Categoría: Fanfic
Pareja: KageHina
Género: Slash, Angst, H/C*, SongFic**
Disclaimer: Haruichi Furudate es el autor y propietario de los personajes.
La imagen que cogí para hacer la portada pertenece al doushinji Soko no Tenshi wo Mitsuketa Mono de - Tamagoya (Koshianko)
Glosario (?): En el fic van a ver a Kageyama diciendole "Chap" a Hinata, esta palabra significa "Sol" en no me acuerdo que idioma, era un país de Oriente lo sé aunque ya lo he olvidado.
Empezamos la historia con Kags narrandola.
Something more: Hola chicos ^^ bueno, por alguna razón estoy aquí publicando este fanfic antes de terminarlo y sobretodo (aún más extraño) moviendo cielo mar y tierra para abrir una cuenta en Wattpad (luego de muchos problemas en la noche) y publicarlo aquí también además de en Fanfiction. Había decidido primero lo terminaría y dejaría esto como un OneShot, pero ya que posiblemente no lo hubieran leido completo (además de que se hace un poco tedioso) voy dejando aquí lo que ya tengo. Quizá actualice pronto, quizá no (me inclino más por esta) pero sepan que no voy a dejar esta historia aunque me muera ლ(ಠ益ಠლ) quiero decir, he estado trabajando mucho en ella (Desde el 20 de Febrero [Wow, dos días antes de mi cumpleaños]) que le tengo mucho cariño, así que si me tardo quiero que sepan que no es porque no este haciendo nada sino porque ENSERIO me pongo a pulir cada aspecto, redacción y coherencia, ah~ ustedes saben, esas cosas. Además de que esta historia va como a la mitad, ergo esperen unos dos, tres meses más para que les traiga la continuación (final).
*¿Por qué tiene un asterisco el Hurt/Comfort? Es es nada más y nada menos porque sí juego un poco con esta temática pero solo en algunos casos, se verá más en lo que tengo planeado para adelante pero por el momento eso.
**¿Acaso te inspiraste en una canción? Si, si lo hice ¿Y porque le pones asteriscos? Porque no esta basado en esa canción, como dije me inspire más no es el desarrollo de la canción.
Dicho todo esto espero y les guste la historia y todo eso, dejen reviews ¡O mejor! Compartanlo con sus amigos para que lo lean y esas cosas de amor verdadero ^^
Gracias.
La preparatoria con respecto a la relación con Hinata fue tranquila, tuvimos nuestras peleas pero no hubo nada que no pudiéramos arreglar, él tenía esa creencia de "No voy a esperar a que las cosas salgan bien, voy a hacer que salgan bien". Para él era muy importante la relación, para mi igual, así que dábamos todo por ella y no dejábamos perder ni un solo momento para estar juntos. Éramos bastante melosos.
- Ey, está bien que no nos moleste que salgan juntos pero estamos en práctica – Decía Sugawara-san mientras nos sonría y palmeaba nuestras espaldas.
- Perdonen, es que este idiota me provoca-.
- Ugh, no sé qué es peor, qué se besen a la mitad de la práctica o que sean hombres… o los dos.
- No seas así Tsukisihima, el amor es amor y cuando te toca ya no hay marcha atrás ¿Cierto Yamaguchi?
Sugawara-san era realmente acogedor y sabio, él nos tenía a todos informados sobre la relación de Tsukishima y Yamaguchi, nos ayudaba a comprender cosas que no entendíamos sobre las parejas, el amor y el sexo. – Suga-san parece muy sabio y experimentado en estos temas ¿No crees Kageyama? – yo solo asentía cada vez que Hinata decía eso, pues Sugawara-san no parecía estar muy cómodo con el comentario del peli-naranja pero no podía hacer mucho porque… Sugawara-san siempre fue como un guía para todos al igual que Daichi-san. Por eso cuando se graduaron fue un gran cambio para el equipo, Hinata, Yamaguchi, Tsukishima , Yachi y yo pasamos a ser los "senpais" de unos cinco niños de primero que entraron al club, de los cuales solo quedaron tres ya que los otros dos se decepcionaron al saber que "la gran estrella del Karasuno" ya no estaba. Y bueno, es que fue un golpe duro para todo el equipo, el entrenador Ukai hizo todo lo posible para que nos recuperáramos rápidamente de la perdida de miembros –porque siempre carecimos de jugadores, teníamos los justos pero nunca demasiados- adaptando a los nuevos miembros lo más pronto que se pudiera. Ennoshita se volvió capitán, hizo un muy buen trabajo como este porque tenía la amabilidad y tacto de Sugawara-san pero la determinación y visión de Daichi-san así que ese aspecto estaba cubierto. Creo que el mayor problema que tuvimos cuando se graduaron los de tercero fue que necesitábamos arreglar el asunto del rematador principal, Asahi-san era "la estrella" y hasta ese momento no había nadie que pudiera igualar su fuerza y habilidad para rematar y romper la barrera de los bloqueadores, eventualmente Tanaka-san iría cogiendo una aptitud para eso que parecía una estrella innata, pero tuvimos que perder algunos partidos de práctica antes de que eso pudiera pasar. Luego pasamos a tercero, Hinata quedó como capitán ¿Por qué? Creo que él nunca supo pero cuando nos pusimos a platicar sobre eso un día que llegó a faltar a práctica, Tanaka-san y yo concordamos que Hinata tenía madera de capitán por nuestra experiencia con su equipo de la escuela media en donde mi enano había sabido mantener a un grupo de buenos para nada animados y entusiasmados hasta el final, así que por eso todos estuvimos de acuerdo en que él era el indicado. Ahí conocí una fase de aquel chico que era increíblemente atractiva, una fase donde era más que un bloqueador central hiperactivo y un torpe del vóleibol, una donde tenía determinación, coraje y un espíritu que no se vencía con nada. Algo que ayudo bastante cuando salimos de la escuela media porque a pesar de haber veces en que no nos veíamos por meses, él siempre mantuvo su entusiasmo.
- No tienes que estar triste, Kags, al menos podemos platicar por video chat ¿No crees que sería peor si no pudiéramos hacer ni esto? Es importante y con eso soy feliz.
- Pues yo no, yo quiero abrazarte, besarte, tocarte ¡Quiero todo! No quiero verte solo en fechas importantes, te quiero todos los días.
- Y yo también, pero no conseguimos nada con solo lamentarnos.
- Chap, no voy a permitir que pases más tiempo lejos de mí.
- No voy a vivir contigo, Kags entiende que necesito estar acá, no puedo ir y venir todos los días.
- ¡¿Por qué te tenías que ir a Tokio, estúpido?! ¿No podías quedarte aquí? Conmigo… Te necesito Chap.
- Kags…
No duré mucho, termine yendo a Tokio en el tercer año de la carrera de Hinata, y aunque ya vivía con él había días en que no llegaba a casa. Él estudió medicina, al principio no entendía por qué la elección de esa carrera más lo apoyaba, luego me enteré que la escogió para cuidarme ya que, yo al estar estudiando en una escuela técnica para dedicarme de lleno al deporte a veces llegaba muy cansado, lastimado y había ocasiones en que no comía nada por entrenar. Hinata eligió esa carrera para saber qué hacer cuando yo me enfermara por mi negligencia. Tener a Hinata a mi lado era reconfortante.
- Kags…
- Chap…
- Te… extrañé.
- ¿A mí o a mi pene? – Dije con una sonrisa en la cara.
- ¡Qué inmaduro! ¡Es obvio que a ti...!
- ¿Y por qué te quedas callado?
- Porque también extrañé hacer este tipo de cosas contigo.
