¡Hola a todos! Quisiera darles un aviso, antes de iniciar la historia: Estoy buscando un beta para mis escritos, que tenga experiencia en animé. Si hay alguien interesado, favor de mandarme un PM, lo agradecería bastante. También quisiera pedir comentarios para que califiquen este fic. Por último: Los personajes de Zetsuai 1989/Bronze le pertenecen a su mangaka y yo no tengo un solo fin de lucro.

La canción inconclusa.

Por: Time traveler, Joe.

"El calor de mi cuerpo pide por ti.

Tu ausencia es como un frío témpano

que consume mi existencia.

Quiero que estés aquí y en ningún otro lado,

no importa si los demás no lo entienden.

Rásgame, viólame y hazme sangrar,

pero quédate a mi lado.

No me abandones nunca más.

No respiro cuando te vas.

Mi piel pálida pide por la tuya.

La soledad es como una rosa con espinas,

su belleza es equiparable al dolor.

No importa si los demás no saben

cuanto te necesito.

Por eso róbame, muérdeme y hazme gritar,

pero quiero tenerte sobre mí.

No me dejes sin tu olor ni sabor.

Mis ojos se ciegan cuando no estás.

Eres como el fuego en el crudo invierno,

como las estrellas en la oscuridad.

Quédate,

quédate aquí.

Por eso hiéreme, mátame, haz-"

—Me iré a dormir ya, Kouji.

Volteo la mirada con sobresalto y observo la imponente figura de Izumi enfrente, con ese ceño fruncido y esa mueca de habitual disgusto en el rostro.

Algo, sin embargo, parece hacerle cambiar la expresión de fastidio por una de curiosidad. Se dirige hacia mí y adhiere sus labios oscuros a los míos y manipula mi cuerpo con desenfreno.

—I-Izumi...

—¡Calla!

Desciende hasta el cuello y comienza a mordisquearme esa zona tan sensible en mí. Tal vez deje marca, y mañana tengo una conferencia de prensa muy temprano, pero ¡¿a quién demonios le importa?! Por lo menos a mí no.

La silla acojinada en la que me encontraba sentado minutos atrás y en la que ahora estoy totalmente recostado, se inclina y comienza a chocar insistentemente contra el escritorio en la parte posterior.

Succiona mis pezones con sus labios y cuando termino de gemir, tengo su lengua cruzando mi abdomen de arriba abajo, una y otra vez.

—Ah...

Demuestra su experiencia al desabotonar mi pantalón con los dientes y al bajar el cierre.

Abandona la zona del ombligo dejando un camino húmedo y trazándolo hacia esa parte en donde mi engrosada excitación muere por ser liberada.

¡Oh, cielos!

Parece que esa canción tendrá que quedar inconclusa...

Una noche más.

Fin.