La lluvia caía incansablemente desde hacia ya varias horas. Los días lluviosos generalmente no eran los mejores días para emprender una mudanza, pero en ese momento era ahora o nunca.

Rogué podía soportar despedirse de Storm, de Bobby y del resto de los chicos con su presencia actualmente humana; pero no podía mirar a Logan a los ojos y decir "Me Voy" porque sabía que, si lo hacia, querría quedarse.

La joven apuró el paso una vez que cruzo la línea de las rejas. Se detuvo unos pasos después para mirar por última vez hacia la escuela que le había servido de hogar durante tanto tiempo.

Los recuerdos se agruparon en su mente haciendo que le pesaran las piernas, esa era su casa y parte de ella se quedaría siempre en la escuela de mutantes de Charles Xavier. Pero aquel era el problema, era una escuela para mutantes y ella ahora era una persona común y corriente.

No es que Storm haya decidido echarla, de hecho ella había insistido en que no podía dejarlos; sino que Rogué simplemente sabía que ya no tenía ninguna excusa para ocupar el lugar que bien podría dársele a algún mutante abandonado.

Ignorando ese deseo de volver y esas ansías de quedarse emprendió su marcha hacia ningún lugar en particular porque, en realidad, no tenia camino por el cual ir ni destino al cual llegar.

Rogué podía escuchar sus propios paso haciendo eco en el pleno silencio; pero no solo escuchaba sus pasos, también oía otros mas siguiéndola. Antes de que pudiera darse vuelta para ver quien era esa persona le habló:

-Con que…. ¿Te vas sin despedirte?- La voz de Logan sonaba triste y apagada.

Marie se sorprendió por el semblante serio y dolorido de su amigo. Aquella apariencia fiera, casi animal había desaparecido dejando lugar a un aspecto totalmente diferente.

-Yo…- ella no fue capaz de terminar la frase; no tenia excusas.

-Oye Marie- Él hizo una pequeña pausa, tomo aire y continuó- Perdimos al Profesor, perdimos a Cíclope, perdimos a Jean o, mejor dicho, perdí a Jean. Tuvimos muchas pérdidas en poco tiempo- volvió a tomar aire y se acercó a Rogué mirándola directamente a los ojos- Lo que estoy tratando de decir es que no quiero perderte a ti también. Eres muy importante para mí.

Rogué levanto la mirada hasta encontrarse con los ojos café de Logan. Tantas veces había soñado con oír de sus labios esas palabras que se repetía mentalmente "Esto es un sueño Rogué, despierta"

-Ya no tengo nada que hacer allí- admitió tristemente.

Logan la tomó de las manos atrayéndola hacia él.

-Quédate conmigo. Yo prometí que te protegería ¿Recuerdas?- ella asintió con la cabeza- Siempre cumplo con mis promesas, pero no puedo cuidarte si te vas.

Rogué, totalmente conmovida por aquellas palabras sinceras, acercó su mano al rostro del hombre acariciándolo suavemente con la punta de sus dedos.

No pudo evitar que asomara una sonrisa al ver que no le había ocasionado daño alguno.

-Veo que ya te deshiciste de tu mutación- comentó él- Entonces no correré ningún riesgo si hago esto.

Bajo la lluvia, completamente solos Logan cerro la distancia que separaba sus rostros con un dulce y calido beso, que comenzó con un cosquilleo en su estomago y terminó en un impulso casi animal de amor y deseo.

Aquello no era un simple beso, era una unión de sentimientos mutuos; una unión de dos corazones adoloridos que habían encontrado, por fin, a su alma gemela.

Aquella no era solo una demostración de cariño pasajera, era un juramento de amor eterno que fue sellado una tarde de lluvia, en alguna calle del condado de Westchester, Nueva York.