Recuerdo mucho la primera vez que hicimos el amor, fue algo realmente tonto; habíamos ido a mi casa para celebrar mi cumpleaños (mi mamá lo había invitado) pero cuando llegamos encontramos en la mesa una caja de pastel y una nota donde mi mamá se disculpaba, no iba a poder estar ya que tenía que trabajar hasta tarde así que paso a comprar el pastel, lo dejó y se fue. Inmediatamente Hinata me volteó a ver y me grito completamente rojo de la cara que todo había sido un plan para ir y que no hubiera nadie, que en definitiva yo ya sabía todo eso. - ¿Estas tonto, idiota? ¿Crees que te mentiría así? Es obvio que no te haría algo… aunque quiera… - Ahí fue el principio del fin. Después de aquellas palabras con las que termine completamente sonrojado Hinata se aventó a mis brazos y me besó, me besó los labios y el cuello, las manos, el torso y comenzó a besar mi vientre también yo solo lo aparté y le planté un gran beso en la frente; si alguien iba a hacer eso iba a ser yo.
Desperté y eran las diez de la noche, no parecía que mi mamá hubiera llegado aún sino me hubiera despertado, estaba un poco preocupado por ella y su salud pero sabía que estaba bien, lo más importante en ese momento era mi adorado Chap. Lo moví un poco y luego le di un beso en la frente para salirme de la cama, me puse mi bóxer y un short, abrí con cuidado la puerta y salí del cuarto como un ladrón… o algo así. En verdad mi mamá no había llegado así que tuve que revisar que era lo que cenaríamos, era tarde así que no podíamos irnos a esa hora a Tokio. En el momento en que abrí el refrigerador me llegó un mensaje al celular, era de mi mamá: "Tobio, perdóname por no poder estar en tu cumpleaños pero tengo mucho trabajo. Espero y les haya gustado el pastel, que se sigan divirtiendo. Felicidades. PD: Deje lasaña preparada en el refrigerador, caliéntala y cénenla. Los amo". Dejé el celular en la barra de la cocina y saque el refractario con el platillo, lo metí en el microondas y deje que se calentara solo un poco, en ese momento escuché ruidillos en la parte de arriba y subí las escaleras donde al llegar me encontré con un chico de cabellos naranjas muy alborotados usando una de mis playeras y tallándose los ojos. Inmediatamente corrí a abrazarlo y estrujarlo, se veía tan endemoniadamente lindo que no hubiera podido resistir sin hacerlo, él solo me abrazó para calmarme.
- Tu mamá siempre ha cocinado muy rico -.
- Mm, no me gusta demasiado la lasaña así que no sé qué decir -.
- Si no te gusta ¿Por qué la hizo tu mamá?-.
- Bueno, antes de que me fuera para Tokio solía gustarme mucho y la comía a diario, pero fue algo raro, me sentía insatisfecho todo el tiempo así que intentaba llenarme con algo y la lasaña era lo único que lo hacía; así que supongo es por eso -.
- ¿Acaso eres un cavernícola? -.
- Estas saliendo con este cavernícola -.
Después de eso Hinata se metió a bañar y yo seguido de él. Mientras me bañaba pensé en muchas cosas con respeto al peli-naranja, era mi novio, sí, pero no podíamos seguir siendo novios toda la vida ¿O sí? Me sequé el cabello y al verme en el espejo noté que tenía una cana en el cabello, no me preocupe mucho por la cana en sí ya que mi familia era de ese tipo de gente que se le blanquea el cabello muy jóvenes, más bien era por lo que representaba ante los demás: edad. Hinata y yo podíamos seguir como hasta ahora hasta que mi cabello se hiciera completamente blanco y después de eso, pero no quería que así fuera.
Hinata estaba viendo uno de sus programas favoritos sentado en el sillón, tenía un tazón de palomitas y refresco, gritaba y pataleaba a ratos, como siempre, pero en esta ocasión me quede en el marco de la pared viendo detenidamente su cabello, sus hombros, el único ojo que le podía ver, su sonrisa y cada expresión que hacía; entonces volteó y me sonrío, inmediatamente me eché a llorar y él corrió hacía mí, preocupado.
- ¿Qué tienes Kageyama? ¿Te sientes bien?- Me preguntó, yo no contesté nada – Kageyama, contéstame ¿Te duele algo?-.
- No.
- ¿Entonces? ¿Qué te pasa?
- Es que yo en verdad te amo.
- ¿Uh?
- Te amo, enserio lo hago, estoy demasiado enamorado de ti como para quedarme así.
- ¿De qué hablas?- Su cara estaba completamente roja y no sabía para donde mirar -.
- Cásate conmigo Hinata.
-¡ ¿Ehh?! – Comenzó a soltar ruiditos casi mudos – No ¿Qué? Espera, sí, pero no ¿Qué dices? Ah… Kageyama, eso ¿No es ilegal aquí? Digo, si quiero pero a la vez no ¿Sabes los problemas que tendríamos si lo hacemos? Tendría que ser todo muy raro y ¿La gente no lo vería mal? ¡Ahh! Tú no podrías ser un jugador profesional y… – Tomé sus manos, lo vi muy detenidamente a los ojos, sus mejillas estaban rojísimas y cuando toqué una de ellas creí que me quemaría la mano - ¿Kageyama? – Dijo casi en un suspiro.
-Hinata, cásate conmigo -. Sus bellos ojos se llenaron de cristales que comenzaron a rodar por sus mejillas que por poco los evaporaban de lo hirvientes que estaban, yo lo miraba aún más fijo y él solo me desviaba la mirada, tragaba saliva y me volvía a ver para repetir todo el proceso.
-¡Si! ¡Te amo!
Se soltó a llorar como si no hubiera un mañana, yo lo abracé y él lloró, lloró… y lloró, yo también estaba llorando pero no hacía tanto ruido como él así que me parece no se dio cuenta en ningún momento, además si hice algún ruido fue casi imperceptible y seguro se ahogó con los sollozos de Chap.
Despertamos y eran las ocho de la mañana, no recordaba otra cosa más que Hinata llorando todo la noche hasta quedar dormido, lo subí a la cama y yo baje a acomodar todo su tiradero. Aún estaba acostado en cama y oí una risita debajo de las cobijas, las levanté y vi a Hinata viéndome fijamente con una gran sonrisa en la cara –Te amo -, sé que puse una cara rara porque él se rio a mas no poder mientras se sujetaba a mi torso desnudo, luego bostezó.
- No quiero levantarme, quiero quedarme aquí para siempre -.
- Quédate un rato más, tengo que bajar a preparar el desayuno -. Me puse mis pantuflas y una sudadera - ¿Está bien que sea curry?
- ¿Con huevo? – Hizo una mueca sarcástica y luego se echó a reír, yo solo salí de la habitación un tanto avergonzado ¿Tan predecible era?
Baje y olisqueé un poco ¿Espagueti? Camine a la cocina y encontré una silueta femenina de cabello negro hasta la cintura dándome la espalda y muy entretenida en la estufa. - ¿Mamá? ¿Ya regresaste? -.
- No Tobio, soy un holograma tontito -.
- Que graciosa – Me senté en una de las sillas y pensé debía decirle que me había comprometido con Hinata, respiré hondo y tome todo el valor del mundo – Oye…
- ¿Te comprometiste ya con Hinata o cuando vas a dejarme verte con traje negro? -.
- ¿Uh? - Ella solo se empezó a reír y bajo el tamaño de la flama.
- Ayer llegué justo cuando le dijiste a Hinata eso, no quise entrar así que me quedé esperando en la entrada solo que tardaron mucho en subir que me cansé y me fui a la casa de la vecina a dormir -.
- Que irresponsable -.
- Bueno, no te moriste ni nada, así que todo está bien -.
- ¿Estás de acuerdo entonces? – Tomó mis mejillas y me sonrió muy tiernamente, como si fuera una pregunta tonta o algo.
