Hola a todos esta es la primera vez que escribo algo con estos personajes, espero que les guste si es así, díganmelo para seguir la historia o no.
He de dejar en claro que los personajes no son míos al menos los que tienen que ver con el mundo de Sakura Cazadora de Cartas.
Pero los he cogido prestados para esta historia que espero os guste, bueno ahí os dejo el primer capi, decidme por favor si queréis que la continué o no.
El juego del destino.
Cap 1: Academia Tomoeda.
¡¡BOOM!!!!!- todos salieron corriendo del lugar en donde se encontraban mientras tosían sin poder parar, ¿qué demonios había pasado ahora?
-TU MALDITO ESTUPIDO.-
-NIÑA TONTA ¿QUÉ DEMONIOS HICISTE?-
Como no ahí estaba la explicación a todo ya estaba más que harta de todo eso, pero hasta ese momento nunca se habían atrevido a tanto en su clase y si algo no estaba dispuesta a soportar eran esas estupideces de ambos chicos.
Así que tal y como se encontraba y con toda la calma que pudo les hizo saber lo que deseaba a ambos mientras estos salían del dichoso laboratorio.
-A DIRECCIÓN YA, INMEDIATAMENTE LOS QUIERO FUERA DE MI VISTA.- todos sus alumnos dieron un paso hacía atrás todos menos esos dos, ellos tan solo fruncieron el ceño y ambos echándose la culpa de lo ocurrido se encaminaron a dirección.
Ella juntó sus dos manos delante y murmuró unas palabras, para avisar al director de la visita de esos dos a su despacho.
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¿El laboratorio?, a no eso ya era pasarse de la raya, era demasiado, en sus 23 años siendo director de esa escuela nunca había hecho más reformas de las que llevaba hechas en esos tres últimos años, primero el gimnasio, después tres aulas del segundo piso, le siguieron el comedor y ahora el laboratorio.
No, no y no no estaba dispuesto a seguir con esos dos ahí.
Los miró furioso en cuanto ambos pusieron un pie en su despacho:
-Vosotros dos.- dijo entre dientes intentando por todos los medios controlarse lo máximo posible para no acabar él mismo en la guillotina por matar a dos estudiantes de su academia.
-¿Qué fue lo que hicieron ahora?- preguntó controlándose al máximo.
-Todo fue a causa de él.-
-Todo fue a causa de ella.- ambos se señalaron uno al otro a la vez.
-Miren estoy harto de ustedes dos, me cansé, en los tres años que llevan en esta academia han conseguido lo que nunca en los veinte años anteriores consiguió nadie, absolutamente nadie, sacarme de mis casillas.
Li Shaoran, Kinomoto Sakura, solo diré esto una vez, y nada más y no saben como lo voy a disfrutar QUEDAN EXPULSADOS DE ESTA ACADEMIA POR EL RESTO DE SUS VIDAS.-
Ambos chicos lo miraron sorprendidos:
-Pero director usted no entiende no pude....-
-O si que puedo y lo acabo de hacer, largo, desfilando desaparezcan de este despacho y de esta escuela ahora mismo, no se molesten en mandar ni una postal que de seguro nadie la agradecerá, ahora sin más salgan de aquí.-
-Pero es que esta vez yo no tuve nada que ver lo juro.- la chica puso ojos de perrito degollado, eso ya no iba a funcionar.
-Señorita Kinomoto la creo ahora mismo lo mismo que la creí cuando dijo que su padre era uno de los guardias del rey.- dijo este enfadado y el chico miró a la chica sorprendido y después al director con el ceño fruncido.
-En ese caso debe de estar seguro de que digo la verdad, pues aquella vez me perdonó.- dijo esta entre dientes y en bajo pero no lo suficiente para que el director la escuchase:
-LARGO, KINOMOTO, FUERA DE MI VISTA EL DÍA QUE NO LA VUELVA A TENER DELANTE SERÁ EL MÁS FELIZ DE MI VIDA, FUERA LOS DOS, YA Y NO VUELVAN NUNCA.-
-Ni que quisiera regresar.- dijo la chica enfadada y abriendo la puerta furiosa, nunca le había gustado esa academia, y por más que su padre hubiese insistido en que entrase en esta a ella nunca le había parecido bien.
Y para colmo justo el día que ella entra a la academia llegaba ese maldito chico, ambos eran nuevos en el lugar y lo cierto es que fue odio a primera vista, había sido realmente extraño, pero cada uno había entado por una de las puertas del aula justo en el mismo momento y nada más verse a los ojos se habían odiado tal vez fuera por instinto quien sabe cual era el dichoso motivo para ello, pero así había sido, y ella después de todo era Sakura Kinomoto no podía dejarse vencer por nadie y mucho menos por un niñito indeseable y de poca monta.
Vale que tal vez se habían pasado un poco, lo del gimnasio fue culpa de él, quiso hacerse el chulo más de la cuenta y acabaron incendiando el mismo mientras se entrenaban.
Las clases ea culpa del maldito profesor que se había empeñado en que se sentaran juntos, ¿cómo debían dejar en claro que no podían estar en la misma habitación y menos juntos?. Parecía que de ninguna manera posible pues al parecer no entendían a razones, fue así como ese dichoso profesor los sentó juntos, y no fueron diez minutos, ¿pero que decía?, no habían pasado ni dos cuando los cristales de la clase que ocupaban y las dos más cercanas, la que se encontraba a la derecha y a la izquierda de esta estallaban haciendo que cristales volaran hacía todos menos a ellos dos que discutían de nueva cuenta echándose la culpa el uno al otro para ver cual de los dos se libraba del castigo.
Lo del comedor fue otra historia diferente en esta la culpa había sido de ella para que mentir, tan solo le ofreció un poco de jugo de mandarina claro que no le advirtió de ciertos retoques que le había hecho a la bebida, debía admitir que el chico era muy ingenuo, o eso pensó al principio cuando él aceptó el jugo, ¿cómo demonios ella iba a saber que este lo había cambiado de antemano con el de el director?
