Capitulo Uno

"Necesito una esposa"

Para Draco Malfoy el día prometía ser igual que todos, apenas eran las siete de la mañana y ya se encontraba desayunando sin importarle que el resto de sus familia aun no hubiera aparecido, a decir verdad era algo realmente normal, algo a lo que ya estaba acostumbrado, la soledad. Ponía algo de mermelada sobre una tostada de manera distraída mientras observaba la mesa fijamente; en su plato había un trozo de piña y lo que parecía ser un Kiwi partido a la mitad, su café ya no dejaba escapar vapor y el jugo de naranja simplemente parecía poco apetecible; tras un suspiro y sentir que había sido suficiente mermelada, dejo de lado el cuchillo y se dispuso a dar el primer mordisco, fue cuando escucho unos pasos acercarse.

― ¡Doris! ¡Doris!― reconocía ese grito, seguramente su madre como en los últimos días no había tenido una buena noche, aunque prefería no pensar demasiado sobre que define ella por buena noche ― ¿Dónde están mis malditas aspirinas?

―Buenos días a ti también madre― comento Draco por fin mordiendo su tostada para escupirla poco después en su servilleta, no era buena idea tanta mermelada.

― ¿Dónde están Pansy y Cormac?―

―Deberías preguntarle a su niñera― respondió con el tono más cordial que podía hacia su progenitora, por momentos sentía que estaba sonriendo a otro cliente y no a su madre.

―Que gracioso― fue su única respuesta.

Draco observo a su madre caminar hacia una de las sillas mientras con su mano derecha tocaba su frente y con la otra intentaba cerrar la bata que parecía revelarse y querer enseñar lo que el definió como su pijama, una muy aterradora pijama, aunque tal vez a su padre no le pareciera así. Llevo su vista hacia la ventana evitando ver como su progenitora luchaba por cubrir sus senos. Era extraño, su madre siempre era una mujer reservada y su imagen siempre era primera, entonces no entendía porque desde hacía unas semanas se comportaba de tal manera.

―Tu padre necesita hablar contigo―

―No tengo tiempo para esperarlo, debo rime ya hacia la oficina…

―El pasara a tu oficina― lo interrumpió la mujer tamborileando sus dedos en la mesa deteniendo a su hijo quien ya se levantaba―ha salido muy temprano, dijo pasara por ti para almorzar.

―Tendré que ver mi agenda, no sé qué compromisos tengo para el almuerzo y…

―Estará allí a la una― la mujer suspiro ―Draco, deja ya de negarte, sabes muy bien lo que tu padre quiere.

―Pero al parecer él no sabe lo que yo quiero― respondió muy enojado comenzando a caminar hacia la salida.

― ¡Buenos días!― escucho la alegre voz de Pansy que iba ingresando con su uniforme de Tenis, algo que hizo a Draco fruncir su ceño y salir sin decir más.

Mientras esperaba que la luz del semáforo cambiara a verde Draco se deshizo de la estorbosa corbata que parecía querer arrancar su cuello mientras con su mano libre intentaba despeinar un poco su cabello, parecía que una vaca lo hubiera lamido, algo que en verdad le irritaba, pero que debía soportar por reglas de glamour según su madre y aunque sonara tonto su padre. El semáforo cambio a verde y su Maserati de color negro arranco de nuevo mientras Draco utilizaba marcación rápida.

―Diga― escucho la voz de un hombre al otro lado de la línea.

― ¿En dónde estás?―

―Buenos días a ti también―

―Paso por ti en cinco minutos―

―No, no puedes, aun no estoy listo, me veras sin maquillaje y… ¡Dios mi faja! ― le escucho gritar alejando el teléfono.

―Eres un idiota― rio Draco ―te veré en cinco, quiero desayunar algo.

―Claro, pero me tienes que llevarme a Jhony Cofee ¿Has escuchado de un tal Alfred?―

―Sueña Blaise, te veré en cuatro―

―Oh Dios eres un…

Antes de escucharlo decir alguna otra tontería prefirió colgar, a veces se preguntaba si sus juegos no se pasaban un poco, conocía a Blaise desde que eran unos niños, pero eso no negaba que a sus padres no les agradara mucho su amistad, sobre todo cuando se comportaban de tal manera. Giro a la derecha, en eso recibió un mensaje, de nuevo Astoria ¿Acaso esa chica no se cansaba? Con ese ya completaba más de 30.