- Tobio, tienes ya veintiocho años ¿Crees que no quiero que te cases? Quiero que tengas una familia y seas muy feliz, y si, sé que con Hinata no puedes tener hijos biológicos pero una familia no solo se forma cuando uno tiene hijos sino cuando vive con alguien y a ese lugar lo puedes llamar hogar porque te sientes cómodo, uno tiene una familia cuando le hace feliz ver a esa otra persona al llegar de trabajar. Como tú y yo, solo somos dos pero cuando llego de trabajar y tú estás esperando ya sea en la cocina o en la sala, incluso cuando llego y ya estás dormido soy inmensamente feliz por tenerte conmigo. Ahora vives en Tokio con Hinata pero seguimos siendo una familia, y sé que él puede darte toda esa felicidad que yo vivo a tu lado -.
Sin darme cuenta comencé a llorar y mi madre me abrazó a su pecho, me sentía como si tuviera cinco cuando lloraba por cualquier cosa y ella me cargaba, me acurrucaba en sus brazos y me cantaba hasta que me calamara o me quedara dormido.
Hablando de mi madre, ella siempre ha sido tan acogedora y comprensiva, cuando mi papá murió yo solo tenía cinco años y para un niño tan pequeño es algo muy difícil de comprender, ver que el padre ya no llega a la hora de siempre y la madre se la pasa en su habitación llorando sin comer y sin beber nada más que su pena es algo que no todos pueden sobrellevar, menos un niño de cinco. Un día le llevaba el desayuno a mi mamá para ver si ahora si me aceptaba la comida, iba a tocar pero me detuve porque oí que ella le preguntaba al cielo y a dios porque se habían llevado a su esposo, que él era un marido perfecto y un padre ejemplar, entonces entendí que mi papá no estaba haciendo una jornada de trabajo larga como las había llegado hacer, entendí que ya no debía esperar más frente a la puerta a las ocho de la noche porque él ya no iba a volver. Me solté a llorar y tire la charola de comida al suelo, mi mamá abrió la puerta y me encontró en el suelo hecho un mar de lágrimas incontrolable que pataleaba y gritaba hasta desgárrame la garganta. - ¡Tobio, Tobio! ¿Qué tienes? ¿Qué te paso? – Yo seguía llorando tan desconsoladamente aun cuando ella me levantó y apoyó mi cabeza en su hombro dándome palmaditas en la espalda.
- Tobio, contesta ¿Qué te pasa?
- Papá ya no está, no va a volver y no va a jugar conmigo nunca más ¿Cierto? Y tú estás triste por eso ¿Verdad? -.
- Oh Tobio, papá…
- ¿Está muerto, cierto? Él murió… ¿Verdad? -. Mi mamá me bajo y se agachó al mismo tiempo, tomo mis hombros y subió mi cabeza para verme bien a los ojos, yo ya estaba más tranquilo.
- ¿Sabes lo que es la muerte, Tobio? -.
- Si.
- ¿Dónde lo aprendiste? -.
- El otro día vi a Ruki por la ventana y estaba llorando mucho, su mamá tenía a su perrito en las manos pero este no se movía, lo pusieron en la tierra y ella le echó más encima, luego oí que le dijo que el perrito ya no vivía porque un señor malo lo había lastimado muy feo con su carro, que ya no iba a jugar más con Ruki porque había muerto, pero que él estaba feliz en el dielo con dios y el abuelito de Ruki ¿Eso es cierto?
- ¿Qué es cierto corazón?
- ¿Qué hay un lugar llamado dielo dónde la gente que muere va y es feliz con el abuelo de Ruki? – Mi mamá soltó una risa efímera y yo me sorprendí, era la primera vez en meses que la había visto y esa había sido la mejor manera de reencontrarme con ella.
- Claro que sí, se llama cielo, ahí está papá y tus abuelitos también, el perro de Ruki y su abuelito, allá van las personas si son buenas y pueden estar para siempre con las personas que más aman –.
- ¿Y podemos ir allá? -.
- Por el momento no Tobio, pero algún día, en muuuuuucho tiempo podremos ver a tu papi otra vez ¿Eso te gustaría mucho, no?
- Sí, quiero volver a jugar con papá.
Mamá me abrazó y me acurrucó en manera de cuna, comenzó a cantarme y fuimos a su cuarto, nos quedamos dormidos en su cama y despertamos hasta el siguiente día como a las doce de la tarde, ella se levantó a hacer el desayuno y puso música para animar la casa, se le veía muy feliz y así quería que permaneciera para siempre.
Hinata estaba llorando en el marco de la cocina y no me di cuenta hasta que oí su característico sollozo un tanto ahogado, me levanté muy a la fuerza porque no quería dejar de abrazar a mi mamá pero me daba curiosidad saber porque lloraba. Me acerqué junto con mi madre y nos quedamos viéndolo extrañados, no comprendíamos el porqué de su llanto.
- Le aseguro que voy a hacer muy feliz a su hijo, señora, nunca lo haré llorar y siempre estaré a su lado, lo haré muy feliz, se lo prometo, estaré a su lado sin hacerlo llorar nunca, nunca -.
- Shoyo, estas repitiendo tus palabras -.
- ¡Le juro que no lo voy a hacer llorar! -.
Mi mamá se echó a reír con unas cuantas lágrimas que no lograron salir con el abrazo en sus ojos, su risa era tan suave y reconfortante. Eché mi brazo por encima de ella y le bese la sien. Luego de comer regresamos a Tokio a regañadientes; mientras íbamos en el tren pensaba en la posibilidad de regresar a Sendai a una casa cerca de la de mi madre, porque hasta ese día no había pensado en lo sola que ella se podía estar sintiendo en ese lugar.
Llegamos al apartamento y Hinata se sentó en la mesa del comedor, yo deje el saco y las llaves en su lugar cerca de la puerta y mientras me dirigía al refrigerador a sacar un cartoncillo de leche para beber me preguntó si podíamos irnos a vivir de nuevo a Sendai cerca de mi mamá –Venía pensando en eso durante el camino-. Yo me senté justo frente a él y solo asentí, al parecer él también no quería dejarla sola. Pasaron tres meses y nos regresamos, conseguimos una pequeña casa a una media hora de la de mi madre cerca de la de Nishinoya y Asahi-san, así que esos dos nos iban a visitar con bastante frecuencia, sobre todo cuando Noya-san tenía tiempo pues él había logrado entrar al equipo nacional.
- Y… ¿Cuándo logras entrar conmigo, Kageyama? – Me decía con una gran sonrisa en la cara y un tono un tanto retador.
- No he ido a hacer la prueba, estoy entrenando para que sea seguro-.
- ¿O es que no puedes? -.
- Nishinoya... no lo provoques -.
Asahi-san y Nishinoya habían empezado a vivir juntos desde que el líbero se había graduado del bachillerato, llevaban una relación de novios todo el tiempo y ese día que nos fueron a visitar logré ver un anillo de plata en la mano del mayor. Me quede observando un buen rato su mano hasta que no soportó más mi mirada y me lo hizo saber.
- Realmente es difícil platicar con tu mirada encima, Kageyama -.
- ¡Ah! Disculpa, Asahi-san, me llamó mucho la atención tu anillo, solo eso -.
- ¿Verdad que es bonito? Yo se lo regale – dijo orgulloso el chico de cabello negro – yo no uso el mío porque tendría que quitármelo para las prácticas y no quiero perderlo -.
- Ósea que es… -.
- Eso mismo, un anillo de compromiso, Shoyo -.
