Invader Zim es propiedad de Jhonen Vasquez y Nickelodeon. Esta obra es sin ánimos de lucro.

Hola mis valiosos lectores, se que les abandone durante un largo tiempo y lo siento mucho, eh tenido mucho que hacer y poco tiempo para los fics, pero ya regrese con este nuevo proyecto y espero que sea de su agrado.

Este fic toma lugar en un universo alterno (se nota que me gustan los multiversos) en donde Irkens, Humanos y otras especies conviven sin problema alguno (técnicamente) también se ambienta en los años de 1938-1956 de la tierra, los personajes mantienen su apariencia de niños pero de 16 años, así que están un poco mas desarrollados, solo cambiare el vestuario. Espero les guste.


—Lluvia, recuerdos y fantasías—

La lluvia cae sobre las calles y callejones de la ciudad como lagrimas de ángeles que lloran por cada vida que se apaga en esta metrópolis de pecado y corrupción. En uno de los muchos callejones de la ciudad, un hombre toma sus últimas bocanadas de aire entre dos contenedores de basura desbordados y ratas correteando por el suelo.

Tardaran unas cuantas horas para que un indigente encuentre el cuerpo sin vida mientras buscaba un lugar donde refugiarse y otros 15 minutos en que algunas patrullas lleguen al lugar.

Los oficiales charlan, especulando sobre las razones de encontrara un cadáver, algo casi inútil ya que en el fondo o conscientemente son conocedores del hecho de que esta muerte está relacionada con la mafia en la ciudad.

Un coche negro llega al área y de el sale un chico de enorme cabeza y cabello de guadaña, siempre vestido con una gabardina de cuero negra, pantalones negros, una camisa azul obscuro y una corbata negra sin ajustar colgando del cuello. El chico se acerca sin decir una palabra al resto de uniformados o trajeados del lugar, con una mirada al cadáver sin identificar es suficiente para poner una expresión de molestia en su rostro.

-Es solo otro pobre bastardo, Membrana, déjalo así- dice una voz poco amigable detrás del muchacho.

El chico solo se gira para ver a un ser de curiosa apariencia. Piel grisácea, ojos completamente verdes y de pupila blanca, cuernos de mediano tamaño y piernas extrañas, lleva un saco café sobre un chaleco negro y camisa blanca algo arrugada, lleva unos pantalones que se ajustan a sus extrañas piernas y una corbata muy ajustada de color negro.

-Valla poder deductivo, ¿así de simple se cierra otro caso?- responde con sarcasmo el chico.

-Escucha Membrana, tú y tus locas teorías de conspiraciones, cultos y demás locuras nos tienen artos, así que no empieces- exclama algo desafiante el pequeño ser.

Dib aguanta las ganas de propinarle un buen golpe al Vortiano en la mandíbula y guarda sus puños cerrados en sus bolsillos mientras mantiene una expresión llena de una falsa indiferencia.

-Si no mal lo recuerdo fueron mis "Locas teorías" las que destaparon a una grupo de lunáticos que adoraban a un dios de obscuridad- dice Dib mientras sonríe de manera petulante.

-No antes de que mutilaran a dos chicas inocentes y a una anciana, además de que nunca encontramos al psicópata de su líder- agrega el vortiano.

-Puede que no, pero sin su grupo de seguidores no es peligroso, seguramente ya se abra volado los sesos en algún callejón. Diablos, capas que ya cerraste ese caso también como este- exclama Dib con un tono burlón.

El vortiano solo gruñe por lo bajo antes de alejarse el muchacho en dirección a las calles, Dib pone su atención en el hombre muerto que yace entre la basura. Después de algunos minutos analizando el área y el propio cuerpo no encuentra nada, un suspiro de decepción sale de su boca antes de marcharse del lugar, la lluvia ya ha cesado y las luces de neón de la ciudad le llaman.

El camino desde la escena del crimen y su destino no es muy largo, algunos minutos en el tráfico le permiten llegar al "Irk" un club algo elegante. Su letrero es de tubos de neón rojo brillante que escribían el nombre del lugar, que combinaban muy bien con el color morado obscuro del edificio.

Antes de salir del coche el chico toma su sombrero típico de los detectives, negro con una cinta gris alrededor de la copa. Al salir del coche un chico se acerca para llevar el coche al estacionamiento, una seña al enorme portero de enormes ojos rojos y piel verde con traje negro hace que le deje pasar.

Dentro los camareros se mueven de mesa en mesa mientras se puede apreciar las pequeñas antenas y cuernos sobresalir de las cabinas donde algunos comensales disfrutan de la comida, mientras que en las mesas más cercanas al mediano escenario al centro del lugar permiten al público disfrutar algo mientras esperan la función.

Dib suspira antes de ponerse en marcha a la barra más cercana y sentarse en uno de los bancos de esta, un ser de forma cónica atiende esto y lleva un pequeño moño negro.

-¿Algo de beber señor?- pregunta el ser.

-Algo no muy fuerte- responde Dib.

En el piso superior, en el área de palcos hay una mesa reservada para dos de las personas más importantes de la ciudad, los hermanos Red y Purp. Los dos hermanos caminan entre las mesas guiados por un mesero. Ambos llevan trajes iguales, saco, corbata y camisa blanca ajustados a su algo delgado físico. Pero el saco y la corbata en ambos hermanos son de colores distintos y respectivos a sus nombres.

-¿Por qué debemos venir? Ni siquiera nos agrada- Exclama algo irritado el Irken de ojos purpuras.