Pronto llego al edificio en que vivía su amigo, admitió para sus adentros que le gustaría poder comprar alguno de aquellos departamentos que eran tan lujosos, pero aunque tuviera el dinero suficiente para hacerlo, sabía que su padre jamás se lo permitiría. Bajó la ventanilla de su auto y observo a un chico de color esperándolo con los brazos cruzados sobre su pecho.

―Dijiste cinco minutos―

―No es mi culpa el transito― se escudó sonriendo ― vamos sube, se nos hace tarde.

―Para que, ¿Las donas?― pregunto mientras subía al auto.

―Y el café.

Faltaban diez para las ocho, de nuevo llegaría tarde a la oficina, pero al ser el vicepresidente y el hijo del dueño seguramente no tendría inconveniente alguno; no mientras su padre no lo supiera. Blaise parecía comer como si no hubiera un mañana, algo natural en él, también estaba el hecho de que desde la renuncia de su empleada no tenía quien preparara la comida que llenaba su alacena.

― ¿Y le respondiste?― Pregunto Blaise en cuanto Draco término su relato sobre los mensajes de Astoria.

―Por supuesto que no, sería un completo imbécil si le diera la más mínima oportunidad de volverme a enredar entre sus mentiras.

―Wow, esa es la actitud― aseguro su compañero de mesa limpiado su boca tras un bocado a su tocino ―no necesitas de esa mujer, a decir verdad de ninguna. Eras un hombre millonario, con una empresa por heredar, además de que no estás tan feo.

―Gracias― respondió con fingida sonrisa― no sé qué haría sin tus maravillosas palabras.

―Draco, puedes tener a la mujer que quieras a tus pies.

―Siempre y cuando haya dinero de por medio…

―Y que, somos jóvenes, atractivos, y lo más importante…herederos de grandes sumas, no sé porque te afecta tanto el que hayas terminado con Astoria. Vamos, de todas maneras no es como si hubieras pensado en casarte con ella.

Draco giro su rostro hacia la ventana evitando la mirada de su amigo que comenzaba a dejar la miel sobre la mesa y aunque no lo miraba sabía que tenía la boca abierta debido a la sorpresa.

― ¿Por qué callas?― comenzó Blaise ―acaso, acaso pensabas…

―Sí, Blaise. ―Admitió tras un pesado suspiro ― Pensaba proponerle matrimonio.

―Demonios, ¿Pensabas echarte la soga al cuello? ¿Acaso estas mal de la cabeza?

―Yo no, pero mi padre sí.

―No te entiendo― Draco de nuevo giro su rostro para encontrar los dorados ojos de su amigo sorprendidos y fijos en él.

―Mi padre cree que debo sentar cabeza, está completamente seguro que solo así puedo hacerme totalmente cargo de la empresa y de la familia.

― ¡Que! ¿Pero qué demonios le sucede?―

―Según él, debo tener una esposa para mi cumpleaños número 27, de lo contrario la presidencia y todo lo demás pasaran a manos de mi hermano Cormac.

―Pero, si tu hermano solo ha fracasado con sus intentos de empresas.

―Lo sé, pero es más una amenaza para que me case, al parecer mis días de don juan han terminado.

―Ahora si estas jodido―

― ¿Tú crees?― pregunto con tono sarcástico ― mi cumpleaños es en un par de semanas, mi padre espera que en unos días le presente a su futura nuera que se supone seria Astoria, con la que acabo de terminar.

―Llámala.

― ¡Que! ¿Estás loco? No pienso hablarle, no después de lo que paso.

―No tienes más remedio, necesitas una mujer pronto y no veo muchas candidatas, sobre todo porque la mayoría quedaron esperando tu llamada, algo que por supuesto jamás sucedió.

― ¿Que paso con que no necesito ninguna mujer?―

―Olvida lo que te dije ¡Necesitas una mujer urgentemente!― Draco pudo sentir cómo las miradas se fijaban en él, definitivamente Blaise estaba loco ¿Cómo demonios se le ocurría gritar tal cosa en una cafetería llena de personas? que por supuesto ahora lo observaban y chuchiqueaban, algunas incluso reían, como aquel par de chicas que estaban ingresando, simplemente deseo poder hundirse en su asiento hasta desaparecer.

