Una chica pelinegra de ojos chocolate se encontraba derramando lágrimas en un pequeño balcón, llevaba el cabello largo casi llegándole a la cintura, se encontraba en su secundaria perdiendo sus últimas clases ya que no soportaba una incómoda situación, la pobre chica se limpió las lágrimas mientras miraba a todos los demás estudiantes caminar hacia sus salones mientras algunos otros descansaban en la cafetería

A pesar de haber llorado estaba en completo silencio con un rostro inexpresivo, hasta que vio a una dulce pareja saliendo de un taller, iban tomados de la mano acercándose mucho el uno del otro dándose dulces besos en las mejillas, Kagome había derramado una lágrima, recuerdos llegaban a su mente

(Recuerdo)

Bajo un árbol de sakura se encontraban dos niños observándolo detenidamente, ambos se tomaban de las manos con mucho cariño pues era una vista grandiosa, era como para compartirla con la persona que más querías e ir ahí fue idea de la pequeña de nueve años, era una hermosa niña de cabello negro azulado largo hasta los hombros, llevaba un moño rojo de lado derecho y un collar de plata, era un pequeño gatito, el niño llevaba el cabello plateado largo por debajo de los hombros, ojos dorados y piel aperlada, sonreía al ver como las pequeñas flores caían a sus pies, juntos se acercaron mucho más al árbol y se sentaron en el pasto recargándose en el tronco, ahí comenzaron a platicar sin soltarse de las manos

-Aquí nos casaremos ¿verdad que sí? – Le preguntaba la niña al pequeño peliplata el cual sonrojado sonrió y asintió levemente

-Aquí va a ser nuestra boda y vamos a estar juntos para siempre.- El pequeño sostuvo una gran sonrisa mientras que la niña le apretaba la mano fuertemente

-Es una promesa ¿cierto? – Volvió a preguntar la pequeña niña mientras lo miraba fijamente con unos ojos realmente brillosos, el chiquillo sonrió y le soltó la mano para abrazarla

-Te lo prometo… estaré contigo por toda la vida.- Se separó del abrazo y la besó tiernamente en la boca, los dos sonrojados se separaron y se sonrieron recostándose en el pasto viendo las flores del árbol y como estas caían al gran lago que habitaba detrás de él

(Fin del recuerdo)

-¿Con que juntos para siempre eh? – Dijo para sí misma la chica mientras veía a la pareja alejarse, suspiró y con cuidado se sentó en la barda de cemento pues eran tres pisos, a la chica le daban miedo las alturas pero ahora no importaba estaba sola y en tranquilidad, la pelinegra escuchó a alguien abrir la puerta detrás de ella, pero no hizo movimiento alguno ya que podría caerse y además sabía perfectamente quien era

-K-Kagome.- Escuchó la voz de una chica la cual parecía extremadamente preocupada – ¿Q-que haces ahí Kagome?… ya hemos hablado de esto.- La chica intentaba acercarse pero la pelinegra ni siquiera volteo a verla, esta chica tenía el cabello castaño largo a la mitad de la espalda atado en un medio chongo

Kagome. Sango no vengas… mi vida se termina aquí, y te juro que si te acercas me aviento sin despedirme de mi madre… aun no la llamo.- Dijo la chica seriamente

Sango. K-Kagome…

Kagome. ¡Ja! Idiota.- Se levantó de la delgada barda y comenzó a caminar sobre ella mirando fijamente a su amiga

Sango. ¡KAGOME! ¡Ve por donde vas! – Gritaba la chica castaña realmente preocupada y a la vez molesta por el comportamiento tan inmaduro de su amiga

Kagome. ¿Creíste que era tan estúpida como para suicidarme? – Le preguntó y la castaña solo se acercó ahora con más confianza – Estoy destrozada, no lo soporto… pero… no soy tan estúpida como para hacer eso.- Dijo con una sonrisa pero su rostro estaba completamente triste

Sango. ¿Qué harás? – Le preguntó a la chica y esta solo negó en silencio bajando de un salto de la barda

Kagome. Vámonos a casa ¿sí? Mi madre debe estar esperándome.- Tomó su mochila amarilla y salió del balcón dejando a la castaña sola la cual solo suspiro y la siguió

Sango. No es tu madre Kag, es tu hermana.- Dijo para sí misma como si la pelinegra aun estuviera con ella, iba negando con la cabeza en silencio siguiéndola a paso lento hasta que vio como la chica se detuvo mirando hacia un salón de clases, la castaña imaginó que era así que corrió posándose a su lado y efectivamente había una pareja muy cariñosa besándose en la pared del salón – Kagome.- Pronunció la castaña débilmente mientras que la pelinegra soltaba lágrimas en silencio

Kagome. Vámonos sango.- Dijo secándose las lágrimas tomando de la mano a su amiga y así juntas salieron a la calle, caminando platicando sobre otras cosas por decisión de la pelinegra, ambas llegaron a una gran mansión fuera de esta se encontraba un peliplata subiéndose a su auto, este pasó por un lado de las chicas dándoles una sonrisa de despedida mientras ellas le hacían un ademan con la mano después de que lo vieron marcharse sango se despidió de su amiga

