Fiesta a media noche
El cielo estaba tormentoso aquella noche, los truenos se hicieron oír rápidamente en aquella enorme mansión que por efectos de aquella tormenta se mostraba lúgubre, el ruido incesante de la tormenta despertó al habitante más pequeño de aquella mansión, se encontraba acurrucado entre las cobijas y saltaba cada ves que un trueno se escuchaba haciendo eco en las viejas paredes de la mansión Andrew.
El pequeño Anthony tenia mucho miedo de aquella tormenta, pero sabia que su mami se encontraba enferma y que no debía molestarla o al menos eso le habia dicho la tia Elroy, muerto de susto decidió levantarse y correr hacia la segunda persona que le causaba seguridad en aquel lugar, aun temblando recorrió lentamente el pasillo hasta encontrar la habitación que buscaba, entro tratando de no hacer ruido y en la cama encontró a un niño algunos años mayor que el que dormía plácidamente, se adentro en la cama tratando de encontrar consuelo en su cercanía.
Sintió que algo se movia a su alrededor y eso lo despertó, cuando despertó se encontró con una imagen muy tierna, el pequeño Anthony temblando de miedo mientras se acurrucaba en las almohadas tratando de no escuchar los ruidos de la tormenta.
-¿Qué te pasa Anthony, tienes miedo de la tormenta?- pregunto medio dormido.
El niño solamente negaba con la cabeza hasta que otro trueno se escucho y el pequeño salto hasta aferrarse al otro rubio que sonreía mientras trataba de consolarlo.
- ¡Albert! tengo miedo – sollozo el pequeño
-pero si no tienes porque temer, ademas ahora que me acuerdo hoy no es un dia para tener miedo si no para estar feliz.
- el niño lo miro con la curiosidad pintada en el rostro.
- ¿Qué no sabes que día es hoy? – mientras veía como el pequeño volvia a negar le sonrió – hoy es tu cumpleaños.
- de verdad! – pregunto entusiasmado.
- de verdad – le sonrió – y ahora mismo vamos a celebrar, espérame aquí tantito.
- observo como el joven rubio se levantaba rápidamente de la cama y salía de la habitación, rápidamente volvió con dos vasos de leche y dos pedazos de pastel uno de ellos con una pequeña vela prendida.
- ¡Feliz Cumpleaños Anthony! – le dijo mientras le ecercaba el pastel con la velita – vamos pide un deseo y sopla la vela.
El pequeño sonrio alegremente luego cerro los ojos muy concentrado en su deseo y soplo para apagar la vela, cuando abrió los ojos vio como Albert le tendía un pequeño paquete.
¿es para mi? - cuestiono asombrado.
Pues no eres tú el cumpleañero. – mientras asentía y le entregaba el paquete al pequeño que enseguida lo desenvolvió.
Los ojos azules de Anthony se perdían en aquella imagen donde se encontraba su madre rodeada por dos rubios de hermosos ojos azules, en uno de ellos se reconoció a si mismo y en el otro a su amigo de juegos Albert.
Es para que siempre sepas que nunca estarás solo pues aun en la distancia los que te queremos estaremos contigo y que no tienes nada de que temer mientras no lo estés.
Esa noche la pasaron platicando y riendo en esa pijamada improvisada, Albert le contaba historias que había leído sobre hombres que viajaban a lejanos lugares en busca de tesoros y que dejaban completamente sorprendido al rubio.
Al día siguiente hubo una enorme fiesta en la mansión para celebrar el cumpleaños de Anthony Brown Andrew, sin embargo el pequeño pensaba que su fiesta a media noche había sido más divertida que esa además de que en la otra había estado Albert y en esta no.
Anthony jamás olvido esa fiesta como tampoco olvidaría en cada noche de tormenta que no debía temer, pues no estaba solo.
FIN
BUENO ESTE ES MI REGALO DE CUMPLEAÑOS PARA MI QUERIDO ANTHONY, ESPERO QUE LES GUSTE YA ME DIRAN DESPUES.