Entonces vi como Hinata volteo a ver su mano de una manera muy discreta y rápida, así que me di cuenta que no le había comprado un anillo y podía ponerse a pensar que no era enserio el compromiso, que en realidad no lo quería. Cenamos y vimos una película, también jugamos un poco videojuegos y a las ocho Asahi dijo que se tenían que ir, Nishinoya repeló un poco pero accedió luego de que su novio le recordará que al día siguiente tenía práctica en la mañana más temprano de lo usual. Se despidieron y fueron a su casa tomados de la mano, yo cerré la puerta y al darme la vuelta vi a Hinata sentado en sillón con la mano estirada hacía el techo dando vueltas y viéndola por todos lados, me acerqué y le planté un beso en el nacimiento del cabello que queda por encima de la frente – Mañana vayamos por uno bonito ¿Ok? – su carita se iluminó al instante y se lanzó contra mi haciendo que cayéramos al suelo, él gritaba repetidas veces "Sí" mientras me llenaba la cara de tiernos besos.
No me perdonó ni un minuto de mi mañana, a las nueve ya estaba levantado y listo para salir por el anillo, me levanté a regañadientes y molestó porque Hinata estaba siendo muy ruidoso. Aunque no me podía quejar, yo se lo había dicho. A penas y desayunamos porque estaba más inquieto de lo normal, yo estaba trabajando en una florería así que no podía pagar algo muy caro y eso me estaba causando mucho ruido, Hinata seguía sin trabajar así que no teníamos demasiado en realidad.
- Este, quiero este -. Hinata se detuvo justo en frente de una heladería y me señalo un helado de chocolate con vainilla, primero me quede solo viendo pero luego no puede evitar quejarme.
- Dijimos que vendríamos por el anillo y ya ¿Por qué un helado? -.
- Porque quiero un helado -.
Termine comprando el helado a pesar de que yo no quería porque se puso a hacer berrinche en la calle, luego seguimos caminando y entramos a un café, compramos una hamburguesa cada quien y un refresco además de un pastel para Hinata. De pronto se me olvido a lo que íbamos así que comencé a comprarle muchas cosas, a gastar el dinero, cuando ya se estaba poniendo el sol me di cuenta que me había gastado todo el dinero que tenía.
- Hinata, hiciste que me gastará todo el dinero y ahora no tengo para comprarte el anillo -. Él solo se me quedo viendo y me sonrío apretando más fuerte mi mano.
- Ven, acompáñame –.
Caminamos un poco, la gente nos veía raro (en realidad pienso que todo el tiempo nos vieron así) porque íbamos agarrados de la mano. Realmente no recordaba haber estado ahí antes pero se me hacía bastante familiar, Hinata me llevó a través de unos arbustos por donde teníamos que pasar agachando la cabeza, pasando eso llegamos a un lugar donde los árboles formaban una linda rueda alrededor dejando un espacio realmente encantador por sobre nuestras cabezas. Entonces recordé.
- ¿Por qué me trajiste aquí? -.
- ¿No es obvio? -.
- No, dime -.
- Hace tanto tiempo que no tenemos una cita Kags, además ya mañana comienzo a trabajar y extraño salir contigo a caminar y tontear un rato, extraño jugar voleibol y que me mandes pases, como en la escuela media cuando estábamos en Karasuno, ya hace tanto de eso… -.
- Once años -. Me recosté a un lado suyo y este me siguió sujetando mi mano.
- Si, tanto tiempo ya y casi no hemos visto a los demás, me pregunto cómo estarán -. Me comenzó a entrar la curiosidad por ellos también, sabíamos que Nishinoya y Asahi estaban juntos pero de los demás nada, ni siquiera como iban con el tema del voleibol – Hay que salir todos de nuevo, juguemos un partido -.
- De seguro están muy ocupados con sus trabajos y sus familias, no olvides que ellos son más grandes que nosotros.
- Pero solo son dos años Kags, no creo que haya mucha diferencia, además es posible que ellos también nos extrañen -.
Hinata me volteó a ver y puso una cara de perro abandonado como si intentará conseguir algo, inmediatamente asentí y le di un beso para luego atraerlo hacia mí y abrazarlo. Comenzamos a recordar los tiempos en Karasuno, cuando teníamos nuestra rivalidad con Aoba Jhosai y sobre todo con Oikawa, la vez que lloramos al perder el partido en el Inter-High y cuando ganamos contra el Shiratorizawa. Recuerdo que no hubo época en la que viviéramos tan intensamente que en ese primer año en Karasuno, siempre había euforia y las emociones estaban a flor de piel así que se podría decir que realmente vivimos al cien, sin remordimientos ni nada.
Llegando intentamos contactarlos por las redes sociales y el teléfono, no sabíamos si seguiría siendo el mismo de hace años pero aun así intentamos. Logramos contactar a Sugawara, Daichi, Tanaka y Yamaguchi, pero solo a ellos cuatro sin incluir a Asahi-san y Nishinoya. Los invitamos a nuestra casa a pasar un día y una noche, quizá se quedarían el fin de semana entero, y aunque le había dicho a Hinata que era muy poco probable algo así él seguía entusiasmado como antes, cuando levantaba el balón para él y remataba con todo su corazón.
El día había llegado, compramos una vajilla completa y Hinata hizo un pastel para todos, yo me encargaría de cocinar pues no confiaba mucho en las habilidades culinarias de mi novio. Era bueno para la repostería pero en absoluto sabía cocinar siquiera arroz. Una hora antes de la llegada de todos Hinata estaba sentado en una silla que puso justo al frente de la puerta, yo solo me quede en el sillón esperando muy emocionado pero en silencio. Al sonar el timbre el enano abrió de un solo golpe para encontrarnos a un chico de largos cabellos verdes amarrados en una colita especie samurái, pecas en la cara y una gran sonrisa que llevaba un refractario con, seguro, algo delicioso.
- Yamaguchi – Grito Hinata mientras lo abrazaba – Haz crecido mucho, enserio.
- Tú también Hinata, un poco -.
Comencé a reír mucho, sí, Hinata había crecido unos cuantos centímetros que ya media casi un metro con setenta, pero de todas formas seguía siendo el segundo más chico de todos.
Luego de un rato llegaron Asahi y Nishinoya seguidos de Tanaka y Kiyoko-san quienes lucían un fantástico anillo plateado con una piedra azul de adorno en el dedo anular, Hinata y yo nos quedamos boquiabiertos cuando nos confirmaron que se casarían pronto –y que por supuesto estábamos invitados- pues Tanaka siempre estaba haciendo mucho ruido alrededor de Kiyoko-san pero nunca creímos que realmente fuera algo serio y mucho menos que empezarán a andar o incluso comprometerse –Empezamos a andar en cuanto Daichi-san y los demás de tercero se graduaron, pero no encontré una oportunidad de decírselos, el único que sabía era Noya y Asahi, y eso porque Noya le contó -. Seguimos platicando un buen rato hasta que entró por la puerta un hombre de cabellos platinados con un azabache justo detrás de él. Sugawara-san y Daichi-san se veían bastante bien… conservados, creo, que tampoco es como si pudieran verse considerablemente viejos porque solo eran dos años más grandes, pero aunque ninguno de los dos siguiera jugando voleibol tenían un cuerpo bastante trabajado.
- ¿Y dónde está Tsukishima, Yamaguchi? -.
- No lo sé, supongo que en el Congo o algo así, no me ha avisado a donde lo mandaron esta vez-.
- ¿Está vez? -.
- Tsukishima trabaja como doctor pseudo-particular para colonias rurales en diferentes países – Contestó Daichi mientras tomaba un trago del café que nos preparó Kiyoko.
- Entonces sigues saliendo con él ¿No? – Tenía que preguntar, definitivamente no podía quedarme con la duda después de la gran sorpresa de Tanaka.