Sango. Entonces nos vemos esta noche ¿sí? Recuerda que hoy tengo que ir de compras con mi padre.- Negó en silencio y le dio un beso en la mejilla a la pelinegra – Hasta luego Kag… no te desanimes ¿ok? – Le dio una sonrisa y la pelinegra asintiendo se marchó, Kagome se adentró a su casa y rápidamente encontró a una joven de cabello negro con un pequeño en brazos

Kagome. ¿Rin? – Preguntó con tristeza y al ver que era la joven solo sonrió y esta dejó a su hijo pelinegro en un andador y se encamino hacia la chica mirándola extrañamente, esa joven tenía 24 años tez nívea, ojos chocolate y cabello azabache por debajo de los hombros – ¿Q-qué pasa? – Le preguntó a su madre la cual hizo una mueca con el labio y entrecerró los ojos mirándola fijamente

Rin. ¿Qué pasó ahora? – Tomó a la chica de la mano y la llevó a un gran comedor, ahí una mujer se acercó y sirvió la comida saludando a la pelinegra – ¿Estás bien?

Kagome. Sí mamá… todo bien.- Comenzó a comer con lentitud mientras la joven chica se sentaba a su lado mirándola detenidamente

Rin. ¿Qué pasó con Inuyasha esta vez? – Preguntó y la pelinegra dejó de comer, alejó el plato de ella y dejó caer su cabeza en ese lugar sacándole a la azabache una risita silenciosa, sin que la pelinegra se diera cuenta – Kagome dime que pasó.- Volvió a decirle y esta negó en silencio aun con la cabeza en la mesa

Kagome. Ya te lo había dicho… hay mamá… no soporto verlo con su novia.- Levantó la cabeza de la mesa y se recargó en la silla cerrando los ojos – ¡La odio! – Hizo un gesto y abrió los ojos al escuchar como la azabache golpeaba la mesa

Rin. ¡¿Kagome que te he dicho?! No debes odiar a nadie, eso no trae nada bueno.- Dijo molesta mientras la chica asentía en silencio

Kagome. Perdóname mamá.- Suspiró y volvió a su comida

Rin. Mañana te iras con la abuela.- Dijo decidida y se levantó de la mesa preparada para salir de la habitación pero la pelinegra se levantó de la mesa molesta

Kagome. ¡¿Sabes que eso está del otro lado del mundo?! – Le gritó a la joven la cual solo se detuvo sin voltear a verla tardó un par de segundos y giró encontrando sus ojos achocolatados llenos de lágrimas ya preparadas para salir

Rin. Estoy harta de verte triste… te la has pasado dos meses llorando por Inuyasha por ello te iras… no soporto verte deprimida sabes que eso puede hacerte daño otra vez y si te molestas conmigo pues hazlo… no cambiaré de opinión, ya tengo tu boleto y le he avisado a la abuela que iras, así que despídete de sango.- Dijo con decisión y salió de la habitación para encontrarse con el pequeño pelinegro que trataba de levantar un muñeco del suelo, la chica con una sonrisa lo tomó y este sonriente comenzó a abrazarlo y a morderlo

Por otro lado la pelinegra seguía parada tratando de asimilar las cosas, pero no le fue posible solo volvió a sentarse en su silla y comió en completo silencio pensando en la abuela y hasta donde la mandaría su madre, cuando terminó rápidamente se refugió en su habitación, se recostó en su cama y pensó en aquel peliplata que tanto le encantaba, todos sus recuerdos le traían sonrisas hasta que por su mente pasó el peor día de su vida

(Recuerdo)

La pelinegra y su mejor amigo peliplateado se encontraban debajo de un gran árbol, el chico hablaba con Kagome seriamente mientras que ella cada vez abría los ojos incrédula pues sus palabras eran realmente duras para ella

-No Kagome… ella no es mi amiga, es mi novia… yo… bueno, quería presentártela ya que eres mi mejor amiga y me importa mucho tu opinión.- Le decía el peliplata a su mejor amiga, la cual parpadeaba varias veces incrédula de lo que escuchaba, su corazón se destruyó por completo al ver como una chica se acercó y tomó al peliplata del brazo, era una chica de tez nívea, exagerada tez nívea, ojos negros y cabello negro largo por debajo de las caderas

-H-hola.- Saludó la pelinegra confundida de ver a su novio con otra chica siendo que la había citado debajo de un gran árbol fuera de la secundaria

-Kikyo… ella es Kagome, es mi mejor amiga y esperaba que la conocieras… llevamos una semana de novios y bueno… tenías que conocerla madre

-Oh… hola Kagome, mucho gusto.- La chica sonrió estrechando su mano pero muy dentro de ella todo su ser hervía en furia

-E-el gusto es mío.- Dijo Kagome con dificultad aguantándose las lágrimas que morían por salir – Inuyasha, Kikyo… me gustaría quedarme pero hoy tengo que volver temprano… tengo que salir con alguien y… bueno, m-me está esperando.- Dijo con una sonrisa pero sus labios temblaban así que los apretó aun con esa sonrisa de tristeza

-Bueno… no te detenemos, espero volver a verte.- Le decía la chica con una sonrisa de medio lado acurrucándose mucho más a Inuyasha pues se dio cuenta como la tal Kagome se había puesto ante su presencia

