Un mal comienzo

La casa se encontraba en profundo silencio, pero eso no hacía que Julie pudiera conciliar el sueño. Llevaba despierta una hora. Y eran las 5 de la mañana.

Decidió levantarse, porque en la cama lo único que hacía era dar vueltas. Además no le apetecía despertar a la otra persona que se encontraba en ella.

Después de bajar a la cocina a beber un vaso de agua, volvió a la habitación y se sentó en el alfeizar de la ventana. Adoraba hacer aquello. Ya desde pequeña, las noches que no podía dormir, se acercaba a la ventana para contemplar la luz de la luna y la noche en general. Pero incluso esto, llegó a cansarle. No sabía que le pasaba aquella noche. Apoyó la espalda en la contraventana de manera que se ponía de cara a la cama, mirando a su ocupante, Sirius Black. Este estaba tumbado boca abajo, con la sábana tapada solo hasta media espalda, que tenía descubierta. Su pelo negro estaba despeinado, pero, aún así, caía sobre su cara con cierta elegancia.

Julie recordaba perfectamente la primera vez que le había visto. Y eso que ese día las cosas no le fueron demasiado bien...

FLASH-BACK

Recuerdo de Julie

Edad de Julie: 11 (primer curso en Hogwarts)

Edad de Sirius: 12 (segundo curso en Hogwarts)

Lugar: Expreso de Hogwarts

Fecha: 1 de septiembre

Aquel 1 de septiembre, Julie Anderson fue la última en entrar en el Expreso de Hogwarts, y no porque hubiera llegado tarde, sino porque sus padres se pasaron los últimos 10 minutos dándole consejos de lo que debía y no hacer:

Su padre desde el punto de vista de un mago americano (igual que ella) de origen muggle, que había asistido a Hogwarts, a pesar de estar este en Escocia. Nadie había sabido explicar en aquel momento por qué le habían seleccionado para un colegio que se encontraba en la otra punta del mundo, y ahora, con Julie, no lo tenían más claro.

Y su madre, desde el punto de vista de una muggle completamente normal, que se había enterado de la existencia de la magia 3 meses atrás, cuando su marido le explicó todo lo relacionado con ella en el momento en el que su hija recibió la carta que la admitía en el colegio mágico más prestigioso del mundo.

Como era de esperar, no encontró ningún compartimento vacío, así que tuvo que escoger el que mejor ocupado estuviera. Decidió quedarse en uno donde estaban tres chicas, una morena, una rubia y una castaña, algo mayores que ella. Dos de ellas, la morena y la rubia, estaban sentadas una en frente de la otra, mirando por la ventana. La tercera, se encontraba algo más apartada, sentada en el mismo lado que la morena, pero algo alejada de esta. Julie decidió ocupar el sitio que estaba enfrente de esta última, consultando antes si podía, claro. Como tan solo la castaña contestó con una sonrisa, procedió a sentarse.

- ¿nueva?- preguntó la chica de pelo castaño levantando la cabeza del libro que estaba leyendo y con una sonrisa en la boca. Parecía amable.

Julie asintió.

- Al principio te parecerá duro, pero luego se pasa volando- Julie se percató de que las otras ni si quiera habían girado la cabeza para ver con quien estaba hablando- Por cierto, yo me llamo Andrómeda Black, y voy a empezar 3º. Estas son mis hermanas; Bellatrix, que va a empezar 4º- dijo señalando con la mano extendida a la morena, que en ese momento sí estaba mirando. Julie se fijó que era muy pálida. Probablemente era el contraste de sus ojos azul claro con el pelo oscuro- y Narcisa, que también empieza 1º- esta vez, su mano se dirigió a la rubia. Serían hermanas, pero según Julie, no se parecían demasiado.

- Encantada, yo me llamo Ju...

- ¿A qué casa perteneces?- A Julie le dio mucha rabia que la morena, llamada Bellatrix, no hablase hasta, precisamente, el instante en el que ella se disponía a presentarse.

- ¿Perdón?

- Que de qué casa eres- su tono era de impaciencia.

- Hombre, pues eso no se puede saber todavía.- Julie estaba desconcertada, no entendía a qué venía aquel interrogatorio absurdo.