Y mucho menos que si se mezclaba con lo que fuese que el director iba a beber en ese momento todo estallara por los aires consiguiendo que el director tuviera casi un infarto y que todas las mesas del lugar tuvieran que ser reemplazadas por unas nuevas.
Lo único bueno de esa dichosa academia a la que iban es que dormía en casa, al menos.
Y ya lo último que había pasado ese día, el laboratorio, era el lugar donde aprendían a hacer pociones, bueno lo único que había hecho era con cuidado dejar caer unas dos gotitas en el caldero del chico cuando estaba despistado, ¿acaso ella debía de saber que si eso se mezclaba con esencia de felicidad explotaría?, aunque claro ahora lo importante era averiguar que demonios le había pasado a su poción pues esta también había estallado.
Llegó a su casillero y comenzó a guardar sus cosas, la bronca que le caería de su padre sería espectacular, escuchó como el casillero de al lado se abría con fuerza él también había llegado.
-Maldita sea.- lo escuchó murmurar con frustración, y sonrió, je no sabía muy bien como le iría a él a la hora de las regañinas pero deseaba que le fuese peor que a ella, ahora que lo pensaba la habían expulsado y eso significaban dos cosas una buena y otra mala, la buena lo perdería de vista al fin después de tres años de rogar lo perdería de vista para siempre, pues aunque solo tendría que soportarlo en clases era un suplicio, nunca habían cruzado más que insultos y muy pocas veces mayormente cuando se tenían que echar las culpas de algo el uno al otro, por lo demás se solían ignorar, y hasta podía pasar una temporada sin ni siquiera notarse pero siempre al final algo había que los hacía jugársela el uno al otro, con cosas cada vez más complicadas.
Era un desafío que había comenzado desde el momento en que él no bajó la mirada ante la de ella el primer día como debía de haber sido.
-Genial esto es sencillamente genial.- al parecer eso de la expulsión no le había sentado nada de bien a él, jeje eso sería genial, que pena no poder verle en apuros como ese, bueno daba igual al fin sería libre de verlo.
Escuchó un fuerte portazo en la taquilla levantó la vista y vio como esta se cerraba y se volvía a abrir de nuevo así que se la había cargado también, bueno algo más que arreglar para el director, ¿acaso podrían hacerle ya algo? Sonrió de medio lado, se sería una bonita despedida, dejó su taquilla abierta y caminó justo detrás del chico, al llegar a la puerta este la abrió, para sorpresa de ella la sostuvo, lo que ocasiono que lo mirada con la sonrisa traviese que llevaba en sus labios.
-Al fin no nos volveremos a ver.- dijo este cuando ella traspasó la puerta y se quedó enfrente de él, sin dejar espacio para que él pudiera cerrar la puerta de la academia y dejarlos a ambos fuera de esta.
-Si después de tres malditos años conseguí perderte de vista, a ti y a esta academia, y por último mi despedida.- juntó ambas manos delante de ella y el chico se retiró un poco de ella, pues no le gustaba nada su sonrisa.
Ella se giró cerró los ojos un momento y los volvió a abrir:
-Encantada de irme director, que le aproveche su academia.- separó sus manos y grito:-VENTISCA.- todas las taquillas se abrieron de golpe y todo cayó al suelo revuelto completamente mientras que las taquillas no dejaban de abrirse y cerrarse hasta que el cierre de todas ellas se rompió:
-Espero que le aproveche la reparación.- sin más se giró y pasó al lado del chico que la miraba con cierta sorpresa en su rostro, no le dirigió ni una sola palabra de despedida, no había absolutamente nadie en esa academia de quien quisiera despedirse o a quien se sintiera unida,
Caminó hasta su casa podía haber ido de mil y una maneras pero prefería alargar el camino y lo que sería una gran bronca por parte de su padre.
Llegó a su casa y en lugar de utilizar la puerta principal decidió entrar por una de las ventanas del piso de arriba.
-Vuelo.- susurró para no ser escuchada, hombre si podía posponer la bronca por supuesto que lo haría.
Comenzó a elevarse hacía la ventana claro estaba que no llegó muy lejos pues chocó contra algo al llegar a su ventana y cayó al suelo repelida por la magia del lugar.
-Sakura te estaba esperando.- escuchó la voz de su padre desde dentro de casa, maldita sea, ¿cómo demonios lo sabía?
Caminó con cuidado hasta entrar en la casa y se dirigió a la sala allí se encontró con su padre y su hermano mayor Touya.
Su padre se encontraba sentado en el sillón echado en este mirándola seriamente con sus ojos color oro fijos en ella su cabello castaño corto adornaba su expresión que a pesar de que siempre parecía ser amable, aunque severa y dura en esa ocasión la amabilidad brillaba por su ausencia.
-¿Me esperabas padre?- dijo mientras hacía aparecer una sonrisa en su rostro como si nunca hubiese roto un plato, su hermano por otra parte parecía divertido con la situación y tanto sus ojos como sus labios sonreían casi imperceptiblemente para que su padre no se percatara.
-Si así es he recibido una llamada de tu director, ¿el laboratorio?- dijo este aun sin cambiar de expresión.
-No fue mi culpa padre lo cierto es que ese maldito de Li.....-
-¿LI?- Hay estaba el grito de su padre, lo vio levantarse del sillón rojo que siempre ocupaba cuando tenía cosas serias de las que tratar, su traje azul, con su armadura en los hombros, la flor de cerezo característica de su casa que estaba dibujada en la parte delantera de la armadura de su padre, y en su capa azulada parecía iluminarse lo que significaba que su padre estaba intentando controlarse mucho.
-¿Cuantas veces he de decirte que tienes cosas que llevar a cabo y que no puedes entretenerte con ese maldito muchacho?-
-¿Entretenerme?, padre para nada me entretengo con él, sino lo soporto es más lo odio con todas mis fuerzas, lo que pasa es que ese miserable de Li puso algo en mi poción y me echaron las culpas a ….-
-La profesora de pociones me explicó que tanto tú como ese muchachito pusieron dos gotas de opano en una poción donde no debería de existir ese maldito ingrediente.-
-¿Yo?, padre le juro que yo no puse eso en mi poción ese es mentira.- dijo esta enfadada pues ella no había puesto nada incorrecto en su poción.