-¿Con quién iras Kag? – El peliplata frunció el ceño y la miro fijamente – ¿Eh? – Volvió a preguntar viendo como la chica se ponía nerviosa y no contestaba

-Eso no tiene importancia… bueno, me retiro que tengan buen día.- Salió rápidamente de ahí mientras la pareja la veía marcharse, vieron como la chica se detuvo con un muchacho mayor a ella, hablaron por un momento y después se tomaron caminaron juntos lejos de la secundaria

-¿Quién es ese? – Preguntó el peliplata con molestia apretando fuertemente sus puños mientras la pelinegra rolaba los ojos fastidiada

-Tal vez… su novio.- Sonrió y sintió como el peliplata se agitaba cada vez más – Bueno vámonos.- Juntos se fueron alejándose del lugar pero el chico volvió a voltear pensando en su amiga y sin darse cuenta sus celos comenzaron a brotar

(Fin del recuerdo)

Kagome. Jm… y pensar que solo tuve que pedirle la hora y una dirección a ese chico.- Dijo levantándose de su cama directo al baño, se metió a la ducha escuchando música con su celular hasta que comenzó a cantar mientras soltaba lágrimas silenciosas

He estado recordando los momentos que te di, cuantos tú me diste y porque ahora estoy aquí, sentada en el suelo pensando que te quiero y que te quise tanto y que te amor me es necesario

Déjenme llorar quiero sacarlo de mi pecho con mi llanto apagar este fuego que arde adentro, déjenme llorar quiero despedirme en silencio hacer mi mente razonar que para esto no hay remedio oooh

Fueron tan bellos encuentros de amarnos sin miedo eres tú la noche yo tu sueño tu mi cuentacuentos, te olvidare te lo juro lo siento tu amor me hace daño y esto no puede ya arreglarlo

Pero amor como el mío no hallaras por ahí porque este amor apuesta hasta por mi

Déjenme llorar quiero sacarlo de mi pecho con mi llanto apagar este fuego que arde adentro, déjenme llorar quiero despedirme en silencio hacer mi mente razonar que para esto no hay remedio

Déjenme llorar quiero sacarlo de mi pecho con mi llanto apagar este fuego que arde adentro, déjenme llorar quiero despedirme en silencio hacer mi mente razonar que para esto no hay remedio… déjenme lloraaar…. Déjenme lloraaaaar…

La pelinegra dejó de llorar y después de un largo rato se quedó dormida a plena tarde no hizo tarea ya que como su madre lo había decidido ella se iría y aunque no quisiera dejar a Inuyasha tendría que hacerlo pues era preferible alejarse de él que verlo todos los días junto a esa pálida chica, horas después fue despertada por el pequeño niño que jalaba su cabello con fuerza la chica se molestó pero después lo tomó y lo sentó en su regazo haciéndolo reír, la pelinegra levantó la mirada y vio a la azabache riéndose de la escena

Kagome. ¿Qué pasa? – Dijo modorra mientras la azabache se sentaba en la gran cama y el niño gateaba a su dirección

Rin. Sango te espera abajo, la iba a dejar pasar pero viene con Inuyasha… al parecer te estuvo marcando pero no contestaste ¿vas a decirle que te vas mañana?

Kagome. N-no lo sé… aun no lo asimilo bien, pero… creo que no

Rin. Será mejor que no lo sepa, anda arréglate y baja.- Le quitó el niño de encima y salió de la habitación dándole una sonrisa, la pelinegra se arregló rápidamente, solo se acomodó el cabello y se cambió por una blusa de tirantes blanca con finn el humano, hora de aventura. Al bajar encontró a sango en el celular y a Inuyasha viendo la tele, cuando la vieron bajar rápidamente se levantaron y caminaron hacia ella ambos abrazándola

Kagome. ¿A ustedes que les pasa? – Preguntó extrañada

Sango. Te marqué y no contestaste… y como hoy en la mañana me hiciste un show en el balcón me asusté

Kagome. Idiota, te dije que no pasaría.- Le dijo rolando los ojos y giró su vista hacia el peliplata el cual la miraba fijamente y justo en ese momento su corazón comenzó a latir rápidamente sentía que en cualquier momento se saldría de su lugar

Inuyasha. ¿De qué tanto hablan? ¿Hay algo que no me han dicho? – Preguntó mirando a ambas con los ojos entrecerrados sango negó el silencio mientras que la pelinegra solo se quedó callada – ¿Kag? – Le preguntó extrañado ya que la chica no era así de seria

Sango. Oye Kag porque no vemos una película en tu cuarto… ándale sí… - Dijo cambiando el tema, la chica lo entendió y ambas se guiñaron el ojo mientras que el peliplata decepcionado de no obtener su respuesta solo suspiro fastidiado

Kagome. Mmmm ok.- Dijo sonriente mientras caminaba por las escaleras siendo seguida por los chicos, estuvieron ahí por horas conviviendo como siempre, Inuyasha se la pasaba en su celular la mayoría del tiempo y cada que Kagome lo notaba se entristecía pero sango la hacía reír con gestos o comentando alguna estupidez de la película