- ¡No! Eso sería una locura, sé que en la preparatoria estábamos saliendo pero creo que era un sentimiento de admiración y algo de envidia hacia a él que confundí con amor, yo ahora estoy casado -. Sugawara y Daichi se regalaron una mirada y sonrisa cómplice, ellos definitivamente sabían pero ya que Tanaka, Kiyoko, Asahi y Nishinoya tenían la misma expresión que yo y Hinata deduje que solo eran esos dos los que se habían mantenido informados de nuestros paraderos.
- ¿Con quién? – El primero en romper el silencio fue mi novio, tan directo como siempre y tan tonto… como siempre.
- Con… Yachi-chan – Todos abrimos los ojos de par en par (todos menos los dos mayores) pues era difícil creer lo que se estaba oyendo.
Hinata se quedó callado unos segundos, supongo que para analizar la situación, e inmediatamente sonrío de par en par, no tardo nada en pedir el número de Yachi y mucho menos en llamarle; salió de la sala para poder hablar con más tranquilidad.
Recuerdo bastante lo bien que esos dos se llevaron desde el principio, Yachi llegó hecha un manojo de nervios pero gracias a la personalidad de Hinata se fue acostumbrando a lo efusivos que éramos en ese entonces, ya para tercero podía esquivar los balones sin siquiera voltear a ver, era como una Kiyoko pero menos sería y más afable.
Ese día nos divertimos mucho, jugamos varios partidos tres contra tres y comimos sandía, algunos refrigerios que llevo Kiyoko-san y otras frutas varias que habíamos comprado Hinata y yo el día anterior, era como si volviéramos en el tiempo y si hubiera podido lo hubiera mantenido así para siempre, con todos ahí haciendo lo que nos gusta, comiendo juntos, riendo, con Hinata a mi lado…
Hinata's POV
A la mañana siguiente todos se fueron, había unas cuantas caras tristes pero era normal, aunque creo que yo era el más triste de ahí porque no quería volver a estar sin ellos, era raro pero sentía como si fuera una necesidad el tenerlos ahí.
- ¿Cuándo vamos a volver a invitarlos? – Le pregunté a Kageyama un poco a modo de puchero.
- Primero trabajo, luego un sueldo y al final otra reunión ¿Ok? -.
- Te recuerdo que ya tengo un trabajo, Kags - Solté un bufido, no quería ir a trabajar.
- No te quejes -.
Había conseguido un trabajo en una tienda de café express a unos veinte minutos en bicicleta de la casa, no me pagarían una millonada pero al menos tendría algo de dinero para comprarle su anillo a Kags.
Kageyama se fue a la florería y yo me quede en la casa limpiando un poco, lavando ropa e intentando hacer algo de comer sin mucho éxito así que tuve que llamarle a mi madre para que me introdujera un poco a la cocina, al menos para hacer arroz o algo – Es un milagro que llamarás Shoyo, hace tres meses que no recibo llamada tuya ¿Aún vives con Tobio? ¿Cuándo nos vas a presentar a tu novia, eh? Tu madre esta curiosa – Luego de terminar la llamada y los pocos onigiris que sobrevivieron me senté a comerlos en la mesa del comedor sin muchas ganas – Novia, uh… -.
Definitivamente el no haberle dicho a mi mamá que era gay y que estaba viviendo con mi novio era algo que me preocupaba mucho y me hacía sentir culpable en realidad, no tanto para con ella sino con Kageyama que no sabía nada del asunto, mucho menos que mi familia creía que yo tenía una linda novia a la que había conocido en la carrera a la que quería mucho y que pronto ejercería mi profesión junto a ella en un hospital.
- Ahh~ ¿Cómo voy a resolver esto? -.
- ¿Qué tienes que resolver? -.
- ¡Yachi! -.
Luego de casi caerme de la silla y que mi vieja amiga me ayudará le invite un poco del platillo que había hecho, ella solo se quejó de la sal y puso a hervir un poco de té para que pudiéramos comerlos; mientras hacía todo eso me quede viendo su anillo dorado en el dedo corazón y me pregunté que se sentiría estar casado con la persona a la que más amas.
Me explico que Yamaguchi le dijo que me fuera a visitar para que platicáramos un poco de todo, sobre todo para disculparse por no haberme invitado a su boda – Es que nadie sabía dónde localizarlos, luego de que te fuiste a Tokio era imposible encontrarlos, solo pudimos localizar a Daichi-san y a Sugawara-san, pero a nadie más - Aún seguía siendo bastante nerviosa y torpe pero se veía bastante madura, llevaba el cabello amarrado en una trenza hecha un bultito circular por arriba de su nuca, una falda blanca de encaje muy linda, una playera ligera rosa y unos botines cafés con apenas un pellizco de tacón - ¿Cómo es la vida en pareja, Yachi? – Se me quedo viendo un poco raro e inmediatamente suavizo su gesto.
- ¿A qué se debe la preocupación? ¿A que realmente quieres casarte con Kageyama o a que a tu padre no le va a gustar nada que le digas que andas con un hombre? -.
- ¿Cómo sabes…? -.
- ¿Recuerdas el día en que fui a tu casa a estudiar y sin querer se me salió decir que Nishinoya-san y Azumane-san estaban saliendo juntos? -.
- Si -.
- Pues tu padre se puso como loco a decir que la homosexualidad era algo anti-natural y repugnante, que de eso no se hablaba en tu casa, yo me sentí muy mal, sobre todo por ti y Kageyama, aún me preocupa.
- Él es así -.
- Sí, pero no puedes estar mintiendo a todo el mundo, en especial a Kageyama -.
Platicamos casi todo el día sobre ese asunto, le conté todo lo que le había dicho a mis padres y a los demás, Yachi solo me veía cuidadosamente como si estuviera analizando todo con mucho detalle y sin que se le pasará nada; al final solo me dijo que tenía que decidir que era más importante, si mi relación con Kageyama o lo que pensará mi familia de ello, luego se fue dejándome con un montón de preguntas en mi cabeza que solo hacían que la telaraña de ideas que tenía se hiciera más grande cada día. Kags llegó y me encontró recostado en el sillón escuchando un poco de música tranquila, no me despertó solamente me cargó a la cama.
Era lunes y por lo consiguiente mi primer día de trabajo en la cafetería, me puse un pantalón negro y una playera blanca, sobre estos mi chamarra café con afelpado en la cachucha, ya era Abril pero el aire de la mañana seguía siendo bastante frío. Llegué al local a la hora en punto y nos recibió, a mí y a otras tres personas, un chico de cabellos castaños muy alegre y alto que nos empezó a explicar cómo funcionaba todo – No hay problema con que no se aprendan el menú para mañana pero si al menos para cuando acabe el mes ¿Ok? – luego se eso se puso a hacer otras cosas, yo me quedé viendo a la puerta de la cocina como si estuviera perdido, una chica me tocó el hombro y yo salté hacía atrás.
- Ah... lo siento, creí que te sentías mal o algo así… ¿Estás bien, no? -.
- Si, perdón, es que estaba pensando un poco – Ella se río y me paso el menú que yo había tirado al suelo -.
- Me llamo Ayuzawa Mio, un gusto -.
"Mio" Era un nombre lindo y que iba muy acorde a su físico, cabello lacio y largo de color negro, una piel muy pálida y ojos azules casi grises.
Aquella mujercilla se volvió pronto mi amiga, era muy fácil platicar con ella y siempre estaba ahí para ayudarme en lo que fuera como aprenderme el menú o cosas de ese estilo, me caía muy bien, me sentía cómodo hablando con ella, y aunque no fuera de las personas que hacen mucha plática siempre escuchaba atenta cada una de las historias que yo le contaba, además me llevaba postres que ella misma hacía para que los probara antes de que los vendieran en la pastelería de su familia – Eres una chica muy dulce Mio, como los dulces que haces -. En realidad Mio no representaba nada más que una amiga para mí pero a Kageyama no le parecía mucho la idea de que me hiciera tan cercano a ella porque siempre que le llegaba a mencionar chasqueaba la lengua y se tronaba los dedos, ansioso.
