Mi primera tabla para la comunidad 30vicios.

Tabla: Vicios

Personaje: Rose Weasley

Vicio número quince: Leer


#15: LEER

Con tres años solo alcanzaba al primer piso de la estantería donde se encontraban todos los libros de sus padres de los años en Hogwarts. Claramente, los de su madre, que sin siquiera contarlo eran más numerosos, estaban mejor cuidados. No tenían polvo, arrugas, ninguna hoja suelta y apuntes en los márgenes, con letra clara y limpia. Los de su padre se caían, literalmente, estaban tan arrugados que era difícil que se mantuvieran en pie, por lo que se encontraban sostenidos entre los grandes tomos de Hermione.

Entonces, Rose, se agarraba su delicado vestido, fruncía el sueño, se mordía el labio y andaba por toda la habitación, escogiendo el libro que iba a hojear por los colores, más que por el tema. Muchas veces escogía el libro más alto, el más llamativo y tenía que llamar a su padre para que la ayudara. Él venía a regañadientes con Hugo en sus brazos, le daba el libro y le decía que esperara a que su madre volviera de trabajar para leérselo. Pero ella no podía esperar. Se sentaba allí, en el suelo de la biblioteca, con las piernas dobladas y el libro encima. Pasaba las enormes hojas una tras otra y miraba con incomprensión las fotografías.

Después llegaba su madre y lo primero que hacía era regañarla por ensuciarle el vestido. Después, solo se reía y más tarde se daba cuenta de que su hija no ponía el más mínimo interés en escucharla. Se divertía mirando las fotos de un hipogrifo, de un gnomo, de un jugador de quidditch… El caso era divertirse. Poco a poco Hermione se sentó con ella y le hacía repetir una a una las palabras. Luego las escribía en el aire con la varita y Rose las pronunciaba y las buscaba en un libro.

A los diez años, toda la biblioteca ya estaba leída, lo menos dos veces, por Rose y cada vez que su madre le hablaba de la biblioteca de Hogwarts se le cortaba la respiración. Por las noches le leía los cuentos muggles a su hermano y cuando coincidía con sus tres primos les aburría, hasta incluso dormirlos, relatándoles un capítulo más de Historia de la Magia.

Por fin empezó su enseñanza. Como era obvio, cuando puso un pie en el castillo ya se sabía todos los libros de texto de ese curso y se los iba repasando en voz baja. No sabía que tenía que hacer para ser elegida para su casa y desconocía se había que usar magia. Y por una vez, Albus no se quejaba, sino que más bien permanecía atento escuchando cualquier cosa que le sirviera de ayuda.

Con cuatro años de estudiante a sus espaldas, ya podía decir en que estantería, piso y el color de la tapa del libro que le nombraras. En las largas horas que pasaba en la biblioteca, charlaba animadamente con la encargada, siempre después de terminar un libro y comentaban sobre él. Después, se sacaba un nuevo libro y lo devoraba por la noche en la cama, siempre que al día siguiente no tuviera un examen. Porque, ni leer era una obsesión ni un pasatiempo cualquiera. Para ella era una necesidad, que al igual que jugar a las cartas, puede tener un periodo sin realizarse, pero, que cuando vuelve, te engancha igual que el calamar gigante con sus ventosas.


Si te ha gustado -espero al menos que no haya decepcionado- mi LJ es el mismo que mi nombre.

Y si te ha gustado, también review :D

Un beso, Swanny