Pasó una hora más el peliplata se quedó dormido con el celular en la mano y la pelinegra aprovechando que la castaña había salido al baño lo tomó y comenzó a ver sus imágenes, siempre lo hacía o bueno, antes de que saliera con Kikyo, en todas sus fotos estaba él y Kikyo, haciendo gestos, besándose, sonriendo, posando… de todo, a Kagome le brotaron silenciosas lágrimas y prefirió salir de ese álbum encontrándose con otro en el cual estaban ellos dos haciendo las mismas cosas

Kagome. Jm. Qué irónico.- Dijo levemente y giró hacia el peliplata pero este se movió al sentir que no estaba su celular en la mano despertó lentamente y vio a la pelinegra con su celular

Inuyasha. ¿Qué haces? – Preguntó modorro tallándose los ojos fuertemente

Kagome. Nada… solo veía tus imágenes, es todo.- Cerró la galería y le entregó el celular con una sonrisa – Ya es tarde ¿vas a quedarte?

Inuyasha. Mmm pues sí, está bien… sango también se quedará ¿no?

Kagome. No, no, no, no te confundas, te pregunté si te quedarías no si querías hacerlo…

Inuyasha. ¿Y qué hay de diferente? – Preguntó levantando una ceja mientras fruncía el ceño

Kagome. Hay mucha diferencia… pero como sea, si quieres quedarte hazlo.- Dijo seriamente y en ese momento entró la castaña la cual había escuchado todo tras la puerta pero prefirió esperar para escuchar lo que su amiga decía y al escuchar lo que esperaba entró con una gran sonrisa

Sango. Heeeey, Kag.- Dijo en un tono gracioso, levantando ambas manos hacia los lados mostrando las palmas, esta llevaba una sonrisa de oreja a oreja – Ya llegó Sesshomaru y dice que bajes a cenar.- Siguió diciéndole esta vez apuntándole con el dedo índice

Kagome. Pues vamos.- Sonrió de igual manera mientras que el peliplata extrañado las siguió pensando en esa actitud que tenía su amiga, el recordaba aquella promesa que le había hecho a Kagome bajó ese árbol pero cuando vio a Kikyo era como amor a primera vista

Todos cenaron a excepción del pequeño bebé de dos años ya que dormía plácidamente en su cuna como todos los días a esa hora, ambos peliplatas se miraban desafiantes cosa que hartaba a la azabache ella siempre intentaba sacar platica en la mesa pero las únicas que la seguían era sango y Kagome pero nunca Sesshomaru e Inuyasha que no prestaban atención

Rin. Será mejor que esta cena termine rápido.- Roló los ojos con fastidio y escuchó el llanto del pequeño, les sonrió a las chicas y estas rieron levemente – Sesshomaru te llaman arriba.- El peliplata se distrajo y escuchó el llanto del niño le sonrió a la chica asintiendo y sin más salió de ahí

Kagome. Funcionó.- Rio entretenida y después de un rato todos terminaron de comer, las chicas e Inuyasha durmieron en una habitación grande con dos camas ahí sango ya dormida abrazaba por la espalda a la pelinegra mientras esta sonreía sintiendo el calor de su amiga, estuvo despierta por horas pensando en Inuyasha ya que se alejaría probablemente unos cuantos meses y así se quedó dormida pero al escuchar como este la llamaba se levantó pues además de eso sentía leves cachetadas en su mejilla, la chica despertó y vio al peliplata en pijama hincado frente a ella

Inuyasha. Kagome.- La llamó levemente y esta abrió aún más los ojos sentándose en la cama, sintió como sango se movió pero no despertó

Kagome. ¿No puedes dormir? – Preguntó mientras bostezaba cerrando los ojos pero alcanzo a ver como el chico negaba en silencio – ¿Y qué quieres que haga? – Habló en un tono frio levantando una ceja con el ceño fruncido

Inuyasha. Siento que… bueno… en realidad no sé lo que siento, es un dolor en el pecho.- Se tocó el pecho mientras miraba su mano

Kagome. ¿Quieres que llame a tu hermano?

Inuyasha. No, Sesshomaru es un idiota… en realidad quiero que te acuestes conmigo.- Dijo apenado, la pelinegra se sonrojó y sonrió – Siento que deberías de dormir conmigo hoy… e-es estúpido pero… no sé qué me pasa

Kagome. Sí… está bien, como los viejos tiempos.- Dijo con una tierna sonrisa pero se maldijo por dentro al recordar ese tipo de cosas – Como sea, vamos.- Trató de cambiar lo que dijo y lo logró ya que el chico había fruncido el ceño algo molesto, la pelinegra se levantó de su cama y caminó recostándose a la otra pero sin decirle nada durmió dándole la espalda

Inuyasha. Kagome… ¿p-puedo abrazarte? – Preguntó una vez que se acostó con ella tapándose con la cobija, la chica estaba realmente nerviosa y sonrojada

Kagome. Claro… hace mucho que no lo haces.- Dijo tiernamente y volvió a maldecirse así que solo suspiro derrotada, Kagome se giró y se apoyó en el brazo de Inuyasha recostándose en su pecho no pudo evitar oler su perfume en realidad olía extremadamente bien