- El otro día Kyotani llevo un poco de lo que comió el día anterior como o-bento y estaba muy delicioso -.
- ¿Y luego? -.
- Entonces me puse a pensar porque tú no me haces o-bento Kags -.
- Si te dan almuerzo y comida ahí ¿Por qué vamos a gastar lo que tenemos aquí si allá es gratis?-.
- No sé, hasta los padres de Mio-chan le preparan uno-.
A partir de ese día una caja de o-bento se encontraba en la mesa del comedor todos los días, a veces era lo que habíamos cenado el día anterior pero la mayoría eran cosas que seguro Kageyama había preparado esa misma mañana antes de irse, aunque él decía que lo hacía solo porque le daba tiempo de hacerlo. Cierta ocasión me levante alrededor de las tres de la madrugada porque algo que había comido en el trabajo me había caído mal, y cuando salí del baño me di cuenta que una luz en el piso de abajo estaba prendida, no baje para no incomodarlo pero recuerdo que fui increíblemente feliz en ese momento. De todas las cosas que Kageyama hizo por mi recuerdo una en específico con mucha alegría, fue un día en que se quedó despierto hasta tarde y por lo consecuente no se levantó temprano, así que en esa ocasión no me había preparado un o-bento – Siento tanto que no haya podido prepararte el almuerzo, tendrás que pedirle a tu jefe que hoy te alimente -, yo me fui de la casa sin preocuparme mucho por ello ya que en efecto, si le decía a Murasawa que ese día comería ahí no representaría un problema para mi sueldo o para ellos ya que era un servicio del lugar, pero me pareció que a Kageyama lo estuvo molestando la idea toda la mañana porque cuando fue hora de la comida lo encontré en la puerta del café con una cara roja y una caja en las manos.
- ¡Kags! – Corrí directamente hacía él y antes de que me aventara sobre sus brazos me detuve para no hacer una de esas escenas "gays" que tanto le molestaba a Kageyama hiciera - ¿Qué haces aquí? -.
- Bueno, no quería que tuvieras problemas con tu jefe así que pase a comprarte algo en el camino para que comas -.
- ¿Ya saliste? – Vi el reloj y me di cuenta que ya eran las tres de la tarde, ni siquiera me había percatado de ello - ¿Quieres quedarte a comer? -.
- No, prefiero irme a la casa, es más fresca -.
- No mordemos Tobio, quédate, morimos por oír las historias del novio de Shoyo -.
- Si Sho-chan, dile que se quede-.
- No gracias – Kageyama vio a mi compañero y a Mio con la misma cara que miraría un examen de matemáticas o algo en los tiempos de preparatoria - ¿Por qué te llama Shoyo? -.
- Uh… ¿Por qué así me llamo? -.
- No me voy a quedar, recordé que tengo algo que hacer en la casa, te veo allá -.
En ese momento no me di cuenta de los celos de Kageyama pero se fueron haciendo más evidentes con el paso de los días, mencionaba el trabajo y se molestaba, me iba más arreglado de lo normal y se molestaba, mencionaba a mis demás compañeros y se molestaba, y aunque me parecía algo realmente lindo empezó a enfurecerme que me estuviera mandando mensajes cada diez minutos mientras estaba en el trabajo o que solo fuera a sentarse en una mesa del café sin pedir otra cosa que un vaso de agua ocupando un lugar que fácil otros clientes podrían usar – Shoyo, sabes que no me molesta que vengan conocidos suyos al trabajo y que platiquen un poco con ellos pero tu novio ocupa un lugar y no consume nada, que compré algo o me veré en la necesidad de prohibirle entrar -. A mí no me gustaba nada que Kageyama comenzará a intervenir en mi trabajo, podía pasar por alto sus celos pero no comprendía cual era el objetivo de sentarse en una mesa del rincón para verme ¿Qué ganaba con ello?
- Murasawa-san está molesto porque le ahuyentas a los clientes -.
- Dejaré de ir si así lo quieres –.
- Por favor -.
- Solo déjame ver si alguien de los chicos está dispuesto a cuidarte –.
- No Kags – Tome sus manos, estaba preocupado por todo ese asunto, no me importaba otra cosa en ese momento más que él y sus pensamientos celosos – no necesitas estarme vigilando ¿Acaso hice algo para que desconfíes de mí? -.
Luego de ese día Kageyama no volvió a presentarse en el café más que para recogerme o llevarme alguna cosa que se me hubiera podido olvidar, se podía sentir un aura de alivio en todos mis compañeros pero a mí no me había dejado satisfecho la resolución del problema aunque intente dejarlo pasar. Platicando por chat con Yachi le conté todo lo que había sucedido en esos cinco meses, le pedí consejos y desahogué mis preocupaciones con ella – Creo que deberías hacer lo que me habías contado, ya sabes, lo de la cena y eso, porque al igual que tú creo que a Kageyama no se le ha pasado el coraje. Verás que funciona -. El plan que había estado formulando en secreto era para darle el anillo que le había comprado a Kageyama, constaba de una cena en un restaurante algo elegante el día en que cumpliríamos nuestro doceavo aniversario; el lugar ya lo tenía reservado desde Junio pero no había querido entrar en acción ya que no tenía un traje bonito para la ocasión pero ya que Yachi me había inspirado decidí al fin ir a comprarlo con un poco de su ayuda. – Yo creo que un traje es muy formal para una cena y además es anticuado, yo votaría por un pantalón de vestir y una gabardina de un color fuerte con una camisa de color plano y un suéter, por los zapatos no debemos de preocuparnos mucho si tienes unos negros está perfecto – Recorrimos cada rincón del centro, me hizo probarme alrededor de cinco conjuntos por cada tienda así como zapatos y corbatas "solo por si acaso". Salí de uno de los probadores para que Yachi me diera su opinión pero no la encontré, estire un poco el cuello sobre los anaqueles pequeños para ver si la encontraba sin éxito.
- Shoyo – Escuché alegremente detrás de mí - ¿Qué estás haciendo aquí? ¿Renovando tu guardarropa? -.
- Algo así ¿Y tú que haces aquí? -.
- Vine a recoger algo para mi padre, mañana es la inauguración de una sucursal en Tokio y mandaron a arreglar su traje ya que no le quedaba -.
- ¿Lo ajustaron? -.
Bueno, si por ajustar te refieres a que le agregaron tela, si – Mio llevaba un pantalón de mezclilla claro acompañado de una camisa azul cielo ceñida al cuerpo, se veía realmente linda así que no pude evitar hacerle un cumplido - ¿Eso crees Shoyo? Muchas gracias, viniendo de ti… -.
- No entiendo mucho de ropa o moda… en realidad no entiendo muchas cosas que no sean de medicina o voleibol pero sé ver cuando una chica es muy bella -.
- Shoyo… -.
Entonces se oyó la voz de mi acompañante salir por detrás de un chico alto y fornido que llevaba un montón de ropa en todos los tonos y colores existentes – Parece que vas a tener que quedarte un buen rato aquí, nos vemos – entonces Yachi me miró de pies a cabeza, negó con la suya y me metió de un tiro en el cambiador de nueva cuenta; estuve entrando y saliendo con ropa totalmente distinta por más de tres horas hasta que por fin la rubia se decidió por un conjunto. Luego de que pagará una ridícula gran cantidad de dinero por la ropa nos fuimos a comer algo rápido porque me estaba muriendo de hambre.
- No me da buena espina esa chica Shoyo – Dijo luego de veinte minutos de observar su bebida sin hacer otra cosa más que eso -, es muy alegre y coqueta contigo -.
Solo es amable -.
