La luna se reflejaba en los cabellos pelirrojos de un apuesto chico que miraba fijamente a una castaña de ojos almendrados que estaba sentada enfrente suyo.Parecía estar tan inmersa en el libro que no se había dado cuenta de que el pelirrojo la estaba mirando desde hacía más de media hora.
La radio muggle que que había en la sala común se puso en funcionamiento y una canción comenzó a sonar.
Nada es para siempre amor,
hoy nos toca compartir la misma luna
Y es verdad, que nada sería así siempre, llegado un momento sus caminos se separarían, pero Ron se conformaba en estar bajo la luna con ella.
Y mañana quién sabrá,
Si habrá una separación o habrá fortuna
Mañana…otro día más sin poderla decir todo lo que su corazón lleva reteniendo durante años. Años llenos de peleas, Ron sabía que tenía ese don para hacer que la castaña echase chispas por los ojos, o a lo mejor eso podría cambiar…
Nadie sabe amor, nadie sabe qué podrá pasar mañana.
Quiero amarte hoy, quiero abrir todas las puertas de mi alma.
Quería darla todo, que aunque fuera poco, era lo que él tenía. Darla su amor, su vida, sus sentimientos que cada día se escapaban como las manos que intentan atrapar el agua, sin éxito. No podía…era imposible…
Te quiero hoy. Quiero abrirle al corazón una ventana.
Esto es amor, y es tan grande que no caben mis palabras
No podía esperar más…
Quiero amarte hoy,
Quiero amarte hoy,
Por si no hay mañana
¿Y si en verdad no había mañana?¿Podría sobrevivir con ese sentimiento que le ahogaba cada vez que una lágrima rozaba el rostro de la castaña¿O cada vez que él la hacía llorar, o cada vez que ella no sonreía?
Somos como arena y mar
somos más que una ilusión por que no hay duda
Como arena y mar a veces, pero otras muchas como el perro y el gato…Pero algo especial, eso sí…
Y esta historia de los dos es tan linda como nunca hubo ninguna
Tan linda…como ella, como cada vez que sus gestos le hablaban sin decir ninguna palabra, como cada vez que le dedicaba una sonrisa…
La radio dejó de sonar y Ron volvió al presente, la castaña lo miraba desafiante.
-¿Se puede saber que quieres Ronald?
Sin decir nada se levantó, cerró el libro de golpe y caminó dos pasos hasta que Ron la sujetó con una mano y la obligo a retroceder hacia donde estaba antes. Sus caras estaban frente a frente, Ron deslizó su mirada hacia esos ojos marrones que lo tenían cautivado y sacando fuerzas de algún sitio, subió una mano y acariciándola la cara le confesó:
- Pues…a ti Hermione.
