TENGAN EN CUENTA: cuando empiecen a leer, notaran que la forma de hablar el español a los personajes ha cambiado un poco en este fic, ya que lo hice con la finalidad de darles importancia. Sin más preámbulos, les presento mi quinto fanfic.

Tercera guerra de las sombras

Capítulo I: LA CAIDA DEL IMPERIO DE CRISTAL

Una fría tarde, las trompetas empiezan a sonar en la muralla de la legendaria ciudad de Canterlot. Un mensajero agotado y herido llegaba con un mensaje importante para sus altezas.

-abrid las puertas, mensajero con nuevas del norte- gritaba el pony mensajero.

De inmediato las puertas de madera, teñidas de color purpura y blanco. Se abren.

El mensajero entró a la ciudad como una flecha que va certera al blanco. Corrió directamente al castillo y con un fuerte golpe abrió la puerta del palacio sin que ningún guardia le haga el favor. Allí se encontraban dos yeguas alicornios sentadas en sus respectivos tronos, la primera era alta de color blanco cuya melena y cola eran multicolor, llevaba una cutiemark en forma del sol. Mientras que la otra era un poco más pequeña que la primera, azul de color y su melena representaba el majestuoso cielo nocturno, su cutiemark representaba la luna blanca. Ambas llevaban tiaras que adornaban sus cabezas, claramente eran princesas, la alicornio blanca se llamaba Celestia y su hermana azul Luna, también conocida como Selene.

-¡altezas, altezas, escuchadme por favor!, ¡vengo con nuevas de vuestro aliado!- gritaba el pony mientras se acercaba a los tronos de Celestia y Luna.

-tomad aire buen corcel, no dijiste si las nuevas que traéis son buenas o trágicas- dijo Luna.

El pony no daba más con sus fuerzas, más que solo decir.

-alteza, nuestro pueblo, nuestra patria, ha caído- dicho esto, el pony cayó y dio su ultimo respiro.

Permítanme contarles lo que paso. El pony mensajero no estuvo del todo en el suceso.

Todo ocurrió en una fría mañana de otoño. El cielo cubierto de nubes grises y oscuras avisaban que el día se pondría peor, luego de tres años de intensa guardia de ponis y grifos, desde que en la ciudad de la cordillera de Goldoras, el rey Dario II de Grifonia, y la alicornio Shinning Diamond, reina del imperio de Cristal, decidieron defender el dominio de la reina alicornio. Un dominio bastante pequeño para llamarse imperio, resguardado por una pared hecha de roca blanca e inmensa en tamaño y longitud conocida como La Gran Muralla Blanca, el principal acceso por el norte.

Una fría mañana nublada cambiaría la situación y pondría en alerta a cada pony y grifo. A la distancia veían miles de banderas negras avanzando hacia la muralla. El ejercito de las Sombras venia luego de un largo descanso de quinientos años, todos comandados por el ser más temido por pegasos, unicornio y ponis.

Las trompetas y cuernos empezaron a resonar en la muralla, llamando a cada soldado inactivo a defenderla.

-¡tomad posiciones, arqueros al frente, catapultas listas, lanzas y jabalinas preparadas!- ordenaban los capitanes grifos y ponis en las murallas.

Allí comienza una encarnizada batalla que posteriormente la llamaría La Batalla de la Muralla Blanca. Los proyectiles de las catapultas del ejército de las sombras golpeaban la muralla, y las flechas se incrustaban en la roca, alguna que otra flecha daba en el blanco derribando a un pony o grifo de la muralla. Los ponis y grifos disparaban sus flechas y rocas de las catapultas, impactando y clavándose en el suelo. El líder de los ponis negros ordena entonces.

-¡avanzad hacia la puerta, destrozadla!- dijo el rey Sombra.

Un gigantesco ariete de hierro se acercaba hacia el lugar indicado por el unicornio. Los golpes de la inmensa máquina de asedio hacía temblar la muralla y el sonido parecía como el rugir de cientos de cañones. Con cinco golpes del ariete la puerta se abre, rompiendo las bisagras como si fuesen palillos de fósforos.

-¡Todos, regresad a la ciudad!- gritaban los capitanes.

Los ponis y grifos regresaban a la ciudad dejando a sus compañeros caídos, cientos de cuerpos de los grifos yacían tendidos en el suelo, y los ponis abatidos parecían cristales rotos por un fuerte golpe de martillo.

La ciudad ahora se convirtió en un campo de batalla callejera, había barricadas por doquier, el castillo que se encontraba en medio de la ciudad se convirtió en una fortaleza donde arqueros y catapultas disparaban en diferentes direcciones, Dario y Shinning Diamond se encontraban en la torre donde comandaban a sus defensores.

-¡no cedáis ningún trozo de nuestra tierra!- decía la reina alicornio de cristal.

-¡defended la ciudad que no se acerquen!- ordenaba Dario.

El número de soldados que defendía la ciudad se reducía, el enemigo superaba el número seis a uno. Nada se podía hacer por el dominio de la reina.

-traedme mensajeros en este instante- ordena la reina.

-vosotros tenéis la misión de informad a Equestria, decidle a Celestia y a Luna que hicimos todo lo posible por defender esta buena tierra, y que aquí caí junto con mi hueste- dijo Shinning Diamond.

Los mensajeros salieron de inmediato, pero una tropa de corceles negros ya empezaba la cacería, las flechas caían sobre los mensajeros. De cuatro pegasos que fueron enviados a Equestria con el mensaje de la reina, solo uno logró escapar con heridas en su cuerpo.

Una derrota inminente, Shinning Diamond cayó junto con su guardia personal negándose a rendirse y capitular, los pocos ponis que sobrevivieron al combate se refugiaron en las profundidades del reino, los grifos emprendían la retirada con su líder, y los ponis habitantes de la ciudad eran esclavizados por Sombra. El Imperio de Cristal había caído, y las sombras empezaron a cubrir cada rincón del imperio, y a cada ciudad aledaña.

-¿qué podemos hacer alteza?- preguntaba un guardia.

-¡lo que vuestro deber manda soldado!- dijo Luna.

-enviad mensajes a nuestros aliados y comandantes. El ancestral enemigo ha regresado luego de su larga siesta- ordenó Celestia.

De inmediato los guardias abandonaron el palacio, con la tarea de emitir el mensaje a los reinos aliados a Equestria.

Continuará…