― ¿Te importaría?― le pidió a Blaise que se había puesto en pie cuando dio su gran grito.

―Si claro, lo siento―

―Necesito una esposa― dijo Draco por lo bajo ―pero gritándolo a los cuatro vientos no la conseguiré, es por eso que te necesito.

― ¿Qué? ― Blaise enseguida hizo una mueca que dejo ver a Draco que pasaba por su mente ―perdona amigo, pero no pienso ponerme una peluca y fingir…

―No seas idiota, necesito a una de tus tantas amigas― Draco lo observo sin comprender ―necesito que una de tus amigas se case conmigo.

―Oye, en primer lugar no tengo amigas, las amigas están prohibidas y no creo que una de mis aventuras nocturnas pueda hacerse pasar por tu esposa.

Draco suspiro resignado mientras se cruzaba de brazos y se recostaba en el espaldar del asiento, ¿Ahora qué haría? Ellos no se caracterizaban por tener amigas, por lo menos no del tipo de amigas a las que les puedes pedir un favor, más bien a las que se los hacían, tal vez su padre tenía razón y él no era el indicado para manejar una compañía tan grande como la de su familia.

―Creo que se quién es la persona que te puede ayudar―

― ¿De quién hablas?― Blaise arqueo sus cejas y se acercó a su amigo sonriendo ―No, hablas de…

―Sí, creo que Theo es el indicado para esto.

―No, no, no, me niego rotundamente―

―Theo también es tu amigo…

―Era― corrigió de manera tajante.

―Era, es ¿Cuál es la diferencia?―

―Amistad tal vez o mejor ―Draco se irguió en su asiento y respondió muy seguro ―lealtad.

―Draco, creo que es momento de que olvides todo lo que sucedió, ― aconsejo su amigo ―si lo ves de cierta manera, Theo te hizo un favor.

―Cual ¿Acostarse con mi novia?―

―Alexa es historia antigua. Draco sucedió hace más de tres años― el chico parecía pensarlo un poco, observo su reflejo por el cristal de la ventana, su rostro se mostraba realmente enojado, sus grises ojos se perdían bajo su ceño y su cabello rubio empezaba a despeinarse después de pasar varias veces sus manos por él ―piénsalo, puedo contactarme con él y estoy seguro que Theo si conoce alguna chica que nos sea de utilidad, ya sabes que él no siempre desecha todo.

―Debo ir a la oficina― cambio el tema.

―Y yo al banco― Blaise se adelantó en ponerse en pie y tomando su abrigo comenzó a retirarse ―tienes que llevarme, no tengo auto.

―Ese no es mi problema― dijo Draco también poniéndose en pie ―cómprate uno.

―Espero a que mi prometido lo haga― grito Blaise llegando a la puerta.

Draco simplemente negó con su cabeza y dejo algo de efectivo sobre la mesa, era suficiente para cubrir la cuenta y tal vez algo más, siempre era amplio con las propinas, sobre todo al saber que esa era la mesa de una chiquilla la cual siempre le sonreía y atendía muy bien. Su mente iba realmente distraída, sus pasos eran más mecánicos que otra cosa, por eso no se fijó en el par de chicas que pasaban frente a él. Antes de llegar a la puerta y de manera casi torpe y distraída, Draco choco con una de ellas haciéndole propiciar un gran grito el cual lo desoriento; sorprendido elevo su vista hasta la chica y la pudo ver zafándose los botones de su blusa para finalmente deshacerse de ella.

― ¡Acaso estas ciego!― Grito la otra chica que estaba junto a ellos, a pocos centímetros de la puerta. La cafetería se llenó de un gran silencio, mientras la mesera que el ya reconocía llegaba a socorrer a la chica que ahora solo la cubría un sostén.

―Yo, lo, lo siento. No fue mi intención―

― ¡Eres un bruto! Hiciste que derramara mi café sobre mi blusa―

Fue entonces cuando Draco se fijó en aquella chica, más bien en su sostén, como de seguro estaban haciendo la mayoría de presentes allí y su amigo Blaise quien por la gran ventana que daba al jardín de la calle que poseía la cafetería, no quería perderse absolutamente nada.

―Creo que deberías cubrirte― rápidamente se quitó su bléiser y no dudo en dárselo a la chica que ahora empezaba a dejar ver algo de colores en su rostro, algo que Draco noto cuando intento alejar su mirada del sostén, pero siempre volvía a él.