Bellatrix soltó una risa de insuficiencia y le dirigió una mirada soberbia antes de contestar:

La casa en la que acabas suele estar marcada por los genes. Se va a la misma que tus antecesores. Durante generaciones los Black hemos pertenecido a Slytherin, y estamos bien orgullosos de ellos. Bueno… todos… salvo el inepto Sirius, siempre queriendo destacar. Acabó en Gryffindor… Gryffindor, donde se las dan de valientes...de todas formas, todo es mejor que Hufflepuff, donde la inteligencia no abunda- Narcisa y ella se rieron del magnífico chiste que acababa de decir. Pero para Julie no tenía ninguna gracia. El único mago que conocía hasta la fecha, su padre, había pertenecido a ella, y no estaba dispuesta a permitírselo. Reuniendo todo el valor que tenía dentro, y la información que le había dado su padre ese verano sobre las casas de Hogwarts, dijo:

- los Slytherin os creéis superiores porque un vulgar asesino perteneció a vuestra casa..- Realmente lo dijo sin pensar, porque de haber sabido lo que esa frase iba a provocar, no la hubiera dicho… o tal vez sí. Andrómeda pegó un salto y se acercó a la puerta, mientras que Narcisa y Bellatrix intentaban asimilar lo que les acababan de decir con el mayor odio posible.

- ¿Qué has dicho?- preguntó, calmadamente, Bellatrix.

- Lo que has oído- Julie sabía que la estaba retando, pero se dijo a si misma, que ella había empezado, insultando, indirectamente eso sí, a su padre.

Bellatrix se levantó y se colocó, de pie, enfrente de ella. Estaba muy delgada.

- Repítelo.

Julie se levantó y se puso a la altura de ella. Craso error, Bellatrix era más alta, más mayor, más fuerte, y, sobre todo, con más experiencia en la vida. Pero no estaba dispuesta a echarse atrás.

- Que los Slytherins os creéis sup...- ¡¡PLASH!! La cara de Julie quedó mirando hacia la ventana, con una mano roja dibujada en su mejilla izquierda, que aún le vibraba.

- No sigas, infectada de sangre sucia, que te vas a meter en un terreno peligroso del que no podrás salir- Pero Julie ya se había adelantado demasiado como para renunciar a esa altura, y sacando fuerzas de algún lado, estiró su pierna derecha y alcanzó en la rodilla de Bellatrix.

Durante al menos 5 minutos, libraron una dura lucha, sin clara vencedora. Pero Bellatrix era 4 años mayor que ella, y Julie se empezaba a cansar, hasta que no pudo más y fue enganchada por su contrincante por el cuello. Bellatrix le apretaba muy fuerte mientras la insultaba y murmuraba cosas ininteligibles para Julie. Poco a poco se iba quedando sin respiración, y casi estaba segura que no llegaría viva a Hogwarts, cuando un fuerte estruendo y una luz provocaron que Bellatrix cayera, inconsciente, en el suelo.

Después de reponerse, Julie se giró para ver qué había provocado el estruendo.

En el marco de la puerta había 5 personas; Andrómeda, con cuatro chicos. Tres morenos y uno de pelo castaño. Pero Julie solo podía mirar a uno de ellos. Era uno de los chicos más guapos que había visto en su vida, alto y con una figura esbelta. Su pelo era negro azabache y sus ojos tenían un tono entre azulado y grisáceo. En su mano derecha sostenía una varita; resultaba obvio que había sido él el que había provocado el desmayo de cara pálida.

Mientras, la rubia, que había estado intentando reanimar a su hermana, se giró:

- ¡TU! ¿No te da vergüenza defender a una sangre sucia y encima atacando a tu prima?- Narcissa, roja de ira, se encontraba delante del chico de la varita, que permanecía impasible.

Julie comprendió que no debía entrometerse en una disputa familiar, y aprovechó que los otros tres chicos habían dejado la puerta libre al ir a sujetar a la rubia, para salir por ella. Estaba casi al final del pasillo, cuando alguien la llamó. Se giró para ver al chico guapo acercándose a ella.

- E! ¿Estás bien? ¿No te habrá hecho nada irreparable esa víbora, no?- poco a poco la iba acorralando, y como siguiera así iba a acabar aplastada contra la pared o contra él. Parecía que el chico pretendía lo último. En cualquier otra circunstancia, a ella tampoco le hubiera importado acabar aplastada contra él, pero en aquellos instantes estaba demasiado tensa y malhumorada y poco a poco se iba escabullendo, hasta que no le quedó más espacio y tuvo que empezar a apartarle.

- Por favor…- pidió Julie, casi ahogada.

- ¿Así que te salvo y así me lo agradeces?- no parecía molesto ni mucho menos, pero a Julie le pareció aún peor.

- Pero bueno, ¿y tu quien eres para meterte en la vida de nadie? No necesito que NADIE me salve la vida, entiendes? yo no te llamé, viniste porque TU quisiste!- Y diciendo esto, siguió caminando por el pasillo.

"Será muy guapo"- pensó Julie mientras se dirigía a otro compartimento, esperando tener más suerte que en el último- "pero es un chulo creído...Empiezas muy bien, Julie!"