se relajó. Como había pasado desde la última vez que tuvo un orgasmo así. Chrysalis retiró su boca y su lengua, relamiéndose los labios y entre los dientes, saboreando hasta la última gota de los fluidos de Spike.

-¿Lo hice bien, mi Señor?- inquirió inocentemente.

-No tienes idea- respondió, cómicamente.

-Me alegra-

Spike mantenía los ojos cerrados, hasta que luego de unos cuantos momentos en que no escuchó palabra de la reina abrió los ojos. Frente a él, encontró a Chrysalis recostada del mismo modo que él, con las piernas abiertas, exponiendo su feminidad.

-Ahora es su turno mi Señor. Debe de vuestro amor, por favor- musitó seductoramente.

-De inmediato- respondió poniéndose de pie.

Trepó el cuerpo de la reina rozando sus figuras, hasta quedar cara a cara.

-Si no te importa, pasaré al evento principal-

-Lo que sea que usted desee-

Spike posó su pequeño dragón en la entrada de la cueva de la reina y dio inicio al evento principal. Chrysalis jadeó en éxtasis al ser invadida por Spike. A este no le costó trabajo, pues la reina estaba empapada en sus fluidos que le facilitaron la entrada. Pronto ambas entrepiernas chocaron, haciéndoles saber que sus cuerpos se habían fundido completamente. Chrysalis se abrazó fuertemente de Spike mientras su cuerpo se acostumbraba a su invasor.

¿Cómo demonios pudo Sparkle albergar esto dentro de ella, sin que se hiciera pedazos? ¿Usó algún hechizo para hacer más flexibles sus huesos o algo? Se preguntaba Chrysalis quien juraría que el miembro de Spike era más grande "Adentro que afuera".

-Esto es increíble- murmuró Spike en su oído.

-Diré lo mismo cuando me corra- retó.

-Ya verás-sonrió malicioso, aceptando el desafío.

En cuestión de segundos la cama comenzó a sacudirse gracias a la fuerza de las sacudidas de Spike y la habitación se llenó con los gemidos de placer de la reina que arqueaba su espalda para lanzar su entrepierna contra la del dragón.

-¡Muérdeme Spike! ¡Muérdeme!- gritó la reina.

Demasiado poseído por la lujuria como para razonar tal petición, simplemente la acató, mordiendo (no demasiado fuerte claro), el cuello de la reina. Lo que provocó la suficiente excitación en la reina como para transportarla a su primer orgasmo de la noche. Spike sintió como la flor de Chrysalis comprimió con gran fuerza su miembro para después relajarse completamente, y perder la fuerza en sus piernas con las que la reina se mantenía abrazada del dragón.

-¿Chrysalis?-

-N-no pares… hagas lo que… n-no pares- respondió entre cortada, tratando de recobrar el aliento.

Spike hizo lo solicitado, rodeando a la reina con un brazo tras su espalda, para tener un vaivén y una penetración más firme. Tras unos instantes, la reina recobró la fuerza en las piernas y aprisionó a dragón contra su cuerpo.

-¡Chrysalis!- gritó Spike que ya estaba muy cerca.

-¡Dámelo Spike! ¡Dámelo todo! ¡Tu semilla, tu amor, dámelo todo por favor!- gritaba eufórica la reina.

Y finalmente, en una última embestida se lo dio. Ambos gritaron el nombre del otro y dejaron a la madre naturaleza hacer su trabajo, haciendo que cada fibra muscular de sus cuerpos se tensara en medio de la descarga de placer. Finalmente sus cuerpos se relajaron y Spike se dejó caer suavemente sobre la reina, que lo recibió gustosa con una sonrisa de oreja a oreja. Así permanecieron unos momentos tratando de recobrar el aliento y disfrutando de la proximidad de sus cuerpos.

-No hemos terminado aún… ¿Verdad mi Señor?-

-Claro que no. Aún me queda mucho amor para darte, mi oscura reina- respondió quitando el exceso de sudor del rostro de ella.