-¿Así que la pusiste en la de Li? Lo que me hace suponer que él hizo lo mismo con la tuya.- ella lo miró sorprendida, así que eso había pasado:
-Maldito bastardo esta me la paga, miserable, niñato, sino me hubiesen expulsado te juro que me las ibas a pagar todas juntas....-hubiera seguido despotricando e insultando al maldito de Li sino fuera por que su padre se había detenido de su continuo paseo de un lado a otro de la estancia y la estuviese mirando entre furioso y sorprendido por algo.
-¿Que acabas de decir Sakura?- dijo este mirándola fijamente.
-¿Qué más?, pues lo que ya te habrá dicho ese director de tres al cuarto que estoy expulsada de su academia por los restos de mi existencia.- dijo esta sin más y después miró de reojo a su hermano el cual se había levantado y la miraba sorprendido por sus palabras, vaya al parecer esa parte aun no era publica en su casa cuando llego, mierda, si lo hubiera sabido antes se podría haber evitado....
-¿SAKURA KINOMOTO ME ESTAS DICIENDO QUE TE HECHARON DEL COLEGIO POR TUS ESTUPIDECES?-
-Oye no fue culpa mía fue cosa de Li, él....-
-YA TE DIRÉ YO DONDE SE PUEDE IR ESE MISERABLE DE LI, MIENTRAS TANTO, TÚ...- Su padre dejó de gritar se pasó las manos por su pelo totalmente alborotado y después se retiró sus gafas de los ojos mientras se apretaba las cienes, al parecer estaba pensando en algo, lo escuchó suspirar y tras ponerse las gafas de nuevo en su sitio posó su vista en lugar de en ella en su hijo mayor el cual terminó de levantarse ahora con miedo en sus ojos negros:
-Padre espere un momento no...-
-Sakura Kinomoto recoge tus cosas, a partir de mañana asistirás a la Academia Tomoeda.-
"Asistirás", "Academia Tomoeda", esas palabras se repetían en su mente sin procesarlas del todo, eso no era posible, no supo cuando pero cuando llevó su mano derecha a su mejilla se encontró con que estaba llorando, miró a su padre furiosa por lo que él acababa de decir, y se limpió rápidamente, no dejaría ver como le afectaba eso.
Lo encaró y rió abiertamente como si fuera la cosa más divertida del mundo, una risa que hizo a su padre girarse para mirarla y a su hermano mayor bajar la mirada al ver lo que eso significaba, su padre acababa de abrir un abismo entre su hermana pequeña y él.
-Bueno eso será genial, podré perderte de vista cosa que he deseado desde hace mucho, para ser exactos desde hace tres años.- sus ojos verde esmeralda heredados de su madre los enfocó en su padre que la estaba mirando sorprendido por su reacción y ahora enfadado, lo vio apretar sus puños con fuerza y mirarla fríamente, lo había herido, genial se lo merecía.
Ella no había sido una santa de acuerdo, pero de ahí a mandar la a la Academia Tomoeda eso era demasiado.
Si lo que deseaba era perder la de vista lo había conseguido, se marchaba y si podía no volvería.
-Muy bien, veo que era lo que deseabas, pues no hay más que hablar, largate a tu cuarto y recoge tus cosas, saldrás mañana en la mañana.- dijo este y sin esperar a una sola palabra más de él abandonó la estancia derecha a su cuarto a comenzar a empacar, pues la Academia Tomoeda, era prácticamente una prisión, más que una Academia allí entrabas pero no sabías cuando podrías salir, era el lugar donde mandaban a todos los que eran más listos de lo debido.
O mejor dicho se pasaban de la raya, era el peor de los castigos, pues podrían pasar años hasta que volvieras a ver a tus familiares, ¿pero a quien le importaba eso ahora?, ¿para que querer ver a alguien que te manda allí?, a todo el mundo generalmente los mandaban los altos cargos del reino por que no sabían que más hacer, pero en su caso, su propio padre la mandaba allí, su padre se deshacía de ella sin más.
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-Padre, no creo que sea la mejor decisión...-
-Ya la escuchaste es lo que deseaba desde hace tres años, muy bien deseo cumplido, me cansé de tantas tonterías, de excusas que no vienen al caso, de absurdas bromas y de chiquilladas que ya con 16 años no debería de hacer.-
-Sabes que ella no siente lo que dijo fue su modo de defen...-
-No la defiendas Touya, no voy a cambiar de opinión, sabía que me odiaba por lo de Nadhesiko a pesar de que no tengo ninguna culpa de ello, pero nunca me lo había dicho tan claramente como hoy, la decisión ya esta tomada no hay más que hablar.-
-¿Qué pasa con su entrenamiento?, se supone que empezaría la semana que viene sabes que no puedes dejar que ella no reciba esas enseñanzas al igual que nuestra madre ella debe de....-
-Las recibirá por supuesto, pero no de mí, no me volverá a ver tal cual lo desea.-
-Si le explicaras lo que pasa con mama ella...-
-Ya basta Touya, te lo prohíbo, ¿me escuchaste?, no dirás ni una sola palabra a tu hermana de nada que tenga que ver con Nadhesiko.-
-No puedes permitir que ella se marché a esa academia sin saber que...-
-SELLADO.- Fujitaka Kinomoto separó y juntó sus manos delante de él y después apuntó a su hijo mayor el cual lo miró sorprendido cuando recibió un fuerte rayo azulado en el pecho que lo hizo caer hasta el sillón de detrás de él.
-¿Qué me has...?-
-Fácil no podrás mencionar a Sakura nada de vuestra madre a no ser claro que yo muera y el hechizo desaparezca.- dijo Fujitaka y sin más salió de la sala mientras su hijo lo miraba enfadado, lo siguió hasta el vestíbulo de la casa y lo llamo a voces.