- No, estoy segura que no solo es amable contigo, estoy segura que quiere algo más que solo tu amistad … - Yo no entendía mucho pero Yachi tenía una cara bastante seria y en todo ese diálogo no le quito la vista a la botella de antes – Tienes prohibido hacer amistar con ella -.
- Muy tarde, ya es mi amiga Yachi, además ¿Tú también vas a empezar con eso? Ya le dije a Kageyama que… -.
- Wow ¿Qué? – Me interrumpió de un tajo - ¿Esta es la chica por la cual Kageyama se puso celoso? ¡Ahora lo entiendo todo! Tiene sus razones -.
- ¿Le vas a dar la razón?-.
- Shoyo… - suspiro – Hinata, esa chica transpira feromonas alrededor de ti, es obvio que le gustas.
- ¿A Mio? ¡Claro que no! -.
Claro que sí, le gustaba a Mio pero yo era demasiado torpe en muchas cosas como para darme cuenta, me molesta darme cuenta que Kageyama era y es más diligente para el amor que yo, sobretodo porque si hubiera tenido un poco de la habilidad de Yachi o Kageyama para notar los sentimientos de las demás personas nos hubiéramos ahorrado muchos problemas en ese entonces; pero lamentablemente así no fueron las cosas. Todo se fue en picada desde el día en que llegó la carta de aceptación de Kageyama, yo no sabía que él había ido a presentar la prueba para el equipo nacional así que lo más seguro es que yo no debía de haber visto ese sobre antes que él, pero lo vi y fue el mismo día en que íbamos a tener nuestra cena, literalmente le rogaban que empezara cuanto antes su entrenamiento – Tokio… -. Decidí, luego de mucho pensarlo, que no le daría el anillo a Kageyama, así seguiríamos justo como habíamos estado todo ese tiempo. Dio la noche y recibí un mensaje del dueño del restaurante para preguntar si asistiríamos a la reservación, le respondí con una larga disculpa y con un dolor extraño en el pecho, también pedí que me devolviera el dinero de la reservación ya que no iba a tener la oportunidad de presentarme en otra ocasión.
Hablando de eso, la reservación era algo especial, había logrado conseguir que me dejaran una sala privada en la planta alta del restaurante a un costo bastante considerable pero no ridículamente caro, habría un señor tocando el saxofón solo para nosotros junto con una tecladista acompañándolo. El menú no era nada muy extravagante, una crema de albaca como sopa y de plato fuerte un corte americano de cordero en término medio con guarnición de risotto, para postre elegí un pay de crema con fresa adornado con fruta de esta misma y llevaría el anillo justo al lado de la frutilla, como dije, nada muy extravagante. El anillo que compre lo elegí por el color de la piedra que tenía en el centro, era azul como los ojos de Kageyama y la suya tenía un color chocolate, el resto de la joya era de plata pulida con barniz mate; realmente esperaba que se diera cuenta el porqué de ese tono. En fin, todo eso no iba a servir de nada ya que no iríamos a la cena ese día y posiblemente ningún otro día más. Ese día me deprimí bastante, me quede en la sala tirado en el sillón escuchando un poco de música con mi reproductor, Kageyama llegó y yo no tenía muchas ganas de moverme de mi cómodo lugar – No fuiste a trabajar ¿Por qué? – moví los hombros en señal de no estar seguro de la respuesta, él me dio un beso en la frente y antes de que se fuera lo llamé casi susurrando.
- Hay una carta de la Organización del Deporte de Japón en la mesa junto con el sobre de mi paga y una carta de mi mamá – El chico arqueo las cejas hacía abajo y luego se sentó en la codera del sillón.
- No tienes que ser condescendiente, sé que no soy lo suficientemente bueno para… -
- Quieren que empieces cuanto antes, si puedes ir mañana a Tokio mejor, te están esperando con muchas ansias – Era lo mejor, no podía arruinarle eso a Kageyama, él había querido eso desde pequeño, creció preparándose para ese sobre y yo no se lo iba a quitar por un sueño cursi y poco convencional – creo que deberías de ir, yo te espero aquí ya que tengo que ir a trabajar, no puedo faltar dos días seguidos, ve.
- ¿Cómo te voy a dejar aquí solo tonto? A penas y puedes hacerte de comer ¿Crees que vas a sobrevivir un fin de semana sin mí? No, iremos los dos – Sus labios decían una cosa pero sus ojos gritaban que estaba listo para tomar su maleta e irse en ese mismo instante en el próximo tren que saliera a Tokio -, además ¿Quién me va a alentar cuando esté jugando allá? Puede que también te dejen jugar a ti, rematar algunos pases y que te acepten en el equipo.
- No lo creo, tiene ya mucho tiempo que no juego así que es imposible que me acepten – Me incorpore y abracé por la espalda a mi novio, recargué mi frente en esta y suspire sin hacer ni un solo ruido, no podía dejar que se diera cuenta, Kageyama solo me tomó de las manos y relajo su cuerpo.
- Disculpa por no haberte dicho que fui a hacer la presentación de ingreso, quería darte una sorpresa – "Vaya sorpresa" pensé -, además no podía darte más problemas en tu trabajo, ya te cause los suficientes con mi intromisión en el café.
- Está bien, estoy muy feliz por ti.
- ¿Enserio? – Se dio la vuelta y me vio directamente a los ojos con ese par de orbes intimidantes, mis ojos comenzaron a arderme y cuando parpadeé empezaron a lagrimear - ¿Por qué lloras?
- Es que… tú…
Me solté a llorar como un tonto toda la noche, no podía formular palabra alguna y una vez me quede sin lágrimas solo pude recostarme sobre el regazo de Kageyama. Hasta que dejé de sollozar me subió al cuarto en brazos y me dijo mientras acariciaba mi cabello que mañana iría a Tokio, por mí, entonces salió de la habitación para dejarme descansar, las lágrimas volvieron a salir sin que yo lo pudiera evitar.
Al levantarme sentía el cuerpo pesado, como si hubiera corrido un maratón completo, pero tenía que acompañar a Kageyama al tren así que me levanté casi de milagro, me puse un pants y una sudadera gruesa azul marino encima de mi piel. – Creí que habías muerto, te quedaste súper dormido – Kags ya me estaba esperando sentado en la mesa de la cocina tomando café.
- ¿Café? Creí que no te gustaba -.
- Es más leche que otra cosa – Se puso de pie y tomó la maleta blanca con letras azules que le había comprado cuando estábamos en tercero de preparatoria y que nunca había usado – Tenía que mantenerme despierto y como no me gusta la leche caliente no había de otra.
Sentí como mi corazón se aceleraba de lo feliz que estaba, estuve a punto de lanzarme sobre él pero seguro se molestaría por retrasarlo así que solo me apresure y lo tome de la mano.
Llegamos a la estación y ya estaba comenzando a calentar el sol, puse mis manos en la orilla de la sudadera e hice el ademán para quitármela hasta que Kageyama me gritó - ¡No te desnudes aquí, idiota! – me quedé pasmado por unos segundos cuando me rodeo con sus brazos y luego me solté a reír. "Es muy lindo" pensé mientras me acomodaba mi ropa. Nos despedimos con un abrazo muy fuerte y cuando las puertas del vagón se abrieron sentí los suaves labios de mi novio sobre los míos, luego su lengua se adentró a mi boca y al separarnos dejo un hilo de baba entre nosotros. Kageyama solo recargó su frente con la mía – Te amo – e inmediatamente se metió en el tren dejándome con una cara completamente roja y un sinfín de miradas sobre mí. Me coloqué la capucha para regresar a la casa, lo haría caminando a pesar del suplicio que tendría que pasar a causa del sol y mi mala elección de vestimenta, pero tenía muchas cosas en que pensar con respecto a Kageyama, sobretodo el asunto de mi madre. Yo enserio había querido decirle tantas a veces a mis papás sobre mi relación con Kageyama pero no pude reunir el coraje necesario todas esas ocasiones que había ido a la casa para platicar con ellos, cada vez que tenía en frente a mi padre y madre se me entumecía la lengua y un nudo en mi garganta impedía que saliera la voz, al final de cuentas siempre terminaba diciéndoles algo relacionado con mi supuesta novia. Termine en un parque lleno de palomas sentado en un columpio, no tenía muchas ganas de moverme o comer así que solo me quede ahí a esperar que se resolvieran todos mis problemas.