-Sí. Deme todo vuestro amor por favor- respondió encantada, dándole un apasionado beso en los labios.


Un tiempo después, finalmente se hizo el silencio en la habitación y sobre la cama permanecían las quietas y silenciosas figuras de una sonriente y exhausta changeling, que usaba el pecho de un igualmente alegre y exhausto dragón de almohada. Chrysalis permanecía con los ojos cerrados, mientras que Spike miraba el cielo con una sonrisa en los labios. En su corazón, nada que lamentar, mientras acariciaba la cabeza de la reina peinando sus enredados cabellos.

-Quizás no sea el mejor momento para discutir esto pero… ¿Te molesta si nuestras hijas llevan mi nombre?- preguntó de sorpresa la reina, haciendo que la sangre del dragón se congelara.

-¡Jajaja! Ho Spike calma, era una broma- le aseguró, viendo la cómica expresión en que el dragón se había quedado.

-Sí… Buena esa…- respondió recuperando el aliento.

-Pero… Si hay algo de lo que me gustaría hablar-

-¿De qué se trata?- preguntó curioso, al ver que Chrysalis hablaba en serio esta vez.

-Sería mucho pedir… Es decir… ¿Crees que podríamos repetir esto alguna vez?- preguntó, de forma encantadoramente tímida.

Spike la miró con ojos de gran sorpresa.

-Digo… Como reina changeling siempre estoy necesitada de amor… Y mientras seas soltero, necesitarás a alguien que se encargue de tus necesidades básicas. Pensaba que…-

-¿Cómo amigos con derechos?-

-No, no como amigos con derechos- respondió indignada, acercando su rostro al de él, dándole un fuerte beso.

-Tú eres mucho más importante que un amigo, tonto- respondió, como si le ofendiera que el dragón no lo supiera.

Spike se rió un poco, pues Chrysalis tenía razón. Ella tampoco era una simple amiga. Y no por lo que acababan de hacer. Sino porque ella no se parecía a ninguna otra mujer que él hubiera conocido. Aún ahora estaba en contra de una relación de sexo sin amor. Pero él sabía que había amor ahí. Incluso si Chrysalis no estaba dispuesta a admitirlo. No de la forma que él quería. Pero supuso que si le daba gusto a ella, pronto llegaría el día en que ella le daría gusto a él. Y entonces no solo serían más que amigos. Serían muchísimo más que solo amigos.

-Estaría honrado, hermosa reina- respondió besándola en los labios.

Ella sonrió encandata y compartieron un último beso antes de irse a dormir, entre los brazos del otro.

¡Y fue así como Spike y Chrysalis desarrollaron una relación de "Amantes sin compromiso"!... Esperen, no era eso lo que teníamos que explicar ¿O sí?


Entonces… Sí, este es mi nuevo proyecto. No esperen sexo en todos los capítulos solo porque ahora si pongo la historia como "M", pero espero que esta primera entrega les haya gustado. No tengo fechas de entrega y trabajo en horario flexible, así que no me pregunten cuando subo nuevos capítulos por favor.

Review, sugerencias y comentarios, son bien recibidos. Gracias por su tiempo y nos vemos en el capítulo dos, con el favor de Dios.

Y para aquellos que no leyeron mi historia anterior. Aquí van algunos datos importantes comprender el contexto de la historia:

Spike se casó con Twilight y juntos compartieron un largo y feliz matrimonio, sin hijos. No se angustien por Rarity, tuvo su propio final feliz.

Ikaruga es el reino de los dragones, con quien Equestria formó una alianza barias décadas atrás.

Luego de su divorcio con Shinning Armor, Cadence se enamoró de Ragnarok, rey de los dragone, con quien está casada actualmente.

Spike y Chrysalis se conocieron formalmente, durante su prueba final para convertirse en Caballero. Prueba que consistía en el primero matando a la segunda. Obviamente las cosas no fueron tan simples.

El Reino de Cristal y el Rey Sombra NO existen en este universo.