―Eres un completo idiota, ¡Ya deja de mirar sus bubis!― grito la otra chica que se interpuso entre su amiga y los ojos de Draco, aquella pelirroja estaba realmente enojada, su rostro parecía querer competir con el color de su cabello asustando un poco a Draco quien se preguntaba qué hubiera pasado si le hubiese derramado el café a ella y no a su compañera.

―Ven, vamos atrás― escucho que decía la mesera a la otra chica ―será mejor tratar esas quemaduras, no son muy graves, pero ese café en verdad estaba caliente.

Vio como las dos chicas se alejaban mientras la pelirroja seguía allí de pie como retándolo con su rostro altivo. De nuevo las miradas estaban sobre él y de nuevo deseo poderse hundir en su sitio hasta desaparecer.

― ¿Acaso no piensas hacer más?―

― ¿Disculpa?― realmente no entendía que intentaba decir la chica.

―Necesita atención medica―

―Oh, por supuesto, yo puedo llevarlas―

― Claro que no, eres un enfermo. Tanto necesitas a una mujer que no tuviste problema de derramar el café de una para poder ver sus senos― Gracias Blaise, dijo mentalmente.

―Solo vi su sostén― la chica arrugo sus ojos y llevo sus manos a su cintura indignada, mala respuesta Draco, se reprendió ―mira, no fue mi intensión, estaba distraído y…

― ¡Y eres un degenerado que solo piensa en…!

―Wow, ya puedes detenerte― de cierta manera se sentía agradecido de escuchar la voz de Blaise― Linda, fue un accidente, todos lo vimos, así que no seas tan dramática.

― ¿Disculpa?―

―Claro te disculpo, pero no puedes ir por allí gritando a el primer tonto solo porque estés en tus días― Draco golpeo su rostro con su mano, ya no se sentía tan bien de escuchar a Blaise ―Y ustedes, que tanto miran, vuelvan a sus asuntos que esto no les interesa.

― ¿Quién se supone que eres tú?― la voz de la chica empezaba a escucharse cada vez más irritada.

―Blaise Zabinni, de los Zabinni de Alemania, mucho gusto― por supuesto la chica no acepto el ofrecimiento de mano de Blaise pero eso no le impidió que el siguiera sonriendo y alardeando ― aremos algo, te daré este pequeño monto y podrás ir a comprarte algunos chocolates y otra blusa para tu amiga, el sostén no, el que tenía es lindo.

―Blaise― intento llamarlo Draco pero el chico parecía decidido.

― ¿Me estas ofreciendo dinero? ― respondió abriendo la boca ― ¿A cambio de qué? De olvidarlo todo y dejar que mi amiga quede con una horrible marca sobre su pecho.

―Por Dios linda, solo era café, créeme no le quedara ninguna marca y como respuesta a tu pregunta, solo te estoy dando algo de efectivo para que compres algo para tu periodo.

― ¡Blaise!― Ahora si se había pasado, pero contradictorio a la bofetada que creyó la pelirroja le daría a su amigo, ella simplemente arqueo una ceja.

―Toma, con esto será suficiente― puso el dinero en la mano de la chica que aún mantenía la misma expresión ―Ahora si nos disculpas, tenemos negocios, muchos negocios que atender.

Draco solo sintió como Blaise lo llevaba del brazo casi obligándolo a salir de la cafetería y en cuanto subieron al auto no tuvo más que decir que un simple:

―Eres un idiota―

―Con un simple gracias está bien―

― ¡Que! ¿Cómo demonios puedes decir tantas tonterías en un minuto?― le reclamo recargando sus manos sobre el volante ― ¿Su peri, peri?

―Periodo Draco, periodo―

― ¿Cómo es que…?

―Bueno, una vez al mes cuando sus cuerpos…

―No seas idiota, hablo de como es que no sientes vergüenza―

―Mira, deja de comportarte como un niño, esas chicas buscaban exactamente lo que les di, dinero, sino ¿porque la sexy pelirroja no nos persiguió cuando salimos?

―Está bien, tienes razón― se rindió al ver que ninguna de las mujeres había salido de la cafetería aunque ellos aún no se habían marchado ―te llevare hasta el banco.

