Domingo - 17/04/2016 -

Disclaimer: Los personajes y ambientes de Naruto no me pertenecen, son propiedad del gran Masashi Kishimoto. La trama de la historia sí me pertenece.

Referencias de lectura:

- 0-0-0-0-0 Cambio de escena.


Viéndote con mi corazón

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Parte I

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Orochimaru ha muerto, Uchiha Sasuke le traicionó y acabó con su vida.

El cuerpo sin vida cayó al suelo con un sonido hueco, haciendo eco por toda la silenciosa habitación.

Esa escoria se había confiado demasiado y había pagado con su vida el haberla subestimado de esa manera. Ella no era uno más de los estúpidos subordinados del Sannin de las serpientes, ni mucho menos uno de los desafortunados esclavos utilizados para los atroces experimentos de ese demente. Ella estaba allí por otro motivo; su sola existencia estaba salvaguardada únicamente porque era utilizada para chantajear a alguien más y eso también la limitaba si quería que esa persona continuara respirando en este mundo. Doble extorsión.

Pero ya no más, se dijo mentalmente esbozando una débil sonrisa de alivio. El culpable de que viviera en esa situación por años ya no podría mantenerla cautiva nunca más. Estaba muerto.

—Muerto —susurró levemente con una risa de por medio mientras esa palabra retumbaba en su mente—. Libres… al fin.

Salió de aquella habitación completamente oscura caminando lentamente por los pasillos, percatándose que no quedaba nadie allí más que ella y aquél cadáver en especial junto con los otros tantos que se habían querido propasar con ella durante el motín de huida. Los que pudieron se habían marchado, menos ella.

Aún en penumbras se dirigió a una habitación cerca de la salida de aquella guarida que, para su suerte, no estaba bajo tierra como las demás de Orochimaru, pero aun así ni un rayo de luz se colaba por los pasillos. Todo era completa oscuridad y silencio pero eso no le preocupaba en absoluto.

La oscuridad era parte de ella, estaba acostumbrada.

Con las manos en su regazo, se relajó en un sillón que casualmente se encontraba en esa sala, esperando pacientemente mientras con palabras confiadas se decía mentalmente:

Vendrá por mí, lo sé.

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—Ven, Karin. Te necesito.

—¡¿He?! ¡¿Por qué habría de irme contigo?! —exclamó sorprendida la pelirroja con gafas, mirando con ojos escandalizados al ninja de cabellos y ojos negros sentado frente a ella, Uchiha Sasuke.

—Orochimaru está muerto, le he matado —contestó simplemente sin cambiar expresión en su rostro, como si quisiera justificarse con eso.

—P-pero, ¿qué vas a hacer con los presos de aquí? —espetó incrédula ante aquella información sobre el Sannin.

—Suigetsu, libéralos.

—Te comportas realmente como un jefe —se escuchó la voz burlona del ninja de la Niebla Oculta de cabellos celestes casi blancos, Hōzuki Suigetsu.

—¿Liberarlos? —musitó pensativamente, desconectándose por un momento de lo que le planteaban y pensando en lo que personalmente significaba aquella palabra.

Libres.

Los demás lo tomaron como una negativa por lo que el pelinegro se apresuró a agregar:

—No hay motivos para conservarlos. Ven conmigo —terminó lo último con lo que a oídos de Karin sonó como una orden.

—Me niego —dijo frunciendo el ceño, eso no estaba en sus planes al enterarse de la muerte de Orochimaru—. No tengo obligación de obedecerte y los sabes.

—…—Sasuke suspiró—. Bien.

Karin calló unos segundos calmándose ahora que el chico de ojos violetas no estaba en la habitación, pensando seriamente en la propuesta del joven Uchiha.

Admitía que esperaba con ansias el día en que Sasuke borrara la presencia de Orochimaru de la faz de la tierra, cuando ese día llegara ella sería libre y le estaría eternamente agradecida. Sin embargo, no se esperaba que a cambio debiera seguir al joven como pago. Tenía asuntos de suma importancia que atender ahora que todo el calvario había terminado, sería realmente molesto para ella si el chico le pedía eso o peor aún, si la obligaba. Frunció el ceño ante esa idea, claramente estaba en desventaja con él si debiera enfrentarse en batalla para obtener completamente su libertad.

—Entonces sólo queda buscar a Juugo —concluyó sacándola de sus pensamientos.

—Espera…—musitó al escuchar lo último, seriamente como nunca antes la había visto.

Lentamente se acercó a la puerta y le puso seguro, lo que tenía que decirle no debía tomarse a la ligera y no quería interrupciones por parte del espadachín que la sacaba de quicio rápidamente.

Sasuke esperó paciente a que continuara, estrechando apenas visiblemente sus ojos ante su nueva actitud.

—Iré —sentenció con determinación observándolo a través de los cristales de su gafas a la vez que se las ajustaba, mientras se preparaba para decirle lo que tenía en mente, intentando dar un aire de seriedad que no daba lugar a un no por respuesta.

—¿Qué pasa? —cuestionó el moreno con desconfianza al verla acercarse unos pasos hasta situarse frente a él nuevamente—. Has cambiado de opinión muy pronto.

—Si de verdad me necesitas, iré contigo —aguardó unos segundos en silencio y luego tomó aire para comenzar con la negociación que tenía en mente, pero su radar interno le alertó que el ninja de la gran espada estaba de vuelta por lo que chasqueó la lengua y se apresuró—: Tsk. Pero a cambio…

Karin no pudo terminar de hablar ya que la puerta de la habitación cayó con un ensordecedor ruido al ser partida por la espada de Suigetsu, quien ingresó al lugar y se apoyó en su arma con aire aburrido.

—Salgamos de aquí, Sasuke. Karin no va a venir.

—En realidad, ha cambiado de opinión —comentó calmadamente el Uchiha, olvidando las últimas palabras de la chica con gafas.

Suigetsu dirigió su mirada burlona a la joven, regalándole una sonrisa que dejaba en claro que estaba a punto de soltar alguno de sus comentarios comprometedores para con Karin. Ella al percatarse se puso roja de la furia y se apresuró a callarle.

Había tenido que tratar varias veces con Suigetsu en el pasado y descubrió que tenía la estúpida manía de intentar enrollarla con el Uchiha en algún comentario comprometedor. Era realmente molesto, ni que a ella le agradara el frío e imperturbable Uchiha Sasuke, quien había acudido por decisión propia al demente de Orochimaru. Ese hecho le había quitado todos los puntos al apuesto ninja de Konoha, convirtiéndolo en otra mascota más del Sannin a ojos de Karin.

—¡Yo solo voy en la misma dirección! —sentenció fulminándolo con la mirada y elevando su voz unos tonos más, realmente la sacaba de sus casillas—. ¡Es una coincidencia!

—¿De verdad? —dijo desafiándola con la mirada, sin cambiar su sonrisa con dientes puntiagudos—. Me imagino que estarás poco tiempo con nosotros.

—Esa es la idea —mientras se acomodaba nuevamente las gafas y su semblante volvía a ser serio.

—Bien. En marcha —ordenó Sasuke poniéndose en pie y saliendo de allí seguido por los otros dos que se mataban con la mirada.

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Ja ne!

-Editado: 18/05/17-