Inuyasha. ¿Aun te gusta mi perfume? – Preguntó con burla pero al ver que la chica ya dormía solo sonrió y la acercó más a su cuerpo para después caer profundamente dormido, la pelinegra abrió los ojos y lo observó por unos cuantos segundos pero regreso a su posición actual sintiendo su cara arder aún más

Kagome. "No puede ser… mañana me alejaré de mi gran amor… pero… ¿y-y dónde quedará nuestra promesa? B-bueno… supongo que eso desapareció en cuanto Kikyo llegó a su vida… en cuanto él le pidió ser su novia… e-en cuanto me la presentó como tal… hay Inuyasha… si tan solo hubiese insistido con nuestra promesa de casarnos ahora estaríamos juntos… pero ¿por qué? ¿Por qué tuviste que dejarme por ella? Algún día… haré que te tragues tus palabras…"

Continuara

. …

Al siguiente día el peliplata fue el primero en despertar, se movió en la cama y se dio cuenta de que la pelinegra no estaba ahí, abrió los ojos de golpe y se sentó destapando la cama se extrañó al no verla pues siempre despertaban juntos incluso se quedaban ahí por un buen rato platicando muy abrazados, el peliplata frunció el ceño se giró hacia la otra cama y ahí encontró a Kagome abrazando a sango muy cariñosamente, el chico abrió los ojos de golpe al igual que la boca pues estaba realmente asombrado ya que Kagome había estado rara con él, pero lo esperaba había roto su promesa pero como ella no habló del tema creyó que simplemente lo había olvidado. El chico tragó saliva y se levantó de la cama haciendo varios movimientos los cuales despertaron a las chicas, Kagome abrió los ojos y dio los buenos días abrazando ahora a Sango por adelante ambas rieron y se besaron en la frente cariñosamente mientras el peliplata fruncía el ceño pues ellos dos siempre hacían eso

Inuyasha. Kagome… – La llamó y esta se levantó de la cama dándole una simple sonrisa pero no le preguntó que le pasaba, nuevamente el peliplata se extrañó ya que su amiga era muy atenta con él, era un poco dramática así que por todo se preocupaba

Sango. Oye Kag… ¿Qué haremos hoy? Es sábado y sabes que siempre salimos.- También se levantó de la cama y entró al baño siguiendo a su amiga dejando al chico completamente solo

Ambas chicas platicaban en silencio sobre porque Kagome no durmió con Inuyasha, ¿Cómo lo supo? Por accidente había escuchado la charla de ayer… claro, por accidente. Kagome se molestó pero terminó por platicarle aunque no había mucho solo prefirió salir de ahí o si no sería más difícil olvidarlo, también le dijo que se iría con su abuela pero para su sorpresa sango ya lo sabía… y desde la semana pasada, Kagome comenzó a gritarle mientras lloraba en ese momento se estaba desahogando como ella quería pero en ningún momento sacó al tema Inuyasha ya que estaba fuera y seguramente escuchando todo. Al salir ya se encontraban bañadas y arregladas Kagome se puso un vestido casual color negro con rayas azules, verdes y algunos detalles plateados, llevaba un collar de un gatito el cual le había regalado el peliplata cuando era pequeña, aun lo conservaba, se agarró el cabello en una coleta alta y se colocó un moño grande color azul. Sango llevaba el mismo vestido pero con diferentes colores, celeste, azul y plateado, ambas llevaban zapatillas negras y maquilladas solo de delineador

Cuando salieron de la habitación bajaron a desayunar y se encontraron con Inuyasha el cual ya estaba bañado y vestido pues tenía varia ropa suya en casa de Kagome, los chicos desayunaron tranquilamente pero Kagome le daba de comer al pequeño mientras rin se arreglaba ya que tenía que salir al trabajo de Sesshomaru pues este era doctor y tenía que hacerle unos estudios al niño

Kagome. A ver Yato sí no haces caso le diré a mamá.- Le decía al pequeño y este solo reía y comía de lo que la pelinegra le daba pero se hartó así que le dio un pan dulce al niño y comió en tranquilidad

Sango. Tú sí que lo solucionas ¬¬ Pero bueno ¿a dónde iremos hoy?

Inuyasha. ¿Y si vamos al cine?

Sango. No sería mala idea

Rin. Nadie irá al cine, sango… te pido que lleves a Kagome al centro comercial… quiero que tenga ropa nueva que no le haga recordar tu sabes, cosas innecesarias.- Hizo un gesto mientras negaba con la cabeza en silencio, Inuyasha veía la escena sin comprender pero no dijo nada, solo se quedó callado

Sango. No te preocupes Rin yo la llevo.- Sonrió y así la azabache salió de la casa junto con el niño despidiéndose de todos rápidamente pues ya iba tarde y conociendo a Sesshomaru este la mataría

Inuyasha. Bueno supongo que yo las espero aquí.- Comentó mientras levantaba los hombros resignado

Kagome. Mh… pues como quieras.- Hizo una mueca con el labio y sango rio levemente pero se cayó rápidamente al ver la cara de Inuyasha

Inuyasha. ¿Kagome te pasa algo? Haz estado muy rara

Kagome. ¿Por qué rara?

