[Reedición 2016]

Aclaraciones: Pandora Hearts y sus personajes son propiedad de Jun Mochizuki. Ésta historia se realiza sin fines lucrativos. Gracias!


Violables y violadores

Spoilers Retrace 49.

En realidad nadie esperaba que el disparatado plan fuese de maravilla.

La atención de Isla Yura estaba puesta en los hermanos Vessalius, específicamente en Oz, al que miraba tremendamente sonrojado. El contenedor de Jack Vessalius. Los dos hermanos sólo palidecían de escucharlo hablar.

Al mismo tiempo, los contratistas infiltrados de Pandora podían moverse con mayor libertad.

Xerxes aguantó su escandalosa risa al imaginarse el calvario por el que Oz estaría pasando con el depravado de Yura casi respirándole en el cuello. A un lado suyo escuchó a su compañero acomodarse las gafas.

—Todo marcha a la perfección —Reim habló serio—. Mientras Oz-sama entretiene a Isla Yura por nosotros, encontraremos la Piedra Sello.

— ¿No querrías decir que ése pervertido entretiene a Oz-kun? —se rió.

—Bueno… puede ser —meditó, confuso.

El grito de varias mujeres al centro del salón alarmó a ambos por lo repentino que había sido.

— ¡Es Vincent-sama! —murmuraron después—, escuché que ya no asiste a las reuniones sociales, me sorprende mucho que esté aquí.

— ¡Gilbert-sama también vino!

— ¡Qué sorpresa! —volvieron a cuchichear—. Los dos chicos adoptados por el Ducado Nightray están aquí.

Las mujeres que se encontraban cerca de Gilbert suspiraron emocionadas.

—Tiene el mismo rostro melancólico de siempre —comentaron—, él no es tan amable como Vincent-sama, pero su mirada dorada le da mucho carisma.

Las piernas del mayor de los hermanos comenzaron a flaquear; Vincent sólo sonrió divertido, haciéndole un gesto para perderse entre los demás invitados. Por un momento Gilbert lo odió por haberlo dejado solo en ésa incómoda situación.

—Vaya, vaya —Break se rió al escuchar los comentarios de las damas—, pobre Gilbert-kun, seguro está temblando como un gato asustado.

—Eres malo con él.

— ¿Tú también suspiras por él? —sonrió pícaro. El hombre de cabello castaño resopló molesto—. No es que sea malo con él, al contrario, soy un alma buena y noble que sólo lo guía por el camino.

—Eres desagradable —contestó Reim—. Cambiando de tema, no estaría mal vigilar a Vincent, ha estado actuando raro desde hace un tiempo.

—No creo que sea para tanto —Break contestó aburrido—, seguro está ocupado con las pequeñas e indefensas damas.

A pesar de su ceguera, intuía que la atmosfera estaba repleta de suspiros y brillantina molesta.

—Vincent-sama es tan genial —una mujer que pasaba cerca de ellos habló.

—Pero hay rumores de que tiene una relación a escondidas —otra mujer respondió.

—No me importaría.

Reim miró con reprobación a las mujeres, esos eran pensamientos indecorosos para una dama. Volvió la mirada a su compañero, que extrañamente tenía un rostro serio y pensativo.

— ¿Sucede algo, Xerx?

—Solo pienso.

— ¿Tú pensando en algo? —inquirió con burla—, vaya broma más graciosa has hecho. ¿Y se puede saber en qué pensabas?

—En aquellos dos —apuntó a donde escuchaba a las mujeres.

—No me digas que de repente te preocupan.

—No es eso, mi querido anteojos-kun —rió despreocupado—, sólo pensaba que… pobres chicas y pobre Gilbert-kun —sonrió.

— ¿Sientes pena por ellos? ¿Por qué?

—Eso es sencillo —hizo una pausa dramática—, es porque Gilbert-kun es tan violable y ésa sucia rata un violador.

Pasaron algunos segundos hasta que el Contratista de March Hare lo entendiera. La parte de Vincent estaba más clara que nada, pero lo de Gilbert…

Su rostro se incendió cuando varias imágenes pasaron por su cabeza. De repente se sentía sucio.

— ¡Xerxes! —le regañó en voz baja.

— ¿Qué pasa, mamá? —respondió, introduciendo uno de sus caramelos a la boca.

—No puedo creer que alguien como tú sea sirviente de la casa Rainsworth —se quejó—. Ya basta de juegos, tenemos trabajo que hacer.

—Vaya tipo más aburrido eres —Break respondió con desgano.

Ambos caminaron hacia otro de los salones de la mansión, para discutir la siguiente fase del plan. La persona que permanecía a unos cuantos pasos de donde habían estado sonrió.

¿En tan mal concepto lo tenía el sombrerero?

—Bueno, no lo puedo culpar —sonrió.

Su mirada rápido se dirigió a Ada, su pequeña carta del triunfo.