-Lo sé, lo sé. A mí tampoco me hace ilusión venir, pero será mejor sacarnos esto de encima y luego seguir con lo nuestro- responde Red a la queja de su hermano.

-¿Señores?- dice el mesero señalando la mesa elegantemente arreglada y llena de comida.

-Por lo menos comeremos algo- expresa Red antes de tomar asiento junto a su hermano.

El chico se mantiene unos segundos de pie sin decir nada y con la mano extendida antes de que los hermanos se percaten de que no se ah marchado.

-¿Qué es lo que quieres? (mientras da un mordisco a una pierna de pollo)- exclama Red.

-*Aclaración de garganta*- produce este ruyido mientras extiende aun más su mano esperando una propina.

-Creo que quiere que le cortes el brazo, Red- afirma Purp mientras toma algunos cannolis y se los traga sin más.

El chico se marcha rápidamente al escuchar esas frías y crueles palabras, un brazo es más importante que una pobre propina, Red sonríe un poco al ver como el pequeño mesero sale corriendo.

Los dos hermanos continúan disfrutando de la comida mientras su anfitrión se prepara en una pequeña oficina cercana. Zim lleva viendo desde la ventana de su oficina el mediano escenario de su local con sus enormes ojos carmesí un buen tiempo. Libera un largo suspiro antes de salir, el pequeño Irken lleva un traje morado a rallas con corbata negra y camisa blanca debajo, pantalones negros y zapatos negros, su pequeña mochila con motas rompe un poco el conjunto pero nadie le pone atención.

El pequeño Zim se mueve por las mesas mientras sus antenas se mueven un poco nerviosas con cada paso que lo pone más cerca de los dos hermanos Red y Purp. Hasta que por fin esta tan cerca que los restos de comida que salen volando le caen en el rostro.

-*Ejem*- exclama Zim para llamar la atención de los dos hermanos.

Red detiene su atragantamiento por unos segundos para mirar con algo de molestia al pequeño Irken, un espagueti aun cuelga de su boca el cual sorbe con velocidad para poder hablar sin problemas.

-Bien Zim, ya nos tienes aquí, ¿Qué quieres?- pregunta molesto Red.

-La comida es grandiosa- exclama Purp sin dejar de comer y sin prestar atención a su hermano y Zim.

-Gracias su altísimo, los traje aquí para hablar de negocios, quiero su bendición para tomar el resto de la ciudad bajo nuestro control- dice sonriente el pequeño Irken.

Purp se detiene al escuchar la ida de Zim y mira a su hermano a los ojos el cual le regresa la misma mirada de confusión antes de mirar ambos al pequeño Irken.

-¿Tomar la ciudad dices?- pregunta de manera incrédula Red.

-Si, tomar la ciudad de las manos de las otras dos familias- responde Zim muy seguro.

-¡Estás loco enano! Hemos mantenido una paz con las otras dos familias ¿y tu quiere guerra?- exclama Purp.

-Pero somos lo suficientemente fuertes para…-

-*Suspiro* escucha Zim, nuestra tregua a mantenido la ciudad libre de masacres y riñas durante décadas, forzar una guerra así no es un juego- dice Red con una vos seria y convincente.

-Pero…- Balbucea el pequeño Irken.

-Mira, solo nos lo pensaremos, no hagas nada estúpido, ahora déjanos terminar de comer- dice Red haciendo una seña a Zim para que se aleja.

-Sí, y *masticando* trae más comida- exclama Purp mientras continua devorando plato tras plato.

Zim se queda callado y hace una seña a un mesero cercano antes de retirase y colocarse en la pasarela que da al escenario.

En la mente del pequeño Irken hay rabia y decepción, pero cuando las luces se tornan tenues y los reflectores apuntan al escenario su mente se concentra en lo que sale de este, la figura que tanto le gusta ver exactamente a esta hora de la nuche, la pequeña Gaz con su vestido de coctel negro, que deja ver sus hombros y con un leve pliegue que revela su pierna derecha y sus pies con zapatos negros y los pendientes de topacio morados que siempre lleva.

La pequeña Gaz camina por la pasarela del escenario con gracia al son de la banda de Jazz que toca, al llegar al centro toma un micrófono y con una voz angelical comienza a cantar "Torched Song de Claudia Bruken"

Cada palabra que sale de la boca de Gaz es como un canto de sirena para Zim cuyas antenas se mueven con el suave sonido del Jazz. Incluso a esa distancia puede percibir el dulce aroma del perfume de Gaz, tan inconfundible, un leve aroma a moras, tan dulce que el pequeño Irken puede saborear su sabor en el aire.

El pequeño Zim ha tenido más de una fantasía con la pequeña Membrana, en cómo se sentirá su pálida piel o el sabor de sus labios. Hay ocasiones en las que no puede dejar de pensar en ella y esa hermosa vos de ángel que tiene.

Las fantasías del pequeño Zim aria irradiar ira a Dib que se encuentra en la barra observando cómo su hermana canta Jazz mientras toma una bebida y se pregunta "¿Cómo diablos me sirvió esto el cantinero si no tiene brazos?" muchas noches Dib no pude dejar de pensar en aquel caso, en donde un grupo de lunáticos sacrificaban gente a un dios falso y se culpa de que su líder se escapara, la bebida se a bulto una manera de olvidar ese error, con cada homicidio el temor de que ese lunático regrese es peor.

Continuara…


Espero les haya gustado y nos vemos pronto. No olviden comentar.