-¿QUIEN DEMONIOS LA PROTEJERÁ ALLÍ?- su padre se giró para mirarlo a los ojos y con una triste sonrisa en su rostro le dijo a su hijo mayor.
-Pensé de veras que los estaba educando bien, creí sinceramente que nunca dudarían de mí, ¿de veras piensas Touya que dejaría que algo malo le pasara a ella?- sin decir más se giró y se dispuso a subir a su recamara la cual no compartía con nadie desde hacía tres años, tres largos años de soledad, y todo por que ella había tenido que cumplir con su cometido.
Maldecía a quien la había alejado de él, lo odiaba a mas no poder, pero nunca podría hacer nada en su contra pues se lo había jurado a Nadhesiko, no intervenir en nada, el destino estaba escrito decía ella, y todo sucedía como debía de suceder y pasaba como debía pasar, ¿entonces estaba escrito que no se volverían a encontrar?, ¿y que Sakura lo odiara?
Pues vaya un maldito destino que le había tocado tener.
Golpeó con furia la mesa de delante de él, eso no era nada justo, toda su familia en riesgo, todo lo suyo en peligro, todo por que según parecía debía de ser así, y ni siquiera contaba con la confianza y el amor de sus propios hijos.
-Me haces tanta falta Nadhesiko.- susurró mientras una lágrima le caía por el rostro hacía la mesa que acababa de golpear, y la flor de cerezo de su escudo brillaba con cierta intensidad.
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Entró como de costumbre por la puerta del servicio y caminó por las cocinas como siempre hacía.
Llegó hasta su recamara sin que nadie lo interceptase, lo cual le pareció extraño, abrió la puerta y se quedó congelado en la entrada, tragó fuertemente y dijo:
-Padre, ¿qué hacéis vos aquí?- por toda respuesta recibió un asentamiento de cabeza y un movimiento de mano indicándole que entrara a la recamara.
Eso no iba a ser nada agradable, entró en la estancia dejando a un lado todas sus cosas y se colocó de frente a su padre con la vista fija en el suelo pero completamente erguido.
-Explicate Li.-
Maldita sea ¿que demonios le iba a decir?, ¿que esa maldita de Kinomoto lo había vuelto a fastidiar con una de las suyas?, pero el caso es que había sido él el que había añadido algo en la poción de ella, así que ¿cómo demonios le echaba la culpa?, aunque pensándolo bien ella no estaba sonrió mentalmente y dijo:
-Esta vez no tuve nada que ver fue esa dichosa mocosa de Kinomoto, al parecer le hecho algo a mi poción y esta estalló.-
Su padre lo miró fijamente y a pesar de que no lo estaba mirando a los ojos supo que no se había tragado nada.
-Y tu Shaoran también pusiste algo en su poción la profesora Sinistra me comento de eso.- vaya así que la dichosa chica si que había puesto algo en su poción.
-Maldita niña, si no me hubiesen expulsado me las ibas a pagar caras...- levantó la vista rápidamente al ver como su padre se levantaba de donde se encontraba sentado y lo miraba furioso.
-¿Qué acabas de decir Shaoran Li?-
-Bueno, el caso es que por culpa de Kinomoto el director me ha expulsado de la academia, y me ha dejado en claro que no me quiere volver a ver por allí mientras viva, claro que me hubiese gustado dejarle algunas cosas en claro a se don nadie...- no pudo continuar hablando pues recibió una bofetada, se sorprendió al comprobar que no había sido su padre quien se la había dado sino la mujer que siempre lo acompañaba, ¿desde cuando estaba esa mujer ahí?, ¿cómo demonios no la había visto?
-Señorito Li, no vuelva a hablar así nunca más, no es quien para calificar a la gente.-
-¿Cómo se atreve?, ¿quiere ver si soy o no quien para hacerlo maldita bruja?- dije enfadado al comprobar que mi padre ni se inmutaba ante lo que esa maldita acababa de hacer.
Me percaté de que los ojos de la mujer brillaban furiosos, unos ojos verdes esmeralda realmente furiosos, me fijé sin poderlo evitar en su cabello ondulado y largo de un color grisaceo, que le caía por la espalda.
Era una mujer hermosa y la odiaba por ello, pues mi madre sufría lo indecible por su simple existencia como me gustaría dejarla a ella en su sitio de una maldita vez, pero aun no podía tenía que esperar que llegara el momento, el cual no tardaría en llegar.
-Maldita despreciable, me las vas a pagar todas juntas ya lo veras.- le dije fulminándola con mi mirada café fija en ella.
-Estaré esperando ese día joven Li, mientras tanto respetará a todo el mundo como debe de ser, usted ahora mismo no es más que nadie, y eso lo sabe muy bien, por lo que debe de respetar a todo el mundo, y sobre todo dejar de comportarse tan irresponsable mente tal cual lo ha estado haciendo estos tres últimos años.-
-No es mi culpa esa maldita bastarda de Kinomo...- de nuevo recibí una bofetada esta más fuerte que la anterior, y me percaté de que no había sido ella la que me había abofeteado esta vez, había sido una mujer si, pero en esta ocasión se trataba de mi madre, agaché la mirada avergonzado.
-No te permito esa forma de hablar Shaoran hijo, no vuelvas a culpar a nadie de tus errores, esa muchacha a podido hacer millones de cosas, pero no te habrían expulsado de la academia si tú no hubieses hecho nada, a la vista de que no te sabes controlar absolutamente nada, hemos tomado una decisión respecto a tu educación.-
Los miré sin entender a donde querían llegar, y vi que mi madre apartaba la mirada esa decisión no le gustaba nada, lo que equivalía a que yo la odiaría sin ninguna duda.
