Buenas! Este es mi primer fic de Axis Powers Hetalia, así que no se si estará muy mal Pues eso, aquí os dejo el fic.
Advertencia: No se me dan bien los fics, así que los personajes pueden tener cambios de humor que no tienen porqué tener, sorry. También, Hetalia no es mío, yo solo los utilizo, son personajes creados por Hidekaz Himaruya.
01.-La llegada.
Un chico de cabello rubio y ojos esmeralda se bajo de un taxi inglés, como todos los que había en toda la comarca. Aunque él era de allí, no conocía esa institución hasta ahora. Le pareció sorprendente la hermosura del edificio, que parecía tallado en puro bronce con detalles en plata, más era la piedra de la que estaban hechos todos los edificios de Gran Bretaña, terriblemente barata (para ahorrar) quien daba esa sensación.
-Great place.-se dijo a si mismo sin sonreír. Avanzó unos pasos tirando de su maleta y abrió la puerta-.
Dentro era igual o más de magnífico. Tenía las paredes pintadas de un blanco sucio y las ventanas decoradas con hermosas vidrieras de colores. No vio a nadie cerca, así que supuso que debería ir a la recepción de aquel instituto.
Sí, aquel edificio era un instituto, y un chico rubio, a parte de inglés, iba a asistir a esas clases. No tenía ni idea de que haría allí, pero le daba igual, tenía que estudiar de un modo u otro.
-Perdone, señorita, ¿me podría decir donde está el Salón de Actos?-preguntó con una leve sonrisa, curvándose en el mostrador para llegar a mirar a la recepcionista de aquel estableciimiento.
-Claro, Mr. Kirkland, ahí es, la puerta grande.-dijo la mujer señalando a la puerta con la mano derecha-.
-Muchas gracias, Mss. Marie.-dijo este con un inclinamiento de cabeza hacia la mujer. Volvió a coger sus cosas con la mano izquierda para disponerse a ir a la Sala de Actos-.
Abrió con poca fuerza la gran puerta. Ahora entendió porqué no había nadie en el recibidor; casi todos los estudiantes estaban ahí. Fue a sentarse en donde ponía 'Kirkland', en la segunda fila, y se sentó. A su lado vio a un chico pequeño, de unos 4 años menos que él, que balanceaba las piernas en la silla. Tendría unos 12 años. Era rubio y con ojos azules.
-Qué tarde llegaste, Art.-le dijo el niño, mirándole-.
-Sí, lo sé, el taxi se retrasó, Peter.-susurró el mayor-.
-Ssh.-dijo una chica de cabello negro y tez bastante morena en comparación a los rubios, que miraba a ambos con una sonrisa en los labios.-Van a empezar a decir los nombres.-les anunció Sey-.
Arthur recorrió la habitación con la mirada. No reconoció a nadie en aquella oscuridad. Entonces, un hombre viejo, de unos 60 años, se aclaró la voz. Todos miraron a una tarima que estaba delante de los asientos.
-Empezaré a decir las habitaciones, estén atentos.-comenzó el señor, y mientras lo hacía, Marie, la recepcionista, aparecía por detrás y se colocaba delante de la pizarra, para escribir lo que iba diciendo el hombre mayor.-Habitación 12, Lovino Vargas y Feliciano Vargas.-dijo, y por primera vez, reparó en los dos italianos, sentados en primera fila.-Habitación número 13, Antonio Fernandez y Francis Bonnefoy.-de repente sintió que algo le recorría la columna al notar la mirada del francés clavada en su cara. No se llevaba bien con aquel maldito pervertido.-Habitación 14, Peter Kirkland y Sey Chelles.-los dos que estaban a su lado chocaron las manos y se sonrieron. El sólo suspiró.-Habitación 15, Vash Zwingli y Roderich Edelstein.-el suizo dio un pequeño salto en su asiento y miró unos dos asientos para la derecha para mirar al austriaco, que también le buscaba. El rubio se coloreó rojo al encontrarse con la mirada del austriaco y apartó la mirada, cruzándose de brazos.-Habitación 16, Arthur Kirkland y-el de los ojos verdes fijó la vista en el viejo que hablaba bastante rápido.-Alfred F. Jones.-no, no, no, no podía ser verdad. No le podían haber puesto con ese maldito americano...-.
El hombre siguió hablando, pero Arthur ya no le prestaba importancia. A la salida, salió lo más rápido posible en dirección a la habitación dieciséis, y alguien le detuvo por el pasillo.
-¡Hello, boy! -le saludó una voz demasiado conocida para él-.
-F. Jones...-ni siquiera se molestó en darse la vuelta al llegar a la puerta. Abrió rápidamente y se metió dentro, cerrándole la puerta en las narices a Alfred-.
-Hey, boy, ¡que yo también duermo aquí!-dijo el susodicho abriendo la puerta con una sonrisa aún en los labios-.
-Imbécil, bloody hell...-maldijo por lo bajo el inglés, dejando su maleta sobre la cama-.
De repente, Alfred se acercó y le rodeó la cintura con los brazos. Las mejillas del inglés se tintaron de un tenue color rojo y se dio la vuelta para encararle.
-¿Porqué eres tan bueno con todo el mundo y conmigo te portas tan mal, eh?-inquirió el rubio más alto.-Se supone que nos conocemos desde que era pequeño, porque entonces me tratas así, ¿eh?-.
-P-porque...¡suéltame, maldito americano!-dijo intentando apartarle, más cuanto más intentaba apartarlo, más le apretaba contra él-.
-I love you, boy, y tú no lo entiendes y nunca me has hecho caso...-le dijo acariciándole el labio inferior con el dedo. Aquello empezaba a ponerle nervioso. Espera, ¿había dicho que le amaba?-.
-¡A-aparta, Alfred!-dijo antes de que el americano le callase con un dulce beso en los labios.-¡Mpfh!-refunfuña el inglés apartando al americano, sin seguirle el beso.-¡Maldita sea, ¿que haces!?
-Pardon...¿Se puede? -dijo un hombre de cabellera dorada entreabriendo las puertas-.
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Y eso es todo! Espero que os haya gustado este primer capi