Inuyasha. Pues lo que me acabas de decir es algo que normalmente diría sango… pero tú… pues no

Sango. Daaa… es porque le estoy dando algunas lecciones.- Dijo guiñando el ojo a lo cual el peliplata bufó y rolo los ojos molesto – ¿Bueno que tal si ya nos vamos Kag?

Kagome. Claro

Sango. Bien, vámonos oye pero maquíllate más… tal vez haiga algunos chicos solteros paseando por ahí.- Decía levantando las cejas mientras se levantaba de la mesa

Kagome. Mhh… como digas.- Roló los ojos hacia la derecha y la siguió fuera de la cocina pero ambas escucharon como la silla de Inuyasha dio un fuerte rechinido así que voltearon y vieron como Inuyasha caminaba rápidamente hacia ellas

Inuyasha. A ver, a ver, a ver no conseguirán a nadie porque yo iré con ustedes

Kagome. ¿Eh?

Sango. Aaaaaaaaaaalalalalala, ¿Quién te invito?

Inuyasha. ¡Ja! No necesito su invitación a mí no me importa ustedes no conseguirán a nadie, así que muévanse tomen lo que necesiten y vámonos y no se preocupen yo conduzco – Las chicas se miraron fijamente con fastidio y haciendo lo que el peliplata dijo salieron en un auto rojo, Kagome siempre se sentaba con él pero ahora se fue con sango en la parte de atrás cosa que volvió a extrañarle al chico, al llegar Kagome y sango caminaron apartadas de Inuyasha ya que veían diferentes tiendas de zapatos, entraron a comprar algunos y le daban las cajas a Inuyasha el cual fastidiado ayudaba pues después de todo él se había invitado solo, tenían que hacerlo sufrir, rato después compraron suficiente ropa cada quien llevaba tres bolsas grandes y aparte los zapatos y botas que había comprado la chica

Al terminar se sentaron a comer un helado todo estaba tranquilo hasta que Inuyasha se separó de ellas para contestar una llamada y justo en ese momento dos chicos se acercaron a la mesa coqueteándole a las chicas estos se presentaron rápidamente y las chicas hicieron lo mismo pero estas se burlaban de ellos pues les ofrecían cosas a cambio de su teléfono o al menos su Facebook

1. También puedo conseguirte boletos para la nueva película… ¿Qué tal? – El chico levantó las cejas esperando respuesta pero ambas rieron entretenidas

Sango. No gracias… oigan si ese chico de allá llega se molestará.- Apuntó hacia la dirección en la que estaba Inuyasha de espaldas al parecer discutiendo con el celular

2. ¿Es su novio? – Preguntó el otro chico viendo como el peliplata se molestaba cada vez más

Sango. Na, de ninguna ¿verdad Kag?

Kagome. Así es… solo es amigo.- Dijo con una gran sonrisa pues siempre que decía eso terminaban descubriendo su amor por él pues siempre se entristecía y ahora estaba sonriendo

1. Entiendo, entiendo.- Sonrió comprendiendo y su amigo sacó su teléfono checando la hora

2. Oye hermano tenemos que irnos, ya es tarde.- Hizo una mueca de tristeza y las chicas hicieron lo mismo pero Kagome hizo un puchero

1. Te vez hermosa haciendo pucheros… - Dijo con una mirada perdida, Kagome se sonrojó y bajó la cabeza

Kagome. Ehh… q-que dices.- Pronunció débilmente aun con la cabeza baja pues estaba realmente roja, ese chico la ponía realmente nerviosa, la castaña reía por lo bajo tapándose la boca, en ese momento llegó otro chico y golpeo a los dos chicos en la cabeza

3. ¡¿Qué esperan?! ¡Muévanse! – Les gritó sin voltear a ver a las chicas pues estaba atento a las reacciones de los chicos

2. Ya íbamos para allá.- Se sobó la cabeza haciendo un gesto de dolor

1. Sí, ya nos íbamos… por cierto ellas son Kagome y sango, chicas él es mi hermano Ryu – El chico volteó hacia las chicas y tragó saliva apenado – H-hola disculpen eso por favor.- Sonrió y dirigió su vista a la pelinegra – Valla… estas chicas sí que son hermosas, ya veo porque van tarde oye ¿no te gustaría salir conmigo alguna vez? – Le preguntó a Kagome la cual volvió a sonrojarse y giró hacia sango la cual hacia una mueca de tristeza

Kagome. Y-yo… me iré de viaje por un tiempo… d-disculpa.- Sonrió tiernamente aun con nervios mientras el otro chico lo veía con recelo y el primero le guiñaba el ojo a sango

3. Pues que triste… bueno nosotros nos vamos porque tenemos trabajo que hacer… un placer conocerlas señoritas.- Tomó la mano de la pelinegra y la besó coquetamente mientras esta reía nerviosa, trataba de ocultar sus rojas mejillas pero le era imposible

2. Hasta luego Kagome… - Le guiño el ojo y salió de ahí siguiendo al tercer chico mientras el primero compartía números con sango

Sango. Sí… hasta luego.- Sonrió dulcemente y se despidió de beso del chico volviendo a su helado – ¡No puede ser Kagome! – Gritó animada – ¡Eran realmente guapos! Inuyasha se fue y ellos llegaron… ¡es el destino! Además… ¡Kyaa! ¡Te besó la mano!