Miré a mi padre que me miraba enfadado y hasta cierto punto decepcionado:
-Me has llevado al extremo Shaoran y por cosas menores a estas he tenido que tomar esta decisión anteriormente con otros que no tienen tú posición y lugar, pero a la vista de que se te han dado varias oportunidades y no las has sabido aprovechar y a la vista de que no te sabes controlar como deberías, iras a la Academia Tomoeda.-
"Iras", "Academia Tomoeda", una y otra y otra vez se repetían esas palabras en su cabeza y según las iba asimilando sus puños se iban cerrando con mayor fuerza:
-Padre eso es injusto, se controlarme perfectamente, es solo que esa me desafió abiertamente.-
-¿Acaso esa será tú reacción cuando alguien te desafíe?-
-No, pero es que ella, es tan altanera, prepotente, es una maldita busca pleitos, y siempre me buscaba los problemas pero ya la expulsaron ahora ya no tendré que verla más, se que pudo controlarme completamente si ella no esta cerca.-
-Shaoran no podemos estar seguros de que eso sea así, te irás a la Academia Tomoeda, y si allí consigues pasar inadvertido y recibimos buenos informes de ti podrás regresar al palacio.-
-Pero madre yo....-
-No hay más que hablar.- la voz de su padre se hizo escuchar y supo que no había vuelta atrás, la decisión estaba tomada, y cuando él decía esas palabras era que ya todo lo que había que decir estaba dicho.
Todos salieron de su recamara, y pudo notar como la mujer de la cual ni siquiera se había preocupado por saber su nombre lo miraba con un extraño brillo en sus ojos verdes jade y sonreía de medio lado, al parecer a la maldita arpía eso le agradaba.
Comenzó a recoger las cosas que se tendría que llevar cuando antes de cerrar la puerta escuchó que le decías:
-Saldrás mañana en la mañana Li.-
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-¿Estas seguro de esto Hien?-
-Completamente Ieran.-
-Pero el chico no es el culpable, es esa chiquilla Kinomoto la que siempre le esta causando proble....-
-Señora Li, sin ninguna duda esto es una buena decisión, su hijo ha de saber su lugar le guste o no, y cuanto antes comienzo a aprenderlo mejor.-
-¿Acaso usted sabe el suyo?- dijo la mujer girándose y encarando al fin a la mujer de cabellos grisaceos que creía le estaba robando a su marido y su posición como reina de Armeris.
La mujer la miró fríamente después miro de reojo a Hien y dijo mientras sonreía abiertamente y la miraba con un brillo extraño en sus ojos:
-Yo lo se muy bien "Su Majestad Ieran Li", ¿pero y usted estará enterada?- dijo esta mientras pasaba al lado de la mujer que no fue capaz de decir nada pues había notado el tono sarcástico y con cierto toqué cómico con el que había pronunciado su título y nombre.
-¿Qué significa esto Hien?- dijo esta mirando a su marido que se encontraba blanco en esos momentos.
-Ieran lo mejor será hablar en otro momento, ahora lo importante s arreglar unos asuntos que tengo pendientes.-
-¿Así que tus asuntos son más importantes que la propia seguridad de tu hijo?, ¿has pensado quien demonios lo protegerá en ese lugar?, ¿se te pasó por esa cabeza tuya o por la de esa maldita mujer como demonios lo iban a entrenar en sus obligaciones sino esta en el palacio?, te recuerdo que la semana que viene ha de empezar su aprendizaje.-
-Lo se muy bien Ieran y no lo he olvidado en absoluto, lo que suceda con Shaoran ya no es problema tuyo, él será atendido en sus necesidades y su entrenamiento será llevado acabo eso esta completamente resuelto.-
-¿ACASO DEJARÁS QUE ELLA SE OCUPE DE TODO LO QUE TIENE QUE VER CON MI HIJO HIEN?, ¿HASTA ESO ME QUITARÁ?-
Hien se giró sorprendido ante las palabras de su mujer y caminó hasta ella con enfado reflejado en sus ojos y con cierto toque de decepción en la voz dijo:
-No entiendo tu desconfianza Ieran, pero creí haberte dejado en claro que te amaba solamente a ti durante todos estos años, nunca nadie podrá ocupar tú lugar, ella no es lo que tú crees, en su momento te lo explicaré todo, la pregunta es, ¿serás capaz de esperar y confiar en mí?, por lo que acabas de decir puedo deducir que tu respuesta puede ser negativa, cosa que te juro no comprendo Ieran pues de sobras es sabido que daría mi vida por ti sin dudarlo en ningún momento.- agarró la barbilla de la mujer y depositó un leve beso en los labios de esta para después alejarse y seguir el camino que la otra mujer había cogido pues debía de hablar con ella, ¿de verdad todo eso debía de suceder así?
¿como demonios podía ella estar tan segura de ello?
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Imponente eso era lo que parecía la Academia Tomoeda, había escuchado sin duda muchas descripciones de ella, pero nunca se había puesto a imaginársela.
Se mordió el labio inferior y agarró su bolsa de viaje donde llevaba todo lo que creía podía necesitar en se lugar, sin mirar a atrás, con la mirada enfocando su objetivo, sus ojos verdes fijos en la puerta de entrada, y recordando que no se había despedido de nadie, ni de su padre al cual despreciaba por haberla echado de esa forma, ni de su hermano mayor por el cual sería capaz de ponerse a llorar, y no quería demostrar su debilidad ante nadie.
Su entrada estaba programada su salida, nunca lo sabría, pero al igual que ella no lo sabía nadie lo sabría, nadie nunca sabría cuando ella abandonara esa academia, los lazos con su padre se romperían en el momento en que pusiera un pie tras esa enorme puerta, y cuando el camino fuera el inverso ya tendría otro lugar al que ir de eso estaba segura pero nunca donde él, no eso jamas.
La puerta se abrió sin ni siquiera llamar, dio los primeros pasos a la vez que decía al aire:
-Adiós para siempre Padre.- nada más pronunciar esas palabras las puertas se cerraron completamente ya estaba en prisión.
Se dispuso a mirar todo a su alrededor y descubrió que aunque el lugar era sumamente hermoso, nunca podría dejar de ser una maldita prisión.
Lo miró todo con curiosidad pues ya estaba dentro no pensaba amargarse, todo sería investigar, y descubrir e intentaría no meterse en muchos problemas.