Al caer la noche decidí que no podía quedarme más tiempo o me secuestrarían, robarían la cartera o algo por el estilo. Revisé mi celular y tenía como cincuenta llamadas perdidas de Kageyama y otras veinte de Yachi, algunas de la mamá de Tobio y una de Sugawara-san, escribí un mensaje vago y agregué a todos al campo de destinatario, "Siento la preocupación pero tenía el celular en silencio. Estoy vivo" agregué una carita feliz para que pareciera un mensaje que escribiría en cualquier momento. Guardé el celular y continué caminando, iba a comprarme algo de comer en una tienda de conveniencia que vi en el camino pero me detuve al ver a mi hermana saliendo de esta, me escondí detrás de un teléfono de monedas y esperé hasta que se fuera; me dieron ganas de ir a abrazarla y platicar un poco con ella ya que no la había visto desde hace ya mucho tiempo, pero estaba consternado, con los ojos hinchados y sucio, seguramente ella hubiera querido llevarme a casa y lo último que necesitaba ese día era verle la cara a mis padres. Seguí con mi camino y el estómago vació que rugía como si no hubiera comido en una semana entera, pensé en llegar a hacerme un poco de arroz pero recordé que la última vez que intente cocinarlo tuvimos que comprar una nueva vaporera, además Kageyama había dicho que dejaría un poco de comida para el fin de semana que estaría fuera, así que apresuré el paso. Empecé a tararear una canción que había estado escuchando muy seguido últimamente y que de alguna forma se estaba convirtiendo en mi canción favorita, me hacía llorar en ocasiones. Baje la mirada para sacar las llaves de mi bolsillo y cuando regrese a ver el frente me encontré con una rubia de cabello atado en dos trenzas y los brazos cruzados en la puerta de mi casa – Hola Yachi – dije con las cejas colgando de pena.
- No puedo creer que le hayas mentido a Kageyama ¿Enserio? Mira que mandar el mismo mensaje a todos es… ¿Dónde estabas? – Yachi estaba hecha una furia, caminaba en círculos con los brazos en la cintura y daba pasos muy pesados.
- Me quedé en un parque de camino a casa -.
- ¡¿Más de doce horas?! ¿Ya viste que hora es? Son las ocho de la noche ¡Creí que te había pasado algo! Kageyama me habló preocupadísimo de que no le habías avisado si ya estabas en la casa o no, se le oía la voz quebrada. No creas que porque ya le propusiste matrimonio puedes hacer este tipo de cosas irresponsables ¡No seas desconsiderado Hinata!
- No, no hice nada – Se me quedó viendo primero con cara enojada, luego su expresión cambió completamente, se sentó a mi lado y me abrazó, todo sin decir nada. Comenzó a acariciar mi cabeza luego de que me obligara a colocarla sobre su hombro.
- Puedes llorar si quieres Shoyo, está bien – Cuando dijo eso sentí como ese nudo molesto en mi garganta se empezaba a formar de nueva cuenta, pero lo evite pasando un poco de saliva.
- Estoy muy confundido Yachi, creí que era lo correcto pero hace mucho tiempo que no veía ese brillo en sus ojos ¿Es que acaso ya no lo hago feliz como antes? Porque antes veía seguido esos ojos emocionados y felices pero ahora ya no, entonces cuando vi su emoción por la carta de aceptación supe que no podía ser tan egoísta, yo estoy feliz con solo tenerlo a mi lado, no importa como pero quiero que sea por siempre ¡Pero él es feliz jugando voleibol! ¡No conmigo Yachi! Sé que me ama y que le gusta estar conmigo ¡Pero yo no lo hago así de feliz! ¡Yo no puedo completarlo! – Mi cara estaba hecha un desastre, mis ojos no dejaban de soltar lágrimas y mis mejillas estaban completamente empapadas por estas, tenía la garganta seca de tanto gritar así como un dolor de cabeza que me dejaba una sensación de mareo horrible – Quiero estar con él toda la vida, quiero verlo triunfar, no me importa si es conmigo o no, yo estudie medicina para apoyarlo en este sueño, todo lo que he hecho ha sido por él Yachi ¡¿Entonces por qué me siento tan infeliz?! ¿Por qué me siento tan incompleto? ¿Por qué no siento lo mismo por parte de Kageyama? ¡¿Él me ama, verdad?! ¡¿Él sería igual de feliz a mi lado aunque no pudiera jugar, cierto?! – Mi amiga solo me veía con los ojos hechos un mar, su nariz estaba roja y lo único que hacía era pasarse la mano para quitar el exceso de agua de su cara – Y no quiero ser egoísta pero cuando me enteré que lo habían aceptado en el equipo nacional me enoje tanto, no porque estuviera celoso sino porque sabía que no lo pensaría dos veces antes de irse corriendo a Tokio ¡No le importo nada lo que yo pudiera pensar! Claro que le dije que tenía que ir para no perder su lugar, pero esperaba que se negara más ¡Qué de al menos se hiciera el difícil! Pero no fue así, le insistí una vez y dio el brazo a torcer, es más, se fue incluso cuando me puse a llorar frente a él, no le dije nada pero él no se ocupó de preguntarme nada ¡Le importó bien poco las razones de mi llanto! En estos momentos ni siquiera debe de estar pensando en mí, seguro esta como loco levantando el balón para sus futuros compañeros de equipo, seguro esta allá con Noya-san y con Oikawa-san, también con Ushijima ¡Y estoy seguro que no me ha mencionado ni por error!
- Él te ama y se preocupa por ti, sino ¿Por qué te llamaría tantas veces y me llamaría a mí para saber cómo estás?
Yachi tomó mi cara entre sus manos y se me quedó viendo fijamente mientras me decía aquellas palabras tan reconfortantes, yo levanté mis manos y tomé las suyas para soltarme a llorar entre sus brazos, era increíble que pudiera seguir llorando luego de haberlo hecho toda la noche anterior y en el parque aquel, parecía que nunca se acabaran. Esa noche mí amiga se quedó conmigo, nos acostamos con las manos entrelazadas y las cabezas juntas, no supe cuando perdí el conocimiento pero definitivamente ella se había dormido después que yo. Desperté en la misma posición en la que me había quedado en la madrugada y Yachi estaba frente a mi idéntica a mis recuerdos de la noche, no se había movido ni un milímetro. Se despertó unos dos minutos luego de mí y me sonrió con una mirada triste y pesarosa, quise decirle que no tenía por qué preocuparse pero estaba tan alterado que seguro comenzaba a llorar otra vez si hablaba. La acerqué a mí para abrazarla y ella respondió rodeándome por la cintura e hincando su cara en mí pecho, no sé por cuanto tiempo estuvimos así pero no nos movimos hasta que su celular sonó como por eso de las tres de la tarde, era Yamaguchi quien estaba algo preocupado por el paradero de su esposa. Me disculpé con ella por haberla molestado en su fin de semana y la acompañé a la puerta para despedirla, Yachi me dijo que si necesitaba algo solamente la llamara y ella haría lo posible por irme a ver – Además tenemos cosas de que hablar, así que el día que tengas libre me avisas ¿Ok? -, asentí con la cabeza y deposite un beso en su frente luego de abrazarla fuertemente.
