Lo recuerdo muy bien… La última vez que vi a mi amado Caspian, en las lejanas tierras de Narnia…

Allí me encontraba yo, La Reina Susan, en mi cuarto, acomodando uno de los enormes arreglos florales. Siempre me había gustado decorar mi cuarto yo misma, con adornos y arreglos naturales.

Un extraño sonido me sacó de mis pensamientos… un sonido metálico.

"Caspian…" Pensé divertida y me dirigí al balcón. El sol brillaba con furia, y a la vez era tan bello…

Dirigí mi mirada al horizonte un momento, acaricié suavemente el muro del balcón… Respiré profundo… La vista era realmente hermosa. Narnia era hermosa.

Volví a escuchar el mismo sonido que me había llevado hasta ese lugar, y dirigí mi mirada hacia abajo.

No sé bien qué hacía con su espada, pero recuerdo bien cuando sus ojos se posaron en los míos, y me mostró la sonrisa más tierna y hermosa del mundo… No de este mundo horrible, sino que de Narnia…

Me dedicó una reverencia. Yo, por otro lado, apoyé mis codos en el borde.

Ambos nos mirábamos fijamente con una sonrisa… permanecimos así unos segundos…

Era como si nos estuviéramos leyendo la mente, descifrando lo que nuestras miradas querían decir… ambos nos pedíamos a gritos.

"¡Caspian!" La voz de Peter nos interrumpió.

A continuación le dijo algo que no escuché desde ahí arriba, pero, sea lo que sea, lo odio… porque esas horribles palabras hicieron que Caspian se alejara, mirándome desanimado… hasta desaparecer entre los árboles junto con mi hermano, y el resto no me lo pregunten…

Ha pasado un año desde que esto sucedió, y jamás se lo he contado a nadie.