―Es lo mínimo que puedes hacer―

La hora dicha por su madre se acerba, Draco no podía dejar de observar el reloj de su oficina mientras jugaba con el bolígrafo. Un almuerzo con su padre nunca era algo bueno; el mayor de los Malfoy no se caracterizaba por visitar a su familia y decirles que todo iba bien, que se sentía orgulloso y que solo quería saber que tal su día, no. Una visita del gran señor Malfoy solo significaba algo malo, aunque esta vez sabía perfectamente el motivo de la reunión, no podía dejar de sentir algo de nervios ¿Cómo le diría que había terminado con la chica que se supone iba a ser su esposa? Ya podía escuchar sus palabras "Eres una desgracia para la familia" "No necesito que un mujeriego que solo piense con sus pelotas este a cargo de nuestra mayor fortuna" el intercomunicador se escuchó.

―Señor Malfoy su padre esta…―Pero antes de que Susan pudiera terminar de anunciarlo la puerta se abrió y por ella paso el mayor de los Malfoy.

―Hola Padre―

―Imagine que estarías escondiéndote de mí― Draco mantuvo su expresión de indiferencia ―vamos, tengo una reunión dentro de poco y no quiero llegar tarde.

―Porque no evitamos la incomodidad y me dices lo que tengas que decir justo aquí, justo ahora― hizo el mayor esfuerzo porque su voz se escuchara segura y su rostro se mostrara igual ― Tengo un almuerzo de negocios y no quiero llegar tarde― mintió, mientras su padre deja ver una casi imperceptible sonrisa.

―Bien, tu ganas― el hombre ingreso cerrando tras de sí la puerta y se sentó en la silla frente a él escritorio de su hijo ―debo salir de viaje, hay un nuevo prospecto en parís y quizá logre firmar un contrato con alguien muy talentoso.

― ¿Sigues con la idea de la discográfica?―

―Solo quiero ampliar nuestros horizontes, la música es lo de hoy―

― ¿Por qué tú? Pensé que contratarías a personas que se encarguen de eso―

―No pienso dejar mi dinero en manos de inexpertos― Draco se removió en su asiento ―saldré en un par de horas y volveré el fin de semana, el domingo para ser exactos, así que espero podamos hacerlo oficial.

Era el momento, lo mejor sería decirle la verdad, decirle que ya no tenía novia, que ya no habría compromiso y mucho menos matrimonio, aunque eso significara que la empresa de telefonía más grande del país pasara a manos de su hermano, en las cuales seguramente no durarían ni un año.

―A cerca de eso…

―Que, ¿me dirás que tan pronto te cansaste de serle fiel a una mujer y la botaste?― Draco paso saliva ―Escucha, yo también fui joven, se lo que piensa un hombre de tu edad: Mujeres, diversión, aún recuerdo tu viaje a las vegas, mi chequera lo recuerda. Pero hay momentos para todo y es momento de que alguien más este a cargo de esta compañía y ese alguien debe ser responsable, decidido y sobre todo calculador. No puedo permitir que alguien sin una meta trazada en su vida juegue al azar con mi empresa.

―Sabes que jamás lo haría―

―No puedes tener una mujer a tu lado por más de dos meses, te cansas fácilmente de ellas y las arrojas sin más. No eres alguien de decisión, si no puedes tener tu vida en orden y controlada, ¿Qué te hace pensar que puedes hacerlo con la compañía? No hablamos de una persona, hablamos de cientos que esperan tú los puedas guiar y puedas seguir manteniendo todo controlado.

―Puedo hacerlo―

―Dime eso, cuando seas un hombre y dejes de comportarte como un chico― El señor Malfoy se levantó de su asiento y se dirigió hacia la puerta, desde donde hablo de nuevo ―el domingo quiero anunciar tu compromiso, de lo contrario, el lunes la prensa estará con fotografías de Cormac nombrado como mi sucesor.

La puerta se cerró y en cuanto Draco quedo solo en su oficina dio un gran golpe al escritorio el cual hizo doler su mano. Era un imbécil, debió decirlo, debió dejarle saber de una vez que no tenía a nadie para presentar como su prometida, pero su ambición no se lo permitió. Ahora más lleno de enojo que de cualquier otra cosa, tomo su teléfono y utilizo de nuevo marcación rápida.

― ¿Blaise? Necesito que consigas a Theo, dile que…necesito una esposa.