Londres, agosto 28 de 1996
Mis ojos no distinguían más que oscuridad, cuando una fuerte luz blanca fue dirigida a mí y me cegó momentáneamente. Cuando me adapté a la intensidad de la luz pude distinguir que había sido despojada de mis ropas, y en su lugar se hallaba una bata blanca de hospital que apenas cubría mi cuerpo. Tras este extraño descubrimiento percibí por primera vez los dos círculos de luz a ambos lados del mío. En el de mi derecha se encontraba Ly (Emiliann), mi hermanita menor; idéntica físicamente a mi exceptuando por supuesto sus ojos azules, herencia paternal.
Pero a diferencia de ella la visión a mi izquierda congeló mi sangre y agitó mi corazón haciéndolo golpear dolorosamente contra mis costillas: el rostro de El Señor Tenebroso me observaba con sus serpentinos ojos, con sus estrechas pupilas cargadas de malvada satisfacción.
-Annabeth… Tú me perteneces… - Resonó por toda la habitación en su aguda voz- Ven a mi… No puedes escapar… Si lo haces… Ella sufrirá – Añadió en un bajo silbido en pársel. Entonces un grito angustiante cortó el eco de su silbido: Era Ly llamándome. Presa del pánico vi cuando una serpiente gigantesca se materializaba a su lado y la observaba con los ojos del Señor de las Tinieblas mientras se enrollaba alrededor de su frágil cuerpo, y abría sus fauces en dirección a su cabecita cubierta de cabello pelirrojo. Sin pensar en nada empecé a correr hacia ella, pero cada vez que me acercaba ellos se alejaban más y más, torturándome. Entonces tropecé y no conseguía levantarme, y mientras que me arrastraba sus gritos aumentaban. Cuando por fin volví a levantarme la serpiente ya no estaba, ya era muy tarde.
Su pequeña estaba figura en medio de un charco de sangre en el suelo.
Dejé escapar un gemido ahogado de desesperación cuando tome su cuerpo del suelo y alce su rostro de vacías cuencas oculares. Al deshacerme en llanto casi no capte el sonido bajo y silbante que provenía de la oscuridad a mi espalda. Cuando levanté la cabeza solo tuve tiempo de levantar mi brazo izquierdo en donde se clavaron los colmillos venenosos de la serpiente de ojos escarlata.