Inuyasha. ¿Quién le beso la mano a Kagome? – Habló con desprecio sentándose a lado de la pelinegra la cual solo le desvió la mirada – ¿Kagome? – Preguntó nuevamente y esta lo miró fijamente pero no le contestó nada

Kagome. ¿Qué pasa? – Le preguntó mientras sango se aguantaba la risa desvió la mirada y vio a los chicos nuevamente corriendo hacia el cine, la castaña golpeó a Kagome con el codo y esta volteó de inmediato viendo hacia donde su amiga le indicaba, la pelinegra vio al último chico poniendo un cartel de una nueva película y ambos se miraron fijamente, Kagome rio al igual que el chico y este le guiño el ojo haciéndole una ademan con la mano y está nerviosa hizo lo mismo atrayendo la mirada del peliplata

Inuyasha. ¿Quién es ese? – Preguntó molesto pero vio que Kagome seguía sonriendo bajando la mirada nerviosa – ¡¿Qué tanto le vez?! – Gritó nuevamente molesto y la castaña rio pues logró su cometido

Sango. Cállate Inuyasha… cuando te fuiste a contestar el teléfono vinieron y nos saludaron es todo, son buenos chicos.- Decía con tranquilidad mientras rolaba los ojos sin darle interés al tema

Inuyasha. ¡¿Y porque Kagome voltea a verlo como idiota?!

Kagome. ¡Oye! – Gritó molesta ante ese comentario

Sango. Es que a Kagome le gustó uno… ¿o no Kag? – Levantó las cejas rápidamente mientras sonreía pervertidamente – Y a él le gustaste kaaag.- Siguió diciendo en un tono burlón

Kagome. C-cállate sango.- La empujó dándole en el brazo haciendo una mueca de molestia, la castaña rio y se levantó del lugar recogiendo las bolsas

Sango. Vámonos.- Ordenó y Kagome se levantó también tomando sus bolsas

Inuyasha. No, no, no ustedes me explican ¡¿Qué con ese tipo?! – Gritó molesto pero las chicas solo lo ignoraron

Kagome. Ya cálmate Inuyasha, vámonos anda.- Sonrió tiernamente y el chico molesto levantó las cosas apretando las manos fuertemente, siguió a las chicas pero no sin antes darle una mirada asesina al chico el cual seguía trabajando, ambos se miraron, Inuyasha lo veía con odio mientras que el chico solo sonreía entretenido

Todos llegaron a la mansión y dos empleados bajaron las cosas mientras que los chicos entraban a la cocina buscando algún postre pero solo se encontraron con rin muy apurada hablando por teléfono, al ver a los chicos le gritó a la pelinegra y colgó el teléfono rápidamente

Rin. ¡Tardaste horas! ¡Arregla tus maletas que ahorita mismo te vas con tu abuela señorita! ¡Tú vuelo sale en una hora!

Kagome. N-no me grites.- Dijo nerviosa bajando la cabeza ya avergonzada

Inuyasha. ¿Viaje? – Levantó las cejas incrédulo mientras que sango callada veía la escena con comprensión y algo de tristeza

Rin. Kagome se ira con su abuela ¡pero ya Kag! ¡Muévete! rápido, rápido.- La apuró y esta rápidamente giró hacia la castaña

Kagome. Vamos sango.- La tomó de la mano y corrieron hasta la habitación pero antes de subir completamente las escaleras escucharon el grito de rin

Rin. ¡No quiero ver tu ropa vieja en las maletas! – Le gritó y la chica asintiendo siguió corriendo hasta su habitación, la pelinegra al llegar a su cuarto encontró tres maletas en la cama pero una empleada ya estaba guardando su ropa nueva en ella, Kagome agradeció y comenzó a ayudarle seguida por la castaña, al terminar bajó pero regresó ya que escuchó el llanto del niño pero ahí estaba la azabache tratando de calmarlo con una canción

Kagome. Madre… ¿Cuándo regresaré? – Preguntó mirándola fijamente y esta solo suspiro aun meciendo al niño en brazos

Rin. Cuando yo lo decida

Kagome. ¿Qué?

Rin. Cuando seas capaz de ver a Inuyasha y dejar de pensar en el cómo hooombre.- Dijo seriamente mirándola fijamente, se acercó a ella y la golpeó en la frente haciendo que el niño riera

Kagome. ¡Oye! ¡¿Por qué se ríe?!

Rin. Cállate, Kag… hablo en serio… quiero que trates de olvidarlo, sé que no será fácil pero tienes que hacerlo ¿ok? él ya tiene a alguien y aunque es temprano para casarse prefirió a otra persona.- Decía seriamente mientras que a Kagome se le llenaban los ojos de lágrimas – No llores… algún día serás capaz de escuchar eso y no llorar

Kagome. ¿Tú crees?

