Baz
Snow me deja solo ni por un minuto. Ayer incluso se atrevió a seguirme al baño. Fue incomodísimo. Él fingió lavarse las manos mientras yo orinaba. Él está aún peor que yo de la cabeza. ¿Qué acaso piensa que voy a planear su muerte en el baño? Snow no es tan importante para eso.
Por culpa de su acoso no he podido salir a cazar en dos semanas. Estoy llegando mi límite. Me muero de hambre. Si no bebo sangre pronto, terminaré por suicidarme. O matarlo a él. (Y en ese caso, también tendría que suicidarme.)
La buena noticia es que soy un mago. No tiene por qué haber muertos hoy.
Por la noche, finjo irme a dormir y ya. Tampoco es muy difícil. Estoy agotado y Snow también lo está. No tenemos ni la energía suficiente para pelear.
Cuando me da la espalda y parece quedarse dormido, saco mi varita y apunto hacia él.
—Duerme mi niño, duérmete ya.
Apenas pronuncio la última sílaba, Snow ya está roncando. El hechizo es efectivo durante unas cuatro horas. Tengo tiempo para ir a cazar sin que él se dé cuenta. Me levanto de la cama y me pongo la capa de la escuela para salir.
Antes de dejar la habitación, decido acercarme a ver a Snow. Está profundamente dormido. Se ve tan pacífico, tan inocente. Le estoy haciendo un favor con esto. Su tondo cuerpo de elegido también necesita descansar.
Sin pensarlo, mi mano se dirige a su cabeza. Cuando me doy cuenta, estoy pasando mis dedos por entre sus rizos de cobre. Su pelo es suave, aunque no tanto como el mío. Y grueso. Mientras paso mis dedos, Snow suspira, y yo siento que me muero.
¿Por qué amo tanto a este idiota? Porque debe ser idiota para pasarse tanto tiempo mirándome y no notar mi cariño.
Simon.
Anoche soñé que una mano de largos dedos me acariciaba el cabello. Fue cálido, hermoso y pacífico.
¡Hola!
Esto fue parte del reto 30 días de OTPs, edición multishipper, multifandom. Estaré publicando lo días correspondientes a Baz y Simon.
Gracias por leer
Ciao!