Caminó decidida hasta la entrada y buscó la dirección pues esa era su primera parada del día, reportarse en ese lugar ante el director de la Academia Tomoeda.
-Buenos días ¿puedo ayudarla en algo?- le preguntó una mujer que pasaba por su lado.
-Busco la dirección.- dijo esta sin más.
-Pues entonces acompáñeme señorita....-
-Kinomoto Sakura.- dijo esta sin más.
-Bien Kinomoto, aquí es el despacho de dirección en cuanto yo salga usted podrá ingresar.- dijo la mujer y esta asintió sin más.
Se encontraba sentada pues ya llevaba un buen rato esperando a que la mujer saliera del despacho, cuando llegó hasta allí un muchacho de cabellos azulados, ojos negros escondidos tras unas gafas, más alto que ella al menos unos centímetros, o ese creía, traía una sonrisa despreocupada en su rostro, y era sumamente atractivo, vestía una túnica azulada y debajo llevaba unos pantalones del mismo color y unos zapatos negros, de arriba no podía ver nada más que una camiseta azulada también.
El chico se sentó en la silla mientras miraba hacía todas partes y después suspiraba con cierto cansancio, se giró un momento y sus ojos se conectaron con los de ella, la chica no bajó la mirada, pues ella nunca lo hacía, nadie nunca debía conseguir que ella agachase su mirada, por nada del mundo, su madre siempre le había enseñado que ella no debía dejarse intimidar por nadie.
No hablaron en ningún momento pero ninguno bajó tampoco la mirada, el chico parecía curioso por ella, mientras que ella lo miraba sin darle la mayor importancia.
La puerta se abrió y la mujer de antes salió del despacho ambos a la vez la miraron y sin esperar Sakura se levantó y entró en el despacho sin ni siquiera ser invitada mientras escuchaba a la mujer decir:
-Eriol Hiragizawa ¿que hiciste esta vez?-
-¿Yo?, por favor ¿cómo sospechas de mí?- escuchó a este decir y cerró la puerta sin más.
-Señorita Kinomoto supongo.- se giró al escuchar la voz de una mujer pues ella esperaba a un hombre, esta tenía el cabello rojo largo y completamente suelto, vestía al igual que el chico que acababa de ver con una túnica azulada, y debajo llevaba una camiseta del mismo color, sus ojos era de un color rojizo que a pesar del color no parecían amenazadores sino que podían tanto intimidar como ser gentiles.
-Supone bien.- dijo esta sin más, y caminó para colocarse delante del escritorio sin sentarse en ninguna silla.
-Bueno he de decir que es toda una sorpresa tenerla entre nosotros, aunque para ser sincera más sorprendente es que hayan tardado tanto en mandarla aquí, eso me hace suponer que tal vez usted pudiese haber tenido algún motivo que todos entendieron en su momento para hacer esas cosas, al menos hasta ahora, que parece se pasó de su límite.-
-No tiene nada que ver con supuestos traumas, ni nada por el estilo simplemente fui desafiada y respondí al desafío.-
-Por simple orgullo, esta usted aquí.- dijo esta mirándola seriamente.
-Si, podría decirse que si, si no le importa no creo que tengamos mucho de lo que hablar exceptuando claro esta cual será mi horario mi cuarto, y mi aula.- dijo esta sin más y sin apartar sus ojos de los de la mujer.
-Muy bien señorita Kinomoto, mi nombre es Kaho Mizuki, y soy la directora de la Academia Tomoeda, no soy una mujer fácil de tratar y no me gusta que se rompan mis reglas, y en esta academia se juega según las que yo dicto.
Su horario al igual que su uniforme se les serán entregados en cuanto llegué a su cuarto y lo haya colocado todo, compartirá habitación con otra muchacha de su misma edad, y no dude que me enteraré si mis reglas son violadas en lo más mínimo.
También he de advertirle, de que no consentiré ni una sola tontería por su parte ya se divirtió bastante en su academia anterior, su cuarto se encuentra en la torre norte, esa y la este son las torres de las habitaciones de las chicas, la torre sur y la oeste pertenecen a los chicos.
Al igual que ellos no pueden entrar en sus torres ustedes no pueden entrar en las de ellos, totalmente prohibido y le aseguro que es imposible violar esa norma, al igual que las restantes, el toque de queda, para los de su edad son las diez de la noche, a partir de esa hora, deben de encontrarse en su torre, se les permite estar en la sala de esta hasta la hora que deseen pero fuera no.
En su caso señorita Kinomoto vendrá a verme tres veces por semana en la tarde durante al menos una o dos horas según crea yo conveniente pero de eso hablaremos en otro momento.
Las clases comienzas a las ocho y media de la mañana en punto, no se aceptan retrasos estos son penalizados y espero no quiera saber como.
Si una sola clase es interrumpida por su culpa será castigada seriamente, sin más que decirle por el momento salga a fura y vaya a su torre póngase el uniforme y vaya al comedor a comer, sus clases comenzaran mañana por la mañana deberá conocer la academia para entonces.- sin más la puerta se abrió, Sakura abrió la boca para hablar algunas cosas pero la mujer dijo:
-Señor Hiragizawa adelante.- cerró la boca enfadada y la miró furiosa, esa mujer no le gustaba en lo más mínimo ¿quien demonios se había creído que era?, sentía su sangre hervir ante esa mujer sobre todo si de verdad se creía que ella Sakura Kinomoto acataría sus malditas reglas como ella decía, bien iba a saber quien era ella de eso estaba segura.
Salió de allí furiosa, y cerró la puerta del despacho con sumo enfado no se percató de que el muchacho la miraba con una sonrisa de satisfacción y cierto toque divertido, sobre todo cuando la lampara de la mesa de la secretaría explotó en mil pedazos.
Sonrió amplia mente y dijo:
-Todo un carácter, así que una nueva fierecilla en la escuela.- y miró a Mizuki que lo miraba sin ninguna expresión en su rostro como si nada hubiera pasado ahí.
-Hoy llega uno nuevo a tu dormitorio Hiragizawa espero que lo vigiles de cerca.-
-¿Algún motivo en especial?- dijo este extrañado.
-Se trata de Li Shaoran.- el chico perdió su sonrisa enseguida y la miró seriamente.
-¿Qué hace él viniendo aquí?-
-Decisión de su padre y no podemos hacer nada, debes de vigilar lo en todo momento.-
-Eso no me hace ninguna gracia.-
-¿Acaso crees que me agrada que este aquí?, pero no hay otra forma.-
-Maldita sea.- dijo el chico mientras golpeaba con fuerza la mesa que se encontraba entre ambos.
-Eso es todo, procura llevar acabo lo que te dije.-
-¿Quien era ella?-
-Kinomoto Sakura.- dijo Kaho sin más y el chico se giró ahora sorprendido.
-¿Qué acabas de decir?-
-Lo que has oído.-
-¿Entonces por que demonios tengo que vigilar a Li?-
-Daidoji se encargará de vigilar la a ella.-
Sin poder objetar nada el chico abandonó el despacho de Kaho Mizuki, y se encontró de frente con un chico de su misma estatura, ojos color oro llenos de enfado y cabello castaño completamente revuelto como si nunca se hubiese peinado antes, su semblante era serio y su complexión se parecía a la suya, así que un rival a la hora de jugar con las chicas, al parecer su curso iba a animarse aun más.
El muchacho ni siquiera reparó en él e ingresó en el despacho sin ni siquiera saludar, él miró a la mujer de recepción y esta le dijo:
-Li Shaoran.- y siguió revisando el periódico, este miró la puerta intrigado, así que Li, ese era Li, al que debía de vigilar, al que tenía que controlar, al que para su maldita mala suerte debía de aguantar, su maldito primito príncipe de Armeris.
Era la primera vez que lo veía, y ya no le gustaba esperaba que la relación cambiara aunque fuera a mínima mente soportable sino.
Esperó allí fingiendo que contemplaba algunos dibujos de las paredes cuando escuchó que la puerta se abría, se fijó en como el chico salía del despacho de Mizuki, y como unos momentos después la misma lampara que había estallado hacía apenas unos momentos por Kinomoto volvía a estallar, y a ser reparada por la secretaría la cual debía estar mas que acostumbrada a eso pues lo hacía sin mirar.
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-Daidoji Tomoyo tu compañera de cuarto.- fue lo primero que escuchó cuando entró en su nueva habitación, la voz parecía ser dulce, pero los ojos amatista que la miraban no mostraban muchos sentimientos parecían ser fríos como el hielo, y la hizo estremecerse, su cabello era negro oscuro y lo tenía cogido con una trenza vestía igual al chico que había visto anteriormente donde el despacho de esa mujer, salvo por un pequeño detalle ella no llevaba pantalón sino falda.
¿Falda?, ni loca se colocaba una, de eso estaba segura, le daban igual las normas de esa mujer a ella nadie la obligaba a ponerse una falda, y más cucando eso podía impedir que ella se moviera libremente.
Tendría que convertir esa falda en un pantalón, lo suyo sería el como ocultarlo, era más que obvio que debía de verse algo de sus piernas para que no se dieran cuenta fácilmente, así que tendría que ser un pantalón corto, como lo cubriría la dichosa túnica no habría mayor problema, aunque gracias a dios eta no era igual de larga que la que llevaba la directora, sino que llegaba hasta un poco más arriba de las rodillas, ellas llevaban también unos calcetines largos hasta casi las rodillas, tanto la falda como la camiseta era azuladas, pero el lazo no, este era rojo, y al parecer debía de ser colocado como si se tratara de una corbata.
¿Por qué el chico entonces no la llevaba?- bueno eso no importaba, se fue a su cama y dejó sus cosas allí, miró todo a su alrededor y encontró su armario abierto y vacío esperando a ser llenado, una mesita, y una mesa, la mesita al lado de su cama, la mesa al lado de otra que debía de pertenecer a ese chica de ojos amatista, Daidoji creía que le había dicho.
Miró a una puerta que se encontraba en otra de las paredes y escuchó que la chica decía:
-Nuestro baño.- escuchó como esta salía del cuarto sin decir ni una sola palabra más, mejor así, no tenía ganas de hablar con nadie, ahora debía de hacer los deberes, conocer hasta el último rincón de esa dichosa academia Tomoeda, pero no por que se lo hubiese ordenado Kaho Mizuki, no sino para comenzar a maquinar lo que le haría pasar a esa mujer, pues como muy bien le había dicho nadie la desafiaba y se lo iba a demostrar.
Se metió al baño cuando terminó de colocar todas sus cosas, y tras transformar su falda en un pantalón corto se vistió tal y como le habían ordenado.
Salió del baño ya vestida y se miró en el espejo, odiaba los uniformes, pero ni modo, se abotonó la túnica, la cual llevaba broches desde un poco más arriba de su pecho hasta abajo, dejando ver el lazo rojo bien colocado, claro que ella no se lo había apretado del todo pues era muy incomodo.
Su cabello lo tenía corto por encima de los hombros por lo que no podía peinarse de muchas formas así que se lo dejó completamente suelto, y decidió emprender la marcha, primero algo de comer, después comenzar a pensar y maquinar.
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Academia Tomoeda, maldita sea, el día que la construyeron y maldita sea el día que decidieron que él asistiera a ella.
Llegó a su nuevo cuarto y voleó su saco de viaje con frustración contra la cama, se fijó en el dichoso cuarto y encontró enseguida su cama, su mesa, y su mesita, era fácil, los que estaban vacíos y la cama la que tenía un uniforme encima de esta, un pantalón azulado, una camiseta del mismo color, una túnica igual y un lazo rojo.
¿Un lazo rojo?- no recordaba haber visto que el chico que se encontró llevara uno, a no eso si que no podía ser cierto, maldita sea.
Colocó sus cosas furioso en sus respectivos lugares, un mes, un maldito mes, y todo pasaría, si acataba todas las ordenes y todo iba bien sería libre en un mes, y volvería a su vida normal.
Se fue al baño y se vistió, salió y se miró en el espejo su cabello imposible de peinar, miró el lazo en su mano y con cierto enfado se lo coloco, tenía que ser un buen chico, abrocho la túnica y se decidió a salir de la habitación justo cuando la puerta se abría.
-Vaya veo que ya te cambiaste, Hiragizawa Eriol tú compañero de cuarto.- dijo el mismo chico con el que se había encontrado antes, y él tan solo achico los ojos con ciertas dudas:
-¿Has dicho Hiragizawa?-
-Así es Shaoran Li, o prefieres Primo.- dijo este sin más, sonriendo de medio lado mientras él lo miraba sorprendido, ¿cómo demonios había llegado ese hay también?
-¿Qué es lo que has hecho para estar aquí?-
-Alguna que otra travesura sin importancia, bueno vale, tal vez tenga un poco, pero no fue gran cosa, solo le queme la barba a uno de los altos cargos este se enfado conmigo y dijo unas cuantas cosas de más a la hora de declarar.- dijo restando le importancia.
-¿Y que hay de ti?- dijo este mientras que Shaoran comenzaba a caminar por el pasillo hacía el comedor del colegio pues tenía algo de hambre.
-Digamos que alguien consiguió sacarme de mis casillas más de la cuenta.- dijo este sin más.
-¿Y como es eso?-
-Una maldita niña de mi antigua escuela, desde el mismo momento en que nos vimos supe que no iba a poder tener un día tranquilo y así fue hasta que acabe expulsado de mi antigua academia, mi padre decidió que hasta que aprendiera a controlarme no podría salir de aquí.-
-¿Y como cuanto crees que te lleve conseguir eso?-
-No creo que tarde ni un mes, pues el caso es que solo con ella es que pierdo la paciencia de esa forma.-
-Curioso.- dijo Hiragizawa a su lado y ambos llegaron al comedor y se dispusieron a sentarse para comer algo.
Eriol por su parte pudo ver a Kinomoto sentada sola en una de las mesas tras elegir lo que querían comer le dijo a Shaoran.
-Oye primo ven, vamos a sentarnos allí, es que esa chica llegó nueva hoy y tengo cierta curiosidad por ella.- miró a Shaoran que no hizo más que subir sus hombros como si no le importara en lo más mínimo y él sonrió de medio lado, dos piezas de gran importancia se encontraban entre las manos de Kaho Mizuki, ¿qué podría salir de todo eso?
Caminó hasta llegar a la mesa y dijo:
-Hola linda no se si me recuerdas llegué mientras esperabas a que la directora te atendiera.-
-O vaya el de sonrisa absurda si que te recuerdo.- sintió como Shaoran giraba en redondo a su lado y miraba a la chica mientras se le caía la bandeja que sostenía en sus manos.
El infierno, eso era el maldito infierno, ¿qué demonios hacía ella allí?, solo un mes, un maldito mes y sería libre, ese era el trato con su padre aguantar un mes en esa academia y sería libre, ¿entonces por que demonios le pasaba esto a él?
-Al parecer tus amigos son tan estúpidos como tú sonrisa ni siquiera saben aguantar bien una bandeja de comida.- ella levantó su mirada y sus ojos se encontraron no hizo falta más para reconocerse.
No necesitaba ver su melena castaña, no necesitaba ver su altura, y su complexión, no necesitaba ver su semblante serio solo sus ojos dorados eran suficiente para ella.
-Tu.- ambos a la vez cerraron con fuerza sus puños, y Eriol los miraba sin entender nada.
Shaoran se colocó al otro extremo de la mesa y apoyó sus manos en la mesa, mientras ella se levantaba y hacía lo mismo en su lado de la mesa.
-¿Qué demonios estas haciendo aquí Kinomoto?-
-Maldito Li, ¿qué echaste en mi poción miserable rata?-
-Eso debería de preguntarlo yo, criaja malcriada.-
-Me las vas a pagar Li, voy a hacer de tú vida un infierno.-
-Comprobemos lo Kinomoto, vas a desear no haberme conocido nunca.-
-Eso lo hice desde el mismo momento en que te vi.-
-Ya somos dos, me las vas a pagar todas juntas.- Eriol miraba a uno y otro sorprendido por sus respectivas palabras, y se sorprendió más cuando ambos unieron sus manos, soltó su bandeja de comida pues sabía lo que esos dos se proponían hacer, y se acercó hasta Shaoran, pero demasiado tarde:
-FUEGO.- ambos chicos gritaron sus hechizos y él solo pudo juntar sus manos y se percató de que una muchacha de ojos amatista enfrente de él hacía lo mismo, pero ¿para qué?, ¿atacar o defender?
Maldita sea.
-ESCUDO.- Grito él mientras que la chica de ojos amatista gritaba a su vez.
-HIELO.-
Los cuatro jóvenes salieron despedidos Shaoran justo cayó contra Eriol, ninguno de los dos tardó en incorporarse pero ambas chicas también se encontraban ya de pie.
Pero no habían intentado atacarlos de nuevo Eriol fue el primero en saber el por que.
-Vaya veo que empezamos con el pie equivocado.-
-Hazme recordar primo ¿cuanto tiempo era el que decías que te tomaría para regresar?- escuchó como Shaoran gruñía enfadado y lo miró, se sorprendió al ver que él solo tenía ojos para Kinomoto, y ella por su parte igualmente lo miraba a él, ambos con un odio casi enfermizo, ¿qué estaba pasando allí?
-Quedan los cuatro castigados mañana se les informará su castigo ahora coman y más les vale no seguir con esto.- Kaho Mizuki salió del comedor mientras una imperceptible sonrisa se dibujaba en su rostro el juego acababa de comenzar la rueda del destino acababa de comenzar a girar.
Dos herederos al trono y dos guardianes, ¿quienes eran quien?
Continuara?....
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Eso lo decidís vosotros mi cometido es escribir y publicar a vosotros os toca decirme si queréis o no que la siga o si os gusta, espero vuestra opinión con lo que sea buybuy y hasta el próximo espero.