Rin. Eres una chica fuerte… sé que lo harás.- Dijo con una sonrisa y ambas se unieron en un abrazo, incluyendo al pequeño el cual reía ya que le jalaba el cabello a su madre – Mira, trata de hacerlo ¿ok? Además tienes quince años faltan tres meses para graduarte quiero que le eches muchas ganas y saques buenas calificaciones ¿ok? Bueno ya, ya vamos abajo, muévete que ya tienes que irte…

Kagome. Ok, ok – Juntas bajaron encontrándose con el peliplata y la castaña platicando sobre el viaje inesperado de Kagome, a esta se le salía el corazón ya que era hora de despedirse de Inuyasha… su gran amor al verlo simplemente se le salieron las lágrimas, el peliplata estaba por correr a abrazarla pero sango le ganó y la consoló rápidamente

Sango. Tranquila… regresarás pronto, y me traerás algo de allá ¿ok? – Le decía con un tono gracioso la soltó y de la mano se la llevó al carro en el cual Sesshomaru ya la esperaba, los tres chicos subieron atrás, Kagome cargando al niño despidiéndose de él y la pareja adelante le daba indicaciones a Kagome

Sesshomaru. En cuanto llegues nos vas a marcar ¿ok?

Kagome. Sip

Rin. El chofer de la abuela te estará esperando con un letrero, así que buscas Higurashi ¿ok?

Kagome. Sip

Sesshomaru. ¿Llevas el celular? – La chica se revisó la ropa pero era imposible no lo llevaba consigo

Kagome. ¡Ah diablos! Lo dejé en la cama

Rin. ¡Kagome! – La regañó – ¡Eres una tonta! Le diré a la abuela que mande a alguien a comprarte uno así que ¡me llamaaaaaaaaaaaas!

Sesshomaru. Nos… llamas.- Corrigió a su pareja

Kagome. Sip

Inuyasha. ¿Cuándo volverás Kag?

Kagome. Mmm no sé en una semana… creo.- Dijo nerviosa distrayéndose con el niño el cual nombraba las cosas que veía por la ventana

Inuyasha. ¡¿Cómo que crees?! ¡¿Qué hare yo sin ti?! – Le gritó molesto a lo cual todos fruncieron el ceño pues hasta Sesshomaru sabía la historia que tenía su hermano con su cuñada

Sango. ¡Dirás que hare yo sin ella! Tú tienes novia y puedes pasar el tiempo con ella (-.-) Kagome es mi única amiga, yo no tengo a nadie.- Dijo un tanto molesta pero con leves lágrimas en sus ojos

Kagome. Pues vámonos juntas.- Dijo con una sonrisa pero se ganó la molesta mirada de su mejor amiga – Jajajaja ¿Qué? Lo intenté – Le dijo nuevamente levantando los hombros mientras abrazaba aún más fuerte al niño

Sesshomaru. Llegamos, Inuyasha ayúdame con las maletas.- Ambos bajaron del auto recogiendo las maletas, el peliplata cerró la cajuela pero se quedaron afuera dándoles un tiempo a las chicas para despedirse solo fue por el niño y regresó con su hermano, después de un rato las tres bajaron con lágrimas en los ojos, la azabache le hizo una seña al peliplata y todos entraron al aeropuerto rápidamente pues ya era algo tarde, Sesshomaru registró las maletas en compañía de su esposa e hijo mientras los tres chicos se despedían cariñosamente

Inuyasha. Procura no tardarte Kag… te extrañaré en la escuela

Kagome. S-sí claro.- Dijo con una sonrisa fingida, el peliplata se dio cuenta y suspiró cansado sango notó eso así que prefirió alejarse con la excusa de ayudar a rin con su hijo, al dejarlos solos Inuyasha tomó la iniciativa y preguntó

Inuyasha. Kagome… ¿estás bien? Has estado muy rara conmigo

Kagome. Sabes… ahora que me voy puedo decírtelo, sí… soy una cobarde pero al diablo ya no importa.- Decía seriamente levantando la mano derecha y negando con la cabeza en silencio con los ojos cerrados, los abrió y respiró hondo – Yo… te amo Inuyasha y… me dolió mucho que me presentaras a tu novia, yo he estado llorando durante estos dos meses, sabes… me siento liberada.- Dijo con una risita después escuchó el gritó de su madre y se apuró con lo que hacía

Inuyasha. Kagome yo…

Kagome. No te preocupes no tienes que decir nada, la promesa que hicimos cuando éramos niños quedó atrás cuando la elegiste a ella… así que no importa, bueno… tengo que irme, nunca olvides que en verdad te amé.- Le tocó el rostro y le dedico una tierna sonrisa – Hasta luego Inuyasha.- Le dio un beso en la mejilla muy cerca del labio para después delinear sus cálidos labios con el dedo índice– No te preocupes no te besaré, tienes novia.- Sonrió entretenida ya que el chico estaba realmente nervioso y se podría decir que algo sonrojado, Kagome lo abrazó nuevamente y salió corriendo del lugar gritándole un adiós, al llegar se despidió de todos rápidamente y al ver que su amigo llegaba salió casi corriendo de ahí subiéndose al avión pensando en esa estúpida despedida que había hecho – "Se lo dije… soy una cobarde, pero da igual ya lo hice… ahora, a olvidarlo y empezar una nueva vida como me lo pide Rin… mi